Una Obsesión Agridulce
CAPÍTULO 1
Patricia volvió a casa feliz con su nueva adquisición, fue un año de esfuerzos, trabajo arduo, y para celebrar este fin de año 2012 lucía dichosa su nuevo tatuaje; si, porque era de alma rockera, le apasionaba la buena música, ya había realizado su anhelo de conseguir una de esas camionetas igual a la que solía llevarla al preescolar, una Volkswagen Combi del 62, era su sueño "enchularla" como lo vio en un show de TV, no era la misma tecnología que le instalaron a aquella, pero funcionaba a las mil maravillas y le servía para su trabajo de manager de bandas: transportar los instrumentos y a los chicos de la banda, que eran sus mejores amigos. En Chile costaba mucho surgir en el ámbito del rock, pero gracias a Dios a ellos les iba muy bien. Hace tiempo ya que vivía sola en una casa pequeña, pero suficiente para ella y las reuniones de "trabajo" con guitarras, canciones y unas cervezas, los fines de semana en la noche cuando no había un show programado.
Después de su cumpleaños, en mayo pasado, había descubierto un nuevo hobby, los dramas asiáticos, especialmente los coreanos.
Muchos guapos orientales habían llamado su atención entre drama y drama, vio los más famosos, "Boys Over flowers", "Playfull Kiss", "Secret Garden", "City Hunter", "You're Beautiful" y muchos más, le servían de entretención cuando no estaba escribiendo algún poema, otra afición que tenía muy arraigada desde los 12 años de edad.
Su madre, también fan de los dramas, le había aconsejado que, ya que había visto "You're Beautiful", viera también "Marry me, Mary", "Porque el protagonista es taaan lindo", le decía.
Un día de aburrimiento, tiempo libre y bloqueo mental poético, se puso a verlo… En el momento que este chico apareció en pantalla se enamoró, rockero, tierno, desordenado, talentoso y bello bello.
Le pareció extraño tanto amor por un personaje ficticio, ¿Estaba enloqueciendo o qué?
Averiguó más sobre él, empezó a ver fotos y enterarse de la "vida y obra" de este coreano, quién se hacía llamar a sí mismo el "Príncipe de Asia", Jang Keun Suk; y no podía evitar reírse cada vez que recordaba ese apodo, para ella, ridículo, pero no podía evitar el hecho de que le gustara tanto.
También se enteró que cantaba, y buscando en Internet vio algunos vídeos cuyo ritmo y música no estaban mal para su gusto rockero metalero, de hecho le encantaba una banda coreana, "The Trax", para ella eran geniales, era espléndido que allá también se hiciera un poco de rock a pesar de estar todo invadido por el famoso K-Pop, el cual, definitivamente no era de su gusto.
Se acercaba el fin de año, al día siguiente ya era noche buena, después de pasarlo en familia, se dedicó a hacer los preparativos para celebrar aquel año nuevo y recibir como es debido el 2013. Se juntaría con sus amigos y como siempre lo pasarían de maravillas al ritmo de la música que todos amaban.
Esa noche la reunión fue con más miembros de otras bandas, todos juntos celebrando en "El Óxido", un bar metal donde solían tocar, y era algo así como su segundo hogar, la nave nodriza, la cueva donde se celebraban las juntas cuando no lo hacían en casa de Patricia.
Conversando con Cristian, vocalista de otra banda, salió el tema de Corea, él le preguntó quién era ese "chino" del que tanto publicaba en Facebook, entre conversaciones salió a la luz lo buenos para beber alcohol que son los coreanos, para Cristian era el paraíso eso de los bares en la calle y el famoso soju; los oyó hablar el dueño del bar, Carlos, que también era su amigo y se acercó.
-¿Escuché que dijeron soju? -dijo Carlos
-¿Sí, por? -preguntó Cristian,
-Es que ayer fui al barrio comercial a unas cuadras de aquí –explicó Carlos- y me metí al mercado coreano y estaba de oferta el soju, ¿quieren una botella?- Los ojos de ambos se iluminaron y brillaron al punto del llanto.
