Chapter 1: Solos
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Son tiempos oscuros para los Collins que no creen que jamas sane la herida, ni la perdida tan grande que sufren, su mundo se consumió en las frías planicies de Rurmansk, Rusia. Nada jamás los preparo para algo así y jamas ni en sus peores pesadillas creyeron ver un día tan oscuro, donde toda su familia moriría lentamente en el frío mas cruel que azoto su hogar; viven una realidad cruda y una desgracia que les desgarra...
El aislamiento de su hogar eran común para los de su clase, además de la obvias razones de territorio de los lobos, lejos de la ciudad y de ayuda alguna, terminando sepultados en su propia casa por la nieve y la falta de comida. Él mayor de los Collins, junto a su hermano menor -sobrevivieron de puro milagro- quien ocupaba el lugar de lugar de segundo al mando en la manada después de Misha.
Desde que tomaron el control de la manada, cuando aun en vida su padre se lo cediera orgullosamente unos meses atrás, jamás pensaron que solo a medio año de ese momento tan especial todos los dejarían tan trágicamente, quedando prácticamente huérfanos de su linaje, sobreviviendo solo para llevar con ellos el dolor de los seres que mas amaban sobre la tierra. No les quedaba ningún integrante de su familia, ni sus padres, ni sus tíos, ni su hermanita o sus sobrinos. Desde esa fría mañana de febrero… en que no despertaron.
Lo intentaron todo para revivirlos con desesperación pero llevaban muchas horas así y ellos no se percataron de que el único fuego de la casa, en esa habitación, la más pequeña de todas donde se recluyeron para conservar el calor se había apagado. Ian y el habían permanecido debajo de la misma manta por falta de otras, cediendo el resto de sus familiares que se cobijaron por separado fue lo que los mato; él no lo comprendió en ese momento pero compartir el calor entre ellos dos fue lo que los salvo a pesar de las severas quemaduras que tenían por el frío.
La angustia y la desesperación los destrozo por días encerrados con su cuerpos helados frente a ellos, cuando finalmente fueron rescatados de su finca por parte de los únicos vecinos que tenían en las cercanías, ya que se encontraban a más de dos días de viaje en auto de todos, ellos fueron quienes los llevaron al hospital de la ciudad para tratar los síntomas de congelamiento que presentaban en su extremidades y falanges al igual que a las quemaduras en sus rostros; días después al poner los cuerpos de su familia en la morgue fue lo segundo peor que debieron hacer después de esa pesadilla de días helados.
Toda la comunidad de lobos lamentaron las perdidas de la familia Collins, los últimos lobos de linaje blanco ibérico "puro" del mundo. Ahora solo quedaban ellos dos y como es costumbre entre los lobos, en poco tiempo empezaron a sufrir los acosos para emparejarlos. El primer movimiento de su intenciones fue durante el mismo entierro de sus siete familiares, allí mismo... entre trajes negros y ventisca helada, mientras los cajones eran enterrados rodeados de flores blancas empezaron a ofrecerles cobijo y casamiento en las manadas mas prestigiosas, ligarlos con otras razas de lobos solo por elevar su estatus era la razón principal.
Misha sintió asco de los lobos que se encontraban a su alrededor, sus ojos llenos de lágrimas junto a los agujeros en la tierra, su hermano pegado a su brazo derecho, el frío en su rostro y el penetrante olor que desprendían tratando de llamar su atención, olor a excitación y feromonas de apareamiento en el aire le revolvían el estomago a su hermanito y a él, sin siquiera molestarse en disimular les miraban fijamente mientras metían tarjetas en sus trajes negros como si fueran ofertas de negocios.
Con el dolor comiéndoles por dentro y las semanas pesando sin sentido en sus vidas, aquellos lobos que los querían para ellos les perseguían a toda hora y por distintos miembros de todas las manadas de Europa, cuya única meta era cautivarlos y convencerlos de aparearse. Esto colmó a Misha hasta tal punto que no soportaba verlos o olerlos a distancia, por eso fue que tomo la decisión de irse del continente, a algún otro lugar del globo donde los lobos no eran muy comunes. La búsqueda fue infructuosa hasta que encontraron un lugar donde el idioma que manejaban lo conocían a la perfección, con nombres falsos y falsas identidades lograron escabullirse del país y de las garras de ya cincuenta manadas que mandaban a sus mejores alfas a buscarles.
