Esta historia es paralela a Silencio (en) Blanco (que se publicará próximamente), yo diría que se complementan, así que si les gusta esta idea, pueden revisarla.
B l a n c o (en) S i l e n c i o
Por CrisSP
UNO.- Pesadilla en blanco
P.O.V. Bella Cullen
Desde hacía dos días, ella fruncía el rostro cuando dormía.
Reneesme apretaba sus cejas y los quejidos le salían leves, asustados.
Las pesadillas de mi hija se volvieron las mías, ya que yo sólo podía soñar a través de ella.
Edward también compartía mi preocupación: no podía leerle la mente a nuestra hija.
Las dos últimas noches las habíamos pasado en la habitación de Nessie, sin quitarle el ojo de encima.
Edward no podía leerle los pensamientos y yo no podía protegerla con mi escudo.
Cuando tocábamos sus manos, ella no nos transmitía nada. Sólo una ceguera blanca que nos desconcertaba.
Tanto Edward, como yo, queríamos conocer si tenía pesadillas, pero cuando despertaba, Nessie no decía nada… no nos contaba su sueño, como era su costumbre, y se negaba rotundamente a salir a cazar o a caminar por el bosque.
Jacob no estaba en La Push, había ido a conocer al primer bebé de una de sus hermanas. Alice tampoco podía ver nada, la misma Nessie se lo impedía.
-"Lo peor es que no nos dice nada cuando despierta"- dejé salir aquella noche.
Reneesme entonces lagrimó, la lágrima corrió por su mejilla, a eso le siguió un gemido .
–"Edward..."- volteé hacia mi compañero, esperando que él tuviera la solución. Cuando todavía era humana las pesadillas habían sido una constante mía al dormir, pero Nessie era demasiado pequeña como para sufrirlas con tal intensidad y de repente.
Sabía que las pesadillas dolían, es por eso que no extrañaba del todo el dormir.
-"Debemos confiar Bella,"- me dijo Edward, apresando su cuerpo contra el mío, aunque él siempre me daba paz y cada una de sus palabras me calmaba, pude notar inquietud en su tono de voz –"En estos años…"- Edward me infundía todo ese valor que yo era incapaz de sentir en los momentos necesarios, siempre conservaba la calma, siempre sabía cómo protegernos, a Reneesme y a mí – "yo he podido entrar a la mente de todos, claro, menos en ti"- agregó con un toque de ironía que nubló por unos instantes su dolor. –"Pero mi padre no podía entrar en la mía. Debemos confiar en Reneesme, mi amor".
Asentí. En esos momentos, por alguna razón, me sentí humana. Desde mi nuevo estado podía conseguir lo que me proponía, pero cuando Nessie presentaba su fragilidad por ser semi-humana, me aterraba. Ahora comprendía por qué se preocupaba Edward cuando yo era aquella chica con dos pies izquierdos.
-"¿Crees que sería bueno si Carlisle la examina?, ¿te ha explicado si es posible que Nessie pueda llegar a enfermarse?".
-"Lo mejor será comentar a Carlisle en cuanto regrese de caza. Por los conocimientos que poseemos de las historias de Nahuel, él nunca ha enfermado. Pediré a Alice y Jasper que vayan a buscarle si Carlisle no logra hacer nada, pero preferiría tratarlo con sigilo"- mencionó Edward y comprendí a qué se refería. Si hacíamos demasiado escándalo sobre lo que estaba pasando, la misma Nessie iba a darse cuenta e iba a sufrir más de la cuenta; Jacob tampoco lo iba a pasar bien, y seguramente lo tendríamos día y noche haciendo guardias alrededor nuestro.
Me quedé en silencio al ver que Edward todavía no había terminado de hablar, su mano estaba entrelazada a la mía y aunque sabía que no era posible, sentía calidez al tacto, como si los dos no fuéramos tan helados y duros como las piedras, -"Primero le comentaremos a Carlisle, después pediré a Alice que vaya o yo le traeré si es necesario.".
No sé si era la costumbre, pero Edward me inducía protección con su sola presencia. Sus gestos, su sonrisa ligeramente torcida y también sus preocupaciones. –"Te prometo mi amor, que todo estará bien".
