Spoilers de Children of Earth. Post-Día 5.
NR-13 por temática y descripciones.
Jack, otros personajes y algunas situaciones nombradas no me pertenecen, son de la BBC Russel T Davies & Co. No mala intención, no dinero. El resto es mío.
Recordad que el Feed-back es amor y todo el mundo necesita amor.
MAÑANA NO SERÁ OTRO DÍA
Es posible que hoy haya salvado el mundo, si quieres llamarlo así.
Es seguro que hoy he salvado al 10% de los niños de la Tierra de una larga vida de torturas constantes.
Hoy he matado a mi nieto con mis propias manos.
Ayer Ianto moría entre mis brazos.
Hubo muchos muertos más que, honestamente, apenas me importan.
Es de suponer que mañana no será otro día.
Siempre está ese pensamiento, ¿sabes? Cuando algo terrible ocurre, miro hacia atrás y pienso que, si soporté tal o cual cosa, también podré con lo que acaba de ocurrir.
Y está esa mezcla de sentimientos: Por un lado pienso que son demasiadas cosas las que he visto, ya no puedo recordar todo lo que me pareció insoportable. Por otro lado, días como éste me hacen pensar que en el futuro recordaré esto y pensaré: Si pude con aquello...
¿Qué más da si puedo o no con ello? ¿Cuál sería la diferencia?
Está esa pregunta siempre, tú me la hiciste una vez, por parte de todos los que saben que no puedo morir: ¿Querrías morir?
Rara vez respondo. Cambio de opinión con frecuencia. Pero, en el fondo, nunca cambio de opinión.
¿Qué más da? ¿Qué importa si quiero o no quiero morir?
Por supuesto que ahora querría estar muerto. ¿Y qué?
Es curioso, casi hasta tiene gracia: Sé exactamente lo que se siente cuando mi cuerpo está muerto, sé lo que se siente cuando está desmembrado, hecho pedazos. Trozos de carne, y piel, y huesos, y sangre y un cerebro tratando de unirse, arrastrándose para recomponerse.
Sólo dolor sordo y esparcido, hasta que el cerebro se reúne y empieza a comprender la causa, a sentir las partes juntándose. Dolor sordo que se agrupa en un grito incapaz de existir hasta que la garganta también se ha reunido. Luego pasa, todo cura, y el cuerpo olvida el dolor.
Recuerdo lo que fue, como recuerdo algunas muertes, no todas. He muerto demasiadas veces para recordar cada una de ellas. Pero esa, la de en mil pedazos, es reciente.
Sé exactamente lo que sentía.
Se parece a lo que siento ahora.
El cuerpo olvida. Se cura y ya está. La mente no. Y casi temo la idea de que ocurrirá lo mismo, de que se recompondrá, unirá los pedazos, gritará sin voz.
Lo superaré.
Mañana no será otro día. Pero llegará el día. Serán años, quizá, ni idea de cuántos, pero sobran años.
Así que, llegará el día en que volveré a sentir algo distinto a un montón de pedazos de lo que soy tratando de reunirse.
Da verdadero asco. Saber que ese día llegará, da verdadero asco.
Sí, quiero morir.
Pero eso no importa. Eso no cambia nada.
Así que, digamos que no importa.
