El sol brillaba, las nubes adornaban el cielo, la brisa refrescaba a todos los estudiantes en Hogsmeade, al fin, luego de tanto tiempo habían podido salir a visitar y pasear, todos extrañaban las cervezas de mantequilla de las Tres Escobas, las ranas de chocolate, bastones de regaliz y grageas de todos los sabores de Honeydukes y los artículos de la tienda de bromas de Zonko. No habían ido desde el invierno y ya estaban a Mayo.

El trio de oro se dirigió rápidamente a Zonko, compró unas cuantas cosas para hacer bromas y luego fue a tomarse unas cervezas de mantequilla cumpliendo la tradición de cada salida a Hogsmeade, al entrar a las Tres Escobas, chocaron con cuatro personas las cuales se cayeron, al darse cuenta de quienes eran, Hermione los arrastró adentro del local para evitarse los malos ratos.

La tarde pasó sin problemas, como en los viejos tiempos pensaba el trio de oro, pero había un cuarteto de plata que los estaba vigilando muy de cerca, Herms, la más lista de todos, se había fijado de que las serpientes estaban mirándoles muy curiosamente, sin decirles nada a sus amigos, la chica se levantó expresando que ya regresaba, al salir de las Tres Escobas, un rubio de ojos grises la siguió, lo cual ella sabía que sucedería y caminando se le cruzó por la mente la idea de que así lo quería ella, ¿Se había vuelto loca? ¿Acaso ella quería que Malfoy la siguiera? ¿Ella quería a Malfoy o qué? Agitó la cabeza desechando eso pensamientos, viendo de reojo que el Sly estaba muy cerca de ella, pero no sabía que hacer, sí, Hermione Granger no sabía que hacer, no podía voltearse y abofetearlo pues no había razón completa para ello, cuando se armó del valor Gryffindor del cual se caracterizaba, una mano en su hombro la dejó muda, sabía de quien era esa mano, ese color pálido de piel no podía ser de otra persona, que ese muchacho la esté tocando sin asco ni otro sentimiento repulsivo, no era posible de creer, asi como luego de unos segundos, el mismo rubio se desaparecio con ella a la Casa de los Gritos, se recriminó por estúpida, y se dio la vuelta para observar al muchacho, su sorpresa fue no verlo ahí.

Pasados unos minutos, cuando la castaña pensaba en desaparecer y volver con sus amigos, el chico volvió y ella le recriminó con la mirada, se había vuelto totalmente demente, debía ir a San Mungo, no comprendía lo que le estaba pasando. Esto sucedía en el cerebro de la castaña mientras observaba al rubio con detenimiento, y él hacía lo mismo añadiendole lujuria a su mirada, ella al darse cuenta se alejó unos pasos, pero chocó contra la pared cercana a su espalda al dar el primer paso, cuando casi cae al suelo, el Sly la tomó de la cintura evitando su caída, lo cual hizo que ambos temblaran y se quedaron viendo los ojos del otro, pasando de a momentos a los labios del personaje que se encontraba enfrente, no podían creer lo que sucedía.

-Por cierto Granger, acá está tu bufanda morada, la dejaste olvidada en el despacho del director cuando te fuiste corriendo al enterarte que compartiríamos la torre de Ppremios Anuales - le susurró Draco cerca de su oído

-¿Cuando te acercaste tanto Malfoy? - no pudo evitar preguntar la chica de ojos miel, las palabras salieron como si fuera una fuente

-En el momento en el que te derretias por mis ojos plata - le respondió orgulloso el rubio

-Eso no sucedió, eso de derretirme no es lo mio - afirmó la castaña intentando zafarse del agarre del Sly

-No será tan fácil separarte de mi gatita - le dijo Draco escudriñandola con la mirada

-Por favor. ¡Basta! Mis amigos deben estar preocupados por mi - dijo rápidamente Herms para que así la soltara

-No eres la reina del mundo, ¿Lo sabías? - fue lo que consiguió que le respondiera el ojigris con una mirada seductora

-Pero si de tú mundo hurón, ¿Me equivoco? - dijo mordaz Hermione para desaparecer tan rápido como habían llegado los dos a ese sitio "tenebroso" según las malas lenguas

Había pasado una hora desde que Hermione había salido del local seguida de un rubio, sabían que podía terminar mal, pero con la chica nunca se enfrentaba al muchacho, no le prestaron mayor atención hasta que tuvieron que irse porque se acabaria el tiempo que podían estar en Hogsmeade, al no ver a la castaña, se asustaron, pero seguramente ya había ido al castillo preveyendo un castigo.

Se encontraron en la entrada del Gran Comedor, cuando llegaron ya era la hora de la cena, mientras comían como si se les fuera la vida en eso, la castaña desviaba su mirada al rubio en la mesa de Slytherin:

-Herms, estás muy extraña ultimamente, ¿Te pasa algo? - le preguntó Harry a su casi hermana

-No, todo está bien, de hecho mucho - respondió Hermione relajada

-Deja de mirarlo que se van a dar cuenta - le susurró Ginny a la castaña

-Gracias amiga, no se que haría sin ti - le respondió de igual manera a la pelirroja

-¿Qué dicen que no podamos oír? - dijo Ron molesto

-Cosas de chicas hermano - respondió Ginerva - Herms ven, debo contarte algo

-Nos vemos chicos, no se atraganten la comida, es contigo Ronald - dijo la ojimiel mientras se levantaba de su asiento y seguía su amiga fuera del Gran Comedor siendo vigilada por unos ojos gris que no podian dejar de observarla