Hundió su cabeza en mí y me llené de su olor. Cuando era humana no podía captar su aroma lo suficientemente bien, nunca dejaría de reclamarme por haber sido tan poco observadora en esos tiempos
-"Saldremos de esta juntos".- agregó.
-"Siempre ha sido así, preguntemos a Carlisle entonces"- comenté, tomando fuerza de él. Me alejé un poco de Edward para acomodar uno de los bucles de Reneesme. Mi hija era demasiado cálida, así que tomarle la temperatura no nos daría la respuesta que buscábamos. Mientras veía las pestañas de sus ojos y sus pequeñas cejas fruncidas, tuve la sensación de un deja vú.
Los Deja vú eran frecuentes en mi estado vampírico. Yo los atribuía a la velocidad con la que percibíamos y nos movíamos en el mundo. A veces tenía la sensación de ya haber cazado a cierta presa, pero sólo era que mis acciones eran igual de prestas que mis pensamientos.
Con los humanos ocurre lo contrario, los pensamientos rebasan las acciones, pero siempre está la posibilidad de hacer las cosas sin pensarlo.
Así me sentí en ese momento. Como una humana con un deja vú sin explicaciones.
-"Edward"- dije sin pensarlo –"¿Y si es culpa mía?"- anexé "-A lo mejor Reneesme está siendo invadida por algún problema genético mío, o por algo relacionado con el bloqueo que hacía que no pudieras leerme la mente desde que era humana, ya sabes, el 'escudo', aunque, bueno... Nessie ha demostrado tener un don opuesto a lo mío... ¡no sé que pensar!"-, se me agotaron las palabras, pero apresé la mano de Edward nuevamente. Sabía que sería una larga noche.
Aunque esa hora del día era mi favorita para estar con Edward a solas, ahora lo único que podíamos hacer era esperar a que nuestra hija despertara, o interrumpir a Carlisle.
-"Amor mío, esto no es tu culpa, gracias a ti nuestra pequeña está viva, ¿lo recuerdas? ¿Cómo yo...?"- la expresión de Edward se trastornó por un instante que se me hizo eterno, era como si se descalificara a sí mismo; y no me gustó que lo hiciera. –"¿cómo yo no pensé en un principio en esta posibilidad?"-murmuró con la voz irreconocible, casi como la de aquella vez cuando Alice y yo lo habíamos ido a buscar a Italia para evitara exponerse con los Vulturis.
La culpa era un sentimiento que ni él, ni yo, sabíamos manejar demasiado bien
-"Nunca pero nunca pienses de esa forma. Yo... Yo soy quien está fallándonos por no ser capaz de escuchar a nuestra pequeña, amor mío. Si esto es una evolución de su poder, tal vez... tal vez..."- me hubiera gustado tener el don de leerle la mente, al menos en esos instantes –"Lo descifraremos de alguna forma".
Edward llevó su mano libre hasta mi mejilla, la acarició débilmente, como si pudiera romperme, como si todavía fuera frágil, de cristal. Luego recorrió mi mentón como siempre lo hacía y me delineo el rostro, hasta tocarme las cejas.
Yo quise imitarlo, pero no pude, toda su caricia me absorbía y por momentos me relajaba a tal punto que olvidaba los problemas, después la respiración de Reneesme volvía despertarme el pánico. Debo admitir que hasta ahora comprendía cuando Reneé se preocupaba cuando caía con gripe a los seis años.
Mi esposo me besó la frente y con eso bastó para darme esperanza. Ese beso era para decirme que todo estaría bien.
Estaba a punto de relajarme cuando Nessie despertó abruptamente y se sentó en la cama de un sólo movimiento. Se llevó la mano al pecho e inmediatamente nos miró a Edward y a mí, con sus ojos castaños totalmente trastornados e irreconocibles.
Reneesme era con mucho una de las niñas más seguras, valientes y maduras que había conocido. Yo sabía que era única, aún cuando estaba dentro de mí lo sabía. No era que hubiera perdido su esencia, pero en esos momentos, y por la expresión de su rostro, sentí que se iba a desmoronar.
