Como explicarlo… se me atravesó por la cabeza y me llegó la inspiración.

Ningún nombre o producto registrado me pertenece. La portada sí.

Pistolero

Parte I

Todo debió tener un principio, un origen… Cada lugar, cada animal, cada nombre… Todo tiene una historia que contar, historias que con el tiempo son olvidadas… Pero, por otro lado, hay historias que no se olvidan, que pasan a la posteridad, historias que llevan un nombre, y se convierten en leyendas.

Hace años, en una tierra de promesas y aventuras, en busca del sueño americano… Una tierra azotada por vientos atroces e implacables sequías, desolada y engañosa… Hace años surgió el pequeño poblado de Jack Springs.

En busca de oro y demás riquezas que la naturaleza otorgaba, un grupo de pioneros liderados por Jack la pequeña zarigüeya, decidieron adentrarse en el Oeste del nuevo continente, una tierra inexplorada, peligrosa y a la vez ambiciosa. Una tierra de deseo, virgen y que clamaba ser conquistada. Durante 30 días y 30 noches, Jack y los pioneros buscaron el prometido lugar, donde serían ricos, y morirían embriagándose mientras gastaban su fortuna, pero solo era desierto tras desierto. Y al amanecer del 31avo día… Después de delirar por la falta de agua y el abrasador calor, Jack, pudo verla. Dicha tierra estaba frente a ellos, una tierra extensa, con valles y colinas que ardían con rojo color de las rocas… Aquella tierra que buscaba, siempre estuvo ahí… Una tierra virgen, que clamaba ser conquistada… Esa era la promesa, esa era la riqueza… Tierra, que ahora era suya.

En los años posteriores, varios animales siguieron el ejemplo de Jack, partieron en busca de riquezas, riquezas que muy pocos lograron encontrar… Pero, para suerte de este poblado, el ir y venir de los viajeros hizo que el poblado creciera y se convierta en un punto de estratégico y de importancia, pues al cabo de una década, se había formado una comisaría, un banco, una cárcel, y otros lugares que, no nombraremos por el momento.

Por desgracia o fortuna, como gusten verlo, para Jack, la pequeña zarigüeya, no pudo ver en lo que su pueblo se convertía, la viruela había acabado con varios animales y él fue uno de los que no la contaron.

Y así como hubo animales que ayudaron y contribuyeron a que el pueblo creciera, hubo animales que se aprovecharon y lo saquearon… Bandidos que frecuentemente visitaban el banco y otros establecimientos de Jack Springs. Y los más temibles, no solo por el pueblo, sino en toda la región… Temidos y respetados incluso por otros bandidos… Los aulladores.

Pero, no todos les temían, fueron pocos los que lucharon, los que les hicieron frente… Animales que no se rindieron ante nada. Y esta historia, es sobre ellos…

1883…

Las espuelas golpeaban y sonaban con cada paso que daba, su pequeño sombrero de bombín cubría aquella amenazante y sagaz mirada, su placa, brillante y perfectamente pulida resplandecía en un destello cada que el Sol reflejaba en el centro de ella. Algunos animales que sabían quién era, la miraban y saludaban con respeto, y aquellos que no lo sabían, simplemente se burlaban, para después ser callados y terminar con unos buenos golpes en sus rostros. La agente…

– ¡HOPPS! – Se escuchó el gritó del búfalo en el interior de la comisaria.

Grito que despertó a todos los animales que se encontraban recluidos en las celdas, y sacando un susto de los otros 2 agentes.

– Buenos días Sheriff – Dijo una coneja mientras entraba por la puerta principal, sonriente y orgullosa.

– Buenos días… – Le devolvió el saludo con unos aires más calmados – Por poco y no llegas

– Disculpe… – Dijo mientras de un salto subía a la silla ubicada frente al escritorio – Un par de rufianes necesitaban lecciones de ética y moralidad.

– Para eso hay escuelas… – El búfalo casi estaba bromeando, cosa que no era muy típica de él.

– A veces hay que asegurarse de que aprendan…

Un silencio sepulcral invadió la habitación, solo el aullido de tristeza de un coyote se atrevió a romper tal momento.

– ¡CALLATE…! – Gritó el sheriff, y el silencio nuevamente reino.

– ¿Y qué tienes para mí?

Por un instante el búfalo dudó si lo que estaba por hacer era lo correcto, o más bien, sí al menos, por mínimo que fuera era lo mejor.

Abriendo el cajón derecho de su escritorio sacó un revólver.

