Hola a todo el mundo... Lo sé, volví antes de tiempo. Acabo de llegar ayer...

Les traigo una nueva historia, como podran darse cuenta. Asi que, como siempre, espero sea de su agrado...

Enjoy!

P.D: Tengo algunas cosas importantes que comunicar en las notas finales...


Muchas veces se preguntaba qué demonios estaba haciendo ahí, caminando por las calles oscuras, vistiendo ropa ajustada, buscando hombres que le pagaran por su "trabajo".

Suspiró pesadamente. Odiaba su vida, su familia, toda su realidad, pero no le quedaba otra, debía vivir de algo, de alguien...

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Las cosas no podían estar saliendo peor. Su padre encarcelado y su madre alcohólica, sin lugar a dudas, eran la familia más hermosa y perfecta de todo el sector.

Estaba muy frustrado, y es que ya no soportaba vivir como estaba. Los gritos incesantes en el hogar, los amantes de su madre, el constante acoso policial, cosas que ya lo tenían más que aburrido.

Ahora se encontraba buscando un lugar para pasar la noche. Se había escapado de casa- como solía hacer muy a menudo, tampoco era como si su madre se preocupase por ello- y no tenía pensado volver pronto, ni siquiera quería regresar a esa casa infernal.

Se sentó en una de las bancas de la parada del trasporte público y, entonces, lo vio. Al otro lado de la acera observó pasar a un hermoso joven de cabellos blancos y ojos azules. Llevaba ropa que se pegaba escandalosamente a su delgado y delicado cuerpo. Caminaba con gracia, como cualquier supermodelo de la televisión, equilibrándose a la perfección en los altísimos tacones de sus botas de cuero. El chico cruzó la calle al notar lo mucho que lo miraba y, sin dudarlo ni por un segundo, se sentó a su lado, demasiado cerca.

-Hola- lo saludó, dedicándole una lasciva mirada con sus vacíos ojos azules.- ¿Cómo te llamas?- le preguntó sin siquiera saber porqué, se supone que él no debía involucrarse tan "personalmente" con sus clientes (aunque ese curioso chico de ojos ámbar y cabellos rojos no lo era en realidad), después de todo, esos hombre sólo buscaba una cosa, acostarse con él.

-Ha-Haruya- tartamudeó un poco, cosa extraña en él, pero no podía evitarlo, ese chico le hacía sentir cosas en el estómago, como si miles de mariposas volaran dentro de él.

-Haruya- lo repitió. No lo entendía, pero algo en él le llamaba la atención.- Es un lindo nombre... y dime, Haru-chan ¿Cuántos años tienes?- y esto último lo dijo de manera coqueta, mientras posaba una de sus manos sobre las piernas del pelirrojo.

-Dieciséis- soltó rápido. Su corazón latió desbocado antes aquel contacto, al tiempo que sentía como le daba un poco de calor.

El albino sonrió levemente. Haruya era un año mayor que él, pero sus infantiles reacciones le hacía pensar lo contrario. Fuese como fuese, no podía dejar de sentirse extraño con ese chico. Era primera vez que él se acercaba a alguien en especial, normalmente los demás lo tomaban de la mano sin siquiera preguntarle y se lo llevaban al primer motel que encontraran, se acostaban con él, le pagaban y se iban, dejándolo completamente solo. Su vida era triste, pero necesitaba el dinero y viniendo de un sector muy pobre y sin estudios lo que podía hacer era muy limitado. Se quedó recapacitando la situación cuando sintió como Haruya se levantaba y lo tomaba de la mano, para comenzar a llevarlo calle arriba. Se desilusionó un poco, por un momento llegó a creer que aquel joven sería diferente, pero cuando pasaron de largo el área de los moteles no supo que pensar.

-Oye- llamó el albino, sin dejar de seguirlo.- Ya pasamos los moteles...

Haruya se detuvo en seco y se volvió a mirarlo, con incredulidad en el rostro.

-¿Motel?- preguntó.- ¿De qué demonios estás hablando?

-¿No es obvio? Vas a acostarte conmigo.

El pelirrojo lo miró aún más sorprendido que antes, fue entonces cuando el albino entendió que las cosas no eran como pensaba.

-¿Te gustan los helados?- preguntó de la nada Haruya, buscando aliviar la tensión del ambiente.

-Sí- no entendía a que venía el tema, pero aún así le contestó.

-¿Quieres ir a tomar uno?

Al albino, por un segundo, parecieron brillarle los ojos.

