Camine por las concurridas calles de mi cuidad natal, miraba emocionada a ambos lados de la acera un y otra vez.

San valentin, un dia para demostrar tu amor, ya sea por medio de regalos ostentosos, o una simple y amorosa carta. Cada año el 14 de febrero, los enamorados vaciaban sus ahorros, para regalarle a sus novias desde chocolates, hasta el mas caro anillo de diamantes.

Cosa que venia presumiendo una compañera de trabajo, mientras contaba la maravillosa velada que había pasado con su novio, ahora su prometido, quien al dar las 12 de la noche, anunciándose el tan esperado dia de san valentin, le propuso matrimonio.

Ella sin embargo, era una mujer sencilla, no es que odiara las joyas y los regalos caros, que mujer a la edad de 25 años lo haría, pero para ella lo mejor que le podría ocurrir aquel 14 de febrero era encontrar al amor de su vida.

Ya saben, el típico chico apuesto, con una sonrisa deslumbrante, de una actitud encantadora, que supiera tratar a una dama.

Y en ese momento choco con el polo opuesto de su hombre soñado.

Ten cuidado enana – fue el mordaz comentario de aquel alto sujeto, de cabellera y ojos negros, los cuales al mirarle te atrapaban e hipnotizaban; aunque ese no era el caso de ella.

Fijate tu idiota – y con una sonrisa de superioridad en su rostro, y una caminar seguro se alejo de la vista de aquel sujeto, mientras miraba a sus amigas sonreía - ¿en que estabamos? – pregunto aumentando el ritmo de su caminar.

El almuerzo había sido realmente encantador, claro para haber almorzado sola, ya que cada una de sus compañeras de trabajo fue desapareciendo conforme llegaba su pareja, o la secuestraba uno otro sujeto apuesto, y ella totalmente sola, evitando la mirada de dos tipos que no dejaban de devorarla con los ojos.

Y eso era lo que mas le molestaba en un hombre, ojala conosieran la palabra decencia.

Por eso ella esperaría a su príncipe azul.

Mientras traspasaba unos escritos que su jefe le había dejado, miro como aquel odioso hombre se acercaba a ella, mientras una sonrisa se instalaba en su rostro.

¿Esta mi hermano? – pregunto sonriendo amablemente.

Déjeme revisar si no esta ocupado – contesto con una falsa cordialidad.

para su mala suerte aquel hombre era el hermano de su jefe, ambos tenían un carácter similar, pero el sujeto frente a ella era tan arrogante, pedante, y machista que ella no lo soportaba.

No te preocupes paso – y sin dejarla replicar el entro.

Estoy en apuros… - suspiro en forma de derrota, ya veía venir el regaño de su jefe, un hombre temible cuando se le molestaba.

Sofia –escucho aquella tenebrosa voz de ultra tumba y supo que su entierro estaría cerca.

Jefe, el paso y no me dejo … - intentaba excusarse.

Luego lo hablamos, no quiero que me molesten, cancela las juntas de hoy – pidió un poco mas relajado, la voz de su jefe sonaba incluso divertida.

A la orden – sonrio y se dispuso a