-"¡Oh, Nessie, todo está bien, tranquila!"- gemí con preocupación, ofreciéndole los brazos. La abracé cuando ella me tocó e inmediatamente se puso a llorar. Era la primera vez que la veía tan angustiada, ni siquiera con la visita de los Vulturis se había alterado tanto. Puso su manita en mi mejilla, pero sólo miré un abismo blanco, sin nada. Aterrada miré a Edward.
-"Nessie, estamos aquí, Siempre estamos aquí contigo, mi pequeña, tranquila"- ayudó mi esposo.
La niña no dijo ni una palabra, pero mi canción de cuna entonada por Edward la calmó hasta volver a cerrar los ojos llenos de lágrimas, luego volvió a dormir. En todo momento, Edward nos había rodeado con sus brazos fuertes y protectores, y eso había hecho que mantuviera la compostura con Reneesme.
No queríamos inducirle más miedo del que ya tenía por no poder comunicarse con su don.
Ya no la dejé en la cama. Cuando Reneesme había nacido, había pasado sus primeras noches en brazos de alguien, generalmente Rosalie o Jacob. A lo mejor si la mecíamos podía tranquilizarse, porque acudir con Carlisle a esa hora no iba a ser sano para la misma Nessie.
¡Oh, mi Nessie!, al final también le había ganado un tremendo cariño a ese sobrenombre que en sus inicios me ponía los pelos de punta.
Así nos quedamos lo que restó de la noche, los tres abrazados. Edward y yo sanando los sollozos de Reneesme, pero sin poder crear los nuestros.
Hasta ese momento extrañé llorar, porque era una manera de sacar las emociones.
El sol alumbró a primera hora el ventanal del cuarto de Nessie.
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Con la mañana disminuyó el pánico. Lo malo de la noche es que muchas veces los problemas quedan hechos estatuas, pero con el anuncio del sol las cosas cambian, avanzan.
Reneesme no parecía tan inquieta ahora, el canturreo de Edward la había aligerado de su pesadilla, aún así ambos seguimos sosteniendo a la pequeña en nuestro regazo.
Esos momentos mis ojos no se despegaron de Edward, de su rostro perfecto, de sus ojos tan míos y tranquilizadores. Seguro estaba pensando en un plan, yo también debía apoyarlo, pero a pesar de mi nuevo estado, mi mente no era tan lúcida como la suya… mi esposo decía que él tenía la ventaja de la experiencia y el don de leer los pensamientos con una sonrisa de comprensión, pero aún así, Edward era único.
Se separó de mí cuando dieron las 7:00 horas, lo hizo con cuidado, para no despertar a Nessie.
-"Iré en este instante con Carlisle". - anunció a mi oído con su tono tranquilo y protector. –"Avisaré a Alice que no debe saberse nada aunque supongo que ya lo dedujo por nuestra decisión".
Su presencia me reconfortaba, por eso el saber que se alejaría de mí me sacó un respingo que traté de disimular: sabía que mi esposo debía ir solo, yo debía de cuidar a la niña, además que explicarle todo a Carlisle me dejaría histérica.
En cambio, con Edward era diferente, no sé a que se debía, pero entre él y Carlisle parecían entenderse con las puras miradas. Eran el padre y el hijo más unidos que había visto jamás, Charlie y yo no podíamos hacerlo tan bien aunque nos esforzáramos, menos ahora, que había una muralla que nos dividía para siempre y se llamaba eternidad.
-"Te juro que no tardare". - Edward captó que resentiría su partida temporal, por lo que me infundió fuerzas como sólo él podía hacerlo, tomó mi mentón con dulzura y sus labios se acercaron a los míos. Con eso fue suficiente para resurtir mi esperanza.
-"Te amo"- dijo – "ustedes son mi vida".
Antes de partir, volvió a acariciar a Reneesme y se alejó con cautela y presteza.
-"Regresa pronto"- susurré en bajito, luego dirigí la mirada a mi niña.
Reneesme despertó segundos después de la partida de Edward, como si lo hubiera resentido, como si le estuviera haciendo falta su padre.
-"Buenos días, Nessie"- traté de sonreírle lo mejor que pude. La niña no me respondió inmediatamente, sólo se talló los ojos y apuntó al suelo.
