Desclaimer: Naruto no me pertenece.
Aclaraciones:
Dialogo.
—Narración —
Pensamientos
Este es un regalo para Crimela.
Open the Door
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Neji Hyūga se caracterizaba por tener un carácter centrado. Siendo un hombre recto, regido por las reglas y los principios del mundo shinnobi, era orgulloso, responsable y sobre todo un caballero.
Y un caballero no escuchaba detrás de las puertas, ¿Cierto?
Pero ahí estaba él, con una mano en el pomo de la puerta del consultorio de SakuraHaruno; escuchando a través de ella la conversación que mantenía con InoYamanaka .
Neji acababa de llegar de una misión en Suna, nada complicado. Había sido la escolta de Ryūsa, un miembro del consejo de Sunagakure que había viajado a Konoha para estrechar lazos entre ambas naciones. El viaje había ido tranquilo, sin ningún contratiempo, sin embargo, a su regreso se había encontrado con un grupo de shinnobis desertores que lo emboscaron a él y a su compañero de misión, al parecer en busca de algo de valor.
Desde que había terminado la guerra hacía ya dos años, el mundo shinnobi se había visto envuelto en una crisis mundial. Los destrozos que había dejado tal acontecimiento había dejado a miles de civiles sin un lugar para vivir, la economía era mala en cualquier país y ya casi nadie contrataba los servicios de los ninjas, todo iba en declive. Era común que los ladrones arrasaran con todo lo que podían, dado que no todos contaban con el poder económico para contratar seguridad y la mayoría de civiles eran atracados en los caminos, incluso los ninjas se veían perjudicados cuando viajaban por los bosques.
El castaño había acabado rápidamente con sus agresores y al llegar a Konoha se presentó frente a la Hokage a rendir su informe de la misión, fue Tsunade Senju quien al ver sus ropas manchadas de sangre —que no era suya—lo mando directamente al hospital de Konoha sin dejarle explicar absolutamente nada:
—Es una orden, Hyūga —cortó la quinta antes de que el castaño pudiera decir algo.
Y ahí estaba, había llegado al hospital y lo había mandado directamente al consultorio de la discípula de la Hokage, como si no fuera suficiente con verla tres veces a la semana en su propia casa.
¡Oh sí! Sakura le daba clases particulares a Hinata, le enseñaba el control de chakra y una que otra técnica de carácter médico. A petición de la heredera Hyūga, que según sus propias palabras quería superarse y aprender todo lo posible para poder perfeccionar sus técnicas, para eso debía aprender a usar la cantidad de chakra perfecta para propinar golpes certeros con su puño suave.
Neji hubiera creído cada palabra de su prima acerca de su superación personal, sobre querer aprender un montón de ataques nuevos, claro, si Naruto no acompañara a Sakura a cada sesión de "entrenamiento", supuestamente para que Hinata pusiera en práctica sus nuevos conocimientos con él y así no dañar a Sakura. Y si no hubiese visto a Hinata usando un perfecto puño suave y algunas de las técnicas pertenecientes al clan durante la guerra probablemente le hubiera creído, pero la había visto, y era claro que le faltaba perfeccionar sus técnicas, pero el control de chakra lo manejaba bien.
Si una cosa es que Neji no se metiera en la vida personal de su prima y otra ser idiota y no darse cuenta de que Naruto no iba precisamente a ayudar a Hinata a entrenar.
¡Sakura era una jodida alcahueta y él estaba harto de ella!
Si estaba harto de ella, entonces: ¿Por qué estaba pegado a la puerta como una vieja chismosa?
¡Oh cierto! era por la extraña conversación que sostenían esas dos mujeres y que de alguna extraña manera le había llamado la atención.
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— ¡Frentesota, no lo puedo creer! —exclamó ,InoYamanaka.
Sakura solo la miro y rodo los ojos con fastidio.
Se encontraban en el consultorio de la peli rosa en el hospital de Konoha. Ino había estado laborando en el departamento de medicina preventiva esa mañana y se había encontrado con un muy animado —e indiscreto Kiba— que le había contado sobre la adquisición que había hecho su amiga.
La rubia había entrado como un Huracán, totalmente histérica, reclamándole a la Haruno y advirtiéndole de todos los riesgos que tener un engendro asi revoloteando por su casa conllevaba.
