Sailor Moon No Me Pertenece.

Ojos de amor.

I

Al abrir la pequeña cajita plástica la joven rubia sonrió al ver que eran sus lentillas de contacto, las que la iban a ayudar a ver mejor, desde los siete años y tras un accidente ella había quedado parcialmente ciega del ojo derecho y por eso su ojo izquierdo por años había trabajado el doble para poder ver, de modo que ese ojo también estaba agotado. Ahora con diecisiete años estaba completamente asumida en su situación, ella no aspiraba a mucho, solo a llevar una vida completamente normal a pesar de su defecto, apenas le había llevado la cajita se había sentado en el tocador de su habitación.

- Sere . .- Le hablaron.

- Mira Ikuko, ya llegaron mis lentillas nuevas.- La rubia le sonrió mientras se las mostraba.- ¿Qué te parecen?

- Se ven pequeñas. . . El oculista dijo que no deberían molestarte luego del primer día.

- Si, ya quiero probármelas. . . ¿Me ayudas?- Serena estaba ansiosa por ponérselas.- ¿O estas ocupada en los preparativos de la fiesta de mi hermana Beryl?

- Tu padre me contrato para cuidar de ti, no de ellas. . .

- Ikuko son mi familia.

- Gracias al cielo no llevan tu sangre querida.

Serena sabia de hace años que Ikuko le tenía aversión a Beryl, su hermanastra, Nehernia la hermana de ella, de edad similar a la suya y la madre de ambas Zirconia, esta había conocido a su padre siendo Kenji Tsukino un viudo con una niña de tres años, la mujer ya tenía dos hijas, la peliroja Beryl de seis años y la pelinegra Neherenia de tres años.

Aun recordaba lo feliz que se había puesto cuando su padre le había dicho que volvería a tener una madre que cuidara de ella, en un comienzo había pensado que ella y las hijas de Zirconia se iban a llevar bien, pero no fue así, por años fue casi una molestia para las dos niñas.

- ¿Serena pasa algo?- Ikuko le toco el hombro.

- Nada. . . Solo recordaba. . .

- No debe dejar que esos malos recuerdos te hagan daño querida, ellas no valen la pena.

- Son mi familia, ahora sé que no me soportan por que tengo esta ceguera pero. . . ¿Y antes?- Una lagrimo rodo por su mejilla.- ¿Y antes porque me odiaban? Yo quería que fuéramos hermanas, que jugáramos juntas.

- Cariño, no te preocupes, ellas no valen la pena ya te lo dije.

- Ikuko. . . ¿Tu si me quieres?

- ¿Pero que pregunta es esa?- Ikuko la abrazo.- Yo te quiero desde el primer día que te vi mi niña.

- Gracias nana.

Su querida Ikuko había llegado a cuidar de ella tras el accidente, la mujer mayor le había dado todos los cuidados que una madre debía darle a su hija, durante los años de soledad ella había sido su único pilar y asi pudo evitar caer en la depresión por la angustia de estar sola.

Su padre era diplomático y constantemente estaba fuera de casa, a veces por días, otras por semanas e incluso por meses. Ahora por ejemplo estaba en Alemania y por lo último que había sabido no volvería hasta dentro de cuatro meses, la última vez que había estado con ella la había llevado a un oftalmólogo y ahí había sabido de que corría grave peligro de quedar ciega para siempre, sino comenzaba a usar esas lentillas.

- ¿Bajaras a la fiesta?

- Tengo que hacerlo Ikuki, mi padre me encargo ir, además la misma Beryl me invito.

- Mmm. . . Eso es sospechoso.

- Pues no lo sé, incluso me compro un vestido pero no me gusto.- Suspiro la rubia.- Lo deje en el armario, Beryl debe haberse equivocado de talla.

- A ver. . .- La joven fue hasta el mueble, y lo abrió, inmediatamente identifico el vestido de parte de la mujer peliroja.- Pero querida, en ese vestido caen tres Serenas.

La joven rio de buena gana, Ikuko no estaba equivocada, Beryl le había comprado ese vestido con un claro objetivo, que ella no tuviera algo adecuado para bajar a su fiesta de cumpleaños, de todas formas ella no tenia mucha ilusión de ir, los amigos de su hermanastra eran extraños por decirlo menos, eso sin contar todas las personas que Zirconia invitaba.

- Esa muchacha estúpida.- Ikuko refunfuño.- Menos mal que yo sí sé tú talla. . .

- ¿De qué hablas?

- Que yo te compre un vestido por encargo de tu padre, él quiere que te diviertas.

- Ya veo. . . ¿Puedo ver el vestido?

- Claro que si. . . Solo quédate aquí y te lo enseñare.

.

.

- Los inversionistas llegaran la próxima semana Darien.- Murmuro Andrew, su mano derecha en la empresa.- No han hecho muchas exigencias solo el mejor hotel de la ciudad.

- Encárgate de eso, y dile a mi secretaria que haga las reservaciones. . .

- Si Darien. . . ¿Por cierto iras a la fiesta esa de la que hablo tu madre la pasada noche?