Mi hija tenía la costumbre de hablar lo menos posible, pero generalmente siempre contestaba de alguna forma, con su maravilloso tacto o con su vocecita dulce. En esos momentos, en cambio, quedó como ausente y volvió a señalar el suelo.
Yo la obedecí con el corazón hecho trizas, su cejitas seguían fruncidas y hasta sus bucles castaños y desordenados parecían tristes.
-"Oh, Nessie"- busqué la manera de cómo animarla –"¡Llamemos a Jake, tenemos el teléfono de su hermana!"
Pero Reneesme negó inmediatamente y con paso lento caminó a su cama y se sentó en ella. Los ojos volvieron a llenársele de lágrimas.
El teléfono me asustó por primera vez en mucho tiempo. Generalmente siempre sabía cuándo iba a sonar, pero las lágrimas de Nessie me habían alterado. Fue la niña la que apuntó el teléfono, me apresuré a contestar algo alterada.
Era Charlie.
No supe ni que le dije, sólo que no podría ir a visitarlo esta tarde. Colgué casi tan rápido como había contestado, sintiéndome mal por haber sido tan fría con mi padre. Volví con Reneesme casi al instante y me senté junto a ella, la acerqué a mí con cuidado y ella comenzó a llorar más fuerte.
-"Ya pasó, cariño, puedes llorar con mamá lo que quieras"- Ella asintió e intentó volver a comunicarse conmigo, poniendo su manita en mi mejilla.
Y nada. Todo estaba en blanco. Tanto mi hija, como yo no supimos qué decirnos, capté en Nessie un sentimiento que seguro ella estaba comenzando a conocer: la impotencia.
'Edward...' fue lo único que pude pensar, Carlisle era nuestra única esperanza por el momento.
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Cuando Edward y Carlisle llegaron, traté de recuperar la compostura. De haber podido yo también hubiera llorado con Nessie, pero eso era imposible ahora. Carlisle llevaba su maletín y algunos documentos, su rostro nunca antes me pareció tan pálido, aunque al mismo tiempo reconfortante. En mi esposo capté un gesto sombrío, aunque sólo fue por breves instantes, él siempre daba lo mejor de sí.
-"Lamento haber tardado"- se acercó a nuestro lado y acarició mi cabello y el de Reneesme, quien al notar a su papá trató de verse más animada. Se talló los ojos con esmero y se separó un poco de mí.
"¡Lo importante es que ya están aquí"- dirigí una mirada de agradecimiento hacia Carlisle –"¿Verdad, Nessie?".
Reneesme bajó la cabecita. Lucía como una niña de 5 años ahora y cada día, aún con su carita triste, se hacía más hermosa.
Después de unos instantes ella asintió con mucho esfuerzo, estiró su manita con su padre y lo tocó, como deseando poder gritar lo que le pasaba.
Me pregunté si Edward podía sentirla, pero la misma Nessie volvió a llorar y dejó caer la mano en uno de sus costados apenas un segundo después.
De un impulsó volví a abrazarla en mis brazos.
-"Todo está bien, cariño"- y alcé la mi mirada dorada hacia Carlisle y luego hacia Edward.
Tenía que saber. Tenía que saber lo que le pasaba a nuestra hija.
Mientras sujetaba a Reneesme, Edward acarició a nuestra pequeña, la tomó bajo su cuidado y la acercó a Carlisle. Nessie se separó un poco de mí y sentí que su calidez se alejaba, justo como el júbilo de su carácter.
-"Nessie, Carlisle ha venido a ayudarnos, ha notado lo que nos ocurre, ¿de acuerdo?"- Edward le alzó la carita con el cuidado que utilizaba cuando yo era humana, como si sus dedos fueran pétalos, limpió las lágrimas de Reneesme y la besó –"Todo estará bien mi pequeña. Ahora, trabajemos todos juntos para ayudarte. Nos tienes a todos, mi amor. Y no permitiremos que derrames una lagrimita más, ¿de acuerdo?"- insistió.
Observé entonces a mi pequeña, apretando sus labios rosados y frunciendo sus cejas. Estaba aterrada. Ni siquiera cuando habían venido los Vulturis a por ella, la nena había flaqueado hasta el grado de perder la confianza en sí misma y en sus padres.