—Ya cállate, cerda —se quejó.
Ino entorno los ojos y se bajó del escritorio de la Haruno, cogió la silla y se sentó frente a su amiga mirándola fijamente a los ojos.
— ¿Qué vas a hacer ahora?, ¡Te han jodido la vida! —dijo escandalizada. Sakura se recargo en los codos y exhalo rendida.
—Es solo un bebé —contesto tranquila.
— ¡No, frente, no es solo un bebe! ¡Es el final de tu vida! —chillo la Yamanaka. Se levantó y volvió a sentarse en el escritorio de su amiga, esta vez más cerca.
—Exageras —se encogió de hombros.
— ¡Debes deshacerte de él! —demandó
— ¡No, Ino! Es un ser inocente. Y ya cállate —Sakura se levantó y camino tranquilamente a la puerta para llamar a su próximo paciente. Ino frunció el ceño y siguió a la Haruno.
—Te vas a acordar de mí, Sakura—siseo.
La peli rosa negó con la cabeza y rio ligeramente. Tomo el pomo de la puerta, y abrió sin más.
Sakura emitió un gritito, sin creer a quién tenía a una nariz de distancia.
— ¡¿Neji?! —soltó sorprendida.
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— ¡¿Neji?!
No, no, no, no, ¡NO!
Con toda la dignidad que le quedaba, Neji miro de frente a una muy sorprendida Sakura e hizo lo único que podía hacer en ese momento:
Fingió demencia.
—Tsunade-sama me envió —dijo sin más.
Sakura entrecerró los ojos y frunció el ceño. Enfoco la vista en la enorme mancha carmesí que abarcaba el lado derecho del abdomen de Neji y observó como éste se cubría casi inmediatamente ante su mirada inquisitiva.
— ¿Es tuya? —inquirió la peli rosa con expectación. Aunque sabía que no podía ser de él, de otro modo no estaría de pie frente a ella.
Él enarco su perfecta ceja y Sakura rodo los ojos deliberadamente.
—Vale, vale, no es tuya —se respondió a sí misma, ante la mirada perla que le gritaba: Estúpida — ¿Hace cuánto que estas aquí?
—Acabo de llegar —Mintió. Neji casi se mordió la lengua.
—Entra —Sakura se movió a un costado para despejar la entrada.
Neji dudo y sin dar un paso se quedó estático, sin intención de seguirla. Sakura le miro interrogante y de pronto Neji se dio cuenta de que no podía verla de la misma manera. El Hyūga frunció el ceño y la miro molesto, de pronto a medida que recordaba, recordó la plática que habían sostenido esas dos mujeres anteriormente.
Sakura estaba embarazada quien sabe de quién y aun así era ella quien daba las pláticas de educación sexual en el hospital de Konoha.
¡Era una cínica!
Y estaba frente a él con su estúpida cara inocente, como si no hubiese hecho nada malo. Lo miraba directo a los ojos con esos dos jades brillantes, sus delicadas cejas sutilmente arqueadas, su cabello largo y rosado enmarcando sus delicadas facciones y sus labios rojos y carnosos haciendo una fina línea.
Era la personificación de la inocencia. Lo enfermaba su hipocresía. Sintió un ardor recorrerle la garganta y se sintió repentinamente molesto, le irritaba siquiera ver su cara.
— ¿Neji?—escucho el suave murmullo.
—No es necesario —contesto severo—.Le diré a Tsunade-sama que he venido —hiso una breve reverencia y sin más se marchó perdiéndose entre los pasillos del hospital.
—Jodido amargado —comento Ino que se acercó hasta quedar junto a la peli rosa al lado de la puerta—.No se cómo soportas verlo tantas veces a la semana solo por Hinata.
—No lo sé—susurro Sakura para sí misma, mirando atentamente el lugar por el que se había ido el hombre— No lo se.
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Sakura caminaba con paso lento, realmente no quería llegar a su destino. Podía divisar la mansión Hyūga a unos 10 metros de distancia, alzándose grande e imponente, con detalles de madera en la fachada que le daban un aire aristocrático, como las personas que vivían ahí dentro.
A su mente vino la imagen de Neji.
Ella sabía que su presencia no era precisamente lo más agradable para el Hyūga. Desde que Naruto le había pedido que le ayudara con sus encuentros furtivos con Hinata, Sakura sabía que Neji sabía que el Uzumaki no iba con ella a sus clases particulares en la mansión Hyūga para ayudarle a entrenar a Hinata.
Sakura llegaba a la casa de su amiga tres veces por semana puntualmente a las 6:00 de la tarde y el rubio escandaloso la alcanzaba veinte minutos después, así había sido desde hace casi un año. La Haruno realmente intentaba enseñarle el control de chakra y algunos jutsus médicos a la peli azul, pero al parecer tanto Hinata como Naruto estaban más interesados en pasar esos tiempos juntos que realmente practicando.
Neji había pillado varias veces a Sakura en el patio de la dependencia Hyūga practicando sola, las primeras veces había intentado que los pretextos que inventaba sonaran convincentes para justificar la ausencia de sus amigos, pero con el tiempo comprendió que Neji era un genio y que no necesitaba mentir porque él sabía la verdad, solo que se mantenía al margen.
Dejaba que su prima fuera libre y eso Sakura lo admiraba.
La Haruno se plantó frente a la enorme puerta de madera barnizada, toco una vez la campana que estaba fuera y espero a que algún criado le abriese, como siempre. Ya había superado el temor que en un principio le había causado Neji cuando lo encontraba caminando por la casa. Antes se había sentido algo cohibida con su presencia, pero eso había cambiado, tanto que ella había dejado de llamarlo Hyūga-san, ahora era simplemente "Neji".
Sin embargo, al recordar la mirada molesta que le había dirigido el castaño esa mañana en el hospital se sintió abrumada nuevamente al pensar en que tal vez se encontraría con él.
Sakura se vio tentada a retroceder cuando el formidable pórtico se abrió frente a sí. Una menuda muchacha de cabellos canela y ojos pardos se descubrió del otro lado.
—Buenas tardes, Sakura-san —hizo una reverencia y la Haruno la imitó.
— ¿Hinata se encuentra? —la mujer asintió y le dijo que la estaba esperando. Sakura atravesó el recibidor de la residencia del clan y jalo la puerta corrediza del fondo del pasillo que daba paso al patio trasero en donde entrenaban.
Una brisa templada ondeo su cabello al estar en el jardín, bajo los cinco escalones de madera que llevaban del umbral al patio y camino hacia la pequeña fuente de mármol que estaba en el centro.
La Haruno recordó una tarde en la que se encontraba sentada en la orilla de la fuente, ya había acabado de entrenar y Hinata aún no regresaba, cuando la fibrosa figura de Neji se hizo presente. El a veces iba a entrenar ahí cuando no se encontraba en el campo con su equipo. En ese entonces Sakura ya no se sentía tan incómoda ante la presencia del Hyūga, y su mirada ya no era tan desdeñosa.
Sakura observo como Neji golpeaba algo inexistente frente a él con una elegancia innata, pudo ver sus músculos se tensarse y el sinuoso movimiento de estos al regresar a su lugar. La peli rosa admiro los anchos hombros y los marcados bíceps del castaño y se dio cuenta de que los de Sasuke no parecían igual de fuertes, ni los de Naruto.
Y se preguntó que se sentiría ser atrapada entre unos fuertes brazos.
—Haruno —su voz de terciopelo la hizo subir la mirada para encontrarse con las dos perlas que la miraban
— ¿Ah? —mascullo como una idiota y luego se dio cuenta del lugar en el que la había llevado su análisis, a la anatomía masculina del castaño. Carraspeo suavemente y alejo a toda costa la imagen del Hyūga de su mente.
Sus mejillas se tiñeron de un suave rosa.
Neji enarco una ceja. Sakura supo que Neji se había dado cuenta de la mirada —casi— lasciva de ella. Quiso que la tierra la tragara.
—¿Qué tanto me miras? —Inquirió molesto. Sakura trago grueso.
—Tu entrenamiento, como… —se mueven tus músculos, quiso decir— aplicas la cantidad de chakra perfecta, ¡Eso!
—Eres ninja médico, sabes hacerlo.
