El nacer de un Ángel caído, una Succubu y una Diosa.

Hola a todos los de la comunidad Fanfic, hoy les traigo una nueva historia que acabo de iniciar, tardaré un poco en escribir los demás capítulos, aun así no lo dejare de lado esta y ninguna otra de mis historias, así que los dejo con este prologo.

Leyenda:

-blah, blah, blah- personaje hablando.

-blah, blah, blah- personaje pensando.

-blah, blah, blah- biju o entidad sobrenatural hablando.

-blah, blah, blah- biju o entidad sobrenatural pensando.

-Katon: ¡jutsu gran bola de fuego! o ¡Marioneta cósmica!- técnica o jutsu.

Disclaimer: los personajes pertenecen a Masashi Kishimoto, los nombres de demonios u otros seres pertenecen a distintas culturas, solo soy dueño de la historia, tampoco lo hago con fines de lucro. Únicamente con fines de entretener.

Prologo: el comienzo

Adonai, Elohim, Jehovah, yo te imploro, oh, patrono y señor de los espíritus, y te entrego mi alma, mi corazón, mis vísceras, mis manos, y mis pies, todo mi ser. Oh Adoni, dígnate serme propicio en mi labor.

Cuenta la historia de tres seres condenados por acciones injustas, la enseñanza, la libertad y el deseo de paz fueron sus únicos pecados que cometieron, condenados a un castigo.

Yo soy aquel que fue creado por él, su primogénito, fui hermoso, sabio y talentoso a cualquier otra creación que se hubiera hecho sobre el universo, soy un arcángel que seguía las ordenes a pie de su letra. Soy el más amado por los ángeles, incluso por él, en mí no había maldad alguna, simplemente era perfecto, yo asistí la creación del hombre y la mujer, eran hermosos, pero algo ocurrió.

En el cielo se empezó a escuchar el rumor de que yo planeaba derrocarlo a él, pero todo era falso, los días pasaban y muchos de ellos me veían con recelo ante lo que se escuchaba. No tenía la intención de hacer eso, pero un día, se me culpo del pecado de soberbia, e instigar una rebelión contra él sin fundamentos.

-¡Mienten! Yo nunca he querido destronarlo, ni subir más alto que él- les dije con convicción, mas mis palabras no sirvieron de nada, hui a un lugar apartado del cielo, ahí me lleve a un grupo de ángeles que me seguían, y que sabían que yo nunca haría algo así. Durante meses planeamos descubrir al que me había calumniado de ser instigador de la peleas entre nosotros. Fue entonces que fuimos a la ciudad a tratar de hablar con él, pero fue en vano. El ejercito de ángeles peleo contra nosotros de clara desventaja, aunque nosotros dábamos lucha no pudimos vencer, ni hablar con él, mis seguidores fueron arrojados a un pozo donde está el fuego eterno, a mí me esperaba el juicio por mi rebelión, que irónico, me presentaron ante los ancianos, estaba encadenado de las manos y no podía decir nada, fue cuando escuche estas palabras:

"Quomodo cecidisti de caelo, lucifer, fili aurorae?! Deiectus es in terram, qui deiciebas gentes!, qui dicebas in corde tuo: 'In caelum conscendam, super astra Dei exaltabo solium meum, sedebo in monte conventus in lateribus aquilonis; ascendam super altitudinem nubium, similis ero Altissimo'".

Estupideces, yo nunca haría eso, pero ahora tenía las ganas de derrocarlo a él y destruir lo que creo para que yo cree un mundo mejor. Me tomaron por el cabello y fui amarrado por ese intento de arcángel, le pusieron el título de "Quien como Dios" bastante iluso si me lo preguntan, mientras que a mí me pusieron el título de "Adversario" "el Acusador" "padre de la mentira" y cuantos títulos deportivos. Fui arrojado a la tierra, condenado a no volver, llamándome serpiente, dragón y cuanta cosa más horrenda.

-¡ME VENGARÉ, JURO QUE LO HARÉ!- les gritaba con mucha fuerza -¡SUBIRÉ MÁS ALTO QUE ÉL Y DESATARÉ MI FURIA Y TODOS USTEDES CAERÁN CON ÉL!- dije con odio- ¡Mi raza, al cielo trepara y sobre la tierra arrojará a Dios- dije al cielo, no sé cuánto caí a la tierra, pero en mi descenso arrastre una cuarta parte de las estrellas, pero se convirtieron en mis ayudantes y ahora soy un ángel caído. Un dia la conoci, era hermosa, ella estaba a las orillas del mar, me acerque y nos enamoramos, tuvimos hijos, pero sus ángeles me atraparon y me arrojaron al pozo de fuego y azufre y a ella la querían regresar con ese bastardo, pero se negó. Soy aquel que engaña al mundo, el que susurra en tus oídos el mal, aquel que da el poder, yo soy aquel que seduce y tienta a que hagas lo que deseas, el justo juez oscuro, Yo soy el príncipe del exilio. Yo soy…

Soy la innombrable, la Shejinah, la primera mujer de él. Soy mujer y soy demonio; el demonio del deseo, la mujer que se introduce en los sueños lúbricos, la de pubis de fuego; el demonio de la rebeldía, la mujer insumisa; el demonio de la libertad, la mujer nocturna de barro de la tierra. Los vástagos de él me niegan porque incapaz de reflejar mi imagen, soy espejo de sus miedos.

