I never seen one like that before
Don't look at me like that
You amaze me.

1. Lengua floja.

Stan había roto con Wendy. Bien, ninguna noticia nueva. No sé qué era más frecuente, si mis noches de follada o la rutina de esos dos tórtolos. Sin embargo, pasados los años, demasiados, comenzamos a pensar que todo iba más allá de un tire y afloje que terminaba con una reconciliación tan empalagosa como película de Disney. Traté de decirle a Stan que buscase a otra persona que lo valorara como mínimo cinco meses seguidos, las intermitencias de Wendy cada vez lo dejaban peor y traía un puto efecto dominó: Kyle estaba atrás de él para que no viviera postrado en la cama escuchando música que "si sabe hablar del dolor del corazón", yo intentaba ayudar a Kyle, que lidiaba con el hartazgo y el deber del súper mejor amigo, y Cartman… Cartman también apuntaba al mismo punto que yo, sólo que con una actitud que Kyle no veía adecuada para la situación de Stan.

Lamentablemente, esta vez el corte fue algo bastante largo y sin posibilidades a la vista de regresar. No quiso contarnos cuáles fueron las causas, repetía constantemente que moriría y jamás volvería a ser todo como antes, que nunca debió haberse fijado en ella. Admito que hemos escuchado esas palabras a través del tiempo, pero el tono y la fuerte convicción con la que las decía nos hacía pensar seriamente. Así que Stan se volvió nuestro "sol" y pasamos a ser los demás putos planetas, girando en su entorno, intentando hacerle ver el lado bueno de la vida, porque, no jodan, sí que los tiene.

El problema, a veces surge cuando una situación así se extiende más de lo esperado. Al menos yo, tiendo a perder la concentración, y la seriedad del mismo se va desvaneciendo, nos vamos acostumbrando a que Stan parezca un gótico insufrible, desistimos sin darnos cuenta. Supongo que a Eric le pasaba lo mismo y si Kyle se dejaba llevar por nosotros cada tanto, era porque quería acabar con todo aquello.

Hablado de ellos dos, su clima de rutina y agresión aparecía incluso en la oscura habitación del corazón roto, cosa que me causaba mucha risa. Algo así como quienes hacen chistes en los funerales: hay que morderse el labio para no cagar ese aire fúnebre que se respira, observas como los otros están perdidos en otro tiempo y espacio, más allá del ataúd que es encerrado y la viuda o familia que se desgarran.

—¡Dios, Stan! Si sigues así, todos los maricas de South Park vendrán por ti, este teatro es de lo más gay.

—¡Cállate, Cartman! No necesita que le digas eso, ¿sabes? ¿Crees que él pido que Wendy lo dejara? Si no vas a ayudarnos a hacer bien las cosas, mejor lárgate —replicaba Kyle y luego me fulminó con la mirada. Arqueé una ceja intrigado, ¿qué carajo tenía que ver yo?—. No sé para qué lo traes, siempre es igual, Kenny.

—No, no —interrumpió el castaño—. No es culpa de Stan, sino tuya, judío.

—¿Mía? Intento ayudar a mi mejor amigo, ¿piensas que puedes decirme cómo hacerlo mejor, idiota?

—Esos sermones de niña no ayudan en nada. Tal vez debería mandar todo al carajo y hacer como Kenny, ¿en qué momento lo has visto así por una chica? —Me encogí de hombros, amagando una sonrisa. —En cambio tú estás con esa mierda del amor incondicional, las virtudes y reciprocidad. Chúpame las bolas, no lo llevará a ninguna parte.

—¡Lárgate de aquí, culo gordo! —chilló perdiendo la paciencia.

—¿O qué? ¿Me cortarás el pene como a un judío?

—¡Se llama circuncisión! Y no es cortarse el pene, es sólo quitar el… Oh, olvídalo, ¿quieres? Sólo vete de aquí —insistió.

