Cabe recalcar que los personajes pertenecen a la maravillosa Stephenie Meyer, de su saga Crepúsculo. Yo solo utilizo los personajes sin fines de lucro.
Este fic participa del Reto Normal "Aquelarre y Nómadas" del foro "Sol de Medianoche".
Genero: AU.
Raiting: M.
Emoción: Tristeza.
Pecado: Vanidad.
Uno: Padres.
Si hace diez años me hubieran preguntado por mis padres, no hubiera dudado en decir que tenía a los mejores del mundo. Una madre que cumplía todos mis caprichos y un padre que no dudaba en brindarme todo su amor, cuando no estaba trabajando para darnos todo lo que él consideraba que nos merecíamos. Pero eso de haber sido cuando tenía cinco. Ahora, si me preguntaran por ellos, mi respuesta seria un simple: No tengo padres.
Antes de cumplir los seis, la mujer que se supone es mi madre nos había dejado. Ella siempre fue muy libertina, o esas son las palabras de todo mundo, amaba los viajes, las aventuras, hacer mil y un locuras sin preocuparse por nadie, más que por ella misma. Cuando quedo embarazada de mí, decidió sentar cabeza, es momento de hacerme una mujer, fueron sus palabras. Pero no pudo cumplirlo, no por más de setenta y dos meses. Opto por una vida libre, opto por una vida lejos. Lejos del hombre que es mi padre, y sobre todo, lejos de mí.
La salida para mi padre fue fácil, unos meses de vacaciones lejos de Newry, Irlanda, nuestro hogar. Cuando volvió lo hizo con una esposa. La mujer pelirroja portaba el anillo que mi madre jamás quiso usar, pero eso no era la único, tomada de la mano de ambos, una chica mayor que yo, no por mucho, unos tres años, cabello lacio, largo y rojizo, me sonreía de tal manera que logro estremecerme.
Ahora, aquellas dos mujeres eran mi familia. La mujer de nombre Aneline, había pasado a ser mi madrastra, pero tanto ella como mi padre jamás estuvieron de acuerdo en que la llamara de otra manera que no fuera por su nombre de pila. Siobhan, mi nueva hermana, tampoco quería que la emparentara conmigo.
Aunque tampoco es que yo quisiera tener algo con ella. No quería nada con ella. Lo que yo quería era lo que ella tenía.
-Es una niña, tómalo con calma. No ha suspendido, solo es una nota baja- se escuchaba la voz de la Aneline, calmando a voz alta a mi padre. Abrí la puerta de mi habitación un tramo, solo cuando hablaban de mí, mi padre necesitaba ser calmado.
-¡No es eso! ¿Qué no lo entiendes?
-¿Entender que, cariño?
-¡Estoy cansado de ella! ¡Cansado de verla y recordar a la zorra de su madre! –hizo una pausa, una corta pero a la vez larga pausa. Una en la que mientras esperaba las demás palabras, las lágrimas resbalaban sin parar por mis mejillas hasta deformarse en el suelo de madera-. Y lo peor de todo, es que no puedo tener más hijos. Aunque a veces dudo, que ella sea mía.
Un hipido. Un sollozo. Y más lágrimas.
-Siempre tendrás a Siobhan, que aunque no es de tu sangre te ama.
-Lo sé. Es en sí, la única hija que tengo.
Ella tenía padres. Yo no.
Siobhan 1 –Maggie 0
