Disclaimer: Ninguno de los personajes me pertenece.
Palabras: 411
Advertencia: ¿Semi AU?
To the end.
Al ser de sangre mutante, la mayoría de los trolls creía (y esperaba) que Karkat tuviera una mayor longevidad que ellos. Pero no fue así, ya que un día Karkat fue el primero de los 12 trolls en morir.
Nadie supo como reaccionar, pero igual estaban devastados. Su líder había muerto y ya no iba a regresar.
Sin embargo, con esa noticia, un subjugglator decidió entregarse a la locura.
Los demás no vieron mal que Gamzee se quedara con el cuerpo de lo que había sido su morail. Más ellos no sabían que esos dos habían empezado a llenar dos cuadrantes hace tiempo ya.
El troll, de sangre color índigo, termino por buscar entre los libros mas viejos y prohibidos de su religión una manera de traer a su morailsprite a la vida…
Un día la encontró y los ojos de Karkat se abrieron de nuevo. Pero ese hermoso rojo brillante ya no llenaba su iris, si no un simple y aburrido blanco (Un poco viscoso, cabe decir). De su garganta ya no salían los gritos e insultos que tanto hacían a reír a Gamzee, si no que simplemente salían gruñidos y jadeos. Sus manos siempre querían agarrarlo y llevarlo a su boca, pero no para besarlo como quisiera, si no para morderlo. Morderlo y llenar su insaciable hambre. Gamzee sabía lo que se enfrentaba, porque después de todo ni un puto milagro pudo regresar a su Karbro completamente.
Pero estaba bien para Gamzee.
Había encadenado al troll mutante del cuello y le había cosido los labios. De esa manera podía besarle nuevamente, sin ser mordido. Siempre estaba con él: Hablándole como si lo escuchara y tocándolo como si sintiera.
Solo se acercaba y le abrazaba, o le acariciaba el sucio y maltratado cabello. Siempre el highblood con una sonrisa en su cara. Karkat volvía a estar ahí, con él.
Las únicas veces que Gamzee no estaba a su lado por horas, era cuando salía a… Bien, Karkat necesitaba comer, ¿no? Que clase de morailsprite seria Gamzee si lo dejaba con hambre.
"Te amo, pequeño hijo de puta." Le susurro después de darle un beso. Karkat solo se sacudía intentando morderlo y despedazarle la cara, pero en la cabeza del troll más alto se repetía un:
"Idiota, yo también te amo." Que muchas veces antes le había dicho. Por las mejillas del juggalo solo resbalaban de pequeñas lágrimas índigo que bajaban hasta su barbilla mientras lo abrazaba para sentirlo de nuevo.
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