Disclaimer: Hetalia no me pertenece, por que de otra forma habría zombies, franceses siendo… franceses, ukes con metralleta y látigo, alemanes sin ropa y hard yaoi, mucho yaoi. Le pertenece a Hidekaz Himaruya, cúlpenlo a el por que no pasa nada de eso (?) Van Hellsing le pertenece originalmente a Bram Stoker junto con Drácula, no son míos y si lo fueran la historia seria muuuuuy diferente.

Advertencias: Gender bendig, crack pairings, muerte de personajes y mucho bla bla bla


Introducción: Vida después de la muerte.

Transilvania – 1887

Una turba enfurecida de aldeanos con antorchas y picas en mano cruzaba los tenebrosos bosques de Transilvania en la búsqueda del Castillo en el cual el Dr. Beillschmitd, según los rumores locales había profanado cientos de tumbas para crear un ser que desafiaba la ley de dios todopoderoso: La vida sin el don divino.

Un logro magnifico, la oportunidad de ser reconocido por la comunidad científica seria inminente. Y su creación cobró vida con el último rayo enviado por los cielos relampagueantes. "¡Vivo, está vivo!"

Afuera los hombres cargaban con un pesado tronco para así poder derrumbar las puertas de la entrada a la edificación. Furiosos y atemorizados aldeanos que no comprendían ni lo más mínimo del desastre que confería todo eso. El científico alemán estaba nervioso, había cierta probabilidad en que esa puerta no aguantaría más golpes y se vendría abajo en cuestión de minutos. No escondía su temor, el corazón le daba vuelcos en su pecho y apretó un puño contra si mismo, retrocediendo de la ventana con algo de nerviosismo.

—¡Éxito! — Exclamó detrás de él –dándole un susto- una figura ataviada de negro, capa, zapatos, abrigo con un elegante prendedor de gema, sombrero con finas cintas rojas al costado, rubio de ojos carmín.

—Conde, es sólo usted…

—Ya comenzaba a impacientarme, Ludwig. — A pesar de que era varios centímetros mas bajo que este, cualquier persona desistiría de causarle algún daño a su casi infantil y elegante figura. Al sonreír dejó ver un par de afilados colmillos en su boca.

—¿Acaso no es una pena que tu magnifico descubrimiento sea destruido por el único y estúpido delito de profanar tumbas? Es una verdadera lastima…

—¡Y-yo, debo e-escapar de este l-lugar!

—¿Y a donde huirás, mi querido Ludwig? Tus peculiares experimentos te han vuelto alguien que no es bienvenido en la mayor parte del mundo civilizado.

—No lo se, será lejos ¡Donde nadie pueda encontrarlo! — Se safó rápidamente del agarre del rubio quien hasta hacía poco, con sus finas y frías manos tocaba sensualmente el perfil del germano, quien en contraste con la cara de su captor era todo un poema. El rumano con una sonrisa traviesa en su cara y el alemán con cierto atisbo de miedo.

—Ay, no Ludwig. Llegó la hora… de que yo tome el control de él.

—¿Que es lo que…— Apenas si pudo formular su pregunta cuando a una velocidad preternatural se movió de la base alta de la chimenea que se encontraba a unos 15 metros hasta el baúl donde el rubio ojiazul intentaba en vano empacar parte del material de laboratorio.

—¡NO! ¿¡Por qué crees tú que te di este castillo y equipé tu maldito laboratorio?

—Usted, dijo que creía en mi obra.

—Y es cierto. Y ahora es como tu mismo dijiste. ¡El triunfo de la ciencia sobre dios! Y que debe servir a mis propósitos~

—¿C-cuales son esos p-propósitos?

Finalmente la puerta del castillo cedió, dejando entrar a toda esa gente, en busca del doctor para lincharlo y quemarlo vivo.

Mein gott, me suicidaría antes de ayudarlo en una tarea así.

—Puedes hacerlo, Ludwig. Ahora solo lo necesito a él. Él es la clave.

—Jamás permitiría que lo usaran para esa maldad.

—Yo si. Y a decir verdad, mis novias ya me han insistido demasiado. — Se acercaba peligrosamente al otro. Mutuamente sabían que el alemán terminaría muerto a manos del rumano.

—¡Iván! ¡Ayúdame, por favor!

—Usted ha sido muy amable conmigo, doctor Beillschmitd; Bondadoso, considerado pero… el me paga ¿da?

—¡Alejate! — Gritó entonces el germano, sacando de su lugar una espada vieja pero muy afilada que estaba por encima de su cabeza y apuntando al vampiro con la amenaza de atravesarlo.

