Capítulo 1_Los tres tributos del distrito minero...

Es el tercer vasallaje, los septuagésimos quintos Juegos Anuales Del Hambre, para

este año se ha decretado, que se enviarán a la arena a tres tributos por distrito en lugar

de dos, un hombre, una mujer, y alguien mas que será elegido al azar. Tres urnas, una

para los varones, otras para las mujeres, y la tercera y última urna contenía mezclados

los nombres de amos sexos, cualquiera podía salir, nadie respirará tranquilo hasta que

se elija al tercer tributo, había tantas posibilidades de que sea hombre como de que

sea era mujer.

Es la quinta cosecha para Katniss Everdeen, de diecisiete años, su hermana no había

sido elegida el año anterior, cuando colocó su nombre en la urna por primera vez, eso

fue un alivio para Katniss, pero el miedo vuelve este año, con la segunda cosecha de

Prim.

El año anterior fueron Shay Sanders, una chica de dieciocho años, que no pasó del

baño de sangre del primer día, del lado comerciante del distrito 12, hija de los dueños

de la tienda de telas, y Peeta Mellark, también del lado comerciante, hijo menor del

panadero.

Peeta volvió con vida, después de una larga y horrible lucha en la que salió

victorioso, lo cual alegró y alivió a Katniss, quien quedo confundida por como se

sentía con respecto al chico que le dio esperanza con dos hogazas de pan en las

puertas de la muerte.

Katniss espera a que el aburrido vídeo sobre los días oscuros termine, cuando su

mirada se posa en una azul intensa que la observa desde el escenario, es Peeta. Seis

meses después de la victoria del chico del pan, Katniss, gracias a Prim, quien la

molestó hasta que casi la mata (muy raro en Katniss respecto a Prim), se dio cuenta

de que en realidad estaba enamorada de ese joven vencedor.

Sus miradas no se desprenden del otro, sienten que nada más existe, salen de su

mundo, con un pequeño sobresalto al escuchar la aguda, molesta y demasiado alegre

voz de Effie Trinket.

_Y ahora, es tiempo de elegir, a tres valientes jóvenes, hombre y mujer... para el

honor... de representar al distrito doce, en los septuagésimos quintos Juegos Anuales

Del Hambre...Ahora, primero las damas, igual que siempre.

Effie Trinket con su horrendo vestuario y cabello amarillo chillón se acerca a la urna

de las chicas, toma un papel al azar y vuelve a acercarse al micrófono, nadie respira

excepto ella.

Con un feliz suspiro anuncia:

_Torian Masolini.

Una chica de quince años, pelirroja, se acerca llorando al escenario, sube temblando

de pies a cabeza, y se posiciona en el frente. Katniss se da cuenta de que es una chica

del lado comerciante, su padre es el zapatero del distrito.

_Un aplauso para nuestro tributo._dice Effie entusiasmada.

Las personas aplauden débilmente. Grandes pantallas enfocan a la chica mientras ella

no se molesta en ocultar su llanto.

_Ahora... para el varón._Trinket se acerca a la urna y vuelve con otro papel, que

parece inofensivo, pero es la condena para la persona cuyo nombre está escrito allí.

_Javier Sanderson.

Un chico de diecisiete de La Veta, el lado pobre del Distrito se acerca con miedo en el

rostro pero paso firme al escenario, él es alto, casi tanto como Gale,que observa desde

afuera por las grandes pantallas, el se había salvado de ser elegido, tenía diecinueve

años, pero ahora debe trabajar en las minas, el único lugar que aterra a Katniss.

Effie recibe con igual entusiasmo al segundo tributo, pidiendo un aplauso para Javier

también, y recibiendo el mismo vago resultado que con Torian, Effie se resigna a que

a esa gente no les importaba los juegos, claro que les importaba, cada año veían partir

a dos niños que todos vieron crecer, florecer, los ven partir para ser cruelmente

asesinados en un sangriento juego, que el Capitolio considera la más entretenida

celebración.

Effie se dirige a la tercera urna, todos, hombres mujeres, niños y niñas que no tienen

edad para participar en la cosecha se tensan, esperando saber quien será él o la última

tributo del distrito del carbón. Effie saca una papel, una condena mas, la última por

ese año y se acerca de nuevo al micrófono.

Katniss y Peeta piensan lo mismo:

Que no sea yo, que no sea yo.

Que no sea ella, que no sea ella.

Pero la suerte no quiere apoyarlos ese día.

Con su característica alegría y acento afetado del Capitolio, Effie toma un profundo

respiro y anuncia al último condenado:

_Katniss Everdeen.

Todo queda en silencio, no se escucha nada.

_¿Donde estas, querida?_pregunta el verdugo Trinket_Sube linda.

Katniss, controla su expresión de pánico, la cambia por una máscara de aburrimiento,

se acomoda el vestido, toca ligeramente su peinado para confirmar que no se ha

desecho y lentamente, aburrida y con un poco de pereza, se acerca al escenario y sube

a este, llega junto a Effie, y antes de que ella pueda decir algo, varias cosas pasan a la

vez: la gente en toda la plaza, incluso los tributos a su izquierda y derecha (ella está

en el medio), se llevan los tres dedos del medio de la mano izquierda a sus labios y

los elevan en dirección a Katniss, y aunque ella no pueda verlos dado que está de

espaldas, Peeta Mellark, y un sorprendentemente medio sobrio Haymitch Abernathy

acompañan el gesto, Haymitch había visto muchas veces a Katniss junto con Gale en

en Quemador, haciendo trueques para sostener a sus familias, la chica le inspira

respeto y admiración, ya que la había visto numerosas veces en el mercado oscuro del

distrito desde que tenía doce, le impresiona como a tan corta edad, sacó a su familia

adelante sola, y se jura internamente, sacarla con vida cueste lo que cueste.

Mientras todos levantan las manos hacia Katniss, Primrose, de trece años, corre

llorando y gritando desesperadamente hacia su hermana, siendo detenida y sacada de

la plaza por dos agentes de la paz, mientras grita que le devuelvan a su hermana.

Fuera de la plaza, Gale, intenta entrar, para sacar a Katniss, llevarla al bosque y no

volver, él también es detenido por dos agentes de la paz.

La señora Everdeen, llora desconsolada sobre el hombro de Hazelle, la madre de

Gale, su hija mayor, la que tuvo que sostener a su familia todos esos años, la que le

inspiro a seguir adelante después de la muerte de su esposo, tal vez nunca volvería a

ser la misma,la señora Everdeen sabe que Katniss tiene grandes posibilidades de

ganar, hasta podría ganarle a los profesionales, pero ningún vencedor termina bien

después de la Arena, por ejemplo algunos del distrito 6 terminaron en el horrible

camino sin retorno de las drogas, la pobre Annie Cresta del distrito 4 tiene traumas

psicológicos, Wiress del distrito 3 nunca puede terminar una simple frase sin que los

recuerdos vuelvan a ella, Haymitch bebe como si su vida dependiera de ello hasta

quedarse dormido, con un cuchillo en mano, Chaff del distrito 11 también se había

ido por mal comino. Cuando Katniss ganara, porque la señora Everdeen en su interior

sabe que ganará, ¿qué le sucedería?. No quiere saberlo. Mientras Hazelle la consuela

también un silencioso mar de lágrimas caen de sus ojos, la castaña que estaba en el

escenario es como una hija más para ella.

En la plaza Magde Undersee, solloza tan audiblemