Sandra ha vuelto y trae preparados muchos fanfics de BNHA.

Boku no hero no me pertenece, sino Izuku tendría que correr por su virginidad

Espero que disfrutéis de la lectura y leer vuestras opiniones.


-¡Y…Yo soy una gran fan tuya!-. La chica se colocó el pelo de forma nerviosa, mientras se apresuraba a sacar un pequeño paquete envuelto -¡Es un regalo para ti! ¡Esfuérzate mucho y haz un gran smash!-. Tras eso se fue para dar paso al siguiente fanático.

Los profesores se encargaban de dirigir a los asistentes y de controlar las filas, este pequeño evento estaba siendo todo un éxito. Tras la popularidad ganada después del festival de deportes, se decidió que el público podría conocer a sus estudiantes de primer año.

Como se esperaba la gente tenía a sus preferidos y otros que eran prácticamente ignorados, como era el caso de Mineta. Los preferidos parecían ser Todoroki, Momo, Bakugou y Deku. Este último parecía causar furor por lo adorable que era, para envidia del explosivo rubio.

Aunque Izuku parecía algo saturado por tanta atención, no había dejado de sonreír y charlar con todo aquel que se le acercaba. La mayoría de los regalos que recibía era mercancía de All might, otros eran ropa y hubo unos poco que casi se podía considerar acoso a un menor.

Finalmente y unas horas agotadoras mentalmente, el flujo de gente empezó a disminuir hasta reducirse al primer fan de Mineta y una anciana que caminaba hacia el chico de cabellos verdes.

-Lamento llegar tarde, joven… ¿Podría dedicarme unos minutos de su tiempo?-. Servicial como siempre, le acercó una silla y se sentó frente a ella, regalándole una cansada sonrisa -Puedo notar que eres muy generoso-.

Alcanzó su mano derecha y volteó su palma hacia arriba, empezando a observar con detenimiento las líneas -Ah… Me recuerdas a cuando yo era joven… Fui una de las primeras en obtener un quirk… Puedo adivinar con exactitud la vida amorosa de una persona y tú, mi querido niño, eres muy afortunado-.

Izuku sonrió de forma nerviosa por lo que estaba escuchando, ya podía sentir como sus mejillas se volvían rojas como cerezas -¡Ese es una peculiaridad muy interesante!-. Se mostró genuinamente emocionado e inmediatamente después empezó a murmurar sobre las posibles implicaciones en su vida diaria. Ya se formulaban miles de preguntas en su inquieta mente.

-¡Deku, maldición, cállate! Eres tan jodidamente molesto-. No se había dado cuenta pero en un segundo estaba rodeado por todos sus compañeros y amigos, curiosos por si la anciana les mostraría el futuro amoroso de su tierno compañero de clases.

Esta volvió a coger su mano y tras examinarla durante unos pocos segundos, seleccionó una línea concreta y sus dedos empezaron a brillar. Inmediatamente después pudieron visualizar una pequeña escena en sus mentes.

Una pareja estaba debajo de las sábanas en una habitación a oscuras, aunque se notaba que afuera ya era de día. Supusieron que uno de ellos era Izuku, aunque no podían adivinar la identidad del otro bulto.

De pronto dos figuras más pequeñas entraron a hurtadillas, con lo que parece una bandeja llena de comida que dejaron en la mesilla. El más pequeño fue hacia la cama y el grande a subir las cortinas de golpe -¡Buenos días!-. Gritaron a la vez, mientras el de pelo verde se incorporaba de golpe en la cama.

Su apariencia era la de un hombre más maduro y curtido por la vida de héroe, pero en esencia era el mismo. Su pelo seguía siendo verde y revuelto y las pecas dominaban los mismos espacios de antaño.

Con una sonrisa atrajo a sus dos hijos contra su pecho, mirando de reojo a su marido -Enki, Sho, papá ha tenido mucho trabajo y está cansa…-. Fue interrumpido cuando este se levantó, mostrando su distintiva cabellera bicolor.

-Estoy despierto-. Bostezó mientras atraía al más pequeño de los niños a sus brazos. Su siempre estoica expresión ahora mostraba todo el cariño del mundo -Feliz aniversario, Izu-. Besó a su esposo en los labios, ignorando los ruidos de disgusto de sus hijos.

