AN: Primera parte del two shot que tampoco tenía planeado subir y que también tenía todos los diálogos en inglés. En el primer one shot que subí me llegaron un par de PM's diciendo que sería mejor que escribiera todo en español porque no todos sabían inglés y es cierto, así que acabo de pasar todo al español a la velocidad de la luz (espero que los personajes no se lean muy OOC por eso). No está beta… ¿betaado? ¿beetado? así que seguramente hay un par de errores de puntuación y eso.
Desclaimer: Sherlock es el hijo negado de ACD y Molly es bebé de Mofftiss. Lo único que me pertenece es el corazón shipper que hace que los escriba en diferentes situaciones.
-Necesitas conseguirte un… goldfish, querido hermano.
Sherlock se detuvo en sus pasos, con la mano derecha en la cerradura de la puerta del Club Diógenes.
-No sé de qué estás hablando.
-Sentimentalismo, Sherlock. Creo que es algo con lo que estás… muy familiarizado -dijo el mayor de los Holmes en un tono de burla.
-Tengo amigos, Mycroft.
Sherlock no se había molestado en dar la vuelta (sabía que esta conversación no duraría mucho), tenía la mirada fija en la borrosa imagen de su hermano que se reflejaba en la impecable puerta barnizada.
-Oh sí, amigos. Pero los amigos no te darán hijos, no es así? Mami lleva un tiempo pidiendo nietos, Sherlock.
-Bueno, pues es tiempo de que se rinda. Le compraré un perro. ¡Le encantará! -respondió el detective a modo de burla.
-Hablo en serio Sherlock. Será mejor que hagas un movimiento pronto… De otra forma seré yo el que lo haga.
El menor de los Holmes ahogó una risa, pero no se molestó en responder. La simple idea de imaginarse a Mycroft realizando actividades tan mundanas como invitar a alguien a salir le causaba gracia. Abrió la puerta y con un simple 'Disfruta la obra, querido hermano' se retiró.
Mycroft se quedó mirando la puerta por la que había salido su hermano, negando con la cabeza. Definitivamente sería él quien tendría que tomar la iniciativa. Claro, si es que sobrevivía a las dos eternas horas de función de Los Miserables que le esperaba junto a sus padres.
~ Tres días después ~
-¿Hola?
-¿Señorita Hooper? -respondió una elegante voz femenina.
-Sí…¿Y ustéd es?
-Eso no es importante. Un auto la esperará a las afueras de St. Barts al final de su turno. Será llevada al Landmark, mi jefe la verá ahí.
Así sin más, la misteriosa mujer colgó el teléfono dejando a Molly con más preguntas que respuestas.
¿Quién era ella? ¿Por qué sabía su nombre? ¿Cómo había conseguido su número de teléfono? ¿Cómo sabía dónde y hasta qué hora trabajaba?
La mujer había mencionado a su jefe, un jefe que quería verla a ella nada más y nada menos que en el Landmark. Molly se miró a sí misma, examinando lo que traía puesto, no estaba vestida para la ocasión. Una falda hasta las rodillas color arcilla, pantimedias guindas, una blusa blanca y un suéter azul no sería suficiente para un restaurante como ese. Además no había traído su bolsa de maquillaje, con suerte y tenía un frasco de perfume guardado en su casillero…
¡¿Pero qué estaba pensando?! Que una mujer le haya dicho con voz autoritaria que un auto esperaría por ella no significaba que debía tomarlo. Tal vez el auto la conduciría a un callejón oscuro en donde sería secuestrada y luego asesinada; su cuerpo sería tirado al río y en un máximo dos días sería encontrado por Sherlock. O quizás estaba siendo paranoica y todo había sido parte de una broma que alguien había decidido jugarle.
Tomó un sorbo del -no muy agradable- café que había comprado en la cafetería del hospital y se permitió divagar un poco. Habían pasado más de seis meses desde que había dado por terminado su compromiso con Tom… Meat Dagger. Rió al recordar el nombre con el que ahora John y Sherlock se referían a su ex prometido.
No había tenido citas desde entonces, ni citas ni invitaciones. Era como si todos los hombres que alguna vez habían estado interesados en invitarla a cenar -que no eran muchos- se hubieran dado cuenta de que jamás podrían competir con cierto detective.
