Hola, pues bueno, celebrando que por fin me dieron mis calificaciones finales y que mis padres me dejarán vivir un día mas decidí iniciar esta nueva historia. Hace algunas semanas daba mi caminata matutina por el parque cerca de mi casa y entonces se me ocurrió esta nueva idea, algo extraña pero espero que les guste. Con este fic estoy haciendo por primera vez dos cosas que nunca he hecho antes. La primera es comenzar a publicar sin tener por lo menos 5 capítulos escritos, es decir, literalmente están leyendo todo lo que he escrito hasta ahora con esta historia.

La segunda cosa es que por primera vez estoy haciendo una historia donde los personajes son menores, si se dan cuenta siempre manejo las edades que tienen en el programa o en su defecto, los hago mayores. En esta ocasión tanto Manny como Frida son niños, no bebés pero si niños pequeños, a ver que tal me sale.

El Tigre: Las Aventuras de Manny Rivera es propiedad de Jorge R. Gutiérrez y Sandra Equihua.

Los Hijos del Parque

Capítulo 1: Los Juguetes Olvidados

Desde que Manny tenía 3 años, su padre y su Granpapi solían llevarlo a jugar al viejo parque que se encontraba a unas cuantas calles de su hogar. No era un jardín muy grande ni muy lujoso, pero para un niño tan imaginativo y activo como Manny era el sitio perfecto para pasar toda una tarde de diversión infantil.

La familia Suárez también solía llevar a sus tres hijas a ese lugar y Frida era la que siempre gozaba más de esas pequeñas excursiones. Con el tiempo, sus hermanas Anita y Nikita habían crecido lo suficiente como para olvidarse de esas actividades y se habían enfocado en ayudar a su papá en la lucha contra el crimen.

Sin embargo, Manny y Frida aún disfrutaban de una buena sesión en los columpios, los toboganes, los juegos o simplemente de quedarse acostados en el fresco césped mirando las nubes. No sabían bien lo que era pero el parque aún poseía algo mágico que los hacía sentirse bien. Una vez en esos terrenos olvidaban sus problemas y su espíritu aventurero salía a la luz con una intensidad impresionante.

El parque se encontraba en una de las pocas zonas seguras de la Ciudad Milagro y los padres de todos los niños podían estar seguros de que sus hijos estarían a salvo en ese lugar. Ni siquiera había la necesidad de establecer medios de seguridad. En pocas palabras, era el sitio perfecto para un niño. O por lo menos hasta las 6:00 pm, cuando el sol comenzaba a ocultarse.

Justo a esa hora, todos los adultos iban por sus pequeños y los obligaban a regresar a casa. Muchos niños protestaban porque su diversión era interrumpida y a veces suplicaban por que los dejaran quedarse un poco más. Sin embargo los adultos ignoraban sus sollozos y peticiones y los hacían regresar cuanto antes.

Una tarde, cuando ya casi todos se habían alejado del parque. Manny y Frida decidieron hacer algo al respecto con la hora de regreso y cuando nadie los veía se ocultaron detrás de unos matorrales con la esperanza de que sus padres no los encontraran y pudieran quedarse otro rato.

Su plan dio resultado y en pocos minutos ya tenían a unos angustiados Rodolfo y Emiliano buscándolos por las cercanías y gritando sus nombres. A los chicos se les había hecho muy divertido más pronto se dieron cuenta de que ambos adultos estaban en verdad preocupados, más que nunca antes en la vida.

-¡Manny!, ¡Frida!, ¿Dónde están?- preguntaba Rodolfo alterado.

-¡Todo esto es culpa de tu hijo, Rivera!, ¡Él es una mala influencia para mi Frida!- le alegaba Emiliano.

-¡Olvídate de eso!, ¡sabes perfectamente que tenemos que encontrarlos pronto!- le respondió Rodolfo.

-Cierto… antes de que… lleguen- dijo Emiliano en un tono nervioso que Frida jamás había escuchado antes.

Los niños permanecían en su escondite viendo a ambos adultos buscarlos aterrados. Un leve sentimiento de culpa los invadió y pronto se dieron cuenta de que eso ya no era divertido.

-Frida, creo que ya fue suficiente por hoy- le dijo Manny a su amiga.

-Tienes razón, mejor terminemos con esto- le respondió.

Los dos salieron de su escondite y se dirigieron hasta donde estaban sus padres, quienes al verlos corrieron a su lado y antes de pedir cualquier explicación los tomaron del brazo y se los llevaron fuera del parque, ya oscuro y ligeramente alumbrado por los faroles. Una vez que salieron de la zona con árboles y pasto se detuvieron para darles a los muchachos la reprimenda de sus vidas.

-¡¿En qué demonios estaban pensando?!- decía Emiliano.

-¡No vuelvan a asustarnos así!- siguió Rodolfo.

-Lo sentimos, pensábamos que sería divertido- se disculpo Manny.

-Pues será mejor que no lo vuelvan a hacer… es peligroso- dijo Rodolfo.

-¿Peligroso?, este parque es el sitio más seguro en toda la Ciudad Milagro- exclamó Frida.

-Por primera vez le doy la razón a Rivera, no es seguro estar ahí tan tarde- dijo Emiliano.

-Pero…-

-¡Nada de "peros", a casa jovencita!- la regañó Emiliano.

Los Suárez emprendieron el camino a casa dejando a los Rivera atrás. Manny se sentía un poco mal por haber causado que regañaran a Frida pero lo que lo perturbaba mas era esa reacción en su padre. Siempre había sido una actividad muy agradable ir a ese parque y en un momento parecía ser algo peligroso.