Un lugar desprovisto de lobos en mas de cincuenta mil kilómetros a la redonda era el lugar perfecto para ellos, solo debían marcar el territorio como propio y echarse a vivir en el, tratar de reparar sus vidas de la que tenían en Rusia era la meta.
Desde que tomaron el avión se propusieron seriamente buscar una pareja humana con los atributos necesarios para engendrar una buena camada que no perdiera la pureza de su linaje. Al ser ambos Alfas de la raza en la que nacieron, podían manipular la química de su cuerpo para poder elegir engendrar o no, solo su línea de sangre tenia esta capacidad, por eso al mantenerse puros mantenían habilidades distintas a cualquier lobo común.
Ian no estaba muy seguro de eso pero era mejor mantener la línea de sangre lo más pura posible y eso conllevaba tener a sus propias crías; solo los lobos ibéricos podían hacer este cambio en sus cuerpos, ya que el lugar donde vivían no les facilitaba la crianza de cachorros, sus cuerpos se adaptaban a las necesidades de la manada y al ser los únicos de su manada, ser hombres y Alphas debían asumir papeles de omega para proliferar su linaje.
Su llegada a los Estados Unidos no les alentó demasiado, el clima además de frío era gris, pero lo peor era que el dolor no menguaba pese a que ya había pasado casi un mes y medio del suceso más trágico de sus vidas. Todo se movía lentamente y a la vez rápido, había mucha más gente de la que pueden esperar ver allí en su nuevo hogar, Misha estaba más serio de lo normal e Ian no podía evitar tomarlo por el brazo y pegarse al cuerpo de su hermano mayor, a él también le parecía que había demasiada gente corriendo de un lado al otro.
En la aduana declararon sus cosas entre la lentitud de la burocracia y siguieron rumbo a la salida donde tomaron el primer taxi vacío que vieron. No sintieron, ni olieron a un solo lobo en todo ese gentío y eso fue un alivio para ellos, sintiéndose algo mas libres de ser ellos mismos.
El camino a su nueva casa no era muy largo pero igual les tomo una hora completa llegar a la entrada. La casa era de dos plantas y de color azul Francia con los marcos de las ventanas, puertas y el pórtico eran de color blanco nieve.
Entraron empujando valijas y recuerdos dentro de su nuevo territorio, Misha revisa el recinto, ve a su izquierda una sala enorme con sus muebles nuevos cubiertos de plástico y cintas, que mediante vídeo llamada con el vendedor de la casa habían pedido para que ya se encuentren instalados en la casa pero sin desembalar.
Misha cruzo el lugar hacia la blanca y perfecta cocina, tal como a él le gustaba con todos los platos en cajas listos para ser acomodados. Él era un gran cocinero, su madre le había enseñado bien.
A su derecha se encontraba el comedor, con una mesa de madera caoba moderna y sus respectivas sillas también envueltas en plástico, continuó su recorrido con el circuito hasta terminar donde empezó encontrándose con una especie de sala, más privada, que contaba con un televisor y los aparatos de entretenimiento necesarios.
Ian había subido las escaleras con la maleta de su ropa y se metió en una de las habitaciones, la cual daba al bosque cercano, decidió que esa seria su habitación. Le gustaba despertarse con el sol de la mañana y esas ventanas estaban predispuestas hacia el este.
Empezó a arrancar el plástico y las cintas de los muebles y colchones, todo olía a nuevo, a algo que identifico a futuro… a porvenir. Tuvo ánimos de decir en voz alta "nuestro nuevo comienzo". Se sentó en el colchón con la maleta a su lado cuando vio que Misha estaba frente a él apoyado en el marco de la puerta sonriendo muy levemente.
- Si lo será hermanito…- suspiro, Misha se veía cansado, desde hacia muchas semanas interminables que no dormía bien.
- Eсли интересно, какие люди живут по эту сторону мира, и если мы найдем кого-то – Misha sonrió y se sentó a su lado moviendo la maleta.
- En ingles Ian ya no podemos hablar así aquí…- metió sus dedos en el pelo de su hermano menor con cariño y se lo acaricio.