—No eres mi jefe. ¿Stan, quieres que me vaya? —le preguntó de una manera peligrosamente dulce. Marsh, que estaba acurrucado en la cama con el MP3 a todo volumen, nada más hizo levantó un hombro, alegando «Como quieras», suficiente para que Cartman pusiera una gran sonrisa victoriosa—. Me quedo, Kyle.

No lo resistí y solté una fuerte risotada, la capucha del anorak la ahogó un poco, pero no escapé a la segunda mirada de reproche. Me callé enseguida y miré hacia el techo, fingiendo que tenía algo lo suficientemente fascinante para no despegar los ojos de el. Broflovski puso los ojos en blanco y bufó, me recordaba a un gato; se volvió hacia Stan y le sacó los auriculares de un tirón.

Obligándolo a prestarnos atención, volvimos a enumerarle las ventajas de estar soletero, yo era la persona indicada para hacer la comprobación empírica, había miles de peces en el mar, siempre pensamos que Tetaburger era una puta («socialista»), blah, blah. Sorprendentemente, nos fuimos de allí pensando que habíamos llegado más lejos que otras ocasiones. Al menos, cuando lo despedimos, levantó un poco la persiana y no volvió a recostarse en posición fetal y escuchar "No surprises" (la voz del vocalista ya de por sí causaba ciertos impulsos suicidas).

La señora Marsh nos invitó a comer, pero desistimos, ya arreglamos desde antes para pasar por KFC, mejor dicho, yo iba de acompañante porque mi bolsillo no estaba listo para ese gusto, no si quería pasarme la noche en mi cita con las conejitas de Playboy. Kyle se ofreció a pagarme una cubeta junior de alitas, me negué, ya sería la segunda vez en el mes, mentí diciendo que no tenía hambre.

Cuando quedamos frente a la caja, Cartman pidió su orden, la de Kyle y una tercera, con cara asqueada. Sonreí. Me había sorprendido, la última vez que me invitó KFC fue cuando reviví luego de que me empujó accidentalmente de las escaleras del instituto (me atrevo a jurar que sí, fue un accidente). Que lo hiciera sin situación dramática de promedio significaba bastante, mis tripas le estaba agradecidas.

Nos sentamos al lado de la ventana, hablamos de algunas tonterías como el instituto, una fiesta que Bebe organizó y a la que definitivamente iría sí o sí, pese a que en la mañana siguiente tuviera que dar un examen recuperatorio de matemáticas. Al pelirrojo no le causó mucha gracia y vi que se avecinaba un juego de retórica para hacerme cambiar de opinión. Lancé una mirada fugaz a Cartman pidiéndole que me ayudase y cambiara de tema. Obviamente no lo hizo de la forma pacífica.

—¿Quieres dejarlo ya? Está lo suficientemente grande para hacer lo que quiera.

—Tal vez a ti no te importe si repite o no, a mí sí. Kenny, al menos procura no quedar en coma alcohólico, ¿sí? —Esos ojos grandes y verdes, cuando adquieren ese brillito de súplica es imposible decir que no.

—Bien, bien, veré qué podemos hacer —murmuré inquieto. Mejor no prometer nada.

Eric rodó los ojos, seguramente le pareció de lo más patético que me dejase llevar así por su expresión. ¡Ja!, si no me dijo nada fue porque sabía perfectamente qué se siente. Muchas veces lo vi intentar, en breves segundos pues no debía notarse, negarse rotundamente a los pedidos serios del pelirrojo. Con pedidos serios me refiero a esos momentos inusuales, donde necesitamos la cooperación mutua y hay que poner manos a la obras. El punto era que más allá de disimularlo muy bien, no podía, largaba insultos y todo el antisemitismo imaginable, pero acababa, directa o indirectamente, cediendo; siempre y cuando fuese realmente necesario.

Sonreí de lado, llevándome una de las alitas a la boca y cerré los ojos casi extasiado, hacía tanto que no comía nada caliente, por eso lo hice de la manera más lenta posible, saboreando la piel y masticando la carne suave. No resultaba muy difícil comprender por qué Eric se desesperó esa vez cerraron los KFC en South Park; si yo tuviese dinero, me pasaría por allí al menos una vez a la semana.