Irónicamente, dicho detective era el mismo hombre que la había felicitado por su compromiso poco más de un año atrás.
Se reprendió mentalmente, porque de alguna manera, sus pensamientos terminaban casi siempre girando alrededor del mismo individuo: Sherlock 'Estoy Casado Con Mi Trabajo' Holmes.
Dio un largo y último sorbo a su taza de café, dispuesta a olvidar la llamada y los pensamientos a los que había conllevado. Le quedaban aún dos horas de turno, había sido un día regularmente aburrido y lento. No podía esperar a llegar a casa para darse un merecido baño, luego podría prepararse una taza de té y acurrucarse con Toby en el sofá mientras veían algún programa de televisión basura.
Y como nada era perfecto la pequeña paz que había conseguido pensando en su esponjoso gato se esfumó con el vibrar de su teléfono, indicando que había recibido un texto. Era de Sherlock, no tenía que abrirlo para saber que se trataba de algún tipo de favor. Cuando lo hizo supo que no estaba equivocada.
Hay un nuevo caso. Tienes que venir conmigo. -SH
Ni un solo por favor ¿Por qué creía que ella siempre estaba a su disposición? ¿Es que acaso pensaba que no tenía nada mejor que hacer? En realidad casi nunca tenía algo mejor que hacer, pero de todo modos.
Molly volteó los ojos y respondió:
¿Y John? -Mxx
La respuesta fue inmediata.
Fuera de la ciudad con Mary. -SH
Que Sherlock le pidiera que lo acompañe a resolver crímenes ya no era de extrañar. Desde que John había empezado a llevar una vida de casado -y con Mary embarazada- sus pequeñas aventuras por Londres se habían hecho más frecuentes.
Lo siento Sherlock, estaré ocupada. -Mxx
¿Ocupada? Es jueves, tú nunca estás ocupada los jueves por la noche. -SH
Bueno, hoy lo estoy. -Mxx
Segundos pasaron y no llegó respuesta alguna. Los cuarenta minutos de break habían terminado para Molly, por lo que se encaminó hacia el laboratorio, dando por terminada la conversación. Mientras bajaba las escaleras hasta el primer sótano del hospital su teléfono volvió a vibrar.
¿A dónde irás? -SH
Saldré con mi novio. -Mxx
Una pequeña sonrisa maquiavélica se asomó en su rostro.
Uhm, no. Estás mintiendo. -SH
¡Es verdad! Tengo una cita. -Mxx
Era una mentira a medias. Sí la habían invitado a cenar después de todo, no de la manera más convencional pero contaba.
Cancela. -SH
¡¿Qué?! ¡¿Por qué lo haría?! -Mxx
Las citas son aburridas. Te divertirás más ayudándome con este caso.-SH
Tenía un punto. Ciertamente, Molly disfrutaba la adrenalina de atravesar Londres cazando criminales, pero hoy no tenía muchas ganas de salir. Por lo que decidió seguir con su pequeña mentira.
No puedo cancelarla, lo siento. -Mxx
¿Quién es él? -SH
Bueno, esa era una pregunta que no esperaba.
No lo conoces -tampoco yo, pensó-. Si te digo lo arruinarás. -Mxx
Luego de enviar el mensaje Molly se dio cuenta de que se leía algo cruel, no había sido su intención y esperaba que él no lo haya tomado así.
Ok. -SH
Al menos había respondido.
Entrando por la puerta doble del laboratorio se volvió a poner la bata blanca y adoptó la actitud profesional que la caracterizaba.
El teléfono quedó olvidado sobre una mesa durante las dos siguientes horas.
La brisa de verano le golpeó en la cara al salir por las puertas del hospital, se abrazó a sí misma y un escalofríos recorrió su cuerpo.
Fue entonces cuando recordó. Un auto negro bastante elegante estaba estacionado frente a Barts (todo lunas polarizadas y aros radiantes), tal cual le había dicho la misteriosa mujer. Con mirada desconfiada Molly arrugó los labios y entrecerró los ojos, tratando de ver a través de las negras ventanas.