- Digo que… si. Y me pregunto que clase de gente vivirá en este lado del mundo y si encontraremos a alguien para nosotros – los ojos mas cristalinos que los de Misha eran el vivo recuerdo de su difunta madre y amo mas a Ian solo por llevarlos para él.
- Yo creo que si, aquí hay mucha más gente, más variada y sana. No se cuanto tiempo nos lleve conocer a algunos y si nos convendrán pero…- suspiro - No podemos dejar morir nuestro linaje Ian – replico en su rol de alfa líder que debía sublevar poco a poco.
- Se nuestras responsabilidades Misha, solo no se… como o quienes, tengo mis dudas de unir nuestras vidas con algún humano… eso es todo – su tono de vos se notaba preocupado y Misha podía entenderlo.
- Lo se, yo también. Pero ahora descansemos algunas horas, comamos algo luego y empecemos a arreglar la casa ¿Ok? Nos preocuparemos de eso otro día...- Misha sonrió a Ian y este no puede evitar contagiarse del positivismo de su hermano.
Apenas empezaron a instalarse en Vancouver, recorrieron su territorio a cuatro paras como lobos, corrieron libres como hacia un año no lo hacían, marcaron arboles, rocas y prados enteros corriendo, afilando sus garras en cualquier cosa que encontrasen para delimitar el territorio, descansaron en un pequeño arrollo de solo un metro de ancho, olía fresco y pasible para lobos de su alcurnia, un territorio así de grande era fácil de proteger, su presencia era fuerte y por lo mismo codiciada.
Ordenar la casa les costó bastante sin embargo, las cosas pequeñas, como sal o dentífrico siempre les faltaban. No compraban de repuesto porque estaban a menos de 10 minutos del mini mercado; pero siempre olvidaban lo principal o esencial por más listas que hicieran. Misha empezó a trabajar en las instalaciones del hotel principal de Vancouver como subchef, costo adaptarse al cambio de comidas pero disfruto el proceso.
Ian seguía con su carrera de diseñador, no le fue difícil encontrar algo en el centro de la ciudad, nada muy llamativo, solo un pequeño negocio que trabajaba más de lo que podía dar abasto. Así que con el movimiento diario intentaba no pensar en su familia o el futuro incierto.
Las noches libres se las pasaban en bares o clubes, buscando pareja. Las mujeres eran demasiado frágiles y dimitieron a encontrar un hombre afines a sus propósitos y gustos.
Ian estaba más reticente a eso aún y Misha no le hacia gracia tampoco pero los hombres, la mayoría de ellos eran considerablemente más bajos que ellos, más consentidos y débiles en varios sentidos. Una semanas más tarde se trasformaron en dos meses y era tanta la cantidad de gente que conocieron por semana como prospectos que acabaron mareados, por suerte salían solo dos noches a la semana.
Ya era julio, la gente empezaba a salir más y se encontraban con que tenían el doble de personas para conocer y decidir sobre ellos. Por lo que ese viernes declinaron por un bar más pequeño, un lugar más intimo donde solo entraban mil personas al menos, el lugar se llamaba Cruz Drill, era un bar rustico, todo en su interior era de madera y tenia carteles de señalización vial de nombres y lugares en las paredes, las luces eran bajas y daban un ambiente intimo. que a Ian enseguida se entusiasmo con quedarse allí, la gente... más precisamente, los prospectos masculinos eran más fornidos, hombres fuertes y recios, claro que había excepciones pero no descartaron posibilidades.
Aunque pasando las horas allí también se les dificultaba entablar o entrar en conversación. Estos prospectos eran menos amigables y entrada más la noche empezaron a decepcionarse más y mas, terminando en un rincón del lugar con un par de tragos en las manos y completamente callados.
Tenían más de tres meses sin verse, demasiado para ellos, luego de que la cuarta temporada de la serie fuera cancelada y ellos siguieran con otros proyectos más provechosos, terminaron por extrañarse como condenados al poco tiempo, ya que ni las llamadas les alcanzaban. Ambos se habían casado y esa fue la última vez que se vieron, en la boda de Jared.