Quedaron con gusto a poco del fuerte, pero algo dulce, líquido transparente de la pequeña botella de soju, los últimos dos tragos que restaban los mezclaron con cerveza y se dieron cuenta que ya no sería lo mismo beberla sola desde ese día en adelante.
Conversaron mucho, Cristian le confesó a "Paty" que a él le gustaban mucho las chicas asiáticas, aunque fueran flacas y bajitas; él era muy alto, pelo castaño larguísimo, ojos verdes y siempre vestía de cuero negro, cadenas, zapatillas y camisetas de bandas. Concluyeron, entre bromas, que algún día viajarían a Corea los dos juntos a conquistar chicos y chicas, se rieron mucho esa noche soñando e inventando estupideces.
Ricardo, el bajista de la banda que Paty manejaba llegó al lado de los chicos muy emocionado y agitado.
-¡Paty! Escúchame, va a venir un tipo que es productor y se contactó con un amigo mío, mi amigo me dice que éste hombre quiere empezar a producir bandas acá en Latinoamérica, que se dedica más a lo de la música electrónica, pero quiere probar con el rock, mi amigo lo conoce bien y le pasó el demo de la banda y a este tipo le gustó mucho!
-¿Y qué hacemos? –dijo Paty viendolo con atención- ¿Cómo lo contactamos?
-Mira, el miércoles en la noche hay una fiesta electrónica en Viña del Mar –le contesto Ricardo- y este tipo va a venir con alguien con quien trabaja o lo anda paseando, no sé, pero eso no importa, el asunto es abordarlo una vez que termine esa fiesta y conversar con él, decirle que somos los del demo que escuchó, y tocar algo para él. Johnny, el dueño del bar El Huevo en Valparaíso, ya me confirmó que nos presta el bar para tocar, ¡si lo convencemos la haríamos de oro!.
Sólo debemos juntarnos el miércoles y entramos a la fiesta esa, lo ubicamos y esperamos a que termine y ya. Yo me iré mas temprano en la van de mi primo con los instrumentos y el resto de los chicos para preparar todo en el bar y ensayar un poco, y en la noche nos vamos a lo de la fiesta, nos juntamos los cinco y hablamos con este tipo, ¿te parece?
-Ok, ok, dame la dirección y nos juntamos allá, además una vez terminando, nos podemos quedar un par de días y disfrutar del mar! –dijo Paty muy entusiasmada. Por fin podrían salir adelante de verdad, aunque no les iba mal en el rock, todos tenían otro trabajo, además de la banda, ella trabajaba online; Ricardo y Renato (Bajista y guitarrista respectivamente) trabajaban juntos como programadores en una empresa de software; Cathy la vocalista era enfermera, y Fabián, el baterista, aún estaba estudiando, era el más joven y tenía un trabajo de medio tiempo en una pizzería.
Llegó el gran día, Paty había revisado dos veces todo, el estado de la camioneta, aire en las ruedas, agua, aceite, y estaba todo perfecto, bastaba pasar por la estación de servicio, llenar el tanque y emprender el viaje.
The Trax sonaba a todo volumen mientras manejaba feliz por la autopista.
Quería llenarse de buen rock antes de soportar la música electrónica que debería tragarse toda esa noche, pero no importaba, era todo por la banda y por los chicos, un pequeño sacrificio.
Cuando llegó por fin a Viña del mar, como quedaban algunas horas para la fiesta, se fue a estacionar frente al mar, había mucha gente, era pleno verano, un 5 de enero del nuevo 2013, y se respiraba ese aroma que tanto le gustaba cuando se sentaba a disfrutar la brisa marina, cada vez que tenía la oportunidad de viajar a esa ciudad, la cual le encantaba y le traía hermosos recuerdos.
Con los ojos cerrados y una sonrisa en la cara, estaba perdida en sus pensamientos cuando sintió hablar muy fuerte unos extranjeros, hablaban en inglés, el cual ella entendía y hablaba muy bien, y pensó que serían algunos turistas como suele haber a montones en Viña del Mar, sobre todo en verano.