Gea Chiba, su madre llevaba días insistiendo que fuera a esa fiesta en representación de la familia, no tenía muchos detalles de la celebración, tan solo que era el cumpleaños de una hija de un diplomático, si era sincero consigo mismo la idea no le atraída para nada, sin embargo había hecho una promesa y él nunca faltaba a algo prometido a su madre.

- Iremos. . . Tu iras conmigo Andrew, si tengo que ir a ese lugar no ire solo.

- Pero tenia una cita con una bella rubia. . .

- Cancela esa cita, no ire solo, seguramente más de alguna chica tratara de acercarse a mi. . .

- ¿Eres gay?

- ¿Qué diablos estas diciendo?- Darien fulmino con la mirada a quien consideraba su amigo también.

- Cada que una mujer se te acercas la esquivas, si una mujer te sonríe tu la devuelves tu mirada de enfadado. . .

- Solo no me gusta que las mujeres me persigan como si yo fuese un premio que deberían ganar a toda costa.

- Comprendo. . . Pero si lo recuerdo hace meses que no te veo salir con alguna chica, ni siquiera solo por llevártela a la cama.

- Mis obligaciones me tienen ocupado.

- Darien. . . Darien. . . Darien. . . Tienes casi treinta años, y seguramente tu madre debe de haberte dicho ya muchas veces que tienes que conseguir una esposa. . .

- ¿Por qué crees que mi madre me envía a mí a esa horrible fiesta?

- Aaaa comprendo. . . Bien la que no quieras tú, me la dejas a mí, nada mejor que consolar a una mujer despechada.

.

.

- ¡Ikuko!- Serena hiso todos los esfuerzos por ver mejor el vestido.- Es hermoso.

- Sabia que te iba a gustar.- La mujer se lo entrego.- Pruébatelo.

- Estoy segura de que será de talla. . .

- Por supuesto que sí, yo te conozco mejor que nadie.

- Gracias Ikuko.

Serena se quito el vestido y quedo solo en ropa interior, sin darle importancia de que estuviese Ikuko, ella la concia desde niña, por eso se sentía en confianza en su compañía, a penas la tela del vestido roso su cuerpo la joven supo que era el vestido para ella, le dio la espalda a su nana para que la ayudara.

- ¿Y bien?- Pregunto ansiosa.- ¿Cómo me queda?

- Hermoso mi niña, eres la joven más hermosa que he visto.

- Ikuko eres muy amable conmigo.

- No es amabilidad querida, llevo años tratando de hacerte ver que de verdad ere hermosa, pero veo que Zirconia y sus hijas de la maldad tienen tu cerebro contaminado.

- Oh nana. . .

- Ven, dejame ver que peinado puedo hacerte. . .

- No, quiero que me dejes mis chonguitos. . .

- Esta bien. . . Esta bien.

Ese peinado era el único que a lo largo de los años Serena sabía cómo hacerse, no le gustaba depender tanto de Ikuko, y ya era bastante grande como para recurrir a ella por todo lo que necesitaba, ya estaba aprendiendo mucho, aun así sabía que iba a necesitar de su nana por unos cuantos años más, lo cual la había inquietado, había pensado que su padre podría despedir su nana al cumplir ella los dieciocho años, pero tras la última visita de su padre, él había asegurado que Luna iba a permanecer en aquella casa y sobre con ella por todo el tiempo que la rubia necesitara.

.

.

- Ya han confirmado casi todos.- Murmuro Zirconia mientras estaba tendida en su cama y veía como sus hijas modelaban sus vestidos para esa noche.- Y lo mejor es que todos los confirmados me han asegurado que vendrán con sus hijos solteros, será una perfecta oportunidad para que ustedes por fin casen un buen partido.

- Lo sé madre. . .- Murmuro Neherenia.

- Yo quiero al chico más guapo y más rico- Dijo Beryl.

- Querida mía, para ti ya tengo el mejor prospecto. . . Se llama Darien Chiba, hijo de un gran empresario internacional, es un importante socio en el club de campo y tiene un yate en la bahía, el más lujoso.

- Mmm. . . Suena bien.- Beryl Sonrió.- ¿Es guapo?

- Pues míralo por ti misma querida.- La mujer mayor le entrego una de las tantas revista de moda y sociedad que había estado viendo.- Es él.

- A ver. . .

La joven peliroja todo la revista con las manos e identifico al sujeto, en efecto era guapo y sumado al hecho de su gran fortuna lo hacia el mejor candidato.

- Lo quiero para mi.

- Y lo será querida, tendrás a ese hombre.

.

.

- ¿Aun te molestan los ojos querida?- Ikuko miro con preocupación a su niña.

- Solo un poco, y es más el ojo derecho.

- El medico dijo que podías sentir molestias, pero que no debían persistir después de dos días.

- Si. . . De todos modos solo es una molestia pequeña y se va luego de guiñar el ojo.

- Cuidado hacia donde guiñas querida.- Ikuko miro alrededor.- Hay muchos hombres jóvenes por aquí que no han dejado de quitarte el ojo de encima.

- Nana. . . No sigas, seguramente me miran porque soy el bicho raro de esta fiesta.

- No digas eso. . . ¿Tiene hambre? Hay muchos bocadillos.

- Puedo ir a buscarlos yo, no te preocupes, me tengo que acostumbrar a mi nueva visión, es maravilloso poder ver las cosas tan definidas, no como borrones.

