Un nuevo proyecto que de todo corazón espero sea de su agrado. Siendo sincera tengo mucha fe en este fic, pues extrañamente sinto cierta morbosidad por el próximo trio amoroso de Konoha. Mas aun porque no he manejado tanto la personalidad de Sasuke.

Declaimer: Los personajes de Naruto no me pertenecen, solo esta historia que publico sin ningún fin de lucro


CAPITULO 1

Una calurosa noche se cernía sobre la aldea de Konoha y en sus calles vacías, por pasar de las doce de la madrugada, paseaba sin rumbo fijo el actual Hokage de la aldea, Hatake Kakashi. A paso flojo y desinteresado iba con rumbo fijo a su hogar. Aunque siendo Hokage tenía derecho a usar una pequeña casa cercas de sus oficinas no pudo abandonar su humilde departamento, pues le parecía que la casa Hokage era aún más fría que la suya propia. Al llegar a su destino quito su capa para ponerla en el perchero y descalzarse en la entrada, tenía bastante hambre, pero el día estuvo tan ajetreado y frustrante por el papeleo que solo cenaría un cereal, se ducharía e iría directo a la cama. Pues el tiempo no era más su aliado, su alarma sonaría exactamente a las cinco de la mañana para continuar con sus labores.

Al terminar a lo que se pudiera llamar como su cena se disponía a caer en coma dormitivo hasta dentro de unas horas. Definitivamente no había sido bueno darle vacaciones a Shizune tan rápido. El papeleo y él no se llevaban. Mañana le pediría a Shikamaru que buscara con urgencia a una sustituta, preferentemente una igual de eficiente que la castaña. Ya casi en el marco de la recamara escucho unos golpeteos en su puerta. Más que extrañado y en alerta se acercó a la puerta. Escucho unos pequeños sollozos y un ligero chisteo, que extrañamente se le hizo parecido. Al abrir la puerta con precaución se encontró con una vieja conocida, esa mujer a la que recurría cuando las necesidades de hombre se hacían presentes. De una aldea cercana afiliada a Konoha, era una relación libre, ella estaba dispuesta cuando él la buscaba pero tampoco pedía más tiempo o atenciones. Ambos eran libres de hacer y deshacer. La incógnita era ¿¡Qué hacía con un bebe en brazos!?

-¿Puedo pasar o piensas dejarme aquí toda la noche?- Hablo la mujer de largos cabellos dorados y mirada miel. La chica poseía una esbelta figura con curvas pronunciadas. Una belleza a los ojos de cualquiera.

-Lo siento, es solo que es algo sorpresivo verte en mi puerta y con, bueno, tu bebe.- Se hacía a un lado para que la mujer pasara.- ¿Puedo ofrecerte algo de tomar?- Paso a un lado de ella y le indico con la mano que podía tomar asiento.

-Así estoy bien, gracias. Tenemos que hablar.

Kakashi sabía que ese Tenemos que hablar, era lo peor que un hombre o cualquiera pudiera escuchar, los bellos de sus brazos y nucas se erizaron, sus músculos se tensaron y quiso guardar sus manos en los bolsillo a modo de protección. Su mente imagino lo que ella pudiera decirle y decir que estaba aterrado era poco, muy poco.

-Creo que verte con ese niño me ha dado una idea de lo que quieres hablar.- Se acercó a ella para destapar a la criatura que al parecer ya había conciliado el sueño.

Era una perfecta copia de él cuando tenía esa edad, lo sabía por las fotos que su difunto padre le había mostrado cuando pequeño. Unos cachetes regordetes y sonrojados, cabello plateado y el ceño ligeramente fruncido. Por lo pequeño que se veía no le calculaba más de cuatro meses a lo mucho. Apenas lo vio, su pecho se inundó de un extraño sentimiento y aun con la máscara puesta la sonrisa que se plasmó en él era más que notoria.

-Yo, no quiero a este niño.- La mujer volteo su mirada, pues sabía que el hombre frente a ella no esperaba eso. Aunque tampoco es como si fuera a retractarse de esas palabras.