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Estaban en una heladería a unas pocas cuadras de donde se habían encontrado. Era tarde, pasadas las once de la noche, hora a la que cualquier tienda conocida de helados estaría cerrada, pero como era una barrio de comercio sexual y esas cosas, las calles prácticamente cobraban vida en las noches, como si fuesen Las Vegas.

Haruya jugaba con su helado, mientras que el albino frente a él comía con tranquilidad. Era cierto que el pelirrojo era pobre, pero, al menos, tenía el dinero suficiente como poder darse ese pequeño lujo.

-¿Cómo te llamas?- le preguntó Haruya a su compañero, después de todo, no sabía absolutamente nada de él.

-Gazelle

Nagumo quedó extrañado ante aquel nombre, pero luego recordó que ese chico debía de ser prostituto o algo, lo más seguro es que fuese su apodo.

-Eso es trampa- se quejó.- Ese es tu apodo, yo quiero saber tu nombre.

El albino levantó los ojos de su helado por unos segundos.

-Suzuno Fuusuke

-¿Cuántos años tienes?

-Quince

Bien, eso dejó a Haruya bastante descolocado. Gazelle se veía joven y todo, pero, por la "profesión" que ejercía, él hubiese jurado que tenía dieciocho, mínimo diecisiete, ¿Pero quince? Eso ya era absurdo.

-¿No crees que eres muy joven para venderte?- le preguntó con seriedad.- ¿Y tus padres?

-Mi padre y mi madre son drogadictos. Mamá se dedicó unos años a la prostitución, pero cuando empezó a drogarse me delegó el cargo. De hecho, recuerdo que me llevaba a trabajar con ella cuando tenía cinco años- respondió sin darle mayor importancia. Le había costado, pero de a poco se había acostumbrado a ver a su madre acostándose con distintos hombres y, sin saber en qué momento, él también había comenzado a hacer lo mismo.

Haruya no pudo evitar sentirse mal por aquel joven. Él también tenía problemas familiares, pero nunca tan terribles como aquellos.

- Tus padres tampoco deben ser muy buenos si te dejan venir a estos lugares.

- Me escapé de casa. Mi padre está en la cárcel y mi madre es una puta alcohólica. Sinceramente, dudo que les importe qué estoy haciendo o si vuelvo o no.

Suzuno lo comprendía bien, con sus progenitores era lo mismo. A ellos no les importaba que estuviese haciendo o con quién estuviese siempre y cuando llevase dinero suficiente para sustentarles el vicio. En el fondo le dolía pensar ese tipo de cosas, pero ya estaba conciente de que no era más que un objeto para sus padres.

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-¿A dónde vamos?

Era más de media noche. Ambos había salido de la tienda hace unos momentos atrás, y, entonces, Nagumo había tomado a Suzuno de la muñeca y se lo había llevado rápidamente. El albino sólo atinó a seguirlo, pasando por una infinidad de calles y callejones. Finalmente, y sin saber cuando, se vio totalmente perdido en un lugar que jamás había visto en su vida. Se metieron por otro callejón hasta llegar a un sitio muy apartado y oscuro, era seguro que nadie pasaba por ahí.

Haruya lo soltó de la muñeca y caminó hasta un reja vieja y oxidada, la cual observó por un rato. Gazelle no entendía mucho la situación, quizá el pelirrojo si quería tirárselo después de todo y por ello había buscado un lugar abandonado, para que no los molestaran. Estaba preparado para comenzar a desvestirse cuando vio como Nagumo escalaba ágilmente la cerca y saltaba al otro lado.

-Apresúrate- le dijo, volteándose a verlo.

Suzuno, aún más confundido que antes, decidió obedecer. Se acercó a la estructura metálica y la cruzó con bastante esfuerzo. Al parecer, las botas de tacón aguja no son la mejor opción a la hora de escalar rejas.

Haruya lo volvió a tomar por la muñeca y caminaron por una calle grande y vacía. Estaba oscuro, pero al final del sendero podía vislumbrarse una luz. Cada que se iban acercando Gazelle podía distinguir más cosas, música, risas, personas. Y, cuando llegaron al final del camino, se percató de que se encontraban en un parque de atracciones.

-¿A qué quieres subirte primero?- le preguntó Haruya, sonriendo con arrogancia, como solía hacerlo.

Suzuno no respondió, estaba absorto en las cosas a su alrededor. Las luces, las familias felices, las risas, los olores, los juegos mecánicos, todo. Ni siquiera en sus sueños más locos había imaginado un lugar así, tan lleno de vida y alegría.