—Es cierto, pero no conozco la precisión para atacar a alguien con un golpe letal —contesto, en parte sincera, desviando el tema.
—Tienes la fuerza de mil elefantes, puedes matar cualquier cosa de un golpe, pero no eres rápida.
Sakura frunció el ceño.
—Soy rápida.
—No lo suficiente.
La Haruno rezongo y desvió la mirada. Neji volvió a lo suyo.
—Haruno —otra vez su voz.
—¿Qué? —contesto de mala gana.
—¿Qué esperas para levantarte? —Sakura lo miro confundida, luego molesta; ¿La estaba corriendo?, aun así se levantó dispuesta a irse —Ven aquí.
Lo miro raro. Neji negó suavemente y luego se masajeo el puente de la nariz con ademan cansado.
—¿Para qué? —inquirió.
—No pensaras quedarte todo el rato ahí sentada sin hacer nada —contesto con un dejo de molestia.
—Ya he terminado de entrenar y… —Neji rodo los ojos y se alejó un poco.
—Atácame.
—¿Qué? —soltó impresionada. ¿A que venía eso?
—Quiero saber que tan veloz puede ser un elefante.
¿Elefante?
¡Le había dicho Elefante!
—¡Shannaro! —Estrello su puño contra el piso y lo último que pudo ver antes de que las rocas y el polvo se alzaran y el Hyūga se perdiera en dirección al bosque fue una media sonrisa adornando los labios de Neji.
La primera sonrisa que él le había regalado, a ella.
Desde aquel día Neji y ella habían practicado juntos algunas veces, claro, cuando él se lo permitía y estaba de humor para "aguantarla".
Sakura miro su reflejo en el agua cristalina de la fuente, y luego echo un vistazo en dirección al bosque ya que este estaba contiguo a la mansión, era ahí donde Hinata y Naruto se internaban luego de la "sesión de entrenamiento". La Haruno a veces se hartaba de ser la celestina de su amigo, varias veces había estado a punto de mandar a Naruto a la mierda, que se las arreglará como fuera, pero luego pensaba en todo lo que había hecho por ella, por la aldea, por todo el mundo shinnobi y se daba cuenta de que ayudarlo a ser feliz era lo mínimo que podía hacer. Era increíble que el hombre que había sido el héroe de guerra le tuviera más miedo a su suegro que a la mismísima Kaguya.
La peli rosa suspiro resignada. El ruido de la puerta corriéndose la hizo girar, encontrándose a su amiga, Sakura le regalo una cálida sonrisa que no fue devuelta, la Hyūga se acercó a la peli rosa con el semblante pálido y las comisuras de los labios caídas, como si estuviera conteniendo el llanto. Ella se alarmo.
—¿Que sucede, Hinata? —cuestiono Sakura algo confundida por el aspecto de su amiga.
—Sa-Sakura-san —Y sin más, rompió a llorar.
Problemas, serios problemas.
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Inhala, exhala. Inhala, exhala.
Estaba en posición de flor de loto, en medio del dojo, sobre el piso de madera.
Había estado entrenando todo el día y después decidió tener una sesión de meditación, expandir su mente siempre lo ayudaba a relajarse y alejar el estrés.
Neji siempre encontraba una enorme paz interior cuando meditaba, se alejaba del mundo y se sumergía en los confines de su mente, sus problemas se disolvían en ese hermoso lapso de tiempo en el que expandía su psique.
Ahora mismo sus pensamientos se alejaban...
Su mente se estaba tiñendo de blanco —literalmente de blanco—.
De pronto una silueta emergía a lo lejos, enfocándola con los ojos del pensamiento, abriéndose paso entre aquella bruma radiante que lo envolvía, pequeña en un instante, y creciendo entre más cerca estaba.
Podía mirar la figura de una persona sentada en flor de loto al igual que él.
Buda, pensó Neji.
Quizá por fin había alcanzado el Nirvana y...
¿Buda tenia el cabello largo?, Tal vez sí. No. Esperen, ¿Buda tenia cabello?
Mmm… Según las imágenes que él conocía... ¡Buda era calvo!