En cuanto esas palabras abandonaron la cavidad bucal de la mujer frente a él paso de la sorpresa a la rabia infinita ¿Cómo era posible que siendo ella la madre de su hijo dijera semejantes estupideces? El apenas lo acababa de conocer y ya lo amaba, ella lo había llevado en su vientre, amamantado, velado su sueño ¿Y venía a soltar semejantes disparates?

-No puedes estar hablando en serio. Es nuestro hijo.- El ceño fruncido apareció, igual que de su hijo, pero más acentuado.

-Te lo dije cuando esto comenzó, no soy una mujer que desee tener una familia ni esas cosas. Me gusta la libertad, la amo, no estar atada a nadie ni a nada. Seré sincera, cuando me entere del embarazo quise interrumpirlo, pero tampoco soy una asesina. Pensé que quizás con el tiempo y sentirlo dentro de mi podría llegar a quererlo. No fue así. Al nacer todo empeoro. Tampoco quería actuar como una perra y abandonarlo o dejarlo con cualquiera, pues él tiene un padre, tú eres su padre.- Se lo entrego a Kakashi, con delicadeza para no despertarlo.- Si no te dije nada desde un principio fue porque me entere de tu nuevo puesto, y bueno, porque más de una vez lo pensé para no tenerlo. Después llegue a pensar que tal vez te molestarías conmigo pensando que quería atrapare o algo así. Este es tu hijo, Sukumo, lleva el nombre de tu padre, pensé que eso te gustaría. Firmare y haré lo que sea para que no tengas ningún problema legal. Solo quédatelo.- La mujer dejo la pequeña maleta en donde iban las cosas del nene, también en donde iba su papelería y todo lo demás.

-¿Te largaras así como si nada? ¿Qué clase de madre eres?- Kakashi juraría que si es porque tenía el niño en los brazos en esos momentos la estaría zarandando de la impotencia.

-¡Ese es el punto! ¡No soy una madre Kakashi! ¡No busque serlo y no quiero serlo! Además, no fui la única culpable, jugamos demasiado con nuestra suerte en más de una ocasión.- Exaltada y un tanto asustada la mujer retrocedió y se defendía de las acusaciones del Hokage.

Mientras Kakashi trataba de serenarse, más que nada por él bebe. La miro con odio puro, pero tampoco pudo evitar darle la razón, hubo más de un par de ocasiones en los que ambos se dejaron llevar por el momento y para mala fortuna del peli plata él creyó o supuso que era ella quien se cuidaba más, dado la naturaleza de su elación. Se confió demasiado. Pero ahora había una criatura inocente que no tenía culpa de nada y esa criatura era su hijo, sangre de su sangre y carne de su carne ¿Cómo podría dejarlo desamparado cuando su propia madre lo estaba abandonando?

-Seré directo contigo, lo dejas ahora y no volverás a verlo en lo que te queda de vida y yo mismo me encargare de que así sea. Su madre murió esta noche. No sabrá más de ti que eso. Has perdido todo derecho sobre él.- Se sentó en el sofá de dos plazas y volteo a ver al pequeño que aún seguía dormido a pesar de los exabruptos del momento.

Tenía una carita de serenidad a pesar de esas cejas juntas, sus manitas estaban sobre su pecho echas puños, movía su boquita como si amamantara en sueños. Él jamás pensó en una familia, vaya, ni siquiera había una mujer que pudiera ocasionarle algo más allá que atracción momentánea. Y ahora un pequeño ser dependería de él y solo de él. Su mundo estaba dando un giro de ciento ochenta grados en menos de un parpadeo. Con su actual posición y ser padre soltero no era lo mejor, pero no había más opciones. Ya sabría cómo arreglárselas.

-Me voy. El pequeño se levanta de madrugada a comer una vez, pero es muy activo durante el día, come cada cuatro o cinco horas, ya empieza con alimentos sólidos hechos papilla.- La mujer salió por la puerta del alto mandatario de la hoja en silencio. Sin siquiera voltear hacia atrás.

Kakashi había escuchado perfectamente las indicaciones de la mujer, pero jamás volteo a verla, pues ni eso se merecía una mujer que abandonaba de tal manera a una criatura tan pequeña. Se levantó del sofá, tomo las cosas del niño se fue directo a la habitación, ya mañana se encargaría de hacer el papeleo correspondiente y buscar ayuda para saber qué hacer con un infante, vaya, apenas pudo con tres adolescentes y eso que al final terminaron abandonándolo. Lo que si estaba seguro es que al día siguiente y antes que nada iría a la piedra de los caídos a presentarle a su padre y a su sensei su hijo.

