Disclaimer: HP no me pertenece.
Este fic participa en el minireto de febrero para "La Copa de las Casas 2014-15" del foro La Noble y Ancestral Casa de los Black.
Y darle las gracias a Kristy SR por betear la historia :D
Mi serpiente favorita
¿Qué estaba haciendo? No lo sabía.
Cuando los labios de él estaban aprisionando a los suyos, todo lo demás dejaba de existir. Tenía que decidir. Harry o el chico que estaba casi sobre ella.
—Pelirroja— suspiró él al momento que le besaba el cuello.
¿Estaba mal? No tenía ni idea de que estaba haciendo. ¿No amaba a Harry? De eso se había convencido por años. Pero cuando Harry la había besado hace unos días atrás, no había sentido lo que esperaba. En cambio, sus expectativas eran cumplidas cuando el Slytherin, ahí presente, la estaba besando. Compartían noches y besos por todos lados, pero aún con eso, no eran nada.
Estaba confundida, y estaba segura de que si sus amigos y hermanos se enteraran de eso dirían que estaba mal, que no podía estar con "una serpiente rastrera". Lo peor de todo era que no le importaba que le dijeran cuando lo supieran.
Ella se sentía bien en sus brazos. Se sentía querida y la mejor mujer del mundo, pues la había elegido a ella, aunque fuera solo por sexo. O eso le había dicho él.
—Blaise— jadeó, cuando éste le mordió ligeramente el sector más cercano a su pecho.
Ginny se mordió el labio intentando evitar hacerlo otra vez, pero el chico subió la vista y vio lo que hacía. Sonrió y la besó en el proceso, mordiendo su labio inferior.
—Vamos, no hagas eso de nuevo. Sabes que me gusta que gimas— dijo en un susurro y sonrió luego de separarse. Era una sonrisa lujuriosa y divertida.
Esa sonrisa era la que le provocaba duendecillos en el vientre. Esa era la voz que le hacía sentir escalofríos. Los labios que le provocaban descargas eléctricas y las manos que la acariciaban con tanto cuidado. Los ojos que la hacían derretirse y el tono que la dejaba paralizada.
Y nada de ello tenía que ver con Harry Potter. No. Porque aquello era todo de la que era su serpiente favorita.
La pelirroja asintió y se lanzó a los labios de su amante. Blaise, ni tonto ni perezoso, le siguió con la batalla pasional que vivían sus lenguas.
Ella se dijo que no podía estar con alguien que no la hacía sentir nada en lo absoluto.
Y si tuviera que decidirse alguna vez, ella escogería a ese moreno que la volvía loca.