Nada, no pudo ver nada. Sólo estando loca Molly subiría a un auto sin saber lo que le esperaría dentro. Fue por eso que decidió ignorarlo. Ajustó el agarre en su bolso y empezó a caminar en dirección a su departamento.
Había dado veinte pasos cuando su teléfono comenzó a sonar. No era un tono de llamada que reconociera, sus amigos más cercanos tenían uno especial. Hurgó rápidamente en su bolso y al encontrar el teléfono pudo comprobar que en efecto era un número desconocido. Siguió caminando mientras contestó:
-Molly aquí ¿Quién habla?
-Señorita Hooper ¿podría subir al auto?
Se detuvo abruptamente en sus pasos. ¿Por qué él tenía su número de teléfono? ¿De qué le serviría?
-¿Sr. Holmes?
-Eso parece. Ahora ¿podría ser tan amable de subir al auto? Tengo una reservación que no quiero perder.
-¿Re… reservación?
-El Landmark, señorita Hooper. Hoy cenará conmigo, hay un par de cosas de las que tenemos que hablar.
Oh por Dios..
Molly miraba las calles pasar por la ventana, de vez en cuando se removía incomoda en su asiento y otras veces observaba de reojo a la elegante mujer que estaba sentada a su lado tecleando sin parar.
Tenía que admitir que le resultaba algo intimidante, había algo en su forma de vestir y también en su semblante; además, saber que de algún modo formaba parte del gobierno británico la hacía sentir más nerviosa.
-Uhm… ¿Cuánto tiempo llevas trabajando para Mycroft Holmes?
-No trabajo para él. Trabajo con él - respondió la mujer sin levantar la vista del teléfono.
-Sí. Claro. Y bien… ¿cuánto tiempo?
-Seis años, más o menos.
Seis años… Molly se preguntó cuántas cosas sabría ella sobre los hermanos Holmes. De pronto sintió la necesidad de bombardearla con preguntas.
-¿Cuál es tu nombre?
La mujer por primera vez levantó la mirada del teléfono en dirección a Molly y con una pequeña sonrisa de lado dijo:
-Anthea -y con eso volvió la mirada a su teléfono.
Molly frunció el ceño.
-Ese no es tu verdadero nombre ¿No es así?
Lista -Anthea pensó
-No.
Molly volvió a mirar por la ventana. Las tiendas y los restaurantes se hacían más elegantes con el pasar de las calles. Calculó que aún faltaban unos diez minutos de recorrido y tenía planeado aprovecharlos de la mejor manera posible.
-¿Tienes idea de qué se trata todo esto? Me refiero a la cena.
-Sí.
-¿Podrías decirme?
-No.
Al menos lo había intentado.
-¿Por qué no? -preguntó Molly con sincera curiosidad.
-Tengo ordenado no decir nada.
-¿Él suele confiarte muchos secretos?
-Muchos.
-¿Es siempre así? Tan misterioso y demandante.
-A veces.
-Oh.
Molly pensó entonces que ambos hermanos no eran tan diferentes como Sherlock le había querido hacer creer tiempo atrás. Había escuchando muy poco sobre Mycroft Holmes, pero si era como el detective inspector Lestrade había dicho que era, entonces podría salir con dignidad de la cena.
-¿Te recuerda a alguien?
Levantó la vista de sus manos hacia la mujer que tenía al lado, quien también la estaba viendo. Había tendido una mirada de sé algo que tú no durante todo el recorrido y eso la intrigaba.
-¿Disculpa?
El auto se detuvo de pronto. El costoso hotel-restaurant Landmark frente a ellos.
-Llegamos. Fue bueno conocerte, Molly.
La puerta del lado fue abierta por el valet del hotel, esperando a que la patóloga saliera.
-Igualmente, Andrea.
Dicho esto salió del auto aparentando total naturalidad, dejando a la asistente personal de Mycroft con una sonrisa.
Bueeeno, hace unos años la BBC liberó los guiones de los tres primeros episodios de la serie y los descargué como buena fan - y estudiante de audiovisuales- que soy :v Pues al leer el guión de ASiP todos, todos los diálogos de la asistente personal de Mycroft están bajo el nombre de Andrea, así que al parecer ese sería el nombre verdadero de la misteriosa Anthea.