Una voz le llamó la atención, tanto que abrió los ojos y volteó rápidamente, le sonaba muy familiar, y quedó intrigada, ya que trató de ver quién era esa persona, pero ya iban lejos y no se distinguía a su dueño entre las cinco o seis personas del aquel grupo de extranjeros.
Se quedó pensando largamente dónde había escuchado esa voz, con los ojos entrecerrados mirando a las rocas donde estaba sentada, sin poder recordar.
Decidió que no se haría más problemas y que en algún momento lo recordaría, sólo quería disfrutar de la puesta de sol, en ese lugar que tanto le gustaba, sentada en las rocas que fueron acomodadas ahí a manera de rompe olas, justo frente al Hotel Del Mar y Casino de Viña.
La fiesta era a las 22:00 Hrs, ya eran las 21:00 Hrs y nadie la había llamado, le pareció extraño, miró su celular y vio más de cincuenta llamadas perdidas, el aparato estaba en modo silencioso y obviamente no había escuchado que la llamaban insistentemente. A causa de tantas llamadas la batería estaba por agotarse, se apresuró a volver a su camioneta para ir a la fiesta y cargar el celular, y se dio cuenta que había olvidado el cargador. Se levó las manos a la cabeza mientras se decía "Soy una estúpida"
No quedó mas remedio que sólo ir y esperar allá a los chicos; al llegar la gente ya estaba entrando y había algo de música ambiental, electrónica, obviamente.
Ella, jeans rotos en las rodillas, su cadena de cráneos colgando al costado, su collar de metal con puntas, una camiseta negra de la banda, la chaqueta amarrada a la cintura, uñas largas y negras, una chica evidentemente rockera, en una fiesta electrónica, todos la miraban extrañados al pasar junto a ella, mientras la pobre pensaba "¿Dónde se han metido estos idiotas que aún no llegan?"
Empezó la música.
Todos bailaban y saltaban, ella estaba atrás, bastante lejos del escenario, aburrida, y le dolía la cabeza por ese ritmo parejo y sin gracia, según su opoinión de la música que sonaba a todo volumen. Empezó a mirar alrededor, sin darse cuenta vio unos hombres de traje en un lugar que parecía algo así como un "VIP" para gente importante, y rodeaban a un chico que saltaba y gritaba al ritmo de la música, era el único que no llevaba traje, si no que vestía bastante raro en realidad, y muy llamativo.
Ella siguió viendo, eso era más interesante que la horrible música y los juegos de luces en el escenario, estaba bastante oscuro, por lo que los rostros no se distinguían muy bien, pero ese chico le parecía extrañamente familiar
"¿Dónde lo he visto?" se preguntaba mientras lo miraba fijamente. Decidió acercarse un poco más, pero con la falta de luz le era difícil aún distinguir bien su rostro.
De pronto en esos pequeños lapsos de silencio que hay entre canción y canción el chico habló en voz alta riendo y ella pudo notar que era el dueño de esa voz que tanto la hizo pensar más temprano cuando estaba frente al mar.
En un juego de luces, un flash iluminó el rostro del chico y ella lo pudo ver claramente… no podía creerlo, era imposible, estaba sola, los chicos de la banda no aparecían y no había quién le diera un golpe para saber si estaba soñando o lo que acababa de ver era real.
Esa persona que veía, supuestamente, estaba de vacaciones en alguna paradisíaca playa en algún lugar perdido del planeta, pero no era posible que estuviera en Viña del Mar, Chile, frente a sus ojos.
Con las manos se restregó los ojos para convencerse de que estaba viendo mal, pero al contrario, no era ninguna alucinación. Era él, el mismo que la enamoró con su personaje rockero y tierno, ese que hasta poco antes de terminar el año 2012 la estaba obsesionando bastante, el mismo que se hacía llamar Asia Prince. Frente a sus ojos, estaba Jang Keun Suk.
