Bueno….Traigo otra cosa a la que se le podría llamar fanfic U… Mmm… no tengo muchos comentarios :S. Así que lean.


Era una noche en la que se había desatado una fuerte tormenta y la lluvia azotaba con fuerza el reino de Hyrule. Truenos cortaban el silencio, relámpagos alumbraban el cielo y rayos caían a la tierra derribando árboles. A pesar del mal clima, un jóven cabalgaba rápidamente por los campos de Hyrule en dirección al castillo. Era un chico de mas o menos diez y nueve años, tenía el cabello rubio y los ojos azules como el cielo (N/A Claro, cuando no hay tormenta ¬o¬). Iba vestido como la gente del bosque, con una túnica verde. Llevaba una espada y un escudo en su espalda.

Cruzó el puente que llevaba a la ciudad del castillo, bajó del caballo y burló hábilmente a los guardias del castillo para introducirse en este. Caminó sigilosamente por los fríos pasillos de la construcción y entró a ua habitación oscura. De vez en cuando era iluminada por la luz de algún relámpago.

- Zelda ¿estás aquí? – llamó el chico

- Te dije que aquí estaría. – dijo una mujer desde atrás

- Te extrañé – le dijo abrazándola fuertemente

- Igual yo, Link.

- Dime ¿qué te dijo tu padre? – preguntó Link separándose un poco de ella para verla a la cara

- Mi padre…-apartando la mirada – Es un tonto. Dijo que si alguien iba aceptar al hijo que llevo dentro iba a ser un príncipe y no alguien…

- Como yo – completó Link separándose por completo de Zelda y volteándose– Es orgulloso el hombre.

- Pero, Link. Tu me has regalado un hijo, un hijo que desea conocer a su verdadero padre, no a un príncipe disfrazado de uno.

- Pero yo podría trabajar en el castillo, lo vería todos los días.

- No sería lo mismo. Además, no quiero estar con otro hombre que no seas tú, Link. Debemos escapar de este lugar.

- Zelda – volteándose - ¿Entiendes que si te vas conmigo…

- Tendría que renunciar al trono – completó Zelda mirando al chico a los ojos – Sí, lo sé. Pero no me importa con tal de estar contigo.

- Zelda… - dijo abrazándola – Si ese es el caso, debemos huir de inmediato.

- ¿Qué esperamos?

Link tomó de la mano a Zelda y salieron del castillo, para luego subir al caballo y salir galopando rápidamente de la ciudad. Su escape fue exitoso, ya que nadie los había visto…o eso era lo que pensaban ellos.


- Así que quieres guerra, héroe del tiempo – dijo alguien mirando por una ventana como se alejaban los dos jóvenes – Guerra tendrás. ¡Guardias!

Al llamado del hombre, apareció un soldado haciendo una reverencia.

- ¿Qué desea, su majestad?

- Reúna a sus mejores jinetes y busquen al héroe y a mi hija. Acaban de huir, pero la tormenta no los dejará ir muy rápido. Si los encuentra tráiganme a mi hija sana y salva.

- ¿Qué hacemos con el héroe?

- Si opone resistencia, elimínenlo. Si no, tráiganlo en las condiciones que sea, será castigado aquí.

- A la orden, su alteza – dijo el soldado haciendo una reverencia

- Vamos a ver que tan lejos llegas con mi hija, héroe – dijo el rey para sí mismo


La lluvia golpeaba con fuerza los cuerpos de los jóvenes, pero no les importaba.

- ¡Link¡Nos siguen¡Mi padre debe habernos visto salir! – gritó Zelda mirando hacia atrás

Efectivamente, saliendo del castillo se veía como jinetes armados los seguían.

- Me lo supuse. Debemos distraerlos o si no sabrán donde iremos. Yo los distraeré, te dejaré a salvo, digo, los dejaré a salvo.

- ¡Pero, Link¡Yo quiero estar contigo!

- No, es peligroso. No los arriesgaré ni a ti ni a nuestro futuro hijo. Sé bien quien los cuidará mientras sacó del camino a esos.

Link obligó a acelerar a Epona. Pronto perdió de vista a los jinetes, pero sabía que no por eso dejarían de buscarlos. Link entró a un tronco oscuro y luego cruzó un puente colgante, el que se adentraba en el bosque. Ambos bajaron de la yegua y se acercaron a una casita.

- ¡Saria¿Estás aquí? – gritó Link

Una pequeña niña de pelo verde y vestida del mism,o color salió de la casa.

- ¡Link¡Qué alegría verte¿Qué los trae por estos lugares? – preguntó extrañada

- Igualmente. Escucha, Saria. Es una historia larga pero te la resumiré – dijo Link afligido – Bueno…Zelda está esperando un hijo mío – sonrojándose un poco – y el Rey no acepta que sea yo su padre. Por eso nos decidimos a escapar para criar tranquilamente a nuestro hijo, pero ahora los guardias nos persiguen. Sólo quería preguntarte si podrías cuidar de Zelda mientras yo los distraigo. Luego no te molestaremos más-

- ¿Qué pasa aquí afuera, Saria? – preguntó un Kokiri que acababa de salir de la casa de esta – Está lloviendo fuerte y te puedes enfer…- se quedó mirando a Link - ¿Qué haces aquí, bobo?