La imagen se fue formando más nítida: una mujer, vestida con una túnica dorada, su rostro era angelical, sus ojos de unos verdes esmeraldas, grandes y brillantes, su cabello largo y sedoso cayendo por sus hombros de un exótico color rosa.
¿Rosa?, A Neji le sonaba ese color de algún lugar.
La mujer tenía en sus brazos un pequeño bulto envuelto que acunaba entre sus delgados brazos, cuando estuvo frente a él descubrió el manto que cubría el bultito e invito a Neji a acercarse.
El miro desconfiado, pero se acercó, dejando su posición de meditación.
Era un bebé. Un bebé calvo y gordo con un lunar en medio de la frente y cara de adulto.
¡Joder!
Neji dio un respingo asustado y se echó para atrás, de pronto la mujer ya no le parecía tan desconocida, y el niño era una versión en miniatura del sabio que fundo el budismo.
—¿Sakura? —mascullo, su voz tembló un poco.
—¿No es hermoso? —la pregunta le llego lejana mientras Neji sudaba frio.
Hermoso...
...moso
...oso
Abrió los ojos y se encontró con la pared de madera enfrente de él.
El castaño se enderezo y paseo la vista a su alrededor. Estaba en el dojo, frente a él el Kamiza* con la imagen de Buda. Neji sacudió ligeramente la cabeza al verlo.
Se había quedado dormido meditando, nunca le había pasado algo semejante, él casi no dormía, ni siquiera en la noche podía perder de ese modo la conciencia, siempre estaba alerta, aunque le alegraba que eso hubiese sido un mal sueño.
El alivio recorrió su cuerpo y se dio cuenta de que su corazón estaba acelerado.
Soltó un gruñido y se levantó, definitivamente ese día no podría meditar.
Y Maldijo a Sakura.
Todo el día había estado de mal humor por su culpa. Había descargado su molestia con Lee, que muy animado había propuesto que entrenaran juntos y él no se había medido al enfrentar a su amigo, Gai-sensei había tenido que intervenir cuando Neji estaba a punto de sellar todos sus puntos de chakra.
Camino por los pasillos dispuesto a ir a su habitación, darse un baño y beber té verde más tarde.
Escucho un sollozo. Neji detuvo su andar, quedando frente a la puerta de la habitación de su prima. El Hyūga agudizo el oído y el sonido se repitió en una escala aún menor en comparación a la primera vez que la escuchó, sin embargo, eso confirmo el lugar del que provenía el ruido.
Se debatió entre pasar de largo o investigar si su prima estaba bien. Seguramente solo había tenido una estúpida pelea con el Uzumaki, y definitivamente él no tenía ánimos para escuchar a Hinata contándole sus trágicas crónicas románticas.
Además, en su ingenuidad, Hinata creía que él no estaba al tanto de su relación oculta. Eso lo eximia de entrometerse.
Opto por pasar de largo, quizá ella no querría hablar con él y para ser sinceros, no sabía cómo dar consuelo.
Pero era su prima.
Otra vez oyó el mismo sonido. Resoplo vencido y se acercó a la puerta de la habitación de la Hyūga. Levanto la mano dispuesto a tocar, sin embargo, su movimiento quedo en el aire al reconocer una segunda voz ahí dentro.
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—¿Qué pasa, Hinata? —Cuestiono Sakura unos minutos después de que su amiga se echara a llorar a en sus brazos.
Hinata temblaba suavemente mientras sus lágrimas se impregnaban en la blusa roja entallada de la peli rosa provocando que la tela cambiara de color a uno más obscuro.
Sakura lisonjeaba el largo cabello de su amiga con una mano, mientras que con la otra le daba palmaditas en la espalda.
—Yo —Lentamente Hinata fue abandonando los brazos de la Haruno— Cre- creo que vo- voy a te- tener un be- bebé.
¿Bebé?
¿Lloraba por que iba a tener un bebé? ¡Bebé!
—¡¿Qué?!
Sakura abrió los ojos como platos. Hinata se echó a llorar de nuevo.
Cuando la peli rosa se recuperó de la impresión no pudo evitar pensar que Naruto era un completo idiota.
—¿Estas segura? —la peli azul nego suavemente, enjuagando sus lágrimas.