- Crei que el lugar de los empleados eran en la cocina.- Zirconia se les acerco.- Ikuko este no es un lugar para ti.

- Ya me iba. . .- Murmuro la aludida.- Querida los bocadillos están a tu derecha y los refrescos a la izquierda.

- Si Ikuko gracias.- No le gustaba la idea de dejar partir a su nana, pero Zirconia se enfada mucho si la contradecían, incluso era capaz de cobrarse si eso ocurría.

- ¿No se supone que ibas a ponerte el vestido que Beryl había comprado especialmente para ti?

- Yo. . .- No tenía idea de que excusa dar.- Al probármelo lo rompí. . . Ikuko intento arreglarlo pero al final arruinamos la tela.

- Comprendo. . .- La rubia fue consiente del escrutinio de la mujer mayor.- Al menos pudieron haber escogido algo mejor, pero supongo que para ti basta. . . ¡Demonios porque guiñas tanto el maldito ojo!

- Son mis lentillas nuevas. . . Me incomodan un poco, los siento.

- Niña tonta, no pudiese haber escogido peor dia para probar esos aparatos. . . ¿Acaso querías arruinar la fiesta de mi querida Beryl?

- Claro que no, pero ya no podía seguir posponiendo esto, sin mis lentillas de contacto puedo quedar ciega de por vida. . .

- No seas exagerada. . . No seguiré perdiendo el tiempo hablando contigo, iré a recibir a los invitados.- Zirconia la tomo con fuerza del brazo.- No hagas nada estúpido que arruine la reputación de mi hija.

- Sabe que no haría eso.

- Más te vale, mira que aun la idea del internado para ti me haría muy feliz.

Desde los doce años, Zirconia había hecho hasta lo imposible por enviarla a un internado, ella decía que de esa forma estaría en un lugar que le proporcionara los cuidados adecuados para su estado, ella nunca había querido ir, y había sido gracias a Ikuko, quien había logrado convencer a su padre de que aquello no era necesario.

Sabia que nunca iba a darle en el gusto a aquella mujer, pero hace años había dejado de intentarlo, vivía tranquilamente siguiendo su vida, contaba con el cariño de Ikuko, y aunque estuviese lejos también con el amor de su padre.

De pronto sintió mucha hambre, y las personas iban desfilando con los bocadillos por todos lados, busco con la mirada la mesa de bocadillos, había gente ahí cerca, pero si caminaba lento estaba segura de que podía llegar a la mesa sin chocar con nadie, asi lo hiso y todo iba bien, tomo unos deliciosos bocadillos y se los llevo a la boca, pero como siempre el ojo derecho le estaba molestando.

- No ahora, no poder ver que más hay en la mesa. . .- Murmuro molesta, había alcanzado a ver chocolates.

- Toma.- Una voz profunda le hablo desde su espalda.- ¿Quieras un chocolate verdad?

- Si. . .- Tímidamente se volvió para verlo y recibir el chocolate.- Gracias. . .

- De nada. . . Por cierto soy Darien Chiba.- El hombre se le acerco.- ¿Y tu quien eres hermosa?

- Serena. . . Tsukino.

- ¿Tsukino?- El hombre la miro.- ¿Eres una de las hijas adoptadas de Kenji Tsukino?

- No, su hija biológica.

- Ya veo. . . Nunca te había visto. ¿Vienes del extranjero como tu padre?

- No, yo vivo aquí con mi madrastra. . .

- Y las horrible hermanas.- Murmuro el hombre en broma.- No me lo tomes en serio, solo era un chiste.

- No se preocupe. . .

- Te había estado viendo desde algunos minutos atrás, no me atreví a acercarme a ti pero cuando me guiñaste el ojo derecho. . .

- Yo uso lentillas de contacto.- Murmuro rápidamente, ahora comprendía las palabras de su nana.- Y aun no me adapto, el ojo derecho aun lo resiente y me obliga a guiñar el ojo.

- ¿No esperaras que me crea eso?

- Es la verdad, yo soy. . .

Prefirió callar, aun le incomodaba hablar de su ceguera con los conocidos, aun más le incomodaba contárselo a un perfecto extraño, no sabia muy bien que decirle pero era evidente que él estaba esperando una respuesta de su parte.

- ¿Ese es el color natural de tus ojos?- Fue él quien hablo primero

- ¿Eh?

- Nunca había visto este color de ojos, azules casi turquesas, son cautivantes princesa.

- Yo no quise guiñarle el ojo.

- Como haya sido me tienes a tu lado, y no quiero separarme de ti el resto de la noche.

- Seguramente querrá entablar conversación con alguien más.- Murmuro Serena evitando que el ojo derecho le guiñara por la incomodidad y asi volver a molestar al hombre.- Y yo tengo que hacer algunas cosas, no quiero robarle su tiempo.

- Sucede que yo he decidido darte mi tiempo con mucho agrado,- Darien miro en todas direcciones.- Míralo, todos ellos vienen por aparentar, por querer aparecer en la ultima revista de sociedad. . . Si me preguntas que he venido a buscar te diría que nada en realidad, de hecho ya estaba por irme, este tipo de fiestas me aburren, pero te he visto y me he animado un poco.

- Yo no he hecho nada. . .

- Claro que. . .

- Serena.- Zirconia se les acerco, lo supo al reconocer su voz.- ¿Estas acompañada?

- Buenas noches.- Darien se volvió para saludarla.- Darien Chiba.

- Chiba. . . Chiba. . . ¿Te madre es Gea Chiba verdad?

- Si, ella me ha enviado en su representación.

- Comprendo.- Zirconia la miro, con una extraña sonrisa, que ya conocía, la mujer estaba enfadada con ella y lo evitaba mostrándose amable frente al extraño.- Querida no debes monopolizar a los invitados, es la fiesta de Beryl, no tuya.

- Lo siente, iré a buscar un refresco. . .- Huyo tan rápido como pudo, estaba segura de que Zirconia iba a cobrárselas después.

- Querido Darien. . . Permíteme presentarte a mi querida y más bella hija Beryl.

Serena alcanzo a escuchar aquello y estuvo segura de que ya no volvería a ver a Darien, por un lado sintió una gran decepción, y no comprendía porque, ese era un hombre extraño, nunca había oído de él y menos lo había visto, seguramente seria uno más de los rostros que iba a ver en esa fiesta, aunque si era sincera consigo misma, no estaba muy alentada de estar ahí, seguramente iba a quedarse una hora más para luego irse a su refugio, su apreciado cuarto.

.

.

- Me han dicho que eres un gran amante de los yates. . .- Murmuro Beryl.- ¿Navegas mucho?

- Un poco. . .

- A mi me encanta, pero mi padre no es aficionado a tener un yate, dado a que viaja constantemente, siempre que navego lo hago en los yates de mis amistades.

- Comprendo.- Darien busco con la mirada a la criatura que había tenido la suerte de conocer, pero ella había desaparecido de su vista y todo parecía indicar que de la fiesta.

- ¿Qué más te gusta hacer Darien?- Beryl lo había arrastrado hasta una de las meses que habían puesto en el salón.

- Beryl por favor discúlpame pero estoy buscando a. . .- Por alguna extraña razón no quiso pronunciar el nombre de la muchacha, algo en su mente le hacia pensar que esa chica que estaba a su lado y Serena no se llevaban bien.- A un amigo.

- ¿Quién?

- Andrew, un amigo de mi trabajo.

- Debe estar por ahí divirtiéndose, déjalo.

- Llegue con él y prefiero irme con él.- Se levantó algo molesto, ya estaba harto de esa moleta mujer.- Además ya es tarde, mañana tengo mucho que hacer.

- No te vayas, la noche aun es joven. . .

- Quizá para ti, pero no para mi que trabajo en una empresa muy importante.

.

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La noche estaba fresca, Serena había decidido salir al jardín para tomar aire fresco, mucha gente dentro estaba fumando y el humo le molestaba en los ojos, camino lentamente, aun es la oscuridad no podía ver bien.

- Al fin te encuentro.- Darien apareció de entre unos rosales.- ¿Dónde estabas princesa? Me dejaste con esa mujer y luego con tu hermana.

- Beryl es la anfitriona, se supone que con ellas debes pasar tiempo, no conmigo.

- Pero es contigo con quiero estar Serena, princesa permite que me quede aquí contigo, la fiesta allá dentro es muy aburrida.

- Por favor vuelve a dentro, no tienes que estar aquí conmigo. . . Además ya tengo sueño, me ire a mi cuarto.

- ¿Puedo volver a verte?

- No, por favor no.

- Princesa por favor, te lo suplico, dejame verte de nuevo.

- No.

- Serena princesa.- Iba a seguirla pero al entrar otra vez en la atestada sala la perdió de vista por completo.

- ¡Darien!- Andrew se le acerco.- ¿Qué ocurre amigo? Pareces enfadado.

- Estaba con una hermosa chica, la perdí, es hermosa Andrew, la niña más hermosa.

- ¿Y porque no fuiste tras ella?- El rubio lo miro preocupado.- Si de verdad te interesa, lo cual me agrada, tienes que ir por ella.

- Se fue, no me dio la oportunidad de seguir viéndola, pero al menos sé algo, es una Tsukino.

- ¿De las adoptabas por Kenji? ¿Las hijas de su segunda esposa?

- No, de la primera esposa, su hija biológica, es preciosa Andrew, un ángel.

- Si vive aquí tienes que buscarla.

- Eso hare. . .

- ¡Darien!- La estridente voz de Beryl lo enfado.- Veo que ya encontraste a tu amigo, estaba conversando con mi madre, y queremos invitarte a cenar mañana en la mañana. . .

- No creo que. . .- Por un loco instante reconoció ese momento como el único donde podría aprovechar para ver a su princesa.- Mi agenda me lo permita, pero veré que puedo hacer, no faltare.

- Fantástico.- La peliroja miro a su acompañaste.- ¿Tu eres Andrew verdad?

- Si.- Respondió algo escéptico el rubio.

- También estas invitado a la cena.

- Gracias. . .

- Darien ya voy a cortar el pastel en poco. . . ¿Quieres venir?

- Yo iba al baño primero. . .

- Ya veo. . .- Beryl diviso a una de las sirvientas.- Ikuko. . . Muéstrale a Darien el baño del segundo piso.

