1
Había sido el peor año de su vida. El tan afortunado y perfecto Sesshoumaru Taisho estaba experimentando una montaña rusa de emociones desde el día en que su esposa había dejado esa carta sobre la cajonera de su habitación.
La conoció en la universidad, presentados por su mejor amigo Naraku. Para su desgracia "mejor amigo" en el idioma del pelinegro no significaba lo mismo que para él.
Cayó rendido ante su belleza, la convirtió en la mujer más hermosa sobre la faz de la tierra, su Kagura, el recuerdo del peculiar tono rojizo de sus maravillosos ojos lo llevó al éxtasis de su primer encuentro, el pelo tan negro como el carbón le había seducido hasta dejarlo hipnotizado, su sensualidad era increíble y su figura de muerte.
Cortejo a esa bella mujer por un año hasta que por fin se atrevió a pedirle matrimonio. Ella obviamente acepto en seguida. No tardaron mucho en concebir, la luz de su vida y por lo único que vivía ahora, su pequeña princesa Rin de ya seis años.
Aun no entendía el porqué del abandono de su esposa. Siempre le había dado todo lo que quería y según él, merecía. Ropa cara, joyas, propiedades, autos… Absolutamente todo. Nunca sufrió de alguna carencia y Sesshoumaru siempre procuraba pasar el mayor tiempo posible en casa con las dos mujeres más importantes de su vida. Y de pronto esa funesta tarde se encontró con la solitaria carta de despedida.
—
Querido Sesshoumaru:
No puedo seguir con esta farsa más… Es demasiado para mi tener que mentirte a ti y a Rin pero sobre todo a mi… Sé que no entenderás el motivo de mi partida pero tenía que hacerlo. Este estilo de vida me está asfixiando, el ser madre y esposa todo el tiempo es… No sé cómo decirlo… deseo algo diferente; por favor no me odies, espero que algún día puedas perdonarme, no le digas a Rin que los abandone, inventa algo, eres bueno en ello. Sabes que la verdad la devastaría.
Gracias por todo, te deseo lo mejor.
ATTE:
Kagura.
—
Había intentado por todos los medios llegar a ella. Pero nada había funcionado, simplemente se esfumo dejando su vida convertida en un remolino imparable. Él regreso a ser el mismo de antes, cuando ella no había llegado a su vida, duro y frio con excepción de su trato hacia su princesa, solo hablaba lo que tenía que hablar con los demás. Un aire de amargura se apodero de él. Su hermano menor Inuyasha trataba vanamente de sacarlo del agujero en el que se estaba metiendo poco a poco.
Eran las cuatro de la tarde cuando un muy cansado peli plata se dejó caer pesadamente en el sofá de piel blanco de su sala de estar.
— Vaya, llevó esperándote una hora, pensé que Rin salía del cole a las 3:00.
— Me hizo llevarla por un helado. Es su primer día en la nueva escuela así que decidí complacerla, estoy muerto.
— Si se nota, últimamente estas más enojón que de costumbre.
— Y tu más idiota.
— Jajaja deberías dejarle los chistes a alguien más, no van contigo.
— Tengo que irme, la clase de ballet de Rin empieza en media hora—. Dijo levantándose del sofá.
— Sabes… No soportaras mucho tiempo de esta manera, desde que Kagura se fue te toca hacerlo todo. Estas volviéndote un anciano ¿Cuántos ya? ¿Treinta? ¿Cuarenta? Es en serio hermano necesitas una niñera que te ayude.
— Yo no necesito que otra persona cuide de mi hija, suficiente tuvo con que su madre la abandonara para que yo también lo haga… Y solo son veintiocho, idiota.
— No la vas a abandonar, admítelo, tarde o temprano llegaras a tu límite y ni para ti, ni las empresas… mucho menos para Rin va a ser bueno… Escucha, tengo una amiga que necesita algo de dinero extra, es muy simpática y amable además de muy trabajadora. Kagome ¿No la recuerdas?
— ¿Kagome?
— Si la conozco desde Kínder, Kagome Higurashi… cabello negro, ojos azul profundo, piel clara, algo tontina… ¿No la recuerdas? Debería decir que me sorprende pero no, no lo hace.
— Ahhh, Kagome la niña de coletas que decía que se iba a casar contigo cuando fueran mayores, ¿Crees que dejare a mi hija con una mocosa como ella?
— Ya no es más una mocosa, tiene 18 años. Se puede hacer perfectamente cargo de una niña. En serio necesita el trabajo, está pagando su universidad, no solo te quitas un peso de encima sino que también ayudas a una frágil mujercita a salir a delante ¿Qué dices?
— Necesito pensarlo Inuyasha, Rin es una niña muy inocente y quizá no le agrade la idea de que una desconocida se haga encargando de ella.
