"El otro lado de la cancha". ¿Cómo sería la vista? Ya no podía ver nada excepto aquel gran muro de manos que le impedía pasar el balón al otro extremo de la red. Hinata sabía de sobra que jamás volvería a ver el otro lado de la cancha, su estatura nunca se lo permitiría y sus remates serían bloqueados uno tras otro como sucedía en aquel partido.
El balón golpeó el suelo con fuerza siendo detenido por los defensores del otro equipo, quienes celebraban el punto que debería haber sido para Hinata, pero que había acabado como un arma de doble filo. Ya no era capaz de rematar.
Agachó la cabeza frustrado. Él nunca se había rendido pero en aquella ocasión… supo que jamás podría superar aquellas barreras. Le habían cortado las alas. Ese "cuervo" no volvería a levantar el vuelo.
- ¿Cómo podías pensar que serías capaz de ganar ese punto con tu estatura? – preguntó burlón el otro chico al otro lado de la red.
En aquel momento, Hinata apretó los puños con fuerza. Las manos le dolían tras tantos remates… todos fallidos. Seguramente habría contestado sin miramiento alguno que "podía saltar" pero… ya no podía, no desde que su colocador se había marchado para jugar en la liga profesional.
Todos los jugadores de Karasuno le observaron con resignación. Sabían de sobra que ese chico había perdido su fuerza y su entusiasmo desde que el equipo se había fragmentado con la marcha de Kageyama, pero no podían hacer nada pese a que trataron de animarle por todas las formas posibles.
- Vamos, Hinata, la próxima vez será – dijo Suga que ahora se había vuelto su armador – romperemos su defensa.
- No – dijo Hinata aún cabizbajo – ya basta.
- ¿Qué dices? – preguntó preocupado Suga al ver cómo Hinata perdía lo que más le caracterizaba, su pasión por el voleibol, esa pasión por luchar y salir victorioso.
- Que ya basta. No soy capaz de ver el otro lado de la cancha.
- Lo conseguiremos, puedes saltar.
- Durante un tiempo… toqué el cielo – dijo Hinata con una leve sonrisa – pero sólo un colocador ha conseguido hacerme volar y se ha marchado. No volveré a tocar el cielo jamás.
- Volveremos a volar, Hinata – dijo Asahi – estos cuervos aún pueden volar.
- No yo – dijo Hinata con una leve sonrisa – tienen razón, soy demasiado bajo para rematar y pasar el muro. Me han cortado las alas.
Nishinoya quiso hablar, quiso gritarle que él tenía la misma estatura, que estaba allí peleando para que el balón no tocase el suelo y siguiera el juego pero… al ver cómo Hinata pedía por su cuenta el tiempo muerto para poder hacer el cambio de jugador, todos se paralizaron. Habían perdido a Kageyama, se había ido a un equipo mejor, a uno profesional pero no esperaban perder a Hinata de aquella forma, sin embargo… Hinata no regresó a aquel partido, ni hizo acto de presencia en los siguientes entrenamientos, ni en sus partidos. Hinata tan sólo miraba desde el banquillo como si buscase una posición mejor para su estatura y al final… acabó donde él nunca había deseado estar, recibiendo el balón en lugar de rematar.