La noche seguía su curso, la banda no llegaba, ya eran la una de la madrugada y ella moría de a poco, los nervios la estaban matando mientras seguía viendo al alegre muchacho bailar sin poderse convencer de que lo que veía era real.
Pasaban los minutos y otra preocupación aparecía, como saber quién era el productor ese al que había que hablar, Ricardo tenía esa información, la oportunidad de triunfar de la banda se le iba de las manos, y se daba vueltas entre los dos problemas, la banda y Jang Keun Suk, el rock que era su vida y esa dulce obsesión que había adquirido.
La noche siguió su curso, de los chicos, ni rastro, simplemente nunca llegaron, ¿qué habría pasado, porqué tantas llamadas, tuvieron algún accidente?
Su cabeza daba vueltas y las horas seguían pasando.
En un momento de lucidez, se puso a pensar con más claridad sus prioridades, ya que los chicos no llegaban y no tenía cómo comunicarse con ellos, no habría reunión con el famoso productor, eso ya era un caso perdido, así que Mr. Jang se convirtió en la principal prioridad. Era una oportunidad única, que otros productores aparezcan puede pasar de nuevo, pero conocer a este chico en tu propio país y estar sola frente a él, eso jamás sucedería otra vez.
El plan, cómo hacerlo, qué hacer para hablarlo, y Paty pensaba y pensaba y se decía a sí misma, "¡¿Qué te pasa?!, ya estás grande, tienes más de 30, ya no eres una niña, y ¡él es sólo un chico!" y sin notarlo ya eran las 5 am y la fiesta terminaba, y ella sentía que se terminaba su vida de los nervios que traía.
Jang empezó a caminar hacia la salida junto a sus acompañantes, todos occidentales y presumiblemente de Estados Unidos.
Se acercaban hacia ella, así que empezó a caminar unos pasos adelante del grupo, siempre escuchando esa voz tan particular y mirando de reojo de vez en cuando para no perderlos.
Ya fuera del recinto a todos les molestaba la tenue luz del nuevo día que estaba naciendo, y que minuto a minuto se hacía más intensa, corría la brisa fresca de la mañana con ese agradable olor del mar.
El lugar de la fiesta se encontraba frente a una amplia playa y se podía apreciar la inmensidad del mar, cruzando la calle estaba el estacionamiento que desde la salida del local parecía confundirse con la arena; poco a poco los autos se iban yendo y la camioneta de Paty se quedaba sola en medio, como si esperara a su dueña tirada en la arena.
El grupo de extranjeros se detuvo a conversar unos momentos, Paty se quedó cerca, a una distancia prudente para escuchar qué hablaban y no ser obvia.
Le pareció oír mal, Jang quería quedarse un rato a la orilla del mar y ¿solo?
Los tipos se fueron y quedaron de verse con el chico más tarde, él se encaminó hacia la playa, cruzando por el estacionamiento; Paty se quedó unos pasos atrás observándolo con atención, él se dirigía justo hacia donde estaba la vieja camioneta de Paty, ¡qué mejor! Ella no tendría que hacer algo sospechoso, sólo dirigirse a su carro. Cuando Jang vio la vieja Combi de Paty se sorprendió mucho, estaba bien cuidada, se veía hermosa para ser tan vieja; se acercó corriendo a ella y empezó a mirar a través de los cristales, le dio una vuelta, estaba contento de ver una reliquia como esa en ese estado.
Se tomaba la boca con la mano y miraba alrededor como buscando a alguien, todo esto era observado atentamente por Paty mientras caminaba hacia la camioneta.
Jang se fue hacia la ventana trasera para seguir mirando el interior del vehículo sin notar que Paty ya llegaba hasta la puerta del conductor y la abría.
El ruido de la manija sorprendió al chico que dio un salto hacia atrás del susto. Se reincorporó y se dirigió hacia Paty, auque ella sabía perfectamente quién era él, contuvo los nervios que la mataban por dentro y lo miró con una sonrisa; él también sonrió y la saludo en ingles.
-¡Hola! ¿Es tuya? Está hermosa, me trae muchos recuerdos.
-Sí –le contesto Paty también en inglés- A mi también me trae muchos recuerdos, es por eso que la tengo- Acto seguido ella se subió y cerró la puerta, a pesar de ser verano, a esa hora y frente al mar hacía mucho frío.
El joven, que quedó fuera, mirándola, le hizo una señal para que bajara el vidrio mientras se tomaba los brazos y los sobaba, señal del frío que hacía; ella lo hizo y le preguntó que ocurría,
-¿Hay algún lugar donde a esta hora pueda tomar un café caliente? -le preguntó él
-¡Claro! -él la miró con los ojos abiertos como preguntando en silencio donde se encontraba el lugar, ella le hizo una señal con la cabeza y le indicó que subiera.
Él no lo pensó, corrió a subirse, para él, que lo odia, el frío afuera era demasiado.
-Bueno, ¿y dónde está ese lugar? -ella lo miro sonriendo.
-Aquí
-¿Uh? ¿Aquí? -dijo Jang
-Sí, aquí, espera unos minutos- se bajó y rodeó la camioneta hasta el otro lado para abrir la puerta lateral, le golpeó el vidrio y le hizo una señal para que encendiera el motor, las llaves estaban puestas. Ella se movía en la parte de atrás y buscaba unas cosas, abrió una ventanilla interior que separaba la cabina del conductor del resto del vehículo y le pasó unas tazas, luego, salió con varias cosas en las manos y volvió a subir, ya traía café y agua caliente; él la miro sorprendido, con los ojos abiertos preguntándose, seguramente, de dónde había salido todo eso.
A decir verdad el pobre no podía ni hablar del frío que sentía; ella, si bien también sentía frío, al contrario de él, le encantaba.
Preparó los cafés y bebió un sorbo mientras perdía la mirada hacia el mar y daba un largo suspiro.
Luego lo miró y se empezó a reír moviendo la cabeza, como si se hubiera acordado de un chiste. Él que tiritaba, la miró con un ojo más abierto que el otro.
-¿De qué te ríes? –preguntó
-Jamás en mi vida pensé en encontrarme contigo de esta manera, es muy divertido
-¿Uh? dijo él confundido- ¿Sabes quién soy?
-¡Claro! -respondió ella- No soy una de tu "Eels, no te asustes, pero sé perfectamente quién eres, he visto tus dramas, y me gustaría saber cómo es que acabaste aquí
-Bueno -respondió Jang- Quería ir a un lugar diferente y este productor que es mi amigo me invitó, como anda buscando otros estilos de música que producir, tenía que venir a Chile y yo quería descansar en un lugar diferente-
-¿Productor? -dijo ella casi gritando y asustando al pobre coreano- ¡Aish! ¡Debe ser él, y estos brutos que no llegaron! -exclamó muy afligida y sin darse cuenta de la cara de extrañeza de Jang que no entendía nada; la miró con cara de pregunta y ella al verlo le contó todo aquello de la banda y el productor y los mil problemas de esa noche.
-Llama a tus amigos si quieres -le dijo él ofreciéndole el teléfono celular; ella le recibió el celular y llamó, se tomaba la cabeza con la otra mano mientras hablaba; los chicos habían quedado en medio de la carretera a medio camino con el carro descompuesto, por lo que no habían podido llegar, la habían llamado muchas veces para decirle y ella nunca respondió, ya estaban de vuelta en Santiago y sin saber dónde estaba ella ni cómo comunicarse.
Ya estaba todo perdido a esas alturas, no había mucho que hacer, así que pensó en deshacerse de la mala racha y disfrutar esta gran oportunidad que se le había presentado.
Dieron las 8 de la mañana, habían conversado bastante, se habían reído, y habían visto como el día aclaraba cada vez más. Ambos estaban cansados, no habían dormido en toda la noche, bostezaban cada vez mas seguido.
Ella le dijo que dormiría un poco, y que él hiciera lo mismo, le ofreció llevarlo a su hotel después de una breve siesta.