— Pero Rin también se acostumbra rápido a las cosas. Es inteligente, además de sociable, veras que se acostumbra, si te decides llámale a mi amiga—. Inuyasha saco su celular y le paso el número a su hermano mayor—. No te arrepentirás, te lo garantizo.
— Lo pensare ¡RIN ES HORA CARIÑO!— Grito apresurando a la pequeña.
— ¡Ya voy! Listo papi podemos irnos, adiós tío Inu.
— Adiós princesa suerte con tus giros, que te diviertas.
— La señorita Minami dijo que el recital es el viernes, ¿Puedes venir papi?
— Claro, sabes que siempre me hago un espacio para asistir princesa—. ¡El recital! Lo había olvidado, su hermano tenía razón, era demasiado para él, necesitaba ayuda—. Oye cariño, ¿Qué piensas de tener una niñera?
— ¿Niñera? ¿Para qué?
— Mi amor a veces es necesario que yo me quede en la oficina y por eso me es un poco complicado ir por ti al colegio y si tuvieras una niñera, ella podría llevarte a la casa y darte de comer en lo que yo no estoy.
— ¿P-pero si yo tengo una niñera… Tú pasaras menos tiempo conmigo?
— No cariño el tiempo que no esté contigo te lo repondré luego, además si te llevas bien con la chica puede ser tu amiga—. Rin se quedó pensando la situación, extrañaba muchísimo a su mami, quizá lo de la niñera no fuera tan malo, como dijo su papá hasta podrían llegar a ser amigas.
— Está bien papi, podría tener una niñera.
— Bueno… Kagome es amiga de tu tío Inuyasha así que debe ser buena persona para haberlo soportado desde Kínder.
— ¿Desde Kínder? Woau entonces si debe ser muy paciente.
— Llegamos princesa, tu tío pasara por ti hoy, tengo una junta importante, buena suerte—. Le besa la frente—. Cuídate mucho.
— Igual papi, ¡Adiós!— Rin salió del automóvil y se dirigió contenta a su escuela de danza bajo la atenta mirada de su padre.
— Kagome lo que menos quiero es presionarte, pero tenemos que pagar la renta este fin de mes. Necesito tu parte. Sabes de sobra que yo te la pagaba pero mi padre no me quiere enviar dinero—. Le dijo con algo de pena una peli larga a su amiga, llevaban viviendo juntas desde que habían entrado a la universidad y se conocían desde niñas.
— Sango lo sé, te daré el dinero mañana lo juro. Tengo que irme, llego tarde al trabajo, hasta en la noche.
— Hasta en la noche—. Kagome salió corriendo, era muy pesado tener que ir de un lugar a otro de esa manera. Salía de la universidad a las dos y después iba directo a casa, se cambiaba y comía algo para después salir corriendo de nuevo al host donde trabaja. Se divertía en su trabajo, que mejor que estar rodeada de chicos lindos en una casa de citas y sin tener que pagar por su compañía. Pero se estaba cansando de eso, era tiempo de buscarse otro trabajo.
— Buenas tardes Kagome—. Le saludo uno de los host, Hojo.
— Bueno tardes Hojo-sempai ¿Cómo va el trabajo?
— Bien, a esta hora siempre es bueno, las chicas salen de la escuela y les encanta venir a comer algo con nosotros, he tenido unas diez clientas en lo que va del día.
— ¡Bien! Me voy a cambiar—. Kagome entro a los lockers y saco su uniforme del casillero, era un vestido rosa tipo "Maid" con delantal de holanes blanco, calcetas largas del mismo color y zapatos rosas tipo escolar. Eso era una de las cosas que le desagradaban de su trabajo, vestir así.
Salió a recepción y empezó a despachar a las clientas que por lo regular escogían a Hojo, el número uno del club de solteros y en momentos libres se ponía a hacer tarea o a estudiar lo del día de mañana.
— Kagome ¿Puedes por favor encargarte de que nos lleven té?— Le pidió amablemente uno de los Host.
— Si enseguida—. Kagome guardo sus libros en el mostrador y salió para la cocina. Pidió el té y espero a que una mesera lo llevara a la sala. Regresando al recibidor sonó su celular—. Qué raro era número desconocido—. ¿Sí? Diga.
— ¿Es Kagome Higurashi?
— Si… ¿Quién es?
— Soy Sesshoumaru Taisho, el hermano mayor del idiota de Inuyasha.
— Ahh, si ya te recuerdo.
— Mira te hablo porque mi hermano me dijo que necesitabas trabajo, me gustaría discutir eso contigo. Te tengo una propuesta.
— Este… Sí, si me interesaría.
— ¿Cuándo podemos vernos?
—Esto… ¿Le parece bien mañana como a las dos y media?
— Perfecto pasa a mi oficina. Sabes donde es ¿no?
— Si, entonces mañana paso. Gracias.
