Amaba a Marinette, pero... en su corazón estaba Ladybug. Se sentía mal, increíblemente mal de que aun pensara en ella. Estando con Marinette, saliendo, siendo novios. No obstante su bichito venia en su mente.
Aparecía y aparecía como si emergiera de las aguas más profundas de su mente. Con su sonrisa, sus ojos azules.
— Te amo, Adrien —Dice Marinette antes de que el contacto de sus labios llegue.
— Yo también... —Espeta sintiendo ese aroma dulce, ese, que también tiene su Lady— Te amo, Ladybug —Expresa Adrien con los ojos cerrados a sentimientos de los labios de Marinette.
Al escuchar esas palabras que su propia boca dijo. Se separa, da un paso atrás y abre los ojos mirando a Marinette que esta pálida. Adrien se queda sin aliento ¿Cómo puede explicarle? ¿Cómo puede excusarse sin sonar como un patán?
— Y-yo...
Comienza sin saber que decir. La verdad se quiere golpear la cabeza contra la pared por ser tan estúpido. ¡La lastimo!
— ¿Q-que dijiste? —Pregunta entrecortadamente por la impresión. Sin verse enojada y para la extrañeza de Adrien sin estar triste. Solo asustada— T-tu...
— S-solo fue... —Empezó sin ya poder avanzar ¿Qué fue?
— ¿C-como lo descubriste? —Pregunta elevando la voz. Adrien alza una ceja expresando desconcierto.
— ¿De qué hablas? —Cuestiona sin poder evitarlo. ¿Marinette, no debería estar llorando? ¿O pegarle, completamente enfadada?
— ¡De que más! —Grita sin poder controlarse. La había descubierto— ¡De que soy Ladybug!
Adrien se congela ante esa revelación mientras la mira atentamente atando cabos. Dándose cuenta, por fin, de sus similitudes con la heroína. Por eso, por eso... ¡Tenía su mismo aroma!
Entonces ríe y sonríe como un niño pequeño.
— No es gracioso —Se limita a decir— ¿No deberías estar enojado? E-estamos saliendo, pero aun así... —Hace una pausa y traga saliva— No te lo dije...
Él sigue riendo, pero ahora negando sucesivamente con la cabeza.
— No le veo la gracia —Dice Marinette, la verdad, no entiende porque actúa así Adrien... ¿Fue muy impactante?
— L-lo siento, lo siento —Se disculpa repetidas veces sin dejar de carcajearse. Alza la mirada sin apartar sus ojos verdes de ella— Es que su gatito está muy feliz, My Lady.
Al decir eso, fue el turno de Marinette de congelarse, como de atar cabos y divisar las similitudes con el héroe de Paris. Hasta que, por fin, pudo hablar...
"¿Chat Noir?"