-¿Qué pasa?¿Nunca habías venido a un parque?- inquirió Nagumo. Le parecía curiosa la mirada de su compañero, podía jurar que sus ojos brillaban.

-No- admitió un poco apenado el albino.

-Entonces tengo mucho que mostrarte- dijo, mientras lo tomaba de la mano, para jalarlo hacia el primer juego que vio.

Suzuno se sonrojó un poco al sentir su mano entrelazada a la de Haruya. Era una sensación cálida y segura, como si, mientras estuviesen juntos, nadie pudiese hacerle daño.

Finalmente, llegaron a una gigantesca e imponente estructura metálica. Por sobre ella pasó un pequeño carrito que daba vueltas imposibles a través de los rieles que poseía en las parte más alta. Fuusuke se asustó levemente ¿Tenía que subirse a esa cosa?.

-Tranquilo, está bien. Yo estoy contigo- le animó Haruya, estrechando más su mano, mientras le regalaba una hermosa sonrisa.

El albino le devolvió el gesto, sintiendo como todo sus miedos abandonaban su ser.

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Ambos se bajaron de la montaña rusa tomados de la mano. Suzuno se sentía mareado, como si todas las cosas fuesen irreales. Al principio había estado asustado, pero, luego de la primera vuelta, la adrenalina transformó toda su inseguridad en emoción.

-¿Quieres subirte a otro?- le preguntó Haruya

Gazelle no respondió, sólo se limitó a arrastrarlo hacia el primer lugar que encontró. Se subieron a la gran mayoría de los juegos, sólo les faltaba uno, una rueda gigante llena de luces multicolores, con asientos que giraban junto a ella en un compás lento y calmado. A Suzuno le había llamado la atención de sobremanera esa máquina, por lo cual había querido reservarla para el final.

Tiró a Nagumo a la fila, y se sorprendió al notar que gran parte de ella estaba conformada por parejas de todas las edades.

Esperaron un largo rato, pero para Gazelle valió la pena. Se acercó al vidrio del carro, mirando maravillado el paisaje nocturno. Todas las luces, la luna, las estrellas. Era lo más espectacular que había presenciado en su corta existencia. A su lado, Nagumo no dejaba de observarlo. Se sentía extraño, ya no sólo eran las mariposas, sino que también una curiosa necesidad de proteger a Gazelle, de sacarlo de esa realidad tan miserable que lo aquejaba.

De pronto, el albino se volvió a mirarlo.

-¿Qué te pasa?- preguntó.

-Nada- contestó un poco nervioso el mayor.- Sólo estaba pensando.

Gazelle desvió la mirada hacia ningún lugar en especial, topándose con una escena inesperada. En el carro frente al suyo una pareja de jóvenes, tal vez de su edad, se besaba tiernamente. Nagumo se fijó en el mismo sitió que el albino, preguntándose que había llamado tanto su atención.

-Es normal- sentenció, haciendo que Fuusuke se volviera hacia él.- Las parejas siempre se besan en este juego.

-¿Por qué?

-No sé. Dicen que es romántico, ya sabes, babosadas que inventan los enamora...

No alcanzó a terminar la frase cuando Gazelle juntó sus labios. Nagumo no supo como reaccionar, pero, al sentir la lengua del menor pidiendo acceso, no dudó ni un segundo en concedérselo. Se besaron despacio al principio, pero con hambre y deseo al final.

-¿Por qué hiciste eso?- inquirió Haruya, con bastante seriedad. No estaba molesto, pero, aún así, daba una ligera sensación de miedo.

-No sé- contestó Gazelle. Estaba muy nervioso, pero, aún así, su rostro mantenía esa fría expresión de póker .- Yo... creo que me gustas.

Estaba asustado, asustado de que Nagumo lo abandonara. No llevaban mucho de conocerse, pero ese chico había sido muy amable y considerado con él, es más, era la primera persona que lo trataba tan bien, no como a una cosa, sino como a su semejante. Estaba enamorado de él, lo amaba, y temía perderlo.

Esperó a que Haruya lo mirara con asco, que lo insultara, que lo golpeara y se fuera, pero, para su sorpresa, el pelirrojo lo abrazó posesivamente de la cintura, mientras le acariciaba el cabello.

-Pues... Yo creo lo mismo- le dijo despacio al oído, casi en un susurro.