—Ha-hace tres se-semanas que no te-tengo el pe-periodo y a-ayer he vuelto to-todo el alimento —dijo con las mejillas arreboladas y la mirada baja.
Sakura frunció el ceño. Había creído que Naruto sería lo suficientemente inteligente como para usar protección.
¡Si hasta lo había obligado a ir a las charlas de educación sexual que ella misma impartía!
La Haruno recordó un día, hace casi dos años, en que su rubio amigo se había presentado en su casa—cuando aún vivía con sus padres —muy temprano para preguntarle cómo es que se hacían los bebés. En ese entonces ella le dio el golpe más fantástico que le había propinado en su vida, luego lo obligo a ir a las dichosas pláticas.
Y ahora Naruto iba a tener un bebé.
—¿Te has hecho alguna prueba?
—Co-compre u-unos test de e-embarazo, pe-pero aún no me los hago. Tengo miedo, Sakura-san.
La Haruno suspiro.
—Hagámoslo entonces, Hinata.
Sakura observo las tres diferentes pruebas de embarazo que estaban sobre la mesita de té en el cuarto de Hinata.
La primera se tiño con dos rayitas rosa.
Positivo.
Miro a su amiga sentada en el piso, a su lado, recargando su espalda sobre la base de su cama: tenía las rodillas a la altura del pecho y la cabeza hundida entre sus rodillas.
Volvió la vista a al segundo y tercer test, ambos marcaban una cruz:
(+) Positivo.
La peli rosa toco el hombro de Hinata. Sakura sabía que tenía miedo de la reacción de su padre; El clan Hyūga era el más antiguo y respetado de la aldea y se regían por reglas bastante severas, llevaban el honor tatuado en sus genes y una deshonra sería una mancha imperdonable.
Un bebé concebido fuera del matrimonio nunca es bien visto en la sociedad, mucho menos si era la próxima heredera de los Hyūga de quien se trataba.
—Hinata —la interpelada levanto el rostro— Los tres han dado positivo —dijo con pesar.
Sakura pensó en que esta era la primera vez que daba una noticia así, con un semblante tan parco. Ella como médico había dado la noticia de una nueva vida a las futuras madres muchas veces y siempre era recibida con alegría.
Los ojos de Hinata se aguaron y ella se sintió mal por su amiga.
Sintió que se había equivocado al encubrir a Naruto, que debió alentarlo a mantener una relación formal con Hinata en lugar de ayudarlo a entrar como un bandido a robar la virtud de su amiga.
Imaginaba la cara de reproche de Neji cuando se enterara que por su condescendencia, Naruto había embarazado a su prima. Podía sentir su mirada atravesándola como una daga.
Una mirada de odio.
Hinata sollozaba a su lado. Y podía sentir como sus propios ojos comenzaban a escocerle.
¡Neji la iba a odiar!
—¡Hinata, ha sido culpa mía! —exclamo llena de culpa.
La Hyūga detuvo el llanto al ver el rostro compungido de su amiga. ¿Culpa? Ella no tenía culpa de nada y quiso hacérselo saber.
—N-No di-digas eso, Sa-Sakura-san —se esforzó por mostrar una sonrisa que quedo en un triste gesto.
Sakura abrazó a Hinata en un rápido movimiento que provoco que su pie azotara contra la pata de la mesita de madera frente a ella y esta trastabillara haciendo un sonido escandaloso.
Todo fue muy rápido. La puerta corrediza que estaba frente a ellas se abrió de un momento a otro.
Hinata se separó azorada.
Sakura enfoco la vista en el perfil de su amiga que miraba aterrorizada al frente, y siguió la dirección de su iris opalino lentamente.
Sus ojos chocaron con las dos perlas que la miraban fijamente, sin ninguna expresión.
—Ne-Neji-nii-san
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Neji frunció el entrecejo al reconocer la voz de la Haruno.
—¡Hinata, ha sido culpa mía!
Esas simples palabras fueron suficientes para despertar la curiosidad en el genio Hyūga.
El castaño permaneció parado frente a la habitación de su prima y no pudo evitar pensar que era un deja vú. Recordó su falta de esa mañana al escuchar una conversación completamente ajena a su persona, y ahora estaba haciendo lo mismo.
No, ahora no lo movía el simple morbo de conocer que era lo que pasaba con la tozuda de Haruno.
