Buenooo, esta historia podéis encontrarla en Wattpad que incluye imágenes. Espero que os guste y que la disfrutéis como yo disfruté escribiéndola. Besos.


RETROSPECCIÓN

CAPÍTULO 1

Usopp me despertó. Él venía cada día a casa a despertarme para ir al instituto.

Una molestia total que no me dejara dormir más.

—Va, Luffy, que Nami está esperando fuera. Date prisa en desayunar.

¿¡Nami!? ¿Nami estaba fuera esperándome?

La pelirroja de la que todo el instituto hablaba. Era una de las chicas más populares de todo el centro pero también era una de las más odiadas por otros a los que no les caía bien.

A decir verdad, nunca tuvimos oportunidad de charlar pero porque yo más bien era uno de los que la odiaban.

—¿Qué hace esa esperando en las puertas de mi casa? ¿¡Por qué sabe donde vivo!?

—Verás... Es que la semana pasada, en matemáticas, me dejé el libro en casa y ella fue tan amable que lo compartió conmigo... Desde entonces somos amigos y le he dicho que viniera con nosotros.

—No me cae bien. Que se largue.

—Pero Luffy... ¿Acaso la conoces para juzgarla de ese modo?

—No, pero ni ganas tengo. Todos dicen que esa tipa manipula a la gente, ten cuidado.

Usopp se levantó del sofá. Cogió su mochila y se fue hacia la salida.

—No tengo ganas de oírte decir más. Sé lo que todo el mundo dice de ella y ella también lo sabe. Pensaba que tú eras diferente, que no te dejarías llevar por los rumores.

—¿Rumores? Usopp, tú no tienes idea de lo que le hizo a mi amigo Sanji...

—Luffy, te veo en el instituto. Ah, por cierto, no creo que pueda venir cada mañana ya que no aceptas mi nueva amistad.

—¿De verdad? ¿Lo dices en serio? Pfff... De acuerdo, ¡preséntamela!


Nami era por así decirlo: presumida y madura.

Muy diferente a lo que yo especulaba.

No tenía amigos aunque ella no dijera nada sobre eso. Siempre estuvo sola en las horas de recreo.

Tampoco tenía amigas con las que chismear como lo hacían otras acerca de ella.

Me confundí con ella, era una persona muy amable.

—Oh, mierda.

—¿Qué pasa, Luffy?

—Usopp me prestó una novela y hoy tenía que devolvérsela urgentemente porque la necesita en clase de lengua.

—¿Cómo se titula?

Las crónicas de Naruto. Definitivamente, me va a matar.

—Tienes suerte de que yo vaya a su misma clase.

—¿Por qué lo dices?

—Anda, toma.

Nami extrajo de su mochila el mismo libro del que yo le hablé.

—Pero si me das el tuyo te pondrán un negativo, ¿no?

—No me importa.

—Ya le diré que te lo devuelva a la hora de irnos. Por cierto, Nami...

—Dime.

—¡Eres una gran amiga!

El timbre sonó, era hora de volver a clases.

Ella sonrió dulcemente. Guardó el libro en mi mochila como si yo fuera un niño pequeño al que se le tiene que atar los cordones de los zapatos y me miró fijamente.

—Me debes un bocadillo de la cantina.


¿Sabéis de esas personas que hacen cosas guays los sábados como ir de fiestas, ir a la bolera o yo qué sé más?

Pues yo me lo pasaba mejor que esos.

Yo jugaba a la Wii.

Invitaba a mis mejores amigos y nos pasábamos el día jugando y haciendo tonterías. Cuando caía la Luna, se quedaban a "dormir" en mi casa, pero la verdad es que pasábamos la noche en vela viendo películas de terror.

—¡Ay, dios!

—Cállate, Usopp, que no dejas escuchar la película.

—¡Ay, la virgen santa!

—¡Usopp!

—¡Ay, por Oda!

—Ya es suficiente. Luffy, apaga el televisor, que ya sabes que con Usopp no se pueden ver tranquilamente este tipo de películas.