- Si Beryl.

- Mientras tanto me llevare a Andrew al comedor para esperarte.

- Ire pronto.- Prometió con cinismo.

- Vamos señor. . .- La mujer lo insto a seguirlo.

- ¿Trabaja hace mucho aquí?- Decidió interrogar a la mujer.

- Hace varios años.

- Entonces debes conocer a Serena.

- ¿A Serena?- La mujer iba a unos escalones delante de él.

- La conocí hace unos instantes, tengo que verla, por favor dime dónde encontrarla. . .

- No creo que ella desee verlo señor, además ya está acostada.

- Prometo que no le hace daño, solo deseo despedirme.

- ¿Despedirse?

- Déjeme contarle. . . La conocí aquí en la fiesta, ella le llego hasta el corazón, necesito verla o creo que me volveré loco.

- Veré que puedo hacer. . .- Ikuko se detuvo al llegar al vestíbulo del segundo piso.- Espere aquí por favor.

- Si.

La vio entrar a otro pasillo, pero se contuvo de seguirla, podría asustar a la princesa que residía en aquella mansión, estaba ansioso por verla, necesitaba saber que ella no era producto de su imaginación, y que ante todo era real y que seguía siendo un ángel como él la había conocido.

- Ikuko me dijo que quería hablar conmigo.- Murmuro su princesa apareciendo al fin, estaba en pijama de dos piezas, de color blanco.- Yo pensé que nada teníamos que decirnos y que le había quedado claro que no podíamos vernos.

- Lo sé.- Se acerco y la tomo de los hombros.- Pero necesitaba verte, decirte buenas noches.

- Darien es tarde, mañana tengo muchas cosas que hacer. . .- La rubia suspiro.- Pero no creo que haya nada malo en decirle adiós.

- No Serena.- Él sonrió.- No un adiós, sino un hasta luego.

- Bien, entonces hasta luego.- Iba a seguirle el juego solo para asegurarse de que él se fuera.

- ¿Me dejarías darte un beso en la mejilla?

- Si. . .

- Princesa. . .- Era una locura pero estaba dispuesto a cometerla.

La acerco a él, no para darle el prometido beso en la mejilla sino que para besarla en los labios, la estrecho contra suyo, tocar aquellos suaves labios lo instaron a tratar de que ella respondiera, más era evidente que la había tomado por sorpresa, de modo que se obligó a si mismo a soltarla.

- ¿Es tu primer beso verdad?

- Váyase por favor. . .- La joven tenia las mejillas teñidas de un dulce carmesí.

- Eso es un si para mi.- Sonrió.- No sabes lo feliz que me haces pequeña, saber que te di tu primer beso. . .

- Largo. . .- La joven le dio la espalda para volver a su cuarto.

Estaba arrepentido de haberlo hecho, la había asustado, estaba seguro, pero no había podido evitarlo, el deseo por besarla lo había consumido por completo y la idea de abrazarla y verla responder a su beso lo había embargado.

.

.

A la mañana siguiente Serena bajo a desayunar, aun estaba confundida por todo lo sucedido en la noche, la imagen del hombre la había perseguido en sueños, e incluso ahora si cerraba sus ojos podía sentirlo cerca de ella.

- Buenos días querida.- Ikuko la saludo a penas entro en la cocina.- ¿Dormite bien?

- Si, a pesar de todo aquello.

- ¿Aun estas perturbada por ese hombre?- Ikuko la insto sentarse.- Yo pensé que el sujeto era inocente, por eso fue te hable de su insistencia en verte.

- Eso ya no importa, seguramente no volveré a verlo y para mi mejor.

- Si. . .

- ¿El chofer ya llego?

- Si querida.- La mujer acepto de buena gana el cambio de tema.- ¿Aun te molestan los ojos?

- Ya no mucho, y eso que al dormir me saque las lentillas.

- Y ahora ya te las has puesto. . .

- Por supuesto, de otro modo hubiese llegado aquí dando choques contra las paredes.

- Es cierto, bien ahora come tu desayuno y luego podrás irte.

- Si.

.

.

- ¿Me estás diciendo que te enamoraste de un mujer nada más verla?- Andrew miraba a su amigo convencido de que había perdido el juicio.- Estas loco.

- No te imaginas cuánto. . . Serena es una princesa hermosa, quiero traerla aquí, quiero que conozca mis dominios así como yo conocí los suyos. . .

- Eso si esas mujeres te dejan.,- Bromeo el rubio.- Hazme caso amigo, esa mujer, aquella llamada Zirconia no te ve como un hombre sino como una buena billetera para una de sus hijas y sospecho para cual. . .

- Beryl.- Concluyo Darien.- No dejaba de coquetear descaradamente conmigo y creía que yo iba a tomarla en cuenta.

- Si vas a esa cena esta noche no harás más que alentarla. . .

- Pero es mi única opción de ver a mi princesa. . .

- Durante meses creí que tu nunca ibas a enamorarte y ahora mírate. . . Una mujer te tiene loco.

- No sé muy bien como sucedió, tan solo me guiño el ojo y quede prendado de ella.

- Quizá es otra caza fortunas. . .

- Claro que no, Serena es diferente al resto de su familia, mi corazón me lo dice.