Jang se sorprendió al verla salir de la camioneta e ir nuevamente a la puerta lateral de donde sacó todo aquello para los cafés de antes, abrió la puerta y le preguntó qué hacía tan afanosamente; ella sonrió.
-No pensarás que voy a dormir sentada allá adelante ¿cierto?", él la miró ladeando la cabeza y se bajo para ver que estaba haciendo.
Para su sorpresa, lo que había ahí atrás, era una cama, sin pensarlo dos veces hizo a un lado a la chica y se abalanzó encima de la improvisada cama, tal y como si fuese suya ante la mirada atónita de Paty.
-¡Perdón! ¡Mi camioneta, mi cama! –le dijo Paty poniendo las manos en la cintura,
-Yo quiero dormir aquí también –él sonrió con una risa tonta pero tierna al mismo tiempo.
Paty estaba tan cansada que olvidó por completo que aquél que dormiría a su lado era Jang Keun Suk, era tanto el sueño, que le daba lo mismo, sólo quería descansar antes de emprender el viaje de dos horas de vuelta a su casa.
Cuando despertó, algo no la dejaba moverse, estaba como atrapada; cuando pudo abrir bien los ojos se dio cuenta que Mr. Jang tenía una pierna encima de ella y la rodeaba con un brazo fuertemente, lo que apenas la dejaba moverse
-¡Hey… hey!- no pasaba nada, -¡YAAAA!- gritó,
-¡Weeeeeh! –le contestó semidespierto y de mala gana.
-¿Podrías salirte de encima mío por favor? -él se incorporó un poco más y se dio cuenta de la situación, saltó hacia un lado y se restregó los ojos mientras se disculpaba.
Ya más despiertos y después de otro café, ella vio la hora, era pasado el medio día.
-¿Y a dónde vamos ahora? –le dijo mientras la veía con una cara coqueta y juguetona,
-¿Acaso no piensas ir a tu hotel?, a almorzar, por ejemplo. Por mi parte, yo debo irme, dormí demasiado y me esperan dos horas de camino a mi casa.
Salieron de la parte trasera y se dirigieron a los asientos delanteros.
-No te vayas aun –le dijo mientras miraba hacia el horizonte- Te invito a almorzar, ¿qué te parece?
Mientras Patty pensaba en el hambre que tenía, lo desastroso que había resultado la cita con el productor y el hecho de que su coreano favorito la estuviera invitando a comer.
-Está bien, acepto, pero después me voy.
-Bien -le dijo él sonriendo, y se subieron a la camioneta rumbo al hotel en el que se hospedaba.
Jang subió y se cambio rápidamente para terminar, de nuevo, en la van de la chica.
és quiero ir contigo a tu casa..
abeza- lo tenian los hoteles.
ar, Jang expresestuviera invitando a comer.131313131313131313131313131313131313131313-¿ A donde vamos?
-A donde quieras –le contesto el chico, mientras Paty observaba la maleta con la que había bajado.
-¿Y eso?
-Decidí no quedarme más en este hotel
Paty decidió que lo mejor era llevarlo a un bello restaurante frente al mar donde antes había comido varias veces, Tierra de Fuego.
Disfrutando de la deliciosa comida, con una hermosa vista al mar, Jang expreso cuan aburrido lo tenían los hoteles.
-He pasado casi toda mi vida en ellos y ya no los soporto, echo de menos mi casa, o por ultimo cualquier casa, pero un hotel no. –confeso
-Te entiendo –le contesto ella asintiendo con la cabeza- No soy famosa, ni he estado en tu situación, pero creo que puedo imaginarlo; y, ¿qué piensas hacer ahora? -Él volvió la mirada hacia ella y con ojos algo atrevidos y risueños.
-Quiero pasar unos días en esta ciudad contigo, dormir en tu camioneta, y después quiero ir contigo a tu casa.
Paty aún seguía tratando de pensar y ordenar las ideas mientras observaba como la delgada figura de ese chico tan peculiar se perdía entre la gente que estaba en la playa, él caminaba hacia las olas, nadie lo notaba, era uno más entre los cientos de personas que habían a esa hora de la tarde.
