Titulo: Y sería tan fácil…

Disclaimer: Katekyo Hitman Reborn! no me pertenece, ni sus personajes tampoco, son de Akira Amano yo hago esto sin animo de lucro y bla, bla, bla.

Personajes/Parejas: TYL!6980/8069. Mención de 8059 y 6927.

Advertencias: Crack. Viñeta.


Se odian y sienten asco de si mismos pero no hacen nada para remediarlo. Tampoco es como si pudieran hacer algo. Nadie puede controlar sus sentimientos, ni siquiera ellos. Así que permanecen allí, en la misma cama, tirados como dos animales heridos demasiado cansados como para seguir lamiéndose las heridas. Heridas que no quieren reconocer que están ahí. Abiertas, sangrando.

No recuerdan cuando empezó ese juego. Suponen que nunca acabará y en el fondo tienen miedo de que termine. Porque su juego va de consuelo, consuelo mutuo y sí el juego acaba significa que uno de ellos ya no lo necesita y que el otro deberá lamerse las heridas completamente solo.

Y por otro lado, en otro rincón de su corazón, desean que la eterna agonía llegue a su fin porque eso significaría librarse de sentimientos inútiles y dolorosos que están incrustados a fuego dentro de su alma. Yamamoto abre los ojos, cansado, y nota el aliento del guardián de la niebla chocar contra su cuello. Se miran y ven su reflejo en la figura del contrario. Resulta casi doloroso.

—Oh, vamos, he visto caracoles que se movían con más erotismo que tú —reprocha el ilusionista. Lengua afilada, sonrisa maliciosa, ojos burlones y un alma que ha pasado por todos los infiernos.

—¿Debería preocuparme por qué encuentras eróticos a los caracoles? ¿Vas a llevar a esos extremos la "caracofilia"? —replica el espadachín. Ojos apagados, expresión afable, palabras burlonas y una sonrisa que oculta un millón de secretos por descifrar.

En el fondo se aprecian y eso los hiere más. Porque sería tan fácil quererse… olvidar que su corazón grita el nombre de otro, que las lágrimas no derramadas no duelen y que su pecho goza de alegría por la presencia del contrario. Pero el corazón no escucha las suplicas de nadie.

El búho que no atrapa al ratón y el gato que araña al perro. Una escena digna de ser retratada por un cuadro del romanticismo; piensa Mukuro. Al instante se arrepiente. No quiere pensar en eso, no quiere pensar en nada y es entonces cuando vuelve empezar el juego. Porque de repente ninguno de los dos quiere pensar, sólo sentir. Piel contra piel, dientes, saliva (y realmente hay mucha saliva), carne y las uñas que se clavan en la piel y los dientes que la muerden y es entonces cuando el dolor físico se hace presente.

Como si fueran alguna clase de masoquistas disfrutan de él.

Porque el dolor físico les hace olvidarse del otro dolor, de las otras heridas.

Y sería tan fácil amarse.

Pero no pueden.

Fin


Lo primero, si estás leyendo esto es que te has leído esta pequeña cosa surgida de mi imaginación así que supongo que... ¿gracias? Sé que la pareja es jodidamente rara pero yo quería escribir sobre ellos y esto fue lo que surgió :'D

Lo segundo, este es el primer fic que cuelgo en la sección de KHR! así quep... los tomatazos a su correspondiente buzón (?) -huye rodando-