Cuando la tarde cayó, en la mesa quedamos Kyle y yo, el gordo tuvo que irse a no sé dónde y se cansó de esperar a que yo terminase. Un silencio incómodo rodeaba el ambiente, desde hacía media hora que mi amigo no me miraba a los ojos. Parecía muy concentrado en sus pies, se mordía el labio cada tanto y sus mejillas iban alternando en tonos de rosa y rojo. Evidentemente quería decirme algo y no se atrevía.

¿Qué carajo estaba pasando? No podía preguntárselo así como así, claro. Carraspeé, me limpié los dedos con una servilleta, di toscas señales de que abriera la boca y lo dejase salir. Además me intrigaba mucho, debía tratarse de algo bueno para que se le encendiera la cara, aunque tratándose de Kyle eso no era inusual. Yo ya había perdido la vergüenza a muchas cosas, si el viento le levanta la falda a una chica, silbo alegre pero no me ruborizo, es algo extraño: cada vez me ruborizo con menos cosas; en cambio Kyle…

—¿Tienes que hacerle algún favor desagradable porque te pagó el almuerzo? —soltó de manera atropellada.

Abrí un poco los ojos, sorprendido. Eso sí que era nuevo, ¿desde cuándo le interesaba mi relación con Cartman?

Alto, no hay que ser tan duros con Brofloski, supongo que después de conocerlo tantos años y de ver su cinismo en su máxima expresión, no muchos creerían que me acababa de pagar una cubeta junior de alitas de pollo. En un pasado lejano yo ni siquiera hubiese soñado con algo así. Créanlo o no los tiempos cambian; dudo que las personas sí, siempre siguen el molde que fueron (a menos que hayan sufrido una experiencia traumática), pero es posible que tengan otra perspectiva en sus relaciones.

Cartman era mi "mejor" amigo.

—No.

Ahora Kyle parecía más sorprendido que yo. Reí bajito, aparentemente tendría que hacer una especie de defensa a la imagen que él tenía del culón. Supe que no le haría mucha gracia y no por eso mentiría.

—¿Entonces…?

—Entonces, creo que somos amigos, ¿qué te sorprende? ¿No es amigo tuyo también?

—Tal vez sería mejor si no un fuese un hijo de puta, ¿no crees? —se justificó enseguida—. Por eso te lo pregunto, no entiendo cómo funciona todo.

—Funciona como tiene que funcionar. A decir verdad, no hay gran ciencia en Cartman, salvo sus huesos inmensamente grandes —expliqué, haciéndolo reír con ganas—. Dime tú, Kyle, ¿a qué se debe ese interés de la nada?

—Me quedé pensando en la forma en que le habló a Stan —murmuró, retorciéndose los dedos. Sentía gato encerrado, si quería saber bien a dónde apuntaba con todo aquello debía seguirle el juego hasta que él solito pisara la hilacha—. A veces es como si no tuviera empatía, ¿entiendes?

—Lo sé, y tú mismo lo has dicho, Kyle: parece. Quizá pienses que te estoy tomando el pelo, todos tenemos "sentimientos" —Me sentía un tanto idiota diciendo aquellas palabras tan trilladas, lo último fue acompañado por unas comillas en el aire dibujadas con mis dedos. —Yo puedo pasármelo bien y tengo empatía, Cartman también, en serio, sino no le gustarías tanto.

Oh.

¡Mierda!

No me jodas.

La había cagado en grande. Merecía el premio al idiota más idiota del universo. ¿Las alitas de pollo tienen efectos secundarios como aflojar la lengua? He sido confidente de este secretillo desde hace bastante tiempo, más de una vez se presentaron ocasiones tentadoras para dejar salir la verdad a flore y acabar con toda la telaraña del culón. Pero no, ni quiera borracho he dado la más mínima pista. Mis labios estaban cocidos, sellados, lo que fuera.