-Draco, la vas a gastar, y se van a dar cuenta - le dijo Nott para que se calmara

-Ufff, no será posible - dijo el rubio mientras emitía un bufido de resignación

-Tampoco es que es bellísima – dijo Theo a modo de burla

-Cuidado con lo que dices amigo – respondió Draco y se levantó medio molesto rumbo a su habitación

Esa noche fue inolvidable para dos "enemigos", ambos se quedaron mirando las llamas de las chimeneas de sus respectivas salas comunes, parecía planeado, ya caída la noche, justo en el momento en el que estaban dejándose caer en los brazos de Morfeo, observaron un reflejo en las llamas, con el nombre de la otra persona, esa persona de que ellos estaban enamorados, lo presentían, sabían muy en su interior que ellos harían una pareja algún día, pensando en la vida en el futuro, se retiraron a sus dormitorios a recargar la batería para el día siguiente, ya casi terminaban su 6to año y estarían en su último año de Hogwarts.

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-Hermione, ¿Qué haces dormida?, son las 8 de la mañana – le recriminaba su amiga pelirroja a la castaña, mientras que la despertaba

-Voy muy tarde Dios, permiso Ginny – respondió Herms al mismo tiempo que salía corriendo al baño para arreglarse, hoy no desayunaría pensó mientras se bañaba

-Dime Herms, ¿Qué te pasó, por qué te quedaste dormida? – la interrogó su amiga

-Me dormí super tarde, eran casi las 3 de la madrugada, no se que me pasó anoche – no podía dormir y decidí quedarme viendo la chimenea un rato y cuando regresé acá vi la hora y apenas toqué la almohada me quedé dormida Gin – le contaba Hermi saliendo del cuarto de baño

-Acá te traje un poco del desayuno que había hoy en el Gran Comedor, eso de no comer, no es bueno, ¿Lo sabías? – dijo bromeando Ginny mientras le colocaba la bandeja encima de la cama de la castaña

-Gracias amiga, te adoro. ¿Qué clases tienes hoy? – le preguntó para entretenerse, estaba empezando el día mal, necesitaba apurarse

-No vamos a hablar del Colegio, hablaremos de la conversación que quedó pendiente ayer – le dijo la ojiazul sentándose en su cama y observarla dubitativa

-Perdóname Ginny, se me olvidó, si quieres después de clases nos quedamos un rato en los terrenos y hablamos sobre eso, ¿Sí? – le respondió la ojimiel al mismo tiempo que la abrazaba y se regresaba para terminar de cambiarse

-Está bien, espero que no se te olvide Hermione – le dijo la pelirroja mientras salía del cuarto en busca de su hermano y Harry para que cuidaran de Hermione, ella alegaba que se veía un poco diferente, y ellos hicieron como que la oían

-Oigan, hablo en serio, por favor – dijo mientras jalaba a ambos chicos del brazo para que esperaran a Herms en las escaleras de la entrada a la torre de Gryffindor

-Hermana ya cálmate, si te escuchamos, esperaremos a Hermione acá, nos vemos luego, cuidate, jejejeje – dijo Ron empujando a su hermana para que se fuera

-Harry, ¿puedo confiar en que si lo harán? – preguntó la chica colocándose al lado del muchacho de cabello azabache

-Claro, mira, ahí viene, no nos separaremos de ella – dijo Harry casi al aire, pues la menor de los Weasley ya se había ido corriendo

-Hola chicos, creo que no dormí muy bien, me acosté super tarde ayer – empezó a hablar Herms

-Estudiando, como siempre, seguro, ¿Cierto? – le preguntó Ronald

-No realmente, pensando la verdad en cosas sin sentido – respondió la castaña

-Que raro eso, ¿Está todo bien? – dijo Harry, pero fue lo único que pudo decir antes de chocarse contra una persona alta con capa negra y cabello del mismo color

-Sr. Potter, debe ver por donde camina, puedo bajarle puntos, Señorita Granger, hoy no fue a desayunar, y Sr. Weasley deje de ver el suelo, no tiene nada de interesante – dijo irónicamente el profesor Snape mientras iba en dirección a las mazmorras

-Estábamos yendo a su clase Profesor – respondió Hermione a la vez que agarraba a sus amigos de la muñeca y salía corriendo al salón de Pociones

Una vez lejos de Snape, siguieron su conversación pero cambiando de tema hasta llegar a la primera clase del día, la cual transcurrió de forma normal, Hermione ganó 20 puntos para Gryffindor y Malfoy 15 para su Slytherin, todos sabían que ellos secretamente competían por el primer puesto, pero siempre era de la castaña, de igual manera, todos estaban seguros que ambos serían los premios anuales, y los más cercanos a ambos muchachos estaban preocupados porque ellos deberían de compartir torre y eso sería una catátrofe, sería enfrentarse a Voldemort y salír vivo decía Harry cada vez que salía el tema al aire, el día pasó sin contratiempos, al terminar de almorzar Herms y Ginny cuadraron que a las 5 estarían en las puertas de la salida de Hogwarts para ir a algún lugar tranquilo para hablar sin interrupciones, lo que no sabían es que estaban ciertos muchachos Slytherin escuchando la conversación de las Gryffindor, y ellos irían al mismo sitio que ellas, no podían resistirse, ellos necesitaban del aroma de las chicas para respirar de manera correcta.