Holi, es mi primera historia, no tengo practica pero se redactar un poco :) se aceptan criticas, halagos (:D ) lo que sea, sean felices!
SPOILER!
PD: esta historia empieza cuando Katniss ya se encuentra en el Distrito 12 y encuentra a Buttercup lastimado.
Verde y Naranja
En la mañana, se sienta estáticamente mientras le limpio los cortes, pero quitarle la espina de su pata acarrea una ronda de esos maullidos de gatito. Gimo igual yo, pero lastimeramente, pensando en lo que haría Prim en este momento, probablemente estaría de sanadora, diciendo que el "pobre" estaría sufriendo mucho, Prim… Antes de que sea consciente que he pensado en ella, las lágrimas ya habían empezado a derramarse por mi cara, mojando unos pocos mechones de cabello que caían sobre mi cara. Buttercup me mira, se que entiende mi dolor, sabe que ella no volverá y ambos terminamos llorando de nuevo, solo que esta vez nos confortamos uno al otro, yo tallándole suavemente su cabeza y el lamiendo los dedos de mi otra mano. Después de curarle, llorar y secarme las lágrimas me levanto lentamente, acordándome que aun al hacer movimientos bruscos me mareo y recuerdo la carta. Me armó de valor, llorar una vez más, aunque sea con un mugroso gato, me recuerda que no soy la única sufriendo de la muerte de… Prim, aun pensar en esas palabras me duele, suena tan extrañas, lo común seria que yo muriera antes que ella pero por arrebatos y encaprichamientos del destino, del destino no, de Coin y sus burdos trucos, ella se tuvo que ir primero, aun derramando unas pocas lagrimas abro la carta que Haymitch me dio en el aerolizador que es de mi madre.
No dice nada.
Salvo un número, un número de teléfono, lo más obvio y probable es que sea ella y que este esperando mi llamada.
Lo marco sin pensar, preguntándome que decir. El vínculo que nos une a mi madre y a mi aparte de ser familia directa es… era Prim, prácticamente yo vivía aun con ella y su debilidad por mi hermana y para mantenerla viva como pudiera, cosa que ella no pudo hacer, ni yo. Escucho una voz que conozco a pesar de que hace mucho no escuchara, la oí durante tantos años que sería imposible olvidarla.
-¿Katniss? – dice ella con voz débil. Débil como ella. Debería olvidar esto si quiero seguir unida con mi madre
-Mamá… Hola –mi voz esta pastosa y ronca por haber llorado
-¿Estás bien? Te escucho algo… triste. - ¿Ella pensaba que estaría saltando de alegría por estar en un Distrito lleno de cadáveres y cenizas? Me lleno de furia por un segundo, no solo por ella, más que nada por mí, todo es mi culpa, como siempre, como Peeta, como Prim.
-Es solo…. –Las palabras no son mi fuerte y no sé como mentir, opto por decir la verdad –Prim.
Se escucha un silencio que pienso que colgó hasta que escucho un fino sollozo que va incrementando es ahí cuando me doy cuenta que yo igual empecé a llorar. Después de unos minutos, escucho una puerta abrirse.
-Debería irme, mamá – No sé quien entro pero no quisiera que me viera llorar, al menos no mucho.
-Está bien, Katniss, hablaremos luego- dice ella aun intentado aclararse la garganta. No espero ni un segundo más y cuelgo.
Me doy un momento para incorporarme, el dolor y llanto me ha dejado cansada, me tallo los ojos y camino a la cocina.
Peetaa tiene una hogaza de pan en la mano y está dándome la espalda. Aun de espalda noto en sus antebrazos cicatrices, esto me deja aun mas dolida ¿Es que nunca dejaré de dañar a las personas? Lleva pantalones y una camisa blanca y lisa. Sae está a su lado preparando el desayuno y su pequeña nieta esta callada y sentada en la mesa, no me había fijado que me estaba viendo. Me siento al otro lado del comedor intentado no ser ruidosa pero la silla me delata. Peeta voltea y me ve, sus ojos azules me inspeccionan por un segundo y sé que encuentra, mis ojos llorosos e hinchados y mi nariz roja, volteo apenada. Sae también me ve.
-El desayuno está casi listo –dice esto volteándose y sin preguntar por mi aspecto de chica deprimida.
Peeta sirve los platos con ayuda de Sae, ni doy gracias ni él me dirige la palabra, esto hace preguntarme si aun algún día las cosas volverán a ser normales entre nosotros.
No me doy cuenta de nada hasta que escucho un suave gemido a mi lado, veo a Buttercup, debe tener hambre, le doy mi tocino, se lo devora en un instante y se va.
Termino de comer rápidamente, llevo los platos al lavabo e inicio la retirada a mi cuarto.
No sé qué hacer ni a donde ir, parezco un zombie solo comiendo y ahogada en recuerdos. Me acuesto en la cama, siento un palpitante dolor en mi cabeza y comienzo mi juego de palabras.
Mi nombre es Katniss Everdeen. Tengo diecisiete años. Vivo en el Distrito 12. Estuve dos veces en los Juegos del Hambre. Estuve en la rebelión. Fui el Sinsajo. Prim está muerta. Finnick está muerto. Cinna está muerto. Todo es mi culpa. Debería haber muerto yo.
Lloro de nuevo, a estas alturas ya no sé porque lloro, probablemente por Prim pero no solo por su muerte, si no porque sé que es mi culpa, que yo fui quien la mató, mis acciones hicieron que ella y muchas personas a las que estimaba fueran asesinadas o sometidas a algún castigo. Al pensar en castigo pienso en Peeta, aunque está vivo y viviendo a mi lado, el no es el mismo, fue sometido a hijacking algo que ni los más especializados doctores saben remediar.
Lloro aun mas por él, ni si quiera él puede reconformarte porque en algún momento podría desatarse y matarme aunque fuera un accidente. Tal vez lo merezco, no tener a nadie nunca, no ser feliz, alomejor es el castigo que el Capitolio hizo para mí, hacer que Peeta no pudiera acercarse, aunque es doble, porque ellos retorcieron la realidad de Peeta, bueno no solo la realidad, en verdad solo yo, mis recuerdos, porque él me amaba. Amaba. El pasado de esa palabra suena doloroso. Mucho. Llorando me quedo dormida.
