Disclaimer: Los personajes aquí mencionado no me pertenecen, son propiedad de Marvel, Stan Lee y todos los que tengan los derechos. Esto lo hago sin fines de lucro, únicamente de entretenimiento
Canción que sirvió de inspiración: Perdición de La quinta estación
Universo: AU Highschool
Sumary: Pietro Maximoff supo atravesar el escudo de metal que envolvía el delicado corazón de St. John Allerdyce, se ha vuelto su vida, se ha vuelto su completa perdición.
Cerró los ojos estampando su puño en la pared, esto no podía estarle pasando aunque el texto en su celular le restregaba que sí, sí estaba pasando. ¿En qué momento pasó? ¿Cómo ocurrió? Con molestia revolvió su cabello intentando recordar pero fue inútil, cuando se dio cuenta estaba completamente perdido.
Volvió a leer el mensaje esperando, casi rogando haber entendido mal, que sólo era una invitación a algún partido o algo así sin embargo no corrió con esa suerte, había leído bien y el mensaje era más que claro, allí estaban las palabras del velocista invitándolo a responder una simple pregunta
–Vamos ¿Qué tan difícil puede ser? – se preguntó, no fue necesario pensar mucho porque la respuesta era obvia. Sonrió de lado burlándose de su patética forma de actuar, definitivamente el amor no era un trabajo para él.
Fastidiado se tiró a la cama dando fin a su berrinche perdiéndose entre sus recuerdos en lugar de responderle el mensaje a Pietro.
*Flash Back*
Jamás estuvo seguro de ello sólo dejó hablar a su corazón por primera vez en toda su maldita vida. Era la primera vez que se sinceraba con él de semejante forma preparándose para ser bateado al instante. Esperó cualquier cosa, un puñetazo, una patada, que lo dejara solo en medio del campo de futbol, en cambio sus manos fueron tomadas por las de él captando su atención y helándole el alma al contacto, fue extraño para John volver a sentir aquello pues después de Bobby nadie más había logrado desatarle esa sensación.
Alzó la vista temeroso a una respuesta negativa, pese a que la esperaba en el fondo no la deseaba, repasó mentalmente que Hainne le dijo que era hora de buscar su felicidad, a ése alguien que lo hiciera sentir mejor alejando esos días de dolor y dejara de callar, que muchas oportunidades se le estaban escapando por no decir eso que quiere, por mucho que le doliese admitirlo su amiga tenía razón y por ello estaba ahí. Sus ojos oscuros se cruzaron con los ojos azules que le inspiraban paz, que lo llenaban de una calma que sólo a su lado podía experimentar y entonces sucedió. Pietro acortó la distancia juntando sus labios en un beso que a John se le antojó dulce y casto, su corazón acelerado también suspiró aliviado entregándose por completo a él.
–¿Qué fue eso? – preguntó confundido una vez que se separaron, Pietro le sonrió enternecido, la respuesta era obvia sin embargo sabía lo difícil que era para él asimilarlo
–Un beso, tonto. No hay mucho que pueda explicar de ello– dijo encogiéndose de hombros, tomó unos segundos y luego continuó –Es un acto simple pero lleno de sentimiento. Sé lo mal que lo has pasado, lo fatalista e inseguro que eres. Tiendes a huir cuando tienes oportunidad o cuando crees que no vale la pena luchar, tu vida necesita algo de calor. Eres aislado, cobarde hasta cierto punto pero no importa, así te quiero, así he decidido aceptarte, sé que tienes miedo porque la última vez no funcionó pero quiero intentarlo, quiero ayudarte a sanar esas heridas, si crees que es muy pronto puedo tomarme el tiempo que tú creas necesario– explicó seguro, firme pero sin soltar sus manos, John quedó boquiabierto con las lágrimas a punto de brotar de sus ojos
–Eres un bastardo.
–Lo sé– se burló recibiendo al pirómano que se lanzó a sus brazos.
Fin del flash back*
La canción que tenía por tono de llamada lo arrancó de su ensimismamiento, deprisa tomó el móvil y contestó
–Hola.
–¿Y bien? ¿Qué vas a responder? – era Pietro del otro lado de la línea, John mordió su labio inferior y maldijo por lo bajo, sabía que no podría escapar por mucho pero un poco más de tiempo no le hubiera caído mal
–¿No puedes esperar? Estoy algo ocupado.
–¿En verdad? ¿Qué haces?
–¡Carajo, estoy ocupado!– gritó exaltado mientras el velocista reía divertido –De acuerdo… Acepto.
–¿Ves? No era tan difícil querido ¿Harás algo en la noche?
–Saldré con Hainne a un concierto.
–Vaya, llegué tarde. Ni hablar pero adviértele que mañana serás todo mío, nos vemos flamitas, te quiero.
–Yo también…. Te quiero– susurró con una sonrisa en sus labios antes de colgar.
La pantalla le mostró de nuevo el mensaje de texto que debió contestar antes de recibir la llamada, en él se leía un "¿Te gustaría ser mi novio?" seguida de una carita feliz.
En qué momento pasó o cómo ocurrió eran preguntas que jamás podría contestar, lo único que sabía con certeza es que desde que conoció a Pietro Maximoff se habían acabado los días de arrancarse la piel a gritos por el dolor y los fantasmas, ya había luz, ya no había soledad.
–Guiarme por tus palabras fue mi triste perdición– murmuró mientras veían el atardecer desde una colina a las afueras de la ciudad
–¿Eso es un insulto o un halago?– agregó alzando una ceja
–Tómalo como quieras, tenía que decirlo– Pietro recargó su cabeza en su hombro
–Yo también te quiero, pirómano.
