DISCUSIONES VARIAS
CAP. 1
Estaban tumbados en su litera, con su brazo alrededor de ella y ella recostada sobre su pecho. Miraban hacia la nada, y sin nada en la cabeza llevaban descansando ya unos cinco o diez minutos. Habían construido a su alrededor una conspiración gigantesca, más aún que la de los propios cylons, los horarios de las patrullas y de las prácticas se compenetraban ahora tan bien como lo hacían ellos, jugando al escondite, dando giros y vueltas, encajando siempre para dejarles tiempo a solas, a ellos dos solos, sin nadie más. Sin casi tener que pedir permiso por atrancar la escotilla de los barracones, porque no había nadie a quién pedírselo, porque no hacía falta, porque habían y aún estaban, tejiendo un velo entre ellos y el resto del mundo, tan tupido que nadie parecía darse cuenta, y en cierto modo, era mejor que las cosas siguiesen así.
Las primeras semanas habían sido las peores, la incertidumbre, el qué dirán, el dar palos de ciego sin saber si la próxima vez que se vieran serían descubiertos por ojos inoportunos, pero poco a poco fueron haciéndolo mejor, habían probado lo que era estar juntos, lo que era tenerse el uno al otro como nunca lo habían hecho, y ya no lo dejarían escapar, era un nivel superior que nunca se habían imaginado, aunque esto último era mentira, sí se lo habían imaginado, pero aún seguían sin reconocérselo a ellos mismos, y menos al otro.
Pero ya no importaba, eran los genios del escapismo, nadie les veía juntos si no querían que así lo hicieran, jugaban al perro y al gato por los pasillos, durante las patrullas, o a la vuelta de las clases de vuelo, como siempre habían hecho, pero sabiendo lo que ahora venía a continuación. Y el que fuera un completo secreto, el que pudieran seguir comportándose como siempre, con indirectas, flirteos, piques, delante de los compañeros, en los juegos de cartas, y sin que nadie sospechase más de lo que siempre podían haber sospechado, hacía de su juego algo completamente perfecto. Eran ellos mismos, pero ya no tenían por qué esconderse el uno del otro.
De repente ella tembló, y sin decir nada se acurrucó más en él.
- ¿Tienes frío? - Preguntó Lee atrayéndola más hacia él.
Ella se rió y por fin le miró a los ojos.
- ¿A ti que te parece? Me tienes desnuda en el catre y sin nada con lo que taparme.
- Creo recordar que fuiste tú la que tiró las mantas al suelo. - Afirmó él intentando no sonreír demasiado.
- Bueno, entonces molestaban un poco, pero podías haber tenido la delicadeza de volver a subirlas. Llevo diez minutos muriéndome de frío!
Lee puso los ojos en blanco y la abrazó con más fuerza.
- Sí, lo hice a propósito, así de esta forma puedo aprovecharme más de ti.
- Y dejarme sin aire, de paso. - Dijo ella en una carcajada. - Venga, haz algo productivo y coge las mantas.
Lee quitó el brazo de alrededor de ella y sin bajar los pies al suelo se giró a coger el montón de ropa que había tirado en el suelo. No sólo estaban las mantas, si no también la ropa de ella, y la de él, esparcidas sin ningún cuidado por el piso.
- Un día de estos vas a terminar mandando mi ropa interior a la otra punta de la habitación... - Seguía comentando él ya con casi todo cogido. - Y me tendrás que explicar cómo narices lo haces estando en estas literas tan ¡AUCH!
Lee se giró de golpe y la miró inquisitivo.
- Kara¿me has dado en el culo?
Ella sonrió ante su pregunta, poniendo la mirada perversa que tenía siempre que estaba maquinando algo.
- Sólo estaba pensando... estaba pensando en cómo te quedaría un tatuaje.
- Sí, claro, tiene mucho sentido, pensar en tatuajes y darme en el culo. Vamos, a mi me pasa lo mismo. - Dijo él volviendo a su sitio, tirando toda la ropa sobre ellos, y estirando la manta como podía.
- No, te he pegado en el culo porque te estaba mirando el culo. - Respondió Kara como si la explicación fuera totalmente innecesaria. - Y te miraba el culo porque ahí es donde pensaba que podía ir el tatuaje. - Terminó de explicar ante la mirada que él la estaba dirigiendo.
- Tiene mucho sentido, no te digo que no. - Dijo Lee terminado de acomodarse y volviendo a pasar su brazo alrededor de ella.
- Sí. Mucho. ¿Y bien? - Preguntó Kara girándose un poco para mirarle.
- Y bien ¿qué?
- Y bien ¿qué si te animas con lo del tatuaje?
Lee la miró serio.
- ¿Estás hablando...?
- ... en serio, sí. Tatuaje, en tu culo. ¿Qué me dices?
Se veía que ella lo estaba pasando bien, sonreía, y eso a él le gustaba, le seguiría el juego, como siempre hacía, porque estas discusiones siempre eran divertidas. Era algo que se les daba muy bien, discutir, y lo seguían haciendo, como habían hecho desde hacía mucho tiempo, aunque claro está que las discusiones sobre cosas triviales como ésta, eran siempre mucho mejores que las que les hacían querer pegarse un puñetazo en la nariz.