- ¡A mi también me alegra verte, Mido! – dijo Link colocándose a la altura del Kokiri

- ¡Ya basta, ustedes dos! – los regañó Saria – Link, quédate tranquilo. Yo cuidaré de Zelda y tu hijo mientras vas allá – le dijo cariñosamente Saria

- Gracias – le sonrió Link

- ¡¿Qué¡Ja¿No me digas que la princesa va a tener un hijo tuyo¡Espero que no sea tan bobo como tu! – se burló Mido

- ¡Ya basta, Mido¡No es tiempo para esto! – lo regañó Saria

- Está bien…u.u

- Bien, si Mido ya acabó es hora de irme – dijo Lino poniéndose de pie y dirigiéndose a Epona

- ¡Link! – lo llamó triste Zelda tomando su brazo

- Zelda…- volteándose – No te preocupes, estaré bien.

- Vuelve pronto…- le pidió Zelda abrazándolo con fuerza

- Lo haré – correspondiendo al abrazo – Mañana estaré de vuelta. Luego nos iremos lejos de aquí y criaremos a nuestro hijo juntos – le dijo separándose de ella y dándole un tierno beso en la mejilla

Link subió a Epona y miró por última vez al grupo reunido.

- Te prometo que volveré – dijo dirigiéndose a Zelda

Link le dió una patadita cerca de las costillas a la yegua y se perdió de vista. Un aire triste envolvió a Zelda, Saria y Mido tras la partida del héroe.

- Entre a la casa, princesa – le dijo Saria tomándola del brazo y arrastrándola a la casa

Tres días después…

Ya no quedaban rastros de la tormenta, había sido reemplazada por un sol radiante y un cielo totalmente despejado. Tres personas buscaban algo en los campos de Hyrule, dos de ellos eran Kokiris y la otra era una Hylian vestida con una capucha café a pesar del abrasador calor.

- ¿Por qué simplemente no esperamos que el bobo llegue al bosque? – protestó Mido

- Porque se supone que debió llegar hace dos días – contestó Saria

- ¡Saria¿Ves arriba de la colina¿No es esa Epona? – interrumpió Zelda

- ¿Eh? – Saria miró hacia donde le indicaba la chica - ¡Es verdad, es Epona!

Los tres subieron la colina y tal como lo habían visto, ahí estaba la yegua de Link. Estaba tirada en el piso con heridas graves, pero aún respiraba. A un lado de ella estaban la espada y escudo de Link y en el otro, el borde de un precipicio del cual no se veía el fondo. Zelda se acercó al borde y muy abajo, colgando de una raíz que sobresalía, un gorro verde.

- ¡NO! – dijo Zelda cayendo sentada con una mano en la boca

- ¿Qué hay? – Saria y Mido se acercaron a ver - ¡No puede ser…!

Mido bajó la mirada y guardó silencio mientras las dos mujeres lloraban por la dolorosa pérdida del héroe.


- ¿Los encontraron?

- No, su alteza. Sólo encontramos al jóven Link

- ¡Tráiganlo en el acto! – ordenó el Rey

- Me temo que eso no será posible, su alteza – dijo el soldado bajando la mirada – El jóven Link opuso resistencia y tal como lo ordenó, nos defendimos atacándolo. Ya estaba gravemente herido al igual que su yegua luego de dos horas de persecución y cuando una flecha cayó en su corcel este perdió el equilibrio y cayó al suelo…pero el jóven Link no tuvo tanta suerte y cayó a un precipicio. Es imposible que haya sobrevivido.

- Umm…- acariciándose el mentón – Eso nos libera de el para siempre. No es una mala noticia después de todo.

- Disculpe la intromisión, su majestad. Pero debo recordarle que el jóven Link salvó a Hyrule hace siete años y merece un funeral digno de un héroe – dijo el soldado

- ¡No tendrá funeral de ninguna manera¡Deshonró a mi hija y no se lo merece!

- Siento mi falta de respeto, su alteza – se disculpó el soldado arrodillándose

- Está bien. Así que… ¿No encontraron a mi hija?

- No, su alteza. Buscamos por todos lados y no encontramos rastro de la princesa Zelda.

- No importa. Tarde o temprano volverá. Mientras eso ocurre ¡Sigan buscándola!

- Como ordene, su majestad – dijo el soldado retirándose con una reverencia

Continuará…

Bueno, ahí esta el prólogo. Luego subo otro cap. ¡No me maten por matar a Link! u.u. Dejen reviews por favor. (a menos que con el review venga adjunta una bomba ¬o¬)