Lo primerísimo de todo: este fic está basado en un one-shot genial de OPHELIA GREENGRASS, titulado "Solo por Ellas". Si no lo habéis leído, estáis tardando porque, a pesar de ser muy cortito, es maravilloso. Y de esa maravilla ha surgido esta historia (con permiso de su creadora, por supuesto). Espero estar a su altura y que disfrutéis con ella.

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PRÓLOGO

El pertenecer a la honorable pero desprestigiada casa de Salazar Slytherin a veces puede resultar una putada. Y una de las gordas. Porque en cuanto el Sombrero Seleccionador grita el nombre de la casa de las serpientes, una marea de malas miradas cae sobre tu pequeña e impresionable persona. ¿Que por qué lo sé? Porque tengo el inmenso placer de pertenecer a ella.

Y no sólo yo estoy orgulloso. Mis mejores amigos también lo están. Porque somos serpientes. Somos astutos, escurridizos, muy inteligentes y, sobre todo, endiabladamente guapos. Porque, exceptuando a Goyle y Crabbe, poseemos esa maravillosa genética que es la de los sangre pura. Sí, sí. Puede sonar narcisista, clasista y todos los ista que queráis, pero es la pura verdad. Hemos sido favorecidos genéticamente. Tanto en apariencia como en poder mágico. Y no, no me lo tengo creído, aunque a algunos leoncitos les guste pensar lo contrario.

Podréis notar el evidente sarcasmo que impregna mis pensamientos cuando me refiero a la "orgullosa y honorable" casa de Godric Gryffindor". Sí, la casa de los héroes, los valientes, los nobles y los que anteponen el bien común al propio. Ya. Y Salazar no hablaba pársel. Tras esa fachada de niñitos buenos, de héroes trágicos, altruistas y abnegados estudiantes, se encuentra la mayor caterva de hipócritas que pueda dar este colegio. Y no es envidia. Ni odio. Es la pura verdad. Aunque, tengo que reconocerlo, no es que ellos tengan la culpa de ser lo que son y quiénes son. La culpa es del sistema de casas que tiene este colegio.

Ya desde que eres un mocoso de once años te encasillan en un sitio. Y por ser de tal o cual casa, tienes que tener las características que la rigen sí o sí. Por eso, cuando alguien es enviado a Slytherin, tiene que aprender pronto a crear una coraza de al menos veinte centímetros de grosos para no volverse loco. Porque desde esa misma noche en la que eres seleccionado, escuchas lindezas como "Ahí va otro hijo de mortífago" o "Ese, seguro, que se une a Tú-ya-sabes-quién". Todo un aliciente. Y luego les extraña que seamos unos capullos y unos elitistas. Si son ellos los que nos convierten en eso.

Porque algo que nadie sabe (fuera de las paredes de nuestra fría, húmeda y lóbrega mazmorra) es que los Slytherin somos leales. Leales a nuestras familias. Leales a nuestra casa. Leales a aquellos que nos ofrecen su amistad sincera. Y si una serpiente entrega su corazón, tened por seguro que lo hace hasta la última consecuencia. Porque nuestro lema es "En Slytherin encontrarás la grandeza". Una verdad tan grande como un castillo. Porque, ¿Cuántas serpientes no han triunfado una vez fuera del colegio? Dejadme que os lo diga: ninguna. Tenemos el éxito grabado en los genes.

Ahora nos encontramos muy cerca de la Batalla Final. Algunos de nosotros hemos sido llamados para engrosar las "honorables" filas del Señor Tenebroso. Lo estamos pensando. No ya por nosotros, sino por nuestras familias. Por nuestros amigos. Y por ELLAS. Sí, mis dos amigos y yo, si al final nos vemos en la situación de unirnos a Voldemort, lo haremos por esas maravillosas chicas que hacen que nuestras vidas no sean aburridas ni monótonas. Lo haremos por seguir viendo ese brillo especial de sus ojos cada vez que nos ven aparecer por la sala común. Lo haremos por poder oír esa risa cristalina cada vez que alguno de nosotros diga o haga alguna tontería. Lo haremos, y muy gustosos, por verlas furiosas cuando se enfrentan a los memos de Gryffindor. Porque resultan simplemente perfectas. ELLAS, las propietarias de nuestros oscuros y atormentados corazones. Las dueñas de nuestro presente y, Merlín lo quiera, nuestro futuro. Porque no seremos héroes como los valientes leones, ni somos leales hasta la estupidez como los tejones. Ni vamos presumiendo de nuestra superior inteligencia como las águilas.

Porque somos serpientes. Somos fríos. Somos calculadores. Somos pacientes. Somos leales a nuestras creencias. Leales a nuestras familias. Leales a nuestros verdaderos amigos. Porque somos dignos hijos de Salazar. Porque somos todo eso. Porque no somos menos buenos ni más malos que los demás. Porque, en el fondo, no somos más que humanos que sienten, padecen y anhelan algo mejor.

Porque somos Héroes de Verde y Plata. Orgullosos Slytherin. Por eso, no dudaremos en ir con la cabeza alta a la batalla. Porque lucharemos por todo lo anterior. Lucharemos por conseguir un lugar más seguro donde tener un futuro con ELLAS. Porque somos simplemente nosotros.

Os lo juro. Y mi palabra es sagrada. Por mis amigos Theodore Nott y Blaise Zabini. Por sus dos chicas, Daphne Greengrass y Pansy Párkinson. Por mi pequeña serpiente de coral, tozuda, decidida y cariñosa. Por esa que representa toda mi vida y mi muerte. Por Astoria Greengras. Por Ellas será todo o morir.

Palabra de Draco Malfoy.