Y una tarde asquerosamente ordinaria, le digo a Broflovski que Cartman está un poquito interesado en él.

De sólo imaginar lo que me esperaba si alguien más se enteraba de eso, me dolieron las bolas.

Kyle se encogió de hombros y dejó salir un sonido gangoso, lo que sería un «Ahá». Yo me rasqué la nuca, observando la ventana. Parecía que alguien hubiese roto algo valiosísimo (técnicamente yo rompí una promesa, pero no viene al caso) y esperábamos acusaciones o excusas. El calor ascendió a mi rostro, pronto sudaría por la puta situación. ¿Qué carajo sucedió conmigo? No sé, juro que no sé. Respuesta que nunca, ni en un millón de años, dejaría satisfecho a Cartman. Acababa de firmar una sentencia de muerte, no me preocupaba morir a estas alturas, sino el modo en que podía suceder.

Traté de poner las ideas en orden e ignorar el dolor de bolas. Si Kyle no decía una palabra, el gordo no tenía porque saber que yo tuve un desliz. Tal cual dicen: ojos que no ven, corazón que no siente. ¿Sería eso traicionarlo nuevamente? ¿Por qué tuve que quedarme a comer? Sacudí la cabeza desesperado.

—Escucha, Kyle… eh… no quise decir eso, me refería a que después de todo, te considera un buen amigo, c-como a Stan, ¿bien? —Si no hubiese titubeado como un imbécil, tal vez lo hubiese creído, mas mi voz no sonó nada convincente. No lo culpaba si dudaba de todo.

El pelirrojo permaneció mudo un par de segundos, procesando toda la información detenidamente. Luego sonrió forzadamente, tratando en vano de tranquilizarme, y respondió:

—Como a Stan, ya lo sé, Kenny, ¿qué más sino? —Miró la hora en su móvil y se puso de pie enseguida. Noté como iba enrojeciendo cada vez más. Maldije por dentro, me estaba mintiendo, no dejaría de pensar en aquello y, ¡carajo! Tampoco podría disimularlo—. Es tarde, tengo que irme, mañana debo presentar el proyecto para…

Me dio la espalda, sin terminar la excusa, y se fue a paso rápido hasta su casa.

Me masajeé el puente de la nariz, cerrando la capucha de mi anorak hasta que todo se vio color naranja. Definitivamente tendría que ir a lo del culo gordo y decirle personalmente que acaba de decirle a Kyle sus muy celosamente guardados sentimientos obsesivos.

Después de las pocas y profundas charlas que tuvimos respecto al tema, las agresiones y etcétera adquirían mucho más sentido. Por eso me divertían sus discusiones, las veía con otros ojos, con los de Cartman; la excitante euforia de pelearlo, ver las orbes verdes encendidas. Aquello tenía una pasión mística que me resultaba de lo más entretenido. ¿Qué ley dice que no puede gustarte el judío?

Obviamente, no sé si Kyle lo entenderá de la misma manera que nosotros…


Esto pasa cuando perdés el tiempo en youtube y encontrás una canción que por x motivo te queda. Me quise matar al leer "Monster by Lady Gaga", no me gusta, vivía reprochando a mis amigas por que escuchaban (siempre con amor) y ahora me vino toda una corriente inspirativa en base a la letra del tema. Sin mencionar que tengo una obsesión con el concepto de "monstruo".

Curiosamente, este primer capítulo fue narrado desde la cabeza de Kenny. De sólo pensar en el segundo, me duelen las bolas (?). En fin… acá lo tiene, extraño, salido del horno (?), girando en torno al dolor y la negación sentimental porque por alguna razón, a veces creemos que no debemos amar a un monstruo. ¿Y qué es exactamente un monstruo?

¿OOC, denuncias judiciales, buscan trabajo, escupitajos en el rostro del autor? Decidlo con toda tranquilidad.