En la noche, en un oscuro bosque yacía en el frio césped dos cuerpos: el de un pokémon de pelaje azul y amarillo que estaba sentado apoyado contra un árbol con varias heridas de golpes y quemaduras en su cuerpo. Al parecer, estaba inconsciente porque no hacia ni un movimiento salvo respirar y jadear levemente, mientras que el otro cuerpo era de una chica rubia boca abajo con las piernas separadas y sus brazos a los lados, con su cabeza de lado donde se poda apreciar su rostro con la mirada perdida, un leve moretón en su mejilla izquierda y desde sus ojos griseáseos escurrían lagrimas por su cara. En cuestión, la chica vestía un traje blanco con toques rojos, unos pantalones negros apretados a su piel pero rasgados y desde su intimidad se podía observar un líquido blando escurriendo junto con otro rojo mezclándose en el suelo: era sangre y semen.
−Uff, eso estuvo bueno, siempre me han gustado las vírgenes je je je. −Reió un hombre de pie cerca de la desafortunada chica mientras acomodaba sus pantalones y esbozaba una espelúznate sonrisa al contemplar el fruto de su acto, la chica, que estaba en un estado de shock. −Si hay alguien a quien culpar es a ti misma por no ser lo suficientemente fuerte para poder defenderte ¿Qué creías que iba pasar si deambulabas en un bosque de noche y sola? Eres demasiado ingenua, el mundo es un lugar frio y cruel para los débiles, al menos no deberías ir vestida así para provocar que te violen. Yo me largo de aquí, no te quedes mucho tiempo sola porque quien sabe que clase de personas podrían deambular por este bosque. −Dijó esto y acto seguido se alejó caminando tranquilamente −Eso fue divertido, ¿quién podría ser la siguiente? Mmm… ahora que recuerdo, en Ciudad Tempera se llevará a cabo un Tripokalon por lo que habrá varias jovencitas listas para ser tomadas por mí. No puedo esperar para cogerme a una de esas perras.−Pensó el despreciable hombre mientras trazaba en su mente como se las ingeniaría para volver a cometer de nuevo sus fechorías.
En tanto, a pesar del estado en el que se encontraba, Korrina estaba al tanto de su situación, pero en su mente aún se mantenía vivo el recuerdo de lo ocurrido hace solo media hora atrás: desde que se encontró con dicho sujeto, cuando derroto a su fiel Lucario que solo trataba de defenderla y cuando se abalanzo sobre ella, ganándole en fuerza y forzandola hasta que le fue arrebatada su virginidad violentamente. El ardor en su intimidad no disminuía y aun le dolía los golpes que le propicio su atacante para someterla. Esto solo produjo más temor e impotencia en la patinadora mientras se decía así misma:
− ¿Por qué paso esto? ¿Por qué a mí? ¿Qué pasara si mi abuelo se entera? Solo quiero irme a casa, estar en mí casa y despertar de esta pesadilla. −Después de esto, comenzó a llorar.