- A ver, voy a arriesgarme y preguntaré. ¿Qué clase de tatuaje? Porque ahora no me vengas diciendo que no lo habías siquiera pensado. - Le dio unos golpes con el dedo índice en la frente. - Esa cabecita no deja nunca nada al azar.
- Mmmmm. - Durante unos segundos Kara hizo ver que estaba meditando bien lo que tenía que decir, o lo que estaba pensando. Ni uno ni lo otro, ella rara vez meditaba lo que decía y rara vez decía algo si no lo tenía ya pensado. Pero él le siguió el juego, y esperó. - ¿Qué te parece algo así como...?
Kara le miró, haciéndose la interesante, puso las manos frente a ella como quien presenta un cuadro o cualquier invento a una multitud, quizás en letras de neón.
- Algo así como "Propiedad de Starbuck". O si lo prefieres "Apollo: propiedad de Starbuck". Aunque no sé qué sentido tendría grabarte tu propio nombre en tu culo, yo me decanto más por la primera opción, unas letras que queden bien, con gusto...
Hubiese seguido hablando si él no la hubiese cortado.
- Espera, espera¿lo estás diciendo en serio? - Parecía ligeramente indignado, aunque ni ella ni él sabrían si era indignación fingida o de verdad lo estaba. - ¿Me estás diciendo, en serio, no en broma, que me tatúe en el culo que soy de tu propiedad?
- Eso es. - Respondió ella con suficiencia.
- Ni en sueños.
- Tarde, en sueños ya lo tienes, ahí bien que se vea, por eso sé que te quedaría bien.
- Ni de coña.
- Venga¿qué te cuesta? - Parecía una niña pequeña, sabía que él nunca diría que sí, tampoco es que ella lo dijese muy en serio, pero la situación era graciosa, así que no iba a dejarla escapar mientras pudiese.
- A ver.. déjame pensar, buscar a alguien que haga tatuajes, tener que ir a hacerlo, y ... vamos, que no, además ¿qué sentido tendría que me escribiese eso?
- Sencillo¿qué sentido va a tener? Está bien claro.
- ¿De tu propiedad?
- Así es.
- JA!
- Ni JA! ni JE¿A caso dudas que seas de mi propiedad? - Kara se incorporó un poco y le miró frunciendo los labios.
- ¿A caso soy un objeto? - Le preguntó él un poco divertido.
- Eso es lo de menos.
- Bueno, entonces lo de más, sería, por ejemplo, cómo narices iba a explicar por ahí el tener esa frase escrita en el culo. - Empezaba a ser divertido, estas discusiones siempre eran divertidas.
- ¿Y por qué tendrías que explicárselo a nadie?
- "Propiedad de Starbuck" - Repitió él haciendo el mismo gesto que ella con las manos. - Lo único que falta es que añada tu número de identificación, por si me pierdo.
- Bueno, no lo tiene por qué ver nadie. ¿O es que vas por ahí enseñándole el culo a más gente? - Le miró indignada. - Creía que yo era la única que tenía ese privilegio, Capitán.
- Que yo sepa, en las duchas hay más gente que tu.
- Sí, bueno, esa es otra.
- ¿Esa es otra?
- No tendrías tanto problema si no fueras por ahí luciéndote como te luces. - Respondió ella mirando de nuevo al frente.
- ¿Luciéndome cómo me luzco¿De qué estás hablando?
- De tu usual manía de ir medio desnudo por todos los sitios. Con una mini-toalla que casi no te puedes ni sujetar.
Lee comenzó entonces a reírse.
- ¿Te hace gracia? - Le preguntó ella un poco indignada.
- Bastante. Sí. ¿Te fijabas mucho en mi mini-toalla antes? - Le preguntó él con una sonrisa pícara en los labios.
Kara puso los ojos en blanco. "Bieeeen." Se suponía que los dos tenían una especie de acuerdo pactado, algo como no admitir lo que siempre había habido entre ellos. Tenerlo como algo que había surgido, para los dos a la vez, en el mismo momento, así ninguno de los dos ganaba ni perdía, un empate, así de simple.
- Esa no es la cuestión. - Contestó ella.
- Claro que lo es. - Lee se inclinó sobre ella y le dio un beso largo en los labios. Él también tenía presente ese pacto no firmado. Se separó de ella y la miró sonriente. - ¿No veías que era una indirecta para que tu empezases a utilizar también esas mini-toallas?
Kara emitió una risita involuntaria ante sus palabras.
- Vaya tonto que eres. - Le dijo sin dejar de reírse.
Se miraron durante unos segundos sin dejar de sonreír. Era uno de esos momentos en los que no se daban cuenta de que el tiempo pasaba por ellos, sólo se veían los dos en los ojos del otro. Sonriendo. En silencio. Mirándose.
- Entonces ¿qué¿Te animas a lo del tatuaje? - Le volvió a preguntar ella rompiendo el momento.
Lee se reclinó hacia atrás y la miró serio.
- Ni lo sueñes Starbuck.
- Como ya te he dicho, para eso ya es un poco tarde. - Le respondió ella con una sonrisa orgullosa en los labios.