- Espero que no te equivoques amigo, no quiero verte después en un proceso de divorcio llevado por el dinero.

Pero el pelinegro sabía que Serena no era esa clase de personas, ella era inocente, no sabía muy bien qué edad tenia, pero en muchos aspectos era una niña, lo comprobó al saber que él le había dado el primer beso, y estaba desesperado por volver a besarla, por tocar su delicada piel, por ver aquellos ojos que lo cautivaban y por saber que ella también estaba prendada por él.

.

.

- Quiero la mejor cena para esta noche.- Ordeno Zirconia a penas entro en la cocina.- Esta noche viene un invitado muy especial y nada puede salir mal.

La rubia que estaba en la mesa comedor de los empleados y que había estado haciendo la tarea diviso que su madrastra se estaba acercando a ella, obviamente iba a regañarla por algo, de modo que aparto sus libros y se volvió para mirarla.

- ¿Necesita algo?- Le dijo.

- Vas a estar en la cena y con un demonio vas a quedarte callada. . .

- No es necesaria mi presencia ahí. . .

- Tenemos que dar la mejor impresión, nuestro invitado conoce a toda la familia, no podemos permitir que nadie falte. . . Si por mi fuera te quedarías toda la noche en tu cuarto como lo haces el resto de las noches, pero esta es una ocasión especial. . . Beryl está a puerta de conseguir el mejor candidato.

Pobre hombre, se dijo internamente, aunque por un lado si Beryl se casaba sería mejor para ella, de ese modo la peliroja iba a dejar la casa familiar y sería una menos que soportar, menos burlas que tolerar y menos abusos.

- Tratare entonces de pasar desapercibida entonces.

- No vas a tratar. . . Lo harás.

- Si. . .

Zirconia abandono la cocina y Serena busco a Ikuko con la mirada, su nana se acercó mostrando compasión por la situación. Por mucho que deseara no podía cambiar a su familia, y probablemente pasarían años antes de que un hombre se enamorara de ella y la sacara de ahí o bien hasta la universidad, siempre y cuando su padre estuviera de acuerdo en su idea de irse al otro lado del país, aunque en aquella ciudad habían muchas y prestigiosas universidades ella quería vivir lejos de Zirconia y sus hijas.

- ¿Quieres algo querida?- Ikuko sabia que ella no le gustaba tocar mucho el tema del mal trato de su familia.- ¿Leche quizá?

- No nana, gracias.

- ¿Qué estas estudiando?

- Matemáticas, ahora con mis lentillas nuevas me es más fácil comprender los ejercicios, era mi materia más débil, ahora creo que puedo subir mi promedio.

- Eso me pone muy contenta. . . Por cierto, escuche que tu padre llegara el próximo lunes.

- ¿De verdad?

- Al menos eso escuche que Zirconia le decía a las niñas.

- Me alegra saber que mi papá vendrá, espero que se quede al menos por uno cuantos días.

- Eso esperemos.

.

.

Miro la mansión Tsukino, sabia que estaba metiéndose directo en la boca del lobo, pero estaba dispuesto a hacerlo si con eso conseguía ver a su princesa, entre menos era la distancia con aquella casa más desesperado estaba de verla, había estado todo el día ansioso de verla, de estar a su lado aunque con eso tuviera que soportar al resto de su familia.

- ¿Listo?- Andrew lo miro en tanto se bajaba del auto.- En realidad no sé qué hago aquí. . .

- También te invitaron a ti.

- Pero el que quiere meterse ahí eres tú.

- Ya camina.- Darien comenzó a dar grandes pasos hacia la puerta.

- ¡Darien!- Tal y como lo había pensado, apenas se abrió la puerta Beryl se colgó de su cuello.- Que bueno que has venido.

- Buenas noches Beryl.- Dio unos pasos inteligentes de esa forma la chica no tuvo más remedio que soltarse de él.

- Buenos noches señorita.

- Por favor pasen, mi madre y hermanas ya los esperan.

Siguió los pasos de la fastidiosa peliroja, ya poco le quedaba para ver a su princesa, escucho voces femeninas pero ninguna era de ella, finalmente al llegar a una sala vio solo a la señora de la casa y a su otra hija.

- Madre.- Beryl hablo.- Darien y su amigo Andrew ya llegaron.

- Bienvenido querido.- Zirconia se le acerco.- Me alegra que hayas traído a un amigo.

Por supuesto, sobre todo te conviene porque puede servirle a tu otra hija, estuvo tentado a decir pero se contuvo, estaba más preocupado por la ausencia de su hermosa rubia, algo andaba mal, de eso estaba seguro, quizá ella de verdad no quería volver a verlo.

- Por favor tomen asiento. . .- Zirconia les hablo.- Mandare a que les traigan unas bebidas. . .

- Buenas noches. . .

Darien se volvió a la entrada por donde él había llegado a esa sala, su princesa estaba en umbral, parada obviamente con su mirada de sorpresa al verlo a él, se acerco a uno de los asientos libres cerca de su madrastra y convenientemente lejanos a él, lo cual lo decepciono un poco, esperaba tenerla cerca.

- Buenas noches señorita Tsukino.- Murmuro mirándola a los ojos.- Le presento a mi amigo Andrew.