Él quería saber qué era lo que pasaba con Hinata, se convenció.
¿Que tenía que ver Sakura con que su prima estuviera llorando?
—N-No di-digas eso, Sa-Sakura-san
La casi inaudible voz de la Hyūga sonó suavemente. Neji se acercó inconscientemente, cerca de pegar el oído con la puerta.
¡Parecía una vieja chismosa! Si alguien se llegase a enterar algún día de que el prodigio de los Hyūga había hecho eso seguramente no lo creerían.
Un estruendoso ruido lo hizo dar un respingo y casi sin pensarlo jalo la puerta corrediza.
Neji se quedó inamovible al cruzar el shoji*: Hinata envolvía a Sakura entre sus brazos.
Se suponía que quien estaba sollozando era la Hyūga y quien estaba ahí para apoyarla era la Haruno.
Al enfocar los ojos en su prima, ella se sobresaltó. Él pudo ver perfectamente las marcas que el llanto había dejado en su rostro impoluto y la mirada aterrada que le dirigía.
—Ne-Neji-nii-san
Sakura se separó de Hinata. Y Neji advirtió los ojos aguados de la Haruno cuando la miro fijamente.
¿Que carajos había pasado ahí dentro?
El castaño frunció el ceño sin comprender, paseo la vista de la peli rosa a su prima, después a la mesita barnizada que estaba en la habitación, al frente de las dos mujeres.
Estaban tres objetos de plástico rectangulares. Él hombre pudo reconocer de que se trataban esos artefactos: Eran test de embarazo.
Sakura alargo la mano apurada para recogerlos y sin quererlo empujó con el dorso uno de los test que salió disparado y cayo a los pies del Hyūga.
La Haruno se puso de pie en tiempo record, rodeo la mesa e intento coger el test, Neji se agacho con un grácil movimiento y tomo entre sus dedos el objeto antes de que la peli rosa siquiera llegara a tocarlo.
—Neji, dame eso —dijo firme frente a él. Extendió la mano.
El Hyūga frunció el ceño mientras analizaba el artefacto de plástico entre sus manos. El mismo ardor que sintió esa mañana en el hospital recorrió su garganta con más fuerza que antes.
—¿Qué significa esto, Haruno? —su voz sonó fría, demasiado.
Neji sabía lo que significaba, él mismo lo había escuchado de los labios de la misma Sakura, había escuchado que estaba encinta, pero por alguna razón verla de frente confirmándole lo que él ya sabía lo irritaba en demasía.
—No te interesa —su voz tembló.
¡¿Que no le interesaba?! Estaba en SU casa, bajo SU techo.
—Estas en mi casa —remarco— ¿No podías hacer esto en otro lugar?
Sakura lo miro con los ojos completamente abiertos, como si no supiera de qué hablaba.
—No, yo no...
—¡Sa-Sakura-san! —gimió Hinata. Sakura la miro por encima del hombro.
El Hyūga vio a su prima ponerse de pie, temblando ligeramente. El hombre no comprendió la actitud de Hinata, era como si hubiese hecho algo imperdonable, ella tenía una expresión más culpable que Sakura.
Algo en la mente del castaño hizo clic; había tres pruebas de embarazo sobre la mesa, podía ser que su prima también hubiese usado alguno de esos test, eso quería decir que Hinata también estaba...
¡No! Eso era imposible. Ella era la heredera del Clan, no podía deshonrar de esa manera su apellido.
Sin embargo, algo no cuadraba ahí.
—Hinata-sama, esto... —sacudió suavemente el artefacto de plástico. La interpelada lo miro asustada— ¿Es suyo?
Neji miro atento la reacción de la mujer, juraría que estaba a punto de romperse a llorar.
Pero, ¿por qué?
—Es mío —no fue la Hyūga quien contesto— Los test son míos, lamento haber venido aquí, no volverá a pasar.
Sakura tenía la mirada gacha.
Al castaño no le gusto para nada ver a la Haruno de esa manera; ella era tozuda, agresiva, malhumorada y quizá hasta bipolar. Era fuerte y decidida, el tipo de mujer que nunca bajaba la cabeza.
