Sin más preámbulo, aquí está


De cartas y compartimentos

Todo empezó cuando te conocí, en aquel andén abarrotado, tomada de la mano de tu madre y escuchando atenta las palabras de tu padre, vestían demasiado extraño, con ropas muggles pero aún así no dejé de mirarte.

Cuando llegué al compartimento jamás imaginé que estarías allí. Cuando me senté frente a ti no pensé en saludar ni algo por el estilo, sólo me dediqué a mirarte muy detenidamente.

Cuando preguntaste mi nombre lo dije con orgullo e inflando mí pecho, pero al ver que no había reacción de tu parte mis sospechas crecieron.

Estabas indefensa, hermosa y curiosa de saber por qué presumía mi apellido.

Tu mirada de avellana me recordaba las navidades pasadas y no pude evitar esbozar una sonrisa cuando preguntaste si ya sabía que era mago.

Fue demasiado tambaleante escucharte decir que no lo sabías y darme cuenta de que todas esas sospechas que antes habían crecido, estaban floreciendo, eras muggle, lo eres.

Hoy que ha pasado tanto tiempo; te vi tomada de la mano de tu madre en el andén, escuchando atenta las palabras de tu madre y no pude evitar sentir melancolía, tristeza, rabia.

Porque aquella tarde que salí del compartimento casi corriendo por saber que eras una sangre… una muggle algo dentro de mí quedó congelado y me arrepiento de haber salido de ahí sin decirte lo que ahora siento y que he sentido desde ese día.

Sí, este hombre maltrecho que escribe está enamorado de ti desde aquel día y lamenta haber hecho caso a las exigencias de su padre.

Por favor, perdona a éste imbécil que sigue órdenes y no me juzgues por lo que voy a hacer.

A pesar de que ésta noche todo se oscurezca, terminé o explote, jamás cambiará lo que siento por ti. Perdóname por no poder haber dicho esto antes, por todas las cosas que te dije y todas las veces que herí tu ego, alma y corazón. Todo lo hacía para disfrazar lo que sentía y para reprimir lo que no debía seguir creciendo dentro de mí.

Hoy me di cuenta de que he sido un cobarde y no poder defender lo que siento es muestra fiel de ello, hoy me doy cuenta de que debía haberme quedado en ese compartimento y olvidar los prejuicios.

Pero en estos momentos debo salir, porque en la sala de los menesteres hay alguien que pugna por entrar y yo voy a abrir la puerta.

Desde el primer día tuyo, Draco Malfoy.


Hermione sostuvo el papel contra su pecho y una lágrima surcó su rostro, lloró por lo que sentía y lo que había sentido desde ése día.

Porque aquél día que se conocieron y el salió corriendo en el tren ella también había mantenido algo congelado dentro de sí.

No entendió las razones por las que pedía perdón, él no había hecho nada, aún.


Un ruido sordo se escuchó desde afuera y tuvo que salir corriendo en busca de ayuda, porque había una nube de humo en la entrada de la torre.

Estaban atacando el castillo…

Lo demás no tiene caso contarlo.


Ahora todos juntos aplanemos ese botón que se ríe de nosotros, venga !!!

PATODIZATH