Esa misma noche pero al otro lado de la ciudad la ex heredera del clan Hyuga terminaba de acomodar el ultimo objeto de su mudanza en una pequeña ratonera al lado de su cama. Desde que el clan se enteró de la muerte del genio Hyuga y que este había muerto protegiendo a la heredera el consejo no se lo había tomado nada bien. Pues se había perdido un gran talento por alguien que solo era una pesada carga para el clan del ojo blanco. Por ende se llegó a la conclusión de que la heredera dejara su puesto y fuera sellada y relegada a la segunda rama, pero habiendo tantos intereses de por medio hubo quienes se fueron a los extremos de expulsarla. Hiashi había aceptado el sellado y que fuera relegada, pero la expulsión del clan era en extremo una locura. Pero hubo tanta presión por el concejo que no le quedo de otra más que aceptarla. Antes de su partida en una reunión clandestina Hiashi se despidió de su hija, se disculpó por las cosas que habían pasado en esos días y meses. Prometió ver por ella en la distancia, para evitar cualquier castigo en ella. Con lágrimas se despidió la ahora ex heredera, al día siguiente se le sello y sus cosas fueron puestos en cajas y sus maletas preparadas.

Debido a que no tenía necesidad de usar sus honorarios como shinobi, Hinata sabiamente había ahorrado todo, lo cual le permitió pagar un pequeño departamento casi a las afueras de la aldea, tendría que empezar un nuevo entrenamiento, pues ahora con el sello su flujo de chacra no era igual, su vista también se había limitado, en otras palabras tendría que empezar de nuevo. Un suspiro broto de sus labios mientras una nueva lágrima traicionera brotaba. Nada de esto le dolía tanto como el haber perdido a su primo. Su amado Neji. Su niisan. Vamos, que ni siquiera el ver a Naruto coquetear nuevamente con Sakura le había dolido tanto, eso se debía a que por la guerra te dabas cuenta de las cosas que en verdad valían la pena, un amor no correspondido dolía, si es verdad, pero el saber a un ser amado lejos de ti por causa de la muerte era por lejos mucho peor. Si Naruto había olvidado las palabras a su niisan no importaba y de hecho quizás Naruto si entendió bien y era ella quien se ilusionaba. Solo pidió cuidar de ella ¿no es cierto? Y lo hacía ¿no? Entonces las cosas estaban claras, él no la amaba ni la amaría nunca.

Se prometió en ese mismo instante no llorar más por esas nimiedades, ahora lo importante era volver a su entrenamiento y ponerse en servicio activo. Miro su pequeño hogar, no era más que una sala comedor, una muy pequeña cocina y cuarto de lavado, y su recamara. A pesar de ser pequeña era muy acogedora, sería fácil acostumbrarse a ella, mañana iría a visitar a su primo para rezar por él unos minutos y después pediría a Sakura que la revisara, no iba a cometer la imprudencia de sobre esforzarse, ahora más que nuca vería por sí misma, pues no tenía a nadie que viera ya más por ella.

Una figura entraba por la puerta principal de Konoha, llevaba un poncho grisáceo, cabello bastante largo con una banda sobre su cabeza, el pelo cubría parte de su ojo izquierdo. Quienes estaban de guardia en la puerta se sorprendieron de ver de nueva cuenta al reivindicado Uchiha Sasuke. Su regreso se debía a esa promesa que ahora cumpliría por su hermano, proteger esa ciudad que antes le había dado la espalda a su clan, un clan que estaba dispuesto hacer surgir de nuevo a su gloria y esplendor, uno que no se basaría en ambición y poder como sus ancestros. Pero aún le faltaba un largo camino para llegar a ese punto, primero que nada, tendría que ver que se decidiría después de su repentina llegada a esa aldea que lo vio nacer.


Si llegaron hasta aquí espero un mensajito con su opinión, buena, mala, regular, lo que sea será muy bien recibido.