—Jooo, Nami... Bueno, pues pondré una que tenga de temática unicornios y arcoíris.

—Pero qué cruel.


Verano, por fin había llegado.

Por fin me había librado de la preparatoria. Hasta nunca dulce infierno.

Ahora tocaría enfrentarse a la universidad pero bien sabía que no era moco de pavo.

Los sábados de verano iban a ser la caña. Solo por eso ya estaba que saltaba de alegría.

Sin embargo, solo fueron ilusiones efímeras.

—Luffy, le voy a confesar mis sentimientos a Nami.

—¿¡Que vas a hacer qué!?

—Desde hace días que no puedo dejar de darle vueltas al asunto. Quiero salir con ella, ya sabes...

—No quiero que hagas eso. Nuestra amistad se irá al garete.

—No seas tan egoísta. Siempre seremos amigos, Luffy.

Usopp y Nami empezaron a salir en cuanto acabó el instituto. Eso conllevaba a que todo el rato que estábamos los tres juntos, ellos permanecieran en el interior de una especie de burbuja rosa, con purpurina y con pétalos flotando y esas cosas.

El sábado que era nuestro día legendario -porque se había vuelto una tradición del grupo- se había transformado en el día de la parejita así de la nada, como por arte de magia.

Salían a bares o hacían cosas de enamorados. Ya no venían a mi casa.

—Usopp, me has echado a perder el verano.

—¿Por qué dices eso?

—Ya no quedamos como lo solíamos hacer.

—Bueno, estoy aquí contigo en un bar.

—Pero con Nami. ¡Los tres!

—Es verdad, últimamente está muy ocupada.

—¿Con qué?

—Es información confidencial.

—¡Grrrrrrrr...! Antes, Nami me contaba más cosas de las que te contaba a ti, porque me tenía más confianza.

—Pero ya no. El novio siempre adelanta al amigo, ju, ju, ju.

—¿Sabes qué?

—¿Qué?

—A mí también me gusta Nami.


A pesar de confesarle a Usopp mis sentimientos hacia Nami, nada logró cambiar.

Los dos iban cogidos de la mano a cualquier lugar, siempre juntos.

El trío inseparable se convirtió en el dúo irrompible; y después estuve yo, las sobras.

Yo no tuve intención alguna de sabotear la relación, pero por lo que vi, Usopp creyó que sí.

Usopp dejó de hablarme desde que le dije aquello.

—Pronto comenzaremos la universidad... Qué ganas, ¿no? —dijo la pelirroja sentada en una de las sillas del bar.

—Nami, por favor no me lo recuerdeeeeees más...

—A mí lo que me sorprende es que tú hayas podido pasar. Pero qué se le va hacer... Tendré que soportarte a mi lado otros años más.

—Ja, ja, ja... Por cierto... ¿Cómo te va con Usopp?

—Pues bien. Tampoco es que podamos hablar mucho.

—¿Y eso?

—Se fue de vacaciones a Water Seven. ¿No te lo ha dicho?

—Él no me habla desde hace una semana.

—¿Por qué? ¿Os habéis peleado?

—Porque... No sé, cosas suyas...

—¿Por qué no me lo cuentas? Va, Luffy, que los tres somos un equipo.

—Ya, claro. En este verano habéis hecho planes vosotros dos sin contar conmigo. Ahora no me puedes decir que somos un equipo.

—¿Es que acaso quieres que te llamemos cuando vamos a un hotel a que nos veas follar?

—¿Q-qué? ¿Ya lo habéis hecho...?

—Claro, no sé de qué te sorprendes.

—¡Jodeeeeeeeer Nami! Joderrr... No puedes ir haciéndolo con cualquiera y tan apresuradamente.

—Pero bueno. ¿Quién eres tú para decirme con quién puedo tener sexo y con quién no? ¿Tienes algo en contra de que lo haya hecho con Usopp? ¿Es que no es acaso amigo tuyo?

—Sí, es mi amigo, pero es solo que...

—¿Qué?

—Verás, yo... Nada, nada. ¡Adiós!