Cuando el efecto se terminó todos se giraron para mirar a Todoroki, este mantenía su expresión estoica pero si le prestaba atención te daría cuenta de que sus orejas estaban rojas, sus pupilas dilatadas y respiraba un poco más rápido.

La mayoría era consciente en mayor o menor medida del evidente enamoramiento de Shoto, por lo que verdaderamente no fue una sorpresa que terminasen juntos -Oh… Pero esto no es todo-. La mano de la anciana volvió a brillar mientras se preparaba para mostrar al siguiente afortunado.

Otra vez se mostraba a Izuku en su forma adulta, aunque ahora estaba jadeando visiblemente tras un duro combate contra un villano. Este último estaba en manos de la policía, mientras se lo llevaban detenido.

El traje de Deku estaba destrozado y su piel mostraba cortes sangrantes. El héroe suspiró mientras se permitía tomar un pequeño descanso contra una pared medio derruida, casi parecía que estuviese esperando a que su compañero apareciese.

A lo lejos se acercaba una figura que inmediatamente reconocieron como Tenya Iida. Este estaba usando los motores en sus piernas para ir a toda velocidad. Cuando llegó se quitó el casco y atrapó los labios de su pareja en un apasionado beso.

Tras varios segundos se separaron y juntaron sus frentes, para después hablar al mismo tiempo -¿Seguro que te encuentras bien, Izuku/Tenya?-. Se miraron y uno entró en un ataque de pequeñas risitas mientras el más serio sonreía ligeramente.

Tras el fin de la segunda visión, Iida empezó a gesticular salvajemente mientras su mente se había vuelto inusualmente lenta para procesar lo que acababa de ver y oír. Izuku parecía que en cualquier momento iba a arder en rojo ¿Esto de verdad era posible?

Uraraka se llevó una mano a la boca mientras meditaba ¿Iida tenía sentimientos por…? Los demás lanzaban miradas entre ambos chicos, aunque no les resultaba algo difícil de creer que sucediese.

Sin darles tiempo a pensar demasiado, fueron arrastrados a otra visión de un posible futuro amoroso.

Tsuyu estaba en primer plano de espaldas, mientras rebuscaba algo en un cajón. La chica rana estaba muy arreglada, llevaba puesto un vestido azul celeste y su largo cabello estaba recogido en un complicado moño.

-Aquí está, Ribbit-. Se dio la vuelta mientras sostenía una pequeña corona con un velo -Deku-kun tiene mucha suerte, Ribbit-. Enganchó la delicada prenda en el peinado de la novia y luego sonrió mientras terminaba de darle los últimos retoques.

-Estoy muy nerviosa ¿Y si no es lo que yo espero? ¿Y si Izu pierde el interés en mi porque estamos casados?-. Uraraka observaba, preocupada, su reflejo en el espejo. No se arrepentía de lo que iba a ocurrir, había estado enamorada de él desde hace años y este era su sueño hecho realidad pero…

-Confía en tu marido, Ribbit-. Cuando llegó la hora asignada, ambas chicas se agarraron del brazo y juntas avanzaron hasta el altar.

Allí las esperaba un emocionado Izuku en traje. En cuanto le vio todo temor o duda se despejó, definitivamente esto era todo lo que había deseado desde que tenía quince años.

Ochako estaba completamente en silencio, aunque pronto empezó a tener una expresión soñadora y sus mejillas empezaron a calentarse. Definitivamente estaba perdida en sus fantasías de boda con Izuku.

Ahora había cuatro competidores por ganarse el corazón de Deku y con la posibilidad de hacer realidad lo que habían visto. Aunque ninguno quería acabar con las amistad que tenían o crear una incomodidad innecesaria para Midoriya.

Este último parecía un cervatillo frente a los faros de un coche, estaba del color de los tomates y tenía los ojos muy abiertos. No podía evitar boquear como un pez, intentando formular algún pensamiento racional en su cabeza.

-¡Ese maldito perdedor no puede ni manejar que sus ridículos amigos estén enamorados de él!-. Bakugou empezó a burlarse antes de que el próximo brillo parase sus burlas de forma instantánea.