-"Nessie, pequeña, ¿qué tienes?"- preguntó Carlisle con preocupación. Le sonrió a su nieta con calidez y entrega.
Edward alzó a Nessie para que estuviera a la altura de su padre. Los tres esperamos a que hablara, pero Nessie quedó muda, sus labios bien apretados.
-"¿Te sientes mal? ¿Te duele algo?"- siguió cuestionando Carlisle, Reneesme procesó las preguntas con actitud dubitativa.
Quise decirle algo, para animarla hablar.
Ella negó y asintió al mismo tiempo varias veces; miró a Carlisle con expresión de tormento. Era como un grito de ayuda. Era como si quisiera encontrar esperanza en nosotros. ¿Por qué no nos decía algo? ¿Por qué su mente vivaz y lúcida se tornaba un vacío?
-"... Nggh..." - intentó hablar, doblegando su lengua. Desde que estaba en mi vientre, Nessie nunca había tenido problemas para comunicarse. –"... No..."- se puso roja del esfuerzo –"...qui-quiero... perderlos".
Aunque tartamudeó, lo dijo claramente, luego cerró los ojitos y comenzó a respirar con mucha más rapidez de lo ordinario. Ya no volvió a llorar, se escondió en los brazos de Edward.
Me llevé las manos a la boca.
-"¡Nessie, aquí estamos todos, preciosa!, nadie va a perder a nadie, cielo"- mi voz sonó temblorosa al saber que ella sufría porque pensaba que nos perdería. Me recargué en Edward y mi mano de cera entrelazó los cabellos de la niña con un poco de fuerza, pero sin lastimarla. Miré a mi esposo con intensidad, sin embargo, mi petición fue para el líder de los Cullen. –"Carlisle... por favor, ayúdanos"- rogué por el bienestar de Reneesme, de esa pequeñita niña, que era lo mejor que Edward y yo habíamos construido con nuestro amor.
Por unos instantes sentí como si Edward tuviera una idea, pero esa sensación se alejó de mí con una rapidez que me desoló aún más: mientras sostenía el cabello de Reneesme, mi esposo liberó una de sus manos y me abrazó, me sujetó tanta fuerza que sentí que él, Nessie y yo, éramos una persona.
Fue entonces cuando Carlisle le echó una ojeada a sus datos y habló.
-"Bella, haré todo lo que esté a mi alcance, tranquila". - me miró con aquella misma bondad con la que lo conocí en el Hospital del Forks.
-"Saldremos de esta juntos". - agregó con una tranquilidad parecida a la de un árbol viejo.-"Reneesme"- volvió a decir, tratando de ocultar la sensación de tristeza que yo sé que también sentía. Carlisle era admirable. –"Pequeña, estamos aquí contigo, escucharemos pacientes cada una de tus palabras y tus temores. Escucharemos cada letra hasta borrar ese miedo en tus ojos, nunca nos perderás, lo prometo. Estamos aquí, puedes escucharnos, puedes sentirnos ¿no es así?".
Nessie salió de la cueva que había creado en brazos de Edward para mirar a su abuelo. Trató de sonreír para imitar a su interlocutor, pero sus labios apenas se torcieron, haciendo un gesto muy parecido al de Edward cuando lo invadía la desesperanza.
-"¿Puedes decirme un poco más? ¿Crees que puedes contarme que es lo que sucede?". - Edward besó a la niña, quien titubeó unos instantes, preparándose para contestar.
-"... N-no puedo"- susurró, su voz repicó como una campanita –"... porque él lo sabrá... per-perdón".
Nessie nunca antes había pedido perdón con ese tono quebradizo. Su piel se erizó. Se le nublaron los ojos pero no soltó una lágrima, en ese momento me miró. Yo me incliné hacia ella.
-"Nessie, ¿quién es él?".
Pero la única respuesta que obtuve fue:
-"Mami, ¿puedo dormir?".
Fin P.O.V. Bella Cullen
Continuará…
Notas: Este fic tendrá uno alterno llamado "Silencio (en) Blanco", desde el punto de vista de Edward. Si les ha gustado, espero sigan leyendo lo que sigue… creo que se pondrá interesante.
¿Quién ha entrado en los sueños de Nessie? ¿Qué harán sus padres para ayudarla?