Creada a partir del barro que él, era la más hermosa del Jardín del Edén, ambos miraron deslumbrados; no sabían hacía dónde dirigir la vista, si al cielo brillante, al verdor que los rodeaba, o a nuestros propios cuerpos, quien con una sonrisa se alejaba; debía descansar. Un mareo intenso de colores, olores y sonidos contrastaba con la leve brisa que acariciándolos les revolvía los cabellos. Yo, piel verde olivo, negra guedeja, iris dorados. Él, color arena, ébano en los ojos, rizos de madera de cedro. Frente a frente, comenzaron a explorar ese mundo nuevo que se les acababa de reglar y a cumplir con su única misión, poblarlo.

Aprendieron a escuchar la voz del otro, oler las fragancias ajenas, tocar suavidades y asperezas, degustar néctares de piel. Ambos nos conocimos.

Durante los encuentros ambos experimentaron la revelación de esa Presencia Creadora que llevaba dentro. Ambos rodábamos por los pastos del paraíso; Él siempre quedaba sobre mí, aplastándome. Yo intentaba invertir la posición pero él la inmovilizaba. Se le fue agotando el asombro, el peso del él era asfixiante. Levantó la vista, encontró una faz sonriente y satisfecha; sin embargo, yo me sentía atrapada en una rendija del Edén. Deseó tener alas, correr como antílope, rasgar cual pantera. Miró de nuevo hacia Adán y suspiró. Intuyó que debía haber otras maneras de unir esos maravillosos cuerpos nuevos. Le propuse al hombre un cambio; él se negó.

—Tú debes ir debajo —le dijo; mira a tu señor hacia lo alto, a tu señor hacia lo alto, con respeto.

—Mi señor es Elohim, no tú —le respondí—nosotros fuimos hechos del mismo material, bien podría yo estar sobre ti- le volví a responder.

—¿No ves acaso la diferencia? —dijo él con enojo

—Somos distintos pero iguales; él nos dio vida juntos—le respondo con mirada de águila.

—Mírame —dijo él— soy como la luz del medio día, tú como la sombra de la tarde, fuiste creada después de mí, tu color lo dice- contesto levantándose levemente

—Todos los colores de la creación se concentran en Adonai, Él nos ama por igual a ambos—lo retó. El hombre enronqueció, era más alto, más musculoso; podría someterme.

—Me debes obediencia mujer—me dijo tomándome de la muñeca con una mano de tronco.

—Mientes. Adonai, Elohim, Yahveh ¿dónde estás? Quiero saber si este hombre habla con verdad —

Suplicó con vehemencia a él.

—¿Quién eres tú para interrogar al Creador? Si Él así lo hubiera querido te habría hecho más grande que yo, pero mira, con una sola mano puedo hacer que te postres ante mí —la increpó el hombre mientras tiraba de mi brazo.

—Solamente me postraré antes él —respondo con enojo; las piernas me temblaban por el esfuerzo, debía permanecer erguida. A cada palabra pronunciada por él, sentía que el jardín se encogía, los árboles la cercaban, cubrían la luz; el vaho de los animales humedecía la piel, restringía su más leve movimiento. Él, violento, me tomó por los hombros, quería tenderme una vez más. Yo odie esas manos, espinosas que me traspasaron la carne; me resistió con la rigidez aprendida de las rocas, pero un golpeteo que me desbordaba en el pecho y una lluvia de aguijones se clavó en su espalda; el espacio se estrechó entre ambos.

—Adonai, Elohim, Yahveh ¿dónde estás? —gimo con miedo. Siento un tirón de cabellos, y la proximidad de esa cara sudorosa, de ese aliento que se mezclaba con él con la mía; quise girarse para evadirlo pero él era más fuerte.

Miró llena de rabia los del hombre, respiró hondo y pronunció el nombre secreto de Adonai: con sus doce, treinta y dos y setenta y dos letras a la vez. Él retrocedió asustado. Yo había hecho uso del poder del nombre secreto; había recitado las letras que ni siquiera el detentador del Gran Nombre se atrevía a formular.

