¡Hola a todos! Bueno, aquí les traigo un nuevo fic de YuGiOh, que espero que les guste. Algunos de mis lectores, se que pensaran que debería estar actualizando mis otros fics, pero… bueno, la tentación fue grande. Jeje.
En fin, ¡ojala les guste! Oh, y una pequeña aclaración antes de iniciar. Como pronto notaran, este fic es un poco "AU" (Alternate Universe) aunque no demasiado… creo yo. Y… ¿Qué otra cosa? Ah, bueno, las demás aclaraciones al final. Jaja. ¡Gracias por leer!
Yugioh y todos sus personajes son propiedad de Kazuki Takahashi.
Capitulo 1
Conozcan a los Dieb.
Akefia observaba a sus hermanos menores, mientras discutían por alguna tontería. Habían estado peleando desde que habían llegado de la escuela y presentía que en cualquier momento, iniciarían los jaloneos. Los cuales no durarían demasiado, pues él se apresuraría a detenerlos, pero…
Suspiró, a medida que Ryou iba aumentando el tono de su voz. Bakura lo imito y pronto, los sonidos se colaron aun a través de los gruesos audífonos del mayor, rivalizando muy pronto con su escandalosa música.
Gruño ligeramente, mas los otros no lo notaron. De pronto, Ryou le dio un fuerte empujón a su hermano, causando que Bakura perdiera el equilibrio y cayera al suelo. Una vez ahí, se pesco de la pierna del menor, para tumbarlo y comenzar una lucha a golpes.
Akefia entonces abandono su cómodo sillón y sujeto a cada uno por los largos cabellos blancos, ganándose gritos de dolor por parte del menor y maldiciones y amenazas, por parte del mediano.
-¡¿Puede saberse por que demonios están peleando?- exclamo, molesto, sin aflojar su agarre. Por toda respuesta, Bakura mascullo algo y Ryou bajo la cabeza apenado- ah… yo no puedo con ustedes… ¡a su cuarto!
Ante esto, los menores protestaron, sin embargo, al ver la mirada amenazante de su hermano mayor, obedecieron.
-Ah, ¿qué voy a hacer con estos niños?
El timbre sonó. Una vez. Dos… Tres… Cuatro. Cinco. Seissieteocho. Cada vez mas rápido y más desesperado. Entreabrió los ojos, molesto por la interrupción a su siesta vespertina. Se levanto y se dirigió a abrir.
"Diantres" pensó para si, arrastrando los pies "justo cuando mis hermanos por fin habían hecho silencio…"
Abrió la puerta, solo para encontrarse con una chiquilla, quien de inmediato le echo los brazos al cuello y lo estrecho contra si, con entusiasmo y con la mas enorme y maniática de las sonrisas.
-¡Hola, Akefia-chan!- exclamo ella, ignorando los intentos del otro de zafarse de su abrazo- ¿esta Ryou?- pregunto, soltándole de pronto y permitiéndole respirar de nuevo.
-Su… cuarto…- respondió el mayor, frotando su magullado cuello y maldiciendo mentalmente, en todos los idiomas que conocía.
Sin agregar nada mas, la chiquilla se dirigió al cuarto, con pequeños brinquitos. El mayor volteo los ojos, antes de regresar a su sillón y tumbarse sobre éste, con la esperanza de recuperar su siesta…
Bakura volteo los ojos, al escuchar las risillas entusiasmadas y tontas de su hermano y su amiga. Intentaba opacar el sonido, cubriéndose la cabeza con la almohada, aunque, hasta el momento, no había tenido éxito.
-¿En serio?- preguntaba Ryou, en ese momento, con una risita- ¿y que le dijiste?
-¿Qué querías que le dijera? ¡Que no, obviamente!
Ambos soltaron una carcajada muy escandalosa, cosa que normalmente hubiese molestado muchísimo a Bakura. Sin embargo, la ultima parte de la conversación, había picado su curiosidad.
-¿De quien hablan, Mana?- pregunto, asomándose a la parte superior de la litera, donde ahora se encontraban los menores- ¿del tonto "faraón"?
La aludida se rió aun mas, asintiendo con la cabeza. Ryou estaba ahogándose de risa y ahora ambos se abrazaban, mientras trataban de recuperar el aliento. El mayor volteo los ojos, preguntándose como era posible que Atemu se sintiera tan atraído por aquella chica. Claro, era bonita, pero demasiado inocente, simple e infantil para su gusto…
-¿Lo rechazaste de nuevo?- pregunto, con una sonrisa malévola, decidido a llamar al otro joven y molestarlo al respecto.
-Aja- respondió ella, con una sonrisa orgullosa y dejando (¡por fin!) de reírse- parece que no aprende la lección, ¿eh, Baku-chan?
-Oh, es bastante obstinado…- concedió el mayor y no comento nada ante la forma "cariñosa" con la que lo llamaba la joven. Después de todo, no quería discutir...
Los dos más jóvenes soltaron otra carcajada y Bakura decidió darles algo de "privacidad".
Unos veinte minutos después, el parloteo no había cesado y el mayor acababa de descubrir lo chismosito que podía llegar a ser, mientras escuchaba las historias que Mana y Ryou se relataban.
-Hey, Ryou-chan… ¿has escuchado lo que se dice de cierto castaño-cuyo-nombre-no-mencionare-pero-que-mueres-por-él?
Bakura escucho aun con más interés. ¿De quien demonios hablaban? ¡No sabía que su hermano tenía un nuevo interés amoroso! ¡¿Por qué nadie nunca le decía nada?!
