Siempre piensa que las palabras pueden hacerle llegar al otro el sentido verdadero de sus sentimientos. Pero ahora que lo ve a los ojos y entiende aquella mirada llena de dudas, cae en cuenta que nunca ha sido así. Que las palabras no han sido suficientes, menos los gestos poco efectivos que ha dado. ¿Qué más podría decir? ¿Qué más podría hacer? ¿Acaso ya no ha hecho todo lo que creía que serviría para decirle que lo que había entre ellos dos era importante y sincero?
Pero no. Él no lo entendía así. Le había llamado cínico y frío. Falto de empatía.
Sonrió mientras bajaba la mirada y retrocedía un paso. Él otro se removió nerviosamente en su sitio.
"No era justo" pensó sin quitar la vista del suelo. Si no podía hacerle llegar sus sentimientos, ya nada podía hacer. Quizás, no estaban hechos el uno para el otro. Quizás no era más que una falla en el destino.
Levantó la vista y le miró. Sus ojos estaban expectantes. Sus labios estaban apretados como acallando más palabras y como si estuviera arrepintiéndose de haber hablado antes. "Pero nadie dice lo que en verdad no piensa... ¿verdad?"
-Lo siento.-Dice aunque no cree que deba pedir perdón. Él ha hecho todo lo que ha podido. Él ha hecho todo lo que su corazón ha querido que haga.
Él otro da un amago de acercarse, cosa que él contesta con un paso más alejándose. "Algo está muy mal." Quizás es orgullo... pero está dolido. No quiere tocarle ni tenerle enfrente. Pasa sus dedos por su frente y cabellos, como tratando de alejar sus pensamientos catastróficos, pero no lo logra. "Algo está mal", vuelve a decir una voz en su cabeza. Demasiado mal como para remediar lo que está destrozando frente a sus ojos.
No hay vuelta atrás. Si con todo lo que le ha amado no ha podido hacerle saber lo que siente, ya no hay nada que pueda hacer. "Nada". Y es cuando entiende el hecho de qué se está rindiendo. Por primera vez, se está dando por vencido. Sonríe o eso cree, más debe ser una mueca que otra cosa. Levanta la vista y nota que está todo perdido desde el principio. Él siempre había sabido que no tenían nada en común que fuera realmente un lazo entre ellos dos… no quiere pecar de lo que sea, pero está pasando aquello que siempre supo que pasaría en un principio, pero que olvidó mientras había estado inmerso en ser feliz, en confiar en que estaba haciendo todo lo mejor que podía. Pero se había equivocado. Los ojos de la persona que más amaba se lo estaban diciendo ahora. No había sido suficiente su esfuerzo. Y quizás nunca lo sería, porque el destino se había equivocado con ellos dos.
Llevó sus manos a sus bolsillos. Apretó en un puño su encendedor.
-Lo siento.—Dijo antes de echarse a caminar, tomar su chaqueta y salir de la casa mientras encendía un cigarrillo sabiendo que no había vuelta atrás.
DC