De mi espalda salieron alas y salí volando del Edén para siempre, jure nunca más regresar a ese lugar, ni a estar con él. Llegue a las orillas del mar y ahí me encontré con él. Me convertí en su mujer, y con él tuve descendencia, él me amaba, pero fue atrapado por los ángeles y enviado al pozo de fuego, mientras que a mí solo pedían que regresara con él hombre, me negué y jure vengarme, convirtiéndome en el azote de los hombre y niños, Yo soy…

Fui la madre de todo chakra, la primera en obtenerlo y usarlo para detener las guerras. Llegue a este lugar con mis recuerdos borrados, solo se mi nombre, pero de ahí no recuerdo más. Fui la esposa de un señor que gobernaba las tierras. Me acogió como nunca antes lo había hecho, me dio una sirvienta de nombre Aino, con ella me llegue a abrir de corazón, le contaba mis desventuras y tristezas, también le conté que esperaba a sus hijos. Un día un hombre se presentó ante el soberano de las tierras, recamando que habían invadido un terreno de un lago que les pertenecían, pero mi pareja lo negó diciendo que eran mentiras.

El hombre codicioso dijo que debían de entregarme como pago a lo que nosotros hicimos, pero él se negó y lo mató. La guerra se desato entre ambas tierras, fue cuando él me vio creyendo que era la responsable de tal guerra. Así que me persiguió para darme muerte; mi compañera y yo huimos y ella me llevo ante el Dios Árbol, en un intento vano por detenerlos, Aino trato de convencerlo, pero la traición llego, le dispararon varias flechas a mi mejor amiga, viendo como caía al suelo sin vida alguna, decidí tomar el fruto del árbol y así terminar con la guerra.

Después nacerían mis hijos, era un momento de paz, pero sentía que ellos se llevaron algo de mi chakra. Empezaron a usarlo, pero era mío, de nadie más que mío, además ellos vendrán aquí a destruir mi jardín y no puedo permitirlo. Después de un tiempo trato de manipular a mi hijo menor, pero fue en vano, mi hijo mayor lo libera y ambos pelean contra mí. Entonces fue cuando me fusione con el Dios árbol para dar el nacimiento de una criatura y recuperar mi chakra. Sin embargo mis hijos me vencieron, me sellaron y repartieron mi chakra por el mundo, pero antes libere mi voluntad en mi tercer hijo.

-¡Ve!- le grito -¡Reúne mi chakra y has que regrese para limpiar mi jardín!- fueron mis últimas palabras antes de dejar de mirar mi hermoso jardín. Me dieron el nombre de la diosa conejo, después de demonio, pero Yo soy…

Kaguya Otusutsuki la madre de todo chakra y pronto seré libre para cuidar a mi jardín de la plaga y reunir mi chakra.

Lilith la primera esposa de Adán y reina de los Súcubos, que nacerá en una humana para traer la oscura descendencia y volver a verlo nuevamente.

Lucifer el Ángel caído, aquel que reinara y traerá la verdadera paz, y derrocaré a Dios por arrojarme al abismo. Pero en este instante han pasado mil años desde que volví a desafiarlo y ser arrojado nuevamente al infierno, hoy por fin soy libre de mi prisión. El mundo ha cambiado, pero en este instante siento una energía demoniaca. Por lo cual voy a investigar y me encuentro a una inmensa criatura, parece un Zorro de nueve colas siendo sujetado por cadenas. La verdad no me interesa, pero sigo viendo desde la oscuridad. El hombre rubio hace movimientos con la manos, mientras que en un altar se encuentra un bebé, algo que detesto son los sacrificios de niños que hacen estos humanos, en fin, detrás de él aparece un espectro, parece la muerte, pero es diferente, tiene una máscara de color morado con cuernos, en la boca un cuchillo, las manos extendidas a los lados. Ese sujeto realiza nuevamente movimientos con las manos y el espectro toma al ser gigantesco, el cual ataca al niño pero el hombre se interpone entre la garra del inmenso animal, así como una mujer pelirroja. El ser toma al inmenso animal y lo introduce al niño, el cual empieza a formarse un sello en su abdomen. La pareja empieza a caer víctimas de la herida fatal.

Pero veo algo, el alma del niño empieza a salir de su cuerpo, parece que no soporto el ritual, así que me voy acercando a la pareja. Aun respira, pero es lo de menos. Con lentitud me acerco más al infante, su rostro empieza a perder color. Por lo cual coloco mi mano en su cabeza antes de que sea tarde.

-Tú no morirás, ahora yo ocupare el lugar de esa alma y serás mi nuevo cuerpo, cuando llegue el tiempo te daré mis poderes y seremos más fuerte para derrotarlo. Así que dormiré mi consciencia, pero mi esencia estará activa - le digo al niño y emano una energía tanto oscura como de luz, mi cuerpo empieza a desintegrarse para entrar el cuerpo del bebé, hoy es mi nacimiento, el Nacimiento de Lucifer el Ángel caído.

Espero que les haya gustado este prologo, ya saben dejen comentarios, opiniones y demás cosas relevantes. Quiero que digan si quieren que continue la historia, por mi estoy encantado de seguir, no olviden que tengo otras historias y que pueden leerlas y comentar en cada una de ellas, me despido, su amigo Shion145. nos leemos después.