-¡Estúpido Deku!-. Unas fuertes pisadas se acercaron al inocente adolescente de pelo verde. No parecía haber pasado demasiado tiempo -¡Maldito, imbécil, gilipollas!-. Parecía que estaba listo para asesinar a alguien.

-K…Kacchan-. Rápidamente se vio arrinconado en la pared por el agresivo rubio. La mente de Midoriya funcionaba a mil por hora, pensando en lo que había hecho para enfadarle.

-¡Odio ver a esos extras babeando por ti!-. Por como lo decía, parecía que le estaba echando la culpa por ello -Irás a una cita conmigo ¡Y no acepto un jodido no por respuesta!-. Y tal y como vino se fue, casi sin escuchar la temblorosa respuesta del otro.

-¡S…Sí!- Izuku contestó por instinto, aunque después giró la cabeza como los cachorros cuando no entienden algo -¿V…Voy a ir a una cita con Kacchan?-. El sonido del timbre rompió sus pensamientos y corrió hacia su próxima clase.

-Bro, eso fue muy poco masculino-. Kirishima intentaba contener la risa al ver el perplejo rostro de su amigo. De todas formas, con lo mal que le trataba ¿Quién se imaginaría que tenían un posible futuro juntos?

Finalmente Bakugou reaccionó y de sus manos empezaron a aparecer violentas explosiones mientras juraba como un marinero. Todo esto lo hacía para ocultar el sonrojo en sus mejillas.

La anciana parecía estar algo cansada, aunque aún no había terminado con su peculiaridad -Esta juventud de hoy en día…-. El brillo volvió, con un poco menos de fuerza.

Esta escena fue bastante más… Impactante, casi parecía una toma de una película para adultos. Hanta e Izuku estaban en la habitación de un Love Hotel, mientras la cama se mecía con fuerza por los movimientos de ambos. Aunque no se mostraba nada explícitamente, quedaba muy claro las actividades que se estaban llevando a cabo.

-AH… AMH… Ngh… ¡M…Más fuerte!-. Pasó las uñas por las espalda del otro, mientras buscaban sentir más placer. Los ojos verdes se abrieron, empañados por las fuertes emociones -¡P…Papi…! ¡Papá, más, más, más!-. Con las palabras de Midoriya los empujes se incrementaron, igual que los gemidos.

-Oh, dios mío-. El de pelo verde se tapó la cara con las manos y rezó para que un villano apareciese y acabase con su sufrimiento, aunque el destino no era tan benevolente con su persona.

Ashido pasó el brazo por encima de los hombro de Sero mientras su rostro se contorsionaba en algo travieso -Vaya, papi, no sabía que podías ser así-. Estalló en risas histéricas, la muy zorra estaba disfrutando de todo esto.

Por suerte, la mujer decidió que era el momento de continuar una vez más -Este ya es tu último destino, pequeño héroe-.

Esta vez pudieron ver la habitación de Midoriya y a este en un rincón, sentado en el hueco entre su cama y la pared. Tenía el rostro escondido entre sus rodillas, aunque había lágrimas en sus mejillas y rasguños autoinfligidos en sus muñecas y brazos. El reloj marcaba las tres de la mañana

La puerta se abrió mientras el niño dejaba escapar un roto sollozo, Kirishima encendió la luz y cerró la entrada a su espalda. Avanzó hasta él y se dejó caer enfrente suya -Izuku, respira. Vamos, inhala y exhala-. Estuvieron repitiéndolo hasta que su respiración se volvió manejable.

Lentamente le desenroscó de su pelota y le sentó encima de su regazo -Sabes que puedes acudir a mi habitación cuando quieras-. El pelirrojo deslizó una mano por su húmeda mejilla y subió su rostro, para poder besar delicadamente sus labios -¿Quieres dormir en mi cuarto?-. Tras su aprobación le cogió como si fuese una princesa y se fueron.

-Eso fue muy adorable-. El comentario vino de la chica invisible, quien tenía parecía tener lágrimas en sus ojos. Varias cabezas asintieron ante lo dicho.

-Mi tiempo aquí ha terminado-. La anciana se levantó pesadamente y se dirigió a Midoriya -Tu futuro, como has visto, es muy diverso. No hay nada escrito, pero escoge al que de verdad ames-. Con esas sabias palabras se alejó, dejando a varios adolescente pensativos y avergonzados