Fuusuke sintió como un escalofrío recorría todo su cuerpo. Correspondió el abrazo. Estaba feliz, más de lo que jamás pensó que pudiese estar. Se sintió querido y apoyado, importante para alguien por primera vez en su vida. Quiso besar de nuevo a Haruya, pero, cuando sus labios estuvieron a punto de rozarse, el juego se detuvo y el encargado les pidió que por favor bajasen.

La gente los observó raro por un momento, pero, al estudiar mejor el atuendo de Gazelle, terminaron por convencerse de que era mujer y dejaron de prestarles atención.

-Que bueno que pareces una chica- murmuró Haruya, mientras ambos salían de la ruleta tomados de la mano.

El albino se sintió algo ofendido, pero su compañero tenía razón; con esa ropa que usaba y su manera de caminar, cualquiera lo confundiría con una fémina.

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Llegaron al departamento de Suzuno a eso de las cuatro de la madrugada. El lugar era grande, al menos, para una persona. A diferencia de lo que Nagumo imaginó, el menor residía en un buen barrio, aparentemente, la prostitución le dejaba el dinero suficiente como para alquilar un sitio decente.

-¿Quieres pasar la noche aquí?- inquirió Gazelle

Haruya aceptó la invitación gustoso. No tenía a donde ir y, por si fuera poco, no tenía ni la más mínima intención de dejar a su chico solo.

Fueron a la habitación de Fuusuke y Nagumo no supo que decir. El albino tenía una cama de una plaza. Si iban a dormir juntos lo iban a hacer demasiado juntos, pero que más daba, los dos se gustaban ¿Qué podía pasar?.

-¿Te molesta que duerma en ropa interior?- preguntó Haruya

-No, está bien- respondió Gazelle, dándole la espalda.

Nagumo imitó el gesto del albino, para comenzar a desvestirse. Estaba incómodo. En condiciones normales no le hubiese importado quitarse la ropa, pero su situación actual era de todo menos común. Al menos, agradeció que esa mañana hubiese decidido ponerse su ropa interior suelta.

Se volvió hacia Gazelle cuando estuvo listo, y tan rápido como lo hizo lo deshizo. Se abanicó la cara con las manos, buscando bajar el espantoso calor que lo recorría. Tras él Suzuno lo miraba estoico, totalmente desnudo.

-¿Haruya?¿Estás bien?- se encontraba algo preocupado por la sobre reacción de su compañero. Estaba seguro de no tener nada que el pelirrojo no hubiese visto antes.

-S-sí, estoy bien- tartamudeó.- Mejor... Mejor acostémonos de una vez- sentenció. Se metió a la cama y se tapó hasta los ojos.

Fuusuke rió por lo bajo y se acostó también. Se dieron la espalda, Nagumo porque le avergonzaba mirar y Fuusuke porque no quería incomodarlo más.

La cama era pequeña, pero el mayor se las ingenió para mantener distancia entre ellos, por lo cual se encontraba casi fusionado a la muralla que, para su mala suerte, estaba pegada justo a su lado, dejándolo atrapado entre ella y Gazelle.

Haruya suspiró. Esa sí que sería una noche larga.


Primer capítulo listo...

Hora de los comunicados:

1.- Me enteré hace poco que en Febrero me voy de viaje denuevo, y como el 29 tengo cosplay y no he ni empezado mi traje, el próximo capítulo no estará listo en breve.

2.-Dando vueltas por internet y buscando algo de Burn x Gazelle para leer, me topé con una historia llamada "La mejor noche" en los foros "Mundo Yaoi". No necesité leer mucho para enterarme de que alguien tomó mi historia "Monster", le cambió el título, la subió sin mi autorización y se la adjudicó... Como la persona casi adulta que soy no voy a tomar acciones, siempre y cuando esa persona pida disculpas (Estoy cien por ciento dispuesta a perdonarla si lo hace)y los permisos corespondientes (Además de reconocerme como la autora original de la historia). De lo contrario, tomaré las acciones pertinentes. No es por ser mala ni nada por el estilo, pero cosidero que es lo justo. Si cualquiera de ustedes quiere subir alguna de mis historias a otro sitio, traducirla o que se yo, pueden hacerlo, pero siempre pidiéndome permiso previamente y dando los créditos correspondientes. Lamento si esto ha molestado a alguien ajeno al tema, pero compréndanme, siento violados mis derechos como escritora...

Bien, dejando todo eso de lado. Espero este capítulo les haya gustado. Cualquier crítica, sujerencia o lo que sea son bien acojidas (Pero siempre con respeto XD)

Adiós y muchísimas gracias por su tiempo y atención.