Nota del autor: Primer relato que escribo y el primero, que yo sepa, que se hace sobre esta película. Tres capítulos. Espero que os guste.
- Vaya día, macho – suspiró Jorge mientras se dejaba caer sobre el pupitre de la vieja biblioteca.
Mariví, Pinfloy y Ángela no pudieron estar más de acuerdo. El día había sido especialmente intenso para los chicos. Primero, la inesperada confesión y posterior huida de Dani. Después, la no menos inesperada despedida de Modesto, el profe, el único vivo que se había comunicado con ellos y había intentado ayudarles en más de veinte años. Y por último, la gran pregunta que tenían que hacerse a sí mismos: qué era eso tan importante que tenían que hacer antes de poder abandonar definitivamente el Monforte.
- Demasiao, colega – sentenció Pinfloy, echándose sobre la mesa como si fuera a dormir.
Los fantasmas no duermen: sencillamente, no lo necesitan. Pero a veces, por las noches, entran en un estado de reposo muy parecido al sueño. Y aquella noche, después de las fuertes emociones del día, Mariví, Jorge y Pinfloy no tardaron en cerrar los ojos y quedarse adormilados.
Ángela también se sentía agotada, pero no podía descansar. No podía dejar de pensar en Dani.
- Vendrá cuando le parezca. Ya sabéis cómo es. – había dicho apenas media hora antes.
¿Y si no venía? ¿Y si tenía miedo? En la biblioteca había dicho que tenía miedo. Y lo más sorprendente en él era el hecho de que lo reconociera. En ese sentido, Dani siempre había sido un misterio.
Tenía que ir a verle. Tenía que hablar con él.
Salió a la terraza y se asomó al parque, pero ya no estaba allí. Echó un último vistazo a sus compañeros antes de salir sigilosamente de la biblioteca.