- Buenas noches señor Andrew.

- Buenas noches.

- Serena querida.- Zirconia los interrumpió.- ¿Acaso habías olvidado que Beryl tenía invitados? Que falta de respeto. . . Lo siento mucho Darien, Andrew, deben disculparla.

- No se preocupe. . .- Hablo Andrew, quien estaba mirando a la chica rubia, ahora comprendía porque su amigo había perdido la cabeza, era muy bella.

- Son ustedes muy amables. . .

Darien se vio obligado a participar en la conversación tediosa de aquellas mujeres, sin embargo se sorprendió al ver que Serena no decía nada, desde que había llegado a la sala había permanecido en silencio, casi con miedo a hablar. ¿Tendría Zirconia o algunas de sus hijas algo que ver? De pronto tuvo una macabra idea, quizá esas tres mujeres le hacían algún tipo de daño a su princesa.

- Señora.- La mujer llamada Ikuko, quien lo había ayudada la noche anterior entro en la sala, obviamente ella también estaba sorprendida de verlo ahí.- Todo esta listo en el comedor, pueden pasar.

- Perfecto. . . Vamos queridos, es hora de cenar.

En el comedor, Zirconia tomo la cabecera de la mesa e insto a su hija mayor a sentarse al lado del invitado principal y a Neherenia a estar al lado de Andrew, dejando a Serena cerca de ellos y asi poder dejar a Beryl y Darien libres, pero haciendo que el pelinegro pudiese ver casi cara a cara a la rubia.

- Lo mejor de la fiesta fue sin duda la compañía de los buenos amigos.- Comento Zirconia.- Y por supuesto que hayamos tenido la oportunidad de conocerlo mejor querido Darien.

- Gracias.

- Mi madre tiene razón, la fiesta fue hermosa.- Dijo Beryl.- Pero sin duda tu fuiste la parte más importante mi querido Darien.

- Para mí la fiesta fue muy especial también.- Miro a Serena, ella apenas cruzaron miradas desvió sus ojos hacia la comida.

- Joven Andrew.- La mujer mayor busco la atención del rubio.- ¿La fiesta también fue de su agrado?

- Por supuesto, la comida y la bebida fueron fantásticas.

- Y sin duda también la compañía femenina.- Comento Neherenia entre risas.

Serena mirada de vez en cuando a Darien, aun seguía sin poder creer que él estuviese ahí, la noche anterior había rogado una y otra vez por no volver a verlo nunca más, el recuerdo de su beso compartido la había atormentado todo el día y ahora lo hacia con mayor intensidad al ser testigo presencial de los coqueteos que Beryl le enviada y que él respondía.

- ¿Su padre cuando vuelve señorita Tsukino?- Se sobresaltó al escucharlo hablarle.

- ¿Eh?- Lo miro nerviosa.- Yo. . . No lo sé. . .

- Mi marido vuelve en pocos días.- Zirconia miro al pelinegro.- Quizá podamos organizar otra cena para que puedas conocerlo Darien.

- Seria un agrado para mi.

Fue testigo de como otra vez Serena quedo relegada, ninguna de las mujeres parecía querer hablar con ella, y cada cosa que él le preguntaba era respondida por la mujer mayor o por la peliroja, obviamente tratando de que ella hablara lo menos posible, aquello no estaba bien, y sus sospechas crecían más hacia ellas.

- ¿Madre?- Serena hablo a penas les retiraron los platos principales para dar paso al postre.- Mañana temprano tengo examen. . .

- Tranquila querida.- Noto el tono forzado al decir la última palabra.- Puedes irte a tu cuarto.

- Gracias. . . Buenas noches a todos.- La rubia se levantó con cuidado.

Darien la siguió disimuladamente con la mirada, se notaba triste y eso le pesaba, sabía que podía ser por su culpa, quizá no había sido una buena idea ir a esa cena, ella obviamente le temía, y eso le dolía.

- ¿La señorita Tsukino se encontraba bien?- Andrew lo ayudo en aquel momento.- Lucia pálida.

- Oh no te preocupes querido.- Zirconia rio un poco.- Serena es así, además de muy mal educada.

- Madre por favor.- Beryl intervino.- No seas tan mala con ella, la vida de mi querida hermana no ha sido fácil después de quedar ciega.

- ¿Ciega?- Exclamo asustado.

¿Serena era ciega? Aquello le desgarro el alma, no por su condición sino por el miedo que crecía en su interior de que esas mujeres la lastimaran, Serena entonces no tendría como defenderse ante ellas.

- Fue un lamantale accidente.- Comento Zirconia.- Cuando niña Serena era traviesa y callo por las escaleras, el medico dijo que la caída había ocasionado el desprendiendo de la retina del ojo derecho.

- Pero pareciera que ella ve bien.- Murmuro.

- Fueron varias cirugías a las que tuvo que someterse para evitar que perdiera la vista por completo, aun así nunca pudo ver bien.

Entonces recordó que ella la noche anterior le había dicho algo sobre unas lentillas y que por eso le había guiñado el ojo. Se sintió algo decepcionado, había esperado que ella de verdad se hubiese interesado en él, pero no era así, la rubia simplemente se había estado adaptando a sus lentillas de contacto.

