Parpadeó curioso a la razón de por que Francis lo había invitado a su casa, en especial de noche; pero no importaba, al final iría a ver a su mejor amigo, con eso en mente, esbozó su característica sonrisa mientras caminaba.
Ya cuando llegaba, pudo notar que su otro mejor amigo también había sido invitado, sonriendo mas se acercó a el y le toco el hombro a modo de saludo
-Gilbo, no sabia que Francis también te había invitado- siguió sonriendo mientras que el otro le devolvía la sonrisa, ojos rojos brillando levemente por el resplandor de la luz de la luna llena que se encontraba en el cielo oscuro despejado
-Si, pero me pregunto por que a estas horas nos ha invitado- Gilbert tocó nuevamente el timbre de la puerta, se podía notar como fruncía un poco su ceño – sin mencionar que no abre la puerta, y después le dice a uno que no tiene modales- agarró la perilla y la giró , ya fastidiado.
Y la puerta se abrió, haciendo que el par diera un leve brinco por el repentino abrir.
-Que raro, no sabia que Francis dejase la puerta abierta- Antonio miro hacia dentro de la casa, curiosidad en sus ojos verdes. –Ni yo, pero ahora que sabemos, entremos. No por nada me va hacer venir Francis a su casa por gusto- acto seguido también entró a la casa; la puerta detrás de ellos cerrándose de manera brusca.
-El viento debe de haber sido- pensaron los dos hombres mientras caminaban por la casa del francés, buscando rastro alguno.
Mientras caminaban despacio por la casa, se pudieron dar cuenta que estaba muy silenciosa, solo se podía escuchar el sonido del viento golpetear levemente las ventanas. Una vez que llegaron a la sala, encontraron a Francis sentado en una silla, su cabeza hacia atrás, ojos cerrados.
-¡Hey Francis! Ya hemos llegado….¿Francis?...Oye –el ojiverde sacudió un poco al francés, el cual se inclinó hacia un costado y cuando parecía caer al piso desapareció; haciendo que España diera un brinco del susto mientras regresaba al 'lado' de Prusia, solo para encontrarse que estaba solo en la sala.
-¿¿Gilbo?? ¿Dónde estas? …jajaja muy gracioso chicos…-nada, ningún ruido se escuchaba- ya enserio dejen de jugar y salgan….me están asustando-murmuró lo último mientras que por el rabillo del ojo notó dos siluetas, suspirando giró su cabeza hacia donde estaban, en ese momento la luz de la luna siendo bloqueada por una nube y haciendo casi imposible ver mejor quienes eran, pero Antonio los conocía muy bien
-Jajaja que buena broma am- - enmudeció cuando pudo ver a Francis, mas pálido que nunca, morder el cuello lleno de sangre de Gilbert, el cual yacía inmóvil y con los ojos en blanco.
Asustado por aquello, salió corriendo de allí, ojos verdes llenos de temor y confusión
Una vez que no escucharon a nadie mas en la casa, comenzaron a carcajearse, Francis limpiándose la boca y Gilbert el cuello.
-Nos la cobramos- dijeron, victoriosos y sonrientes.