Seguía sentada frente a la mesa del restaurante, que estaba prácticamente encima de la playa, con la mirada perdida, tratando de ordenar ideas. La cuenta estaba pagada y solo disfrutaba de un café.
Se despertó del estado en que se encontraba y al igual que lo había hecho él, saltó la pequeña división de vidrio que separaba la terraza del restaurante de la arena. Se dirigió hacia su nuevo compañero de viaje, ya que la manera en que él le planteó las cosas no daba para negarse, para él era un hecho quedarse ahí con ella y acompañarla hasta su casa.
Paty llegó a su lado y con un suspiro le dijo:
-¡Aaah! Me encanta estar aquí, hace mucho que no venía.
-¿Porqué no habías venido? -preguntó él.
-Por el trabajo, llega un momento en el que te das cuenta que pierdes mucho por el maldito trabajo y las responsabilidades, y cuando quieres disfrutar de cosas como ésta ya es demasiado tarde. Tú lo debes saber bien, porque el trabajo que elegiste es aún más absorbente que el mío, si no fuera así no estaríamos respirando la brisa del mar en este momento, no -respondió ella con una hermosa sonrisa.
Él se quedó mirándola y sonriendo también, no tuvo que decir palabras para expresar que ella tenía toda la razón.
-¿Y cómo debo llamarte? –preguntó Paty rompiendo el momento- Porque no puedo andar por ahí haciéndolo por tu nombre completo, además de largo y raro, si lo oye alguien que te conozca adiós tranquilidad, y si te digo Sukkie es lo mismo, ni modo que te llame "Oppa", eso JAMÁS pasará, y sería ridículo decir "Asia Prince"- soltando una pequeña e incontenible carcajada después de decir aquel apodo.
-Wooooooo, ¡respira!- dijo él en un tono burlesco y sarcástico –No sabes nada de mi.
-Ya te dije antes que sé muy bien quién eres, cómo te dicen, lo que has hecho y muchas cosas más, sólo que no pertenezco a ningún fanclub, así que no soy una de tus "Eels"- aclaró ella.
-Bien, llámame por mi nombre, Keun Suk, o simplemente Keun, algunos amigos me dicen así-
-Esta bien… "Keun"-.
En eso empezó a sonar el teléfono celular del chico, era su amigo, el productor, ese mismo con el que Paty y la banda debían hablar la noche anterior.
Mientras hablaba recordó la odisea que la chica le había contado sobre la banda y los problemas que tuvieron, además de que perdieron esa preciosa y única oportunidad. Caminó hacia unas rocas y se sentó hablando por unos minutos, Paty no le dio mayor importancia.
Cuando terminó de hablar, se dirigió hacia ella y la tomó del brazo.
-Llévame de paseo -Ella sonrió sin decir nada, y se fueron caminando por la misma playa.
Era cerca de las 5 de la tarde, y caminaron hasta que el sendero de madera que recorre esa parte de la costa se terminó, pasaron por el mismo lugar donde Paty meditaba en las rocas la tarde anterior, hasta que llegaron cerca de algo así como un castillo que había sido construido encima de las rocas, era hermoso, era El Castillo Wulff.
Construido con forma de castillo, aunque fuera en realidad una casa, actualmente era un pequeño museo, parte del patrimonio de la ciudad, con una hermosa estructura, las olas chocaban contra la terraza principal, mojando sorpresivamente a los visitantes, por dentro era un verdadero laberinto, tenía torres donde se podía subir por una estrecha escalera caracol y llegar a la azotea donde se podía admirar toda la grandeza de la gran Bahía de Valparaíso y la majestuosa inmensidad del Pacífico Sur.
Saliendo del castillo había una especie de gigantesca roca muy alta, de unos 12 metros, cuya cima albergaba una solitaria Araucaria, se podía subir por una improvisada escalera incrustada en la roca.
Keun, como Paty lo llamaba ahora, no lo pensó dos veces después de salir del recorrido por el castillo y ver tan impresionante aventura, corrió y empezó a subir hasta llegar a la cima.