—Por favor, Neji, dámelo —la peli rosa extendió la mano sin hacer contacto visual en ningún momento. Eso irritó más al Hyūga.
—Mírame —Soltó molesto.
—Dámelo.
Ella no lo miro.
—Haruno —advirtió.
—Neji.
—¡Sakura-chan!, ¡Hinata-chan!
Escucho la escandalosa y chillona voz de Naruto, aun así no le prestó atención, siguió observando a la peli rosa que al contrario de él, si había reaccionado con la llegada del hiperactivo rubio.
Los ojos esmeraldas chocaron con los suyos, estaban cristalinos.
— ¡¿Por qué no están en el jardín, dattebayo?! ¡Creí que se habían metido en el bosque, las estuve buscando un buen rato! ¡HeyNeji, hace mucho que no te veía! —Naruto entro con una sonrisa, sin ningún reparo a la habitación, como si fuera su casa de toda la vida. Palmeo la espalda del Hyūga.
—Me voy ahora —Sakura hizo una reverencia, se giró hacia Hinata y le dedico una sonrisa que no le llego a los ojos.
—¡¿Eh?!¿Por qué, Sakura-chan?! Todavía no entrenamos 'ttebayo!
Se acercó a Sakura y le tomo de los hombros confundido.
—Ya no entrenaremos más, Naruto — contesto.
—¡¿Qué?!
—Lo que oíste ,Naruto. Haruno no será más la instructora de Hinata-sama. Ahora tiene cosas más relevantes por las que preocuparse —su tono sonó hiriente, la Haruno se volteo al escuchar las palabras del hombre.
Neji extendió su mano con el test, Sakura lo miro dubitativa y finalmente lo tomo.
—¿Sakura-chan?
—¿Eh?
Naruto miraba absorto el pedazo de plástico que el Hyūga le había entregado a su amiga.
—¿Estas embarazada? —pregunto con una tranquilidad inusual en él.
Neji estaba harto de esa jodida palabra, escucharlo del Uzumaki solo empeoro su mal humor.
—¿Qué? ¿Cómo...? —mascullo la peli rosa.
—Las pláticas que me obligaste a tomar, ¿recuerdas? , Las que tu das en el hospital —inquirió aún tranquilo.
—¿Que hay con eso? —Lo miro sin comprender.
—Tu dijiste que estas cosas sirven para saber cuándo va a nacer un bebé, ya sabes, haces pis adentro de aquí y... ¡Ay! ¡¿Por qué me pegas, dattebayo?!
—Idiota.
—¡¿No me digas que si estas embarazada?! —grito sobándose el chichón que le dejo su amiga.
Sakura miro al Hyūga, pero este se había girado dispuesto a salir.
—Si —susurro.
-¡¿QUE?! ¡¿Cómo?! — gritoneo— ¡No me digas que es del Teme! ¡Va a sacar su cara de vinagre, dattebayo!
Neji se detuvo en seco.
—¡Eso no te importa, Naruto! —rezongo Sakura y sin más salió de la habitación pasando al lado del castaño.
No lo negó. Neji crispo los puños inconscientemente.
—¡¿Hinata-chan, escuchaste eso?! —grito desesperado.
—Na-Naruto-kun yo...
—¡Voy a matar a ese cabrón! El Teme se va a morir, dattebayo! —trono los huesos de sus manos en un gesto amenazante—¡Hinata-chan, te veo luego!
—N-No —La Hyūga intento tomarlo del brazo pero este desapareció en una nube de humo.
Neji permaneció en el mismo lugar, como si estuviese adherido al suelo.
Sakura no había negado que el Uchiha era el padre. El Hyūga frunció el ceño.
¿Por qué le importaba lo que pasara con la Haruno? Debería estar tranquilo ahora que no la tendría cerca, no interferiría en sus entrenamientos y no sería la alcahueta de su prima.
Entonces, ¿por qué sentía que había perdido algo?
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¡Hola! Gracias, si han llegado hasta aquí han sido valientes xD
Agradezco a mi querida Sol Smith que se tomo el tiempo de betear este fic. ¡Te quiero Sol!
Planeaba que esto fuera un one-shot, pero es muy largo así que lo subiré en dos partes xD, así que será un Two-shot hehehe.
