N/A: Me ha costado sangre, sudor y esfuerzo pero lo he conseguido, espero que les agrade y me hagan conocer su opinión, que para mi es muy importante.

DISCLAIMER: Inuyasha pertenece a Rumiko Takahashi. Este fic esta hecho sin ánimos de lucro.

Respuesta al reto lanzado por Rosekagome22 en el foro ¡SIÉNTATE!


Japón 1850

Jadeaba del esfuerzo que le suponía el levantar el cesto de ropa sucia, sus brazos temblaban y sentía que sus piernas no aguantarían más tiempo, unas pequeñas gotitas de sudor se deslizaban de su frente hacia el cuello de su kimono, su cara se puso roja y le costaba respirar.

Dio otro paso y otro y otro y otro y así sucesivamente, su fuerza de voluntad era mayor que el cansancio, estaba a punto de llegar al río cuando algo se interpuso en su camino, a duras penas pudo sostener el cesto , suspiro, siempre le sucedía lo mismo.

-Hola enana.- una voz masculina pero un poco chillona le hablo, alzo la mirada y el niño más insistente que había conocido en toda su corta vida estaba frente a ella.

-Hola koga.-su voz sonó débil, y de no ser por el niño, que le ayudo a cargar su martirio, juraba que habría caído al suelo con todo y ropa.

-Se nota que te falta hacer ejercicio.- con una risotada de burla dio media vuelta hacia el rio.-Pero no importa porque yo estoy aquí para protegerte y ayudarte en todo lo que necesites, a fin de cuentas serás mi esposa.- y agarrando su brazo con la mano que tenía libre, la halo hacia él y le dio un inocente beso en la mejilla.

.-Serás atrevido.-grito ella con fuerza, en cambio Koga empezó a reírse, en segundos lo acompaño en su juego de risas, no importa lo que pasara, Koga siempre alegraría su vida de una u otra manera.

.-Vamos no perdamos el tiempo, tu padre te regañara si llegamos tarde.- casi lo olvidaba, su padre podría ser paciente y serio, pero si lo desobedecías te iría muy mal.

.- Claro, si lo hacemos entre los dos acabaremos más rápido, pero recuerda ni otro juego más o ya sabes lo que me pasara.- así ambos se arrodillaron en el césped y se pusieron manos a la obra.


Los rayos del sol empezaron a ocultarse, la oscuridad se abría paso entre los cielos, un grito ahogado se escuchó en la lejanía, y una espada gano los últimos destellos de luz.

.-Nos vemos en el infierno, Kagura.- unos ojos ámbar se clavaron en el cuerpo que estaba tirado en la tierra con un charco de sangre esparciéndose poco a poco.