— Adiós.
Esta podría ser la oportunidad para cambiar de empleo. Y esperaba que fuera para mejor y sin estúpidos uniformes rosas y niñas de secundaria gritando por doquier.
— Disculpe… ¿La oficina del Señor Sesshoumaru?
— ¿Tiene cita?— Pregunto una secretaria de pelo castaño y ojos verdes.
— Él me pidió que viniera, soy Kagome Higurashi
— Ohh si, el señor Taisho dijo que vendría, puede pasar a su oficina.
— Gracias—. Kagome empezó a caminar—. ¿Disculpa? ¿Por dónde es? Jeje.
— Lo siento, piso diecisiete. La única oficina allí es la de él.
— Gracias.
Kagome subió al elevador hasta el nombrado piso donde la atendió la asistente personal de Sesshoumaru.
SESSHOUMARU POV:
Estoy cansado, criar solo a una hija de seis años y atender todo el consorcio familiar no es nada fácil, solo espero que la amiguita de Inuyasha no sea una irresponsable y llegue puntualmente, si sigo de esta manera no llegare a la trentena.
— Adelante—. Dije escuchando como tocaban la puerta de mi oficina.
— Sesshoumaru-sama la señorita Kagome ha llegado—. Dijo mi secretaria.
— Dile que entre—. Cerré la laptop y concentre mi mirada en la amiga de mi hermano… Ella es… ¿La mocosa que estaba enamorada del idiota? No tenía que ser una broma. Esta…
Compórtate Sesshoumaru aunque tu esposa te haya mandado al demonio eres un hombre casado y tal vez ella regrese algún día. Pero es que… Es tan hermosa. Su pelo luce brillante y suave, tiene piel de porcelana y esos ojos, Inuyasha me hablo de esos ojos, azul profundo como el mar. ¿Qué demonios estoy pensando? No, no lo hagas, no veas, ¡Lo sabía! su boca es perfecta, parezco un estúpido adolescente.
— ¿Taisho-san?—. Me saco la chica de mis pensamientos.
— Perdón, toma asiento por favor.
— Gracias, que gusto volver a verlo… ¡Woau! es increíble lo mucho que se parecen usted e Inuyasha. De niño se parecía un poco a usted pero ahora son casi gemelos.
— Me estas insultando.
— No… Es que sus ojos y su cabello son muy parecidos.
— Genética, lástima que la inteligencia no se herede. Y gracias a Kami-sama la estupidez tampoco.
— Creo que no se lleva muy bien con él.
— Te equivocas, nos llevamos de maravilla pero eso no le quita lo idiota.
— Ahh…. Y bien ¿Qué propuesta me tiene?
— Necesito una niñera para mi hija—. Le dije.
— ¿Hija?
— Si tiene seis años y acaba de empezar el shougakkou (Primaria) y mi trabajo no me permite pasar por ella todos los días, necesito alguien que la cuide mientras yo estoy en la oficina.
— Yo estudio también.
— Mi hija sale a las tres. ¿Tendrías tiempo?
— Yo a la una con excepción de los viernes que salgo a las 12, creo que alcanzo perfecto a pasar por ella y llevarla a casa. Encargarme de que coma bien. Y no sé qué otras cosas haga su hija…
— Entonces quieres el trabajo ¿Kagome?
— Si, si lo quiero.
— ¿Podrás empezar mañana mismo?—. Le pregunte, no quería aceptarlo pero algo de ella me cautiva, es extraño si pudiera revivir lo que paso con Kagura, esto quizá sería igual de fuerte que la atracción que ejerció en mi ese día. Era momento de un cambio y estoy seguro de que esta chica será uno bueno.
— Sí, por su puesto.
KAGOME POV
Mi primer día en mi nuevo trabajo, había sido un poco precipitado pero necesario, además el sueldo era mucho mejor que en el host y sin tanto trabajo. Puntual a las tres de la tarde estoy esperando a la pequeña Rin afuera de su escuela, el señor Sesshoumaru me enseño una fotografía, es una niña preciosa y se ve que es simpática o espero que más que el padre. Es tan parecido a Inuyasha, pero al mismo tiempo tan diferentes. Él es como un refri, si como un refri cuando te le acercas te congela y te habla como si fueras un simple esclavo a sus servicios, aunque técnicamente eso soy, no tiene por qué tratarme de esa manera. Shit, ¡La niña!
— ¡Rin! ¡Rin!—. Grite para que se detuviera.
— Hola ¿Quién eres?— Me pregunto ¡Que Kawaii es!
— Soy Kagome y soy tu niñera. Tu papá me mando por ti para llevarte a casa.
— Mucho gusto Kagome—. Me dijo con una enorme sonrisa, la más hermosa que haya visto. Creo que este trabajo será mejor de lo que esperaba.
