Las palabras hacen eco.
Llegan a un punto donde éstas no pueden avanzar más y regresan. Tal como lo hace un boomerang o como lo hacen las situaciones cuando no fueron premeditadas para que se fueran.
Cuando las palabras vuelven, vuelve el recuerdo y al volver el recuerdo percibimos que consigo existen sensaciones añejas que se creían perdidas y olvidadas.
"No lo quiero cerca de mi hospital... o de mi vida" Pensó.
Era irónico el como la única persona con la que había imaginado pasar el resto de su vida era precisamente la única que no quería que volviera a poner un pie en ella.
"Si no fuera por Rachel…"
Rachel que tanto se había cuestionado la ausencia de él en los meses pasados. Esas preguntas que siempre terminaban haciéndola recordar e imaginar como serían las cosas si continuasen caminando de la mano y no pretendiendo ser desconocidos como lo habían intentado en innumerables ocasiones.
Su cabeza comenzó a punzar en distintas zonas y miles de preguntas vinieron a ella sin saber a cual darle prioridad.
¿En qué momento había sucedido todo eso? ¿En que momento llegaron al punto de no retorno? ¿En que momento el amor fue tan grande que se volvió intolerable para sus vidas y se convierto en esto que estaban viviendo?
Se sintió mareada, casi con ganas de vomitar.
Cerró sus ojos fuertemente y los tapo con las palmas de sus manos.
¿Qué era este dolor?
Jamás lo había experimentado porque jamás se había visto así misma en una situación en la que viera hacia el futuro y él no estuviese presente. Jamás… hasta el día de hoy.
No sentía más la necesidad de estar a su lado ni los deseos de ir a donde él estuviera, tomarle la mano y decirle "Todo estará bien, te he perdonado y continuaremos siendo los de antes."
Todo eso había escapado de su voluntad. Ya no existía ese sentido de compasión o comprensión. Se había destruido a medias aquél día que él tomo el Vicodin y se había derrumbado completamente en el momento en el que su coche derribó las paredes de su casa junto con su futuro y su ya tan dañada relación.
Y dolía tanto.
Y el dolor se acrecentaba conforme pasaban las horas y aumentaba la oscuridad. Una oscuridad que jamás podría ser iluminada por el resplandor que él llego a darle a su vida.
Las palabras hacen eco y tarde o temprano tendrán que regresar.