-Papá, ¿Por qué todos tienen miedo de quedarse en el parque de noche?- preguntó Manny.

-¿Miedo?, claro que no, ¿Por qué lo tendríamos?- dijo Rodolfo.

-No me engañas, ahí hay algo que los adultos están ocultando- dijo Manny.

Entonces Rodolfo se arrodilló para quedar frente a frente con su hijo y le colocó una mano en el hombro.

-Escucha, no hay nada ahí. Ya no quiero hablar mas del tema- dijo cortantemente.

-Pero papá…- dijo Manny.

-¡No hay más que hablar!, vamos a casa- dijo el adulto obligando al niño a obedecerlo de mala gana.

A la mañana siguiente, Manny y Frida asistieron al colegio como era costumbre y después de su diario torneo de videojuegos después de clases regresaron a sus casas. El viejo parque quedaba de camino así que decidieron pasar por ahí, no había una razón aparente, ya hasta se les había olvidado lo ocurrido la noche anterior. Solo querían relajarse un momento al caminar por el verde pasto y ver los árboles mientras las aves cantaban.

Los dos seguían su camino hablando de cosas simples cuando Frida se detuvo en seco y se quedó mirando uno de los árboles. Manny se detuvo también y se quedó igual de asombrado al ver lo que su amiga miraba.

Uno de los árboles cercanos, se encontraba repleto de juguetes colgando de sus ramas. Parecía una especie de árbol de navidad con adornos en él, solo que no se trataba de un pino y definitivamente no eran adornos navideños los que tenía. Se trataba de juguetes, hermosos y brillantes juguetes dándole un aspecto mas alegre al parque.

-¿De quién crees que sean?- preguntó Frida.

-No lo sé, aunque no hay nadie por aquí… deben de haberlos olvidado- dijo Manny contento.

-¿Crees que podamos jugar con ellos?- preguntó Frida.

-Pues… no creo que estemos infringiendo ninguna ley- dijo el niño a al vez que ambos corrían al árbol y tomaban los juguetes.

Ambos amigos se quedaron un rato admirándolos y jugando con ellos. Soldados de madera, pirinolas, pelotitas, dados, muñecas, osos de peluche, carritos, baleros y muchos otros artículos que siempre son atesorados por los niños estaban ahí, a su alcance y literalmente viniendo de los árboles.

Los dos se quedaron ahí el resto del día divirtiéndose de lo lindo con sus nuevos juguetes y cuando las 6:00 pm dieron en el reloj de Manny supieron que debían irse a casa.

Ninguno de los dos quería dejar ahí a sus "nuevos amigos" así que se los dividieron en partes iguales y cada uno se fue a casa con un generoso cargamento de diversión.

Manny acompañó a Frida hasta su casa y eventualmente se dirigió a su hogar. Una vez ahí su padre y su Granpapi lo recibieron nuevamente con frases como "¿Dónde te habías metido?" y "¿Qué horas son estas de llegar?". Manny les explicó que solo había estado jugando con Frida y que la había llevado a su casa para acompañarla. Dándoles a ambos adultos un sentimiento de tranquilidad.

Sin embargo la cosa no terminaba ahí, puesto que Rodolfo vio los juguetes que Manny llevaba consigo y una sombra de extrañeza oscureció su rostro.

-¿Qué es eso, Manny?- preguntó.

-Juguetes- respondió el niño.

-Ya se… ¿pero de donde los sacaste?- preguntó nuevamente.

-Estaban abandonados en el parque- dijo el niño.

Eso fue como si le hubieran dado una cubetada de agua helada a Rodolfo, quien levantando la voz a un nivel histérico ordenó a Manny devolverlos inmediatamente. Manny trató de convencerlo de que le permitiera conservarlos pero el adulto no escuchó razones.

-De acuerdo, iré a devolverlos- dijo Manny malhumorado y dirigiéndose a la salida.

-¿Y ahora a dónde vas?- preguntó Rodolfo-

-Al parque, a dejar los juguetes-

-¡No!- gritó Rodolfo.

-¿No me acabas de decir que los devuelva?- preguntó confundido Manny.

-Si…pero espera a mañana… por ahora mejor vete a dormir- ordenó el adulto.

Manny se fue a su cuarto completamente estresado por la actitud de su padre. Entonces Granpapi se le acercó a Rodolfo con una mirada de fastidio.

-¿No sé por qué tanto alboroto?, se que no te gusta que Manny robe pero deberías dejarle esos juguetes. Además si estaban abandonados no le veo el problema- dijo el viejo.

-No me preocupa que los robara… me preocupa a "quienes" se los robó- dijo Rodolfo –Dijo que los encontró en el parque-

La mirada de Granpapi también se ensombreció -¿Te refieres a que esos juguetes son de… ellos?-

-Si-

-¡Pues hay que devolverlos pronto!- dijo Granpapi.

-Ya es tarde, el sol se ocultó… seguramente ya se dieron cuenta. Solo espero que no sepan quién los tomó o las cosas podrían ponerse muy mal- terminó Rodolfo con un enorme sentimiento de pa´nico creciendo en sus entrañas.

Continuará………

Creanme que si vieran el parque del que les hablo de noche sabrían por que esta historia será de horror, es uno de los lugares mas sombríos que jamás he visto...y quisiera vivir ahí, jeje. En fin, recuerden que a partir de ahora es posible que tarde mas en publicar, si antes me tardaba una semana por capítulo tal vez ahora sean dos, o tres, o quien sabe, pero nunca he dejado una historia sin terminar y esta no será diferente.

Espero que les haya gustado este pequeño inicio, nos vemos/leemos, se cuidan.