- Debe hacer tenido una vida muy dura. . . Comento Andrew yendo otra vez en su ayuda, sabia que necesitaba recolectar toda la información posible, pero estaba atónito y apenas podía hablar.- ¿Qué hace ahora para poder ver?

- Tiene unas lentillas de contacto.- Zirconia comenzaba a hartarse de hablar de aquella escoria.- Pero ya no hablemos de cosas tristes.

Pero Darien no fue capaz de volver a concentrarse en la conversación, no tomo en cuenta el postre y mucho menos el café que le llevaron momentos después, ahora más que nunca quería descifrar a su princesa, ayudarla si estaba sufriendo por culpa de Zirconia y sus hija.

.

.

Serena estaba en la cocina bebiendo un vaso de leche cuando noto que los platos era devueltos ya vacíos, seguramente aquella cena no iba a durar mucho tiempo, eso la deja entonces ya más tranquila, Darien Chiba se iría de su casa y rogaba que para siempre, ese hombre la perturbaba y no sabia como detener su mente que no dejaba de pensar en él y en el beso compartido de la noche anterior, en como él había buscado una respuesta de su caricia.

- Mi niña. . . ¿Era él chico de anoche verdad?

- Si nana, no sé qué hace aquí, no sé cómo pudo besarme si está interesado en Beryl. . . Quizá solo quería burlarse de mí.

- Lo cierto es que anoche yo lo vi muy interesado en ti. . . De no ser asi nunca habría insistido en que lo vieras una vez que te fuiste a tu cuarto.

- Ikuko. . . ¿No lo entiendes? Gente como Darien China nunca podría fijarse en una ciega como yo.

- Parcialmente ciega querida. . . Y no tienes nada de malo, eres una chica hermosa, y él un joven guapo.

- Hazme caso nana, Darien Chiba volverá a esta casa solo. . .

- ¿Por ti?

- No. . . Por Beryl, y créeme que estaré feliz de que se casen y se la lleve de aquí.

- Querida no sigas, solo te estas lastimando a ti misma.

- Como de lugar. . .- Serena dejo su vaso de leche.- Me ire a dormir, mañana tengo mucho que hacer en clases.

- Buenas noches mi niña.- Ikuko la abrazo.- Duerme bien.

- Gracias nana, tu también ten una buena noche.

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.

- ¿Y bien?- Andrew interrogo a su amigo en tanto se alejaban a toda prisa de la casa Tsukino.- ¿Aun sigue interesado en Serena?

- Ahora más que nunca.- Murmuro Darien, quien tenía la vista fija en el frente, agradecía que fuera el rubio el que estuviera conduciendo y no él, con lo enfadado que estaba podría atropellar a quien se le atravesara.

- Asi se habla amigo. . . Sabes que cuentas con todo mi apoyo.- Andrew lo vio buscar algo.- ¿Qué haces?

- Necesito mi teléfono móvil.

- Lo tienes adelante tuyo.- Dijo con preocupación, conocía a Darien desde pequeño y sabia que estaba enfadado ciento por ciento, no con Serena ni mucho menos, sino con la situación, él odiaba ser sorprendido y al recordar su sorprenda ante la mención de la ceguera de la joven supo que él nada sabia de ese tema.

- Lo tengo.- Comenzó a deslizar su dedo sobre la pantalla táctil del aparato con rapidez.

- ¿Qué haces?- Inquirió el rubio, de vez en cuando miraba la carretera y de vez en cuando a su amigo.

- Haciendo una llamada.- Darien encontró lo que estaba buscando, hace meses no lo molestaba pero ahora la situación era de vida o muerta para él.- ¿Bueno Nicolas?

Andrew frunció el ceño, Nicolas era el detective privado que contrataban de vez en cuando para investigar a las empresas competidoras, por lo que sabia él se dedicaba al espionaje empresarial no al privado.

- Necesito pedirte un favor que esta dentro y fuera de tu área en realidad.- Escucho lo que Darien decía.- Quiero que investigues a la familia de Kenji Tsukino. . . Si el diplomático, escucha Nicolas investiga a su esposa e hijas, pero sobre todo a Serena Tsukino, ella es mi objetivo principal. . . Te lo agradezco mucho, estaré esperando noticias tuyas.

- ¿Qué te dijo Nicolas?- Pregunto Andrew al ver que Darien colgaba.

- Conoce algunos detalle de la vida profesional de Kenji de modo que cree que obtener información de su familia no será difícil, dice que me podrá dar un informa en dos días.

- ¿Y qué harás hasta entonces?

- Dejarla tranquila, no quiero importunarla por hora, necesito resolver muchas dudas antes de acercarme a ella, pero de una cosa estoy seguro y más que convencido.

- ¿De qué?

- Que Serena tiene que ser mi princesa para siempre. . .

Dejen sus Reviews.

Aquí mis queridas amigas les dejo el primer capitulo de la que espero sea una historia de su agrado, como ya saben algunas pueden encontrarme en Facebook como fifogato (referencia: en la imagen de perfil aparecen Luna, Diana y Artemis) y las que no me concen pueden agregarme y asi podrán tener noticias de cuando publique los nuevos capítulos y uno que otro avance que las dejara ansiosas de leer el capitulo completo. Saluditos!