-¡Paty! ¡Ven!- parecía un niño de primaria –¡Pal-li, pal-li!-
-¡Ahí voy!- contestó ella mirando la larga escalera que le esperaba para llegar a él.
Una vez arriba, ambos contemplaban el hermoso paisaje en silencio. Keun abrió los brazos para sentir en pleno la suave brisa y los rayos tenues del sol que amenazaba con ahogarse pronto en el inmenso océano, ya estaba cerca del ocaso.
Paty dio un paso atrás para apoyarse en el tronco de la araucaria, pero tropezó y estuvo a punto de caer, y unos delgados brazos alcanzaron a sostenerla antes de llegar al suelo… ambos se quedaron mirando directamente a los ojos mientras en el fondo el sol se ahogaba por fin.
-Gracias –dijo ella cuando se dio cuenta de la forma en la que se miraban, lo que despertó a Keun de aquel momento. El sol ya se había hundido en el agua por completo, él terminó de ayudarla a levantarse y la soltó con una expresión algo incómoda en el rostro, no sabía qué decir. Ella le sugirió ir al centro de la ciudad, a la famosa Avenida Valparaíso, rica en actividad nocturna, sobre todo en verano, a pasar un rato agradable en algún bar.
Volvieron caminando en silencio hacia donde dejaron la camioneta, ninguno se atrevía a decir palabra alguna.
Ya en la Avenida Valparaíso, entraron a un bar de Rock, Keun se entusiasmó bastante y ambos estaban a gusto. No podían conversar mucho porque la música estaba muy fuerte, así que se dedicaron a beber cerveza y cantar a todo pulmón las canciones que sonaban.
Y así estuvieron hasta casi las 3 de la madrugada, uno sentado al lado del otro, cantando, y bebiendo. El ambiente entre ambos era genial y de confianza, tal vez el alcohol los hizo olvidar el particular incidente que pasó más temprano durante el ocaso.
Paty reía y cantaba feliz sin darse cuenta que Keun la miraba fijamente mientras bebía un sorbo de cerveza, clavó sus ojos en ella, y entre mareo y música trataba de pensar, de entender, cómo fue que llegó a este país desconocido, cómo fue que el destino lo hizo conocer a esta chica que lo intrigaba y fascinaba, su simpleza, su seguridad, su tranquilidad frente a él, que era famoso, por quién las fans se descontrolaban.
Nunca pensó que se encontraría alguien así, que sabiendo quién era él lo tratara como a uno más, de forma sencilla, informal y relajada; empezaba a preguntarse qué lo hacía querer estar con ella y quedarse a su lado.
Se dirigían a la camioneta a dormir, uno apoyado en el otro tratando de caminar lo más derechos posible. Cuando llegaron solo atinaron a abrir la puerta lateral y tirarse a dormir, cayeron en un sueño profundo de inmediato.
A Keun algo le molestaba en la cara, le hacía cosquillas, se pasaba las manos para quitarse el cabello de encima y después de mucho intentarlo a ojos cerrados a duras penas los abrió y se dio cuenta que esa molestia no era su cabello, sino, el de Paty cuyo rostro se encontraba a escasos milímetros del suyo.
Abrió los ojos sorprendido, su corazón se aceleró, mientras ella seguía durmiendo plácidamente. Se dedicó a observarla, cejas, pestañas, siguió bajando por el rostro de la chica con su mirada, la nariz, las mejillas, y detuvo sus ojos en la boca, su corazón latía más y más fuerte, se sentía nervioso y agitado, mientras trataba de descifrar qué le pasaba, sin darse cuenta se acercó, tal vez demasiado, podía sentir la suave respiración de ella en sus propios labios.
Se armó de valor para atreverse a hacer lo que nunca antes hizo, sintió una necesidad de besar esos labios, que ya antes había tenido cerca en esa puesta de sol del día anterior, y que no se animó a tocar.
Estaba a punto de llegar a ellos, y ella abrió los ojos.