—Ahahaha~ No puedes matarme, tonto. — Lentamente se fue acercando y haciendo que la espada atravesara su cuerpo, sin derramar ni una gota de sangre, sin dolor que lo delatase en su cara y acercando su boca a la oreja del mayor, susurro con sensualidad —Ya estoy muerto…

Le tomó de la camisa y con fuerza maravillosa lo alzó por sobre su cabeza, contemplando el rostro lleno de horror del otro rubio, mordiendo su cuello sin piedad y engullendo su sangre con placer y el frenesí de un animal hasta dejar sus venas secas y lanzado al piso a aquel fornido hombre como una basura.

Para cuando se acercó a la plancha donde debía estar el cuerpo de la criatura, ya había desaparecido y arrancado fácilmente las correas que lo sostenían a la mesa. De reojo solo pudo ver la sombra que la chimenea proyectaba de un hombre extremadamente alto y que sostenía un objeto de grandes dimensiones y de metal, el cual arrojó contra el vampiro haciéndole caer dentro del fuego del horno.

Aquel hombre (monstruo o criatura) tomó en sus brazos el cuerpo sin vida de su creador y huyó por una de las tantas salidas del castillo, sin captar la atención de la gente que comenzaba a entrar o por lo menos hasta que uno de ellos notó aquella figura y alertó a los demás.

—¡Se dirige al molino, vamos!

Y aun que el la estrella de la noche principal había sido arrojado a las llamas, salio de estas una figura casi calcinada y reducida a huesos y carne quemada, la cual volvió a tomar la forma original de su dueño, la piel tersa, pálida y eternamente juvenil, los mechones un tanto largos de cabello rubio y las ropas de este también. Sin embargo su figura pequeña comenzó a cambiar en un espantoso monstruo, gigantesco, alas descomunales de murciélago, fauces y garras filosas y un rugido aterrador salió desde lo profundo de su garganta.

Corrió todo lo que sus piernas daban y con el Dr. En sus brazos se dirigió a refugiarse en el molino de viento que estaba encima de la colina y atrancando la puerta a pesar de su torpeza logró mantenerlos afuera. El lugar estaba lleno de botellas de ajenjo que pisaba sin querer pero que por sus grandes pies no podía evitar esquivar. La multitud de afuera lanzaba las antorchas contra el molino que rápidamente se encendió en llamas gracias al alcohol del ajenjo. El monstruo consiguió subir al tejado en una pieza y miró con su gélida y desafiante mirada a los aldeanos que lo observaban desde abajo.

—¿¡P'R QUÉ? ¿P'R QUÉ N'S HAN H'CHO ESTO?

El alboroto de la gente fue acallado no solo por la voz del monstruo, si no por el sonido de otra criatura. Tres figuras aparecieron surcando el firmamento centellante y una mas que pareció haber salido del castillo se unió a estas y quienes volaron con dirección al molino en llamas.

—¡Vampiros!

—¡Corran! ¡Sálvese quien pueda!

La gente corría aterrorizada buscando refugio de aquellos terribles seres que los devorarían sin piedad en cuestión de segundos. En la punta del molino y sin saber que sucedía, el monstruo intentaba buscar un rápido escape pero finalmente la estructura colapso a causa de las llamas y engullo al creador y su bestia las llamas que eran parte de la pira echa por las antorchas y el artefacto.

Las cuatro figuras descendieron del cielo. Tres de ellas mujeres muy hermosas. Una rubia de cabellos ondulados, ojos azules de sangre francesa, otra de ellas de pelo castaño, piel ligeramente bronceada y ojos verdes probablemente española y la ultima de ellas con su pelo largo y platinado, ojos carmín como los de su amo y que seria muy posiblemente de lo que hoy es Prusia. Todas sollozando frente al molino quemado con lamentos que no sonaban nada humanos, gemidos que parecían venir desde lo más oscuro de los abismos, de clamor por algo perdido, dolor, rabia y con movimientos que parecerían mas que sobreactuados cuando no lo eran pero si de una extremada elegancia sobrenatural.

La estoica figura del rubio ataviado de negro, un tanto apartada de las hembras bellas pero monstruosas, observaba impotente el desenlace de lo que pudo ser su gran plan. Las llamas ya habían consumido lo que quedaba del molino y posiblemente llevándose a la tumba al monstruo y su creador; con ello el secreto de darle vida a un ser muerto.

Una sonrisa amarga y plateada se dibujó en su cara, con un movimiento llamó a las tres mujeres y emprendieron el vuelo. A cazar la cena, ya habría mas tiempo de lamentarse, o probablemente no del todo…


Lo se, me quedan del pico todas las parodias que intento hacer (Y me vale madre :yaomingface:) Así que si ustedes dejan un hermoso review yo les agradeceré. Quiero mejorar, ¡¿porfa! ¿Que le falta? -aparte de imaginación propia (?)- ¿Que personajes creen que deba poner en el papel de cada quién? (Vale, algunos ya los tengo y los otros ni idea que poner) ¿Debo ponerle mas acción?... si, de esas dos clases de acción hablo, mentes sucias :3

Nos vemos, da-ze~ :DD