Así que después de tres meses de no verse y de ocasionalmente hablarse por teléfono, cansados y fastidiados de nunca tener tiempo, ambos decidieron quedarse a vivir por pura casualidad en el mismo estado; pero en el momento en que tropezaron el uno con el otro en el centro comercial de Vancouver decidieron aprovechar la oportunidad, así que dejaron a sus respectivas esposas con sus compras y salieron por patas en mitad de la tarde para meterse de lleno en el bar donde acostumbraban verse.
El bar era de su amigo Christian Kane donde tocaba todas las noches con Steve Carlson y la banda. Chris los recibió con gran alegría a ambos esa tarde, hacia tiempo que no veía a ninguno de los dos, así que terminaron de cenar allí mismo antes de abrir el bar. Reían y disfrutaban de la compañía contándose todo lo acontecido en sus vidas después de separarse.
Era tanta la necesidad de ambos actores de escucharse verse y hablar, que cuando Chris y Steve dejaron la mesa para alistar todo con su personal para abrir el bar ni se dieron cuenta del alejamiento de los otros dos, quedándose en un rincón contándose con lujo de detalles, pelos y comas de cada cosa que hicieron los últimos meses.
La noche y la gente les cayeron de sorpresa, tanto como las cervezas que el cantante le llevo para brindar el re encuentro de los tortolitos, como el cantante les llamaba. Ambos protestaron pero continuaron con las anécdotas los tres amigos, Jensen estaba seguro de que los acontecimientos extraños seguían al castaño como un imán, se reía a carcajadas de todo lo que decía Jared sin poder evitarlo.
Steve les interrumpió la charla cuando ambos actores notaron que los llamaba a ellos y a Chris desde el escenario para comenzar con el Show. El castaño de pelo largo se tomo de un trago lo que quedaba de su cerveza y se levanto, amenazando a ambos actores a que no se marchen hasta la hora del cierre del bar; ambos hombres con varias copas encima mostraron sus celulares y los apagaron, en señal de obediencia, a la vez que sonreían ampliamente.
Lo cierto era que ambos jotas no tenían planeado mover el culo de ese lugar, desde hacia tanto tiempo que no lo pasaban tan bien rodeados de amigos y alcohol, decidiendo quedarse hasta ver salir hasta el ultimo ente de ese lugar antes de marcharse. La media noche paso de largo y la gente en el bar se divertía, bebían y lo pasaban en grande.
En un descanso Chris se acercó a la mesa y serio les pidió algo.
- Eh Chris, suena bien ¿Cambiaste de sonidista?- soltó el rubio nada mas verlo.
- ¡Si Jen!, Oigan, ¿Podrían hacerme un favor?- les dijo recio de repente.
- Si claro ¿Cual?- dijo de inmediato Jared.
- Es que es el cumpleaños de Steve, lo saben ¿No? claro que si, y me molesta sobremanera la gente con cara larga en mi antro favorito, o sea este. - dice golpeando su dedo contra la mesa.
- ¿Caras largas? ¿Donde?- ambos jotas miraron a todos lados pero no veían a nadie con esa descripción ni por asomo.
- Del otro lado del bar, en la esquina Brackford, ¿Recuerdan?- les comento haciendo un gesto con su cabeza sobre su hombro derecho.
- ¿Dónde Brackford se vomito el alma? Como no acordarnos, ese chico no volvió a pisar el lugar y eso que le cambiaste el color a ese rincón, ahora es azul para que no pensara en el vomito! - Jared se descostillaba de la risa en su silla al recordar el hecho y Jen se reía con la mano en la boca.
- Si justo allí ¿Así que me hacen un favor muy grande?- dijo cortando la risa de ambos y logrando que le presten atención.
- Si pero ¿Cuál? - Dijo Jensen, que no veía la manera de sacarles las caras largas a un par de desconocidos.
- Pues vayan con esto…- les puso dos copas enfrente suyo - E invítenles estos tragos y no se… cuéntenles un chiste, pero quiero verlos sonriendo ¿Ok?, ¿Creen que pueden hacer eso? - dijo serio Chris como si fuera un asunto de vida o muerte.
- Podemos… intentarlo. - dijo Jen volteando a ver a su amigo que se encogió de hombros…
- Pero no van a pensar que nos los queremos ligar ¿No? - salto Jay con lo primero que se le vino a la cabeza.