-¡Mana! ¡Mi hermano va a escucharte!
-¡Ah, por el amor de dios, Ryou! Baku-chan probablemente esta escuchando su infernal música a todo volumen… sabes que odia nuestras "insulsas" conversaciones…
Se rieron, de nuevo.
-Bueno, esta bien, entonces… ¡suelta la sopa!
-Oh… pues, dicen que… -una risita tonta- ¿sabes que hoy se peleo de nuevo con Katsuya-chan?
-¡Obvio! ¡Toda la escuela lo sabe! ¡Oh, Mana, ¿que clase de…?!
-¡Calla! ¡Aun no termino!- exclamo ella, molesta y cubriéndole la boca al otro (presumiblemente)- resulta que… los castigaron- una protesta apagada de parte de Ryou- y Takanaka-sensei los obligo a inscribirse al club de teatro…
A la narración, le siguió un chillido de sorpresa y alegría, que casi le rompió los tímpanos al otro. Mana y el menor de los Dieb se rieron aun más y comenzaron a brincar sobre la cama, formando pequeños círculos.
Aprovechando la "confusión", Bakura se apresuro a salir de la habitación. Tenía que hacer una llamada para molestar a Motou. Y, después, quizás debería llamarle a Malik…
Caminaba por el pasillo, rumbo a la cocina, cuando el timbre sonó. Al notar que Akefia se había quedado dormido (de nuevo) sobre el sillón, el muchacho se apresuro a abrir la puerta, solo para encontrarse con otro joven, sumamente alto y delgado, moreno y atractivo, quien le sonrío educadamente y estrecho su mano.
-Buenas noches, Bakura-kun. ¿Se encuentra Akefia?
El tono eternamente formal de Mahado, molestaba mucho al peliblanco, pero no comentaba al respecto. Simplemente, lo invito a pasar y volvió a emprender su camino a su destino original.
Sin dejar de sonreír, Mahado cerro la puerta y se acerco al mayor de los Dieb.
Akefia le lanzaba las miradas más asesinas de la historia a su compañero. No podía creer lo que oía. Simplemente, no era posible…
-Entonces… ¿no vas a decir nada?- pregunto Mahado, embozando una sonrisa de disimulada inocencia.
-Eres hombre muerto- declaró Akefia, en un tono peligrosamente bajo.
-No puede ser tan malo- protesto el otro, con un gesto indiferente- además, tarde o temprano tendremos que hacerlo.
-Preferiría que fuera más tarde que temprano.
-Oh, Akefia, honestamente…
-¡Mahado-chan!
Mana y Ryou acaban de aparecer en el pasillo y ahora la niña estaba cómodamente instalada sobre el regazo del mayor, sonriendo como una sicópata y abrazada de su cuello.
-Buenas noches, Mana- fue la cortés respuesta del chico, que hizo que Akefia y Ryou voltearan los ojos y suspiraran, en un gesto de clara frustración. A veces, el joven podía ser tan… desesperante.
Pero Mana parecía feliz con aquella contestación, pues no había dejado de sonreír. Mahado se levanto, solo para obligarla a quitarse de sus piernas (porque, siendo sincero, estaba generando sensaciones… "inconvenientes") La muchacha no dejo de sonreír en todo aquel movimiento, pero lucía ligeramente decepcionada una vez que la coloco sobre el suelo.
-Bueno, debo irme- anuncio Mahado, después de un breve silencio- te veré mañana, Akefia.
El aludido gruño, antes de cubrirse la cabeza con una almohada del sillón. Ryou lo miro intrigado, pero no dijo nada.
-¡Yo también me voy!- anuncio Mana, corriendo a despedirse de Ryou, con un gigantesco beso, que el menor recibió con una risita. Luego corrió a la cocina, donde, (presumiblemente) también beso a Bakura, quien se quejo un poco y luego regreso a la sala, donde le dio un rápido beso en la mejilla al mayor de los Dieb- ¡nos vemos mañana!
Dicho esto, tomo al moreno del brazo y lo arrastro hasta la entrada. Mahado la siguió, obedientemente, comportándose como todo un caballero. Seguramente, la escoltaría hasta su departamento (en el edificio de al lado), antes de dirigirse a su morada. Lo cual era un gesto bastante común entre esa linda "pareja" (platónica) de adolescentes.
Akefia se levanto del sillón, mascullando algo en voz baja (que sonaba curiosamente como "maldito trabajo social") y se dirigió a su cuarto. Ryou se dispuso a seguirle, aunque antes se asomo a la cocina, para comprobar que Bakura estaba hablando por teléfono (con Malik, al parecer) y después también se encamino a su cuarto.
Quince minutos más tarde, Bakura apareció en la habitación y murmurando un rápido "buenas noches" se acostó en su cama.
Si, era una noche normal en la casa Dieb.
¡Y listo! ¿Qué tal les pareció? A mi me agrada bastante, pero no estoy muy segura… ¡prometo que mejorara!
Ah, mas aclaraciones. Primero que nada, como no pude encontrar el nombre de Bakura en el antiguo Egipto, decidí poner el que suele aparecer en muchos fics en inglés, aunque estoy casi segura de que no es ese…
Luego, el apellido, como notaran, tuve que cambiarlo, básicamente porque YamiBakura se quedaba sin nombre… jeje.
Y… ¿Qué mas? Bueno, creo que es todo, pero cualquier duda o aclaración, no olviden decírmelo…
¡Gracias por leer y hasta pronto!
XOXO