– Webly Mk IV, versión recortada, tambor rotativo de 6 disparos… – Decía mientras mostraba todos los ángulos del arma – Martillo automatizado de retroceso instantáneo – Finalizó colocándolo sobre el escritorio.

– ¿Perdón?

– Semiautomática

– ¡Uh…!

La pieza era muy atractiva, por lo que no dudo en tomarla, abrirla y ver que no tenía balas. Volviendo a cerrarla, preparó el arma y jaló del gatillo, Glick, comprobando que el tambor rotaba y el martillo goleaba y regresaba hacia atrás, listo para volver a ser accionado.

Tras su pequeño éxtasis al tener un arma en sus patas, la regresó a su lugar. Mientras que el sheriff buscaba en su otra gaveta.

– Munición .44

Dijo mientras colocaba una bala en el escritorio, una bala muy grande. A la coneja, hasta los ojos le brillaron al ver tal objeto, el poder que esa carga tenía… No quería perder más tiempo y quería sentir aquel poder, por los que estiró su pata para poder alcanzarlo, pero una pezuña se interpuso entre esta y su objetivo.

– Adaptada para usar munición .22

Moviendo ágil y rápidamente sus patas, el sheriff había cambiado la bala grande por una más pequeña. Era por mucho más pequeña que la otra, por lo que la cara de ilusión de la agente se esfumó. Pero no le quedaba de otra, así que tras dudarlo un segundo la tomó y se dispuso a examinarla.

Chica, no poseía un brillo como la otra, la lámina era muy delgada, demasiado ligera… y podía seguir buscándole defectos. Por lo que una mueca de disgusto apareció en su rostro.

– Ten… – Dijo el búfalo mientras tiraba frente a la coneja una especie de cinturón – Tu bandolera, le caben 12 unidades – Luego le pasó una caja llena de munición 22 – Toma las que necesites.

Acercando la caja tomó 18 balas, 6 para el revólver y 12 de recarga. Al tener el arma lista, apuntó hacia la entrada, veía por encima del cañón, a través de la mira.

– Puj… – Imitó el sonido de un arma y la llevó hacia atrás.

– No me hagas quitártela…

– Lo siento.

Asegurando la bandolera a su cintura y enfundando su nueva arma, estaba lista para realizar su trabajo, su deber, impartir justicia en el viejo oeste.

Mientras tanto…

En un pueblo ubicado 15 kilómetros hacia el suroeste de Jack Springs, conocido como Warmington Claw.

El día apenas había comenzado, el típico bullicio matutino empezaba a hacer presencia. El silbido del tren anunciaba que eran las 7:00 AM, y que este estaba por partir. En el fondo de la estación, un armadillo, viejo y raquítico, un poco ciego y sordo, que se levantaba todas las mañanas a actualizar las notas de indultados. Algunas las quitaba otras las ponía… Pero ese día había llegado una nueva carta… Simplemente se limitó a clavarla como lo habían hecho en otros pueblos… En ella se apreciaba un canido, un lobo, no... Más pequeño, tal vez un coyote. Con un sombrero que le cubre parte del rostro, pero que deja ver parcialmente sus ojos, y su hocico, cubierto por una pañoleta… Y claro, la típica leyenda de Se busca.

Su cola naranja se movía rítmicamente de lado a lado, mientras que cada paso que daba era acompañado del sonar de sus espuelas, sus hombros se mecían adelante y atrás, sus ojos esmeraldas estaban fijos en aquel cartel (un cartel en tono sepia), cartel que tenía un par de días en circulación. Al llegar frente a este, lo arrancó y se puso a examinarlo.

– Mmm… – Una sonrisa se dibujó bajo su pañoleta color azul marino – Hay que admitirlo… Es buen dibujante – Para finalmente descubrir su rostro – Salí muy guapo.

Bien aquí terminamos con este capítulo… Una historia que se me ocurrió así de la nada y no tenía nada mejor que hacer.

Espero les llame la atención y le den la oportunidad. La portada la hice yo, así que cualquier plagio o replica no me daré cuenta.

Y hablando de armas y municiones… cuando vean .44 o 44, o cualquier otro calibre, con o sin punto es lo mismo. Históricamente no se en que año se creó la Webly Mk IV, sí tienen el dato se los agradecería.

Aún tengo muchas dudas y conflictos sobre el argumento de la historia, bueno con el tiempo sabrán a que me refiero… Pero al carajo es mi historia mi universo y hago lo que me dé la gana.

Saludos.

Y ahora… ¡TODOS A LA CAMA!