Los tres se miraron estupefactos entre si y declinaron la idea. Cada uno de los jotas tomaron un respectivo trago abandonando su mesa y dirigiéndose entre la multitud de gente al rincón azul Brackford. Se reían entre ellos por las preocupaciones que se tomaba Chris con respecto a Steve y que ellos si parecían pareja, cuando Jay soltó que ellos también pero estaban bien casados, Jen río dándole la razón, un momento después llegaron a divisar a los sujetos en cuestión por los cuales su amigo estaba tan preocupado.
Ambos sujetos mecían el escaso liquido en sus copas de manera triste y cansada, ambos tenían pelo negro y revuelto, eran sujetos atractivos dentro de todo y con un parecido raro pero similar entre ellos. Ambos tenían la misma fisonomía, solo que uno de ellos lucía más joven que el otro. Iban vestidos elegantemente dentro de todo; el más joven con una camisa color vino de seda brillante que solo reflejaba tonos renegridos, y el otro llevaba una camisa gris perlada con rayas finas negras a lo largo de su torso.
Ambos miraban la mesa como si esta pudiera darles el secreto de la vida o las soluciones a sus problemas. Hasta que los actores los interrumpieron.
- ¡Hola!- Jensen fue el primero en hablar después de acercarse a la mesa con Jared a su espalda que asomaba su sonriente rostro por encima de su hombro. Ambos hombres levantaron la mirada expectantes a las personas que le hablaban.
- ¿Eh? Ah, hola.- dijo Misha, Ian miro a su hermano y de nuevo a esos sujetos, eran enormes y altísimos; se veían escalofriante mente apuestos y fuertes. Les costó tragar, poniéndose completamente nervioso.
- Yo soy Jensen… y el mastodonte detrás de mi…-
- Soy Jared, hola... - se termino de presentar el castaño mostrando unos hoyuelos adorables.
- Soy Misha... y él es mi hermanito Ian…- dijo suavemente, con delicadeza y propiedad.
- Un gusto- dijo Jen poniendo una copa con liquido anaranjado frente a Misha y Jared se sentó apresurado y torpemente junto a Ian.
- ¿Hermanito? ¿Son hermanos? ¡Claro por eso se parecen tanto!- dijo animosamente imitando a Jen, dándole la copa en la mano a Ian.
- Eh si…. - Ian miro la copa y miro a Jared.
- Les vimos tristes y pensamos en invitarles unas copas…- dijo Jensen, los hermanos parecían anonadados y muy callados, la verdad no sabia por donde romper el hielo.
- ¿Tristes? ¿Parecíamos tristes?- acoto Misha.
- Sip - cortó Jared.
- No, es más; tristes no… solo decepcionados - acoto Ian probando su trago, notando el sabor frutal y dulce, quedando encantado sonrió a Jared.
- ¿Decepcionados? ¿Por qué? El lugar esta rebosante de energía y buena música - Jensen se acomodó mejor en su asiento pasando el brazo por el respaldar de asiento de Misha y antes de que Misha llevara la copa a sus labios la choco con la suya.
- Eh… es que… no son muy amigables aquí… quisimos hablar con algunas personas, pero todos nos miraron mal y después de un rato desistimos.- dijo Misha bebiendo de su trago y mirando a Jensen a los ojos, pero recordó que no tenia que imponerse como el alfa que era y que tenia que ser más sumiso. Le costaba entender la idea pero se esforzaba por mostrarse como omega aunque Jensen o Jared no comprendieran el modismo de los lobos y dudaba que lo conocieran.
- ¿Cómo, en serio?- dijo Jared - Es que los círculos de amigos son muy cerrados a veces; temen que vengan directamente a ligar y muy pocos solo vienen a eso.- Jared se bebió su trago verde de un solo sorbo y alzó la mano para pedir otro.
- Eso es cierto pero, ustedes tiene un tono, extraño... no son de aquí ¿No?- dijo Jensen acercándose mas para escucharles por sobre el ruido del lugar.
- No, somos de Rusia…- contesto Ian a Jensen
- ¡Rusia! ¿En serio?- dijeron los jotas al mismo tiempo y los hermano sonrieron con este detalle.
- Si, ¿Ustedes son amigos desde hace mucho tiempo?- Misha indago esperando que no sean pareja, el que hablaran al mismo tiempo ponía pautas de su relación y cercanía.
- Si, desde hace cuatro años; pero como trabajábamos juntos en el set, prácticamente vivíamos juntos, claro cada uno en su tráiler porque Jay es muy desordenado y no soporto el desorden – acoto sin preocuparse de embarrar a su amigo.
- ¡Jenny! ¡Pensé que me querías!- se hecha a llorar en el hombro de Ian, que con los ojos muy abiertos le palmea un hombro de forma de consuelo.
- Si te quiero big foot pero eres un desastre con patas, Ian no le des bolilla esta actuando – le dijo al menor.
- No, no… ¡Jenny me heriste! No te quiero mas, me voy con Ian ahora... - las copas si habían tenido efecto completo en ellos por lo que la des inhibición los hacia hacer locuras. Jared se abraso a Ian por el cuello. Y se quedo allí un rato
- Jared deja al chico o su hermano te pateara el culo y yo no moveré un dedo para defenderte. - contesto tranquilamente mientras Jay armaba un melodrama, levanto su brazo y le indico a la camarera que le traía el trago a Jay que le traiga otro a él; la chica volvió los cuatro pasos que dio hacia ellos y pidió un trago mas.
- ¿Él siempre es así?- dijo Misha al oído de Jen, el rubio no se inmuto en su estado por la cercanía del hombre de ojos azules y asintió.
- Es un niño grande, se la pasa comiendo dulces y gominolas ¿Sabes? Y jugando con sus perros, ama a sus perros…- concluye sonriendo a la camarera que les trajo los tragos con dos cervezas más.
- ¿Y que los trajo a Vancouver desde Rusia?- dijo el gigante recuperándose inmediatamente soltando a Ian y tomando su cerveza antes que el trago de color verde.
- Recomenzar...- dijo Ian mirándolo y Jay le sonrió ampliamente con su hoyuelos marcando su mejillas.
- Este lugar es genial para empezar, lo que sea…- la lengua se le iba; dando a entender cosas que no pretendía.
- ¿Si?- dijo Ian, ya en plan juguetón poniendo los codos en la mesa y acercándose más a Jay, el aliento del castaño le llego. Era menta lo que bebía y se le antojo probarlo notando como su cuerpo empezaba a reaccionar desprendiendo feromonas para atraer al gigante.
- ¡Claro! - Dijo Jay haciendo un ademán enorme - ¡Aquí conocí a mi mejor amigo y trabaje en la mejor serie del mundo!- se ríe pasando un brazo por los hombros de Ian.
Misha y Jensen miraban atentos a esos dos, Jensen sonreía porque el alto no se daba cuenta de lo que insinuaba sin quererlo, y Misha notando que a Ian le interesaba el gigante y eso era todo un avance después de meses de desaires.
- ¿Misha?- se acercó al oído del hermano mayor, mal calculando las distancia y aproximándose más de la cuenta, cuando Misha volteo a verle quedando nariz con nariz.
- ¿Si?- Misha se sorprendió de tenerlo tan cerca, pero no se movió para apartarse, noto que la mirada de Jensen era verde y eso le gusto; inspiro y suspiro suave... lentamente, dejando que el aliento dulce por el trago llegara a Jensen.
- Emm… tu a que te dedicas…- dijo sin perder detalle de la intensa mirada y de la forma que tenían los labios de Misha en un sentido muy hipnotizaste.
- En un hotel… soy sub chef.- dijo bajo pero audible para Jensen.
Lo que tenia de interesante el rincón Brackford es que era un lugar intimo, era una cueva, un pequeño circulo azul de os metros de circunferencia, con una ventana alargada en un lado con vista a la barra, y con una pared faltarte que daba al escenario. Era muy intimo, casi nadie podía verlos allí… Jen y Jared no se percataron de cuan bebidos estaban, habían llegado a eso de las 4 de la tarde y de repente se encontraban hablando con esos tíos de manera demasiado intima, ni siquiera se percataron que estaban atrapados por sus miradas azules siquiera, que la fragancia que los envolvía les daba sed, se sentían extrañamente atraídos, al punto de tener la boca seca con necesidad de besarles y atraparlos contra la pared, sentirlos con ellos de manera extraña..
Jared y Jensen se aclararon la voz y sacudieron sus cabezas mientras charlaban incoherencias, no al mismo tiempo o en ese orden pero intentaron despejarse; solo que en el momento en que Misha toco el rostro de Jensen en una leve caricia y le pregunto si se encontraba bien el rubio perdió más la capacidad de razonar. Algo en el aire olía demasiado bien, algo lo empujaba a acercarse un poco más a Misha, cuando dudo de lo que hacía paseo su mirada por encima del hombro de Misha y vio a Jared empotrando a Ian contra la pared, devorándole la boca con pasión, una pasión que jamás vio en gigante.
Sus ojos volvieron a los de Misha, este tenía un aspecto cariñoso y suave, tal como lo noto desde que se sentó a su lado. El hombre beso su mejilla y Jensen se derritió por el tacto cerrando automáticamente sus ojos, dejo la botella de cerveza torpemente en la mesa y tomo el rostro de Misha entre sus manos para poder besarle lenta y suavemente; Lo necesitaba tanto, tanto, que se tuvo que dejarse ir… los suspiros que se escapaban de ese hombre lo estaban poniendo malo y atrapó sus labios entre los suyos pudiendo saborear la intensidad de su boca, dulce por el trago, pero algo en la lengua de Misha le hizo perderse en un limbo de deseo.
No escuchaba la música de fondo, solo la respiración agitada de Misha y la propia, pero un poco mas lejana la de Jared y Ian. No entendía lo que estaba pasando o lo que hacia o como las manos de Misha en su pecho le quemaban, solo sabia que él no debía estar haciendo eso, no por que no encontrara atractivo a Misha porque si lo encontraba muy-muy atractivo y condenadamente adictivo, pero él y Jared, los dos, estaban casados.
- Yo…- suspiro pegando su frente a la de Misha, antes de abrir los ojos y toparse con la imagen de Misha y sus ojos cerrados aún, su respiración permanecía entrecortada, los labios rosados brillantes e hinchados por los besos, con la boca entreabierta jalando aire; esa imagen hizo que lo volviera a besar con más desesperación.
Jared no estaba en mejores términos, era rarísimo para el gigante estar besando a otro tío y él había estado contando sus copas desde las cuatro de la tarde porque, sabía exactamente que se había bebido unas treinta copas, a esto le adjudicaba estar comiéndole la boca a ese chico que sumiso se dejaba arrinconar contra la pared y dejarse besar de manera tan bruta.
Él siempre se controlaba cuando besaba con pasión, porque Genevive, su esposa es pequeña y frágil y no quiere hacerle daño, la ama, por eso cuida cada uno de sus movimientos con ella, incluso cuando hacen el amor, pero con Ian no tiene que hacer eso, no necesita cuidarse con el joven ruso, por lo que muerde y saborea su boca, acaricia y empuja su lengua con ansias desesperadas escuchándolo gemir y volviéndolo más loco de lo que esta cayendo en cuenta.
Un estruendo de parte de la batería los hace separarse y mirar al escenario, su amigo Chris llama la atención de todos para cantarle el feliz cumpleaños a Steve y este le pide que no avergonzado y todos aclamen al rubio que desiste de llevarle la contraria. Minutos después también escucha que los llama al escenario para que los tres le canten a viva voz al festejado.
Jared y Jensen respiran como hace mucho parece no lo hacen, miran a su lado respectivamente perdiéndose en los ojos azules y se excusan un momento, sintiéndose mareados y excitados por su respectivos acompañantes. Se dirigen al escenario para avergonzar más aun a su amigo Steve tratando de componer su ropa y su pelo solo un poco, son las tres o cuatro de la mañana y la gente no merma, porque les toma su tiempo llegar al escenario, Jay se agacha contra su oído y hace la pregunta del millón de esa noche en un santiamén…
- ¿Jen que diablos acaba de pasar?- Jensen le dedica una mirada rápida sobre su hombro y sigue caminado.
- No tengo ni la más puta idea Jay.- dijo subiendo ya donde les esperaba Chris.
