Disclaimer: Ninguno de los personajes aquí descritos me pertenecen. Créditos a JK.

Esta historia participa en la miniprueba "Familiares" del Torneo de los Tres Magos del foro La Noble y Ancestral Casa de los Black.

ooOOoo

Estás nerviosa, muy nerviosa. Pero no quieres que se note. No ahora, no cuando tú hijo te está mirando atentamente. No cuando en sus ojos hay algo más que ilusión.

—¡Ya verás la envidia de mis compañeros del departamento cuando seas el ganador del Torneo de este año! —exclama de nuevo tu marido; pavoneándose de derecha a izquierda como si fuera un gallo en un gallinero.

—Papá, aún queda la tercera prueba. Nada es seguro —susurra Cedric, manoseando uno de los mechones de su flequillo.

Sonríes, ese gesto es tuyo.

—¡Tonterías! ¿Quién sino ganará? ¿La rubia? ¿El cabeza de ladrillo?

—Potter podría.

Oh. Error. No tenía que haberlo dicho.

—¡¿Po… Po… Potter?! ¡Antes muerto que permitir que un tramposo de tales proporciones le robe a mi hijo lo que le pertenece por justicia!

—Padre…

—¡No! ¡No voy a…!

—¡Amos! —exclamas, poniéndote en pie. El murmullo anterior ha cesado y las miradas de todos los familiares y campeones se centran en vosotros. Puedes percibir el ceño fruncido de Molly Weasley, incluso la mueca cabizbaja de Harry Potter.

—No hemos venido aquí a criticar a los contrincantes de nuestro hijo —afirmas, comprobando como el rostro rojizo de tu marido vaticina una futura rabieta.

Entonces te acercas a tu hijo y, acuclillándote, observas su mirada. Dos joyas grisáceas reflejan las tuyas, más oscuras en tu caso.

—Para mí ya eres un héroe, Cedric, así que vuelve a casa sano y salvo. Sólo te pido eso.

Él asiente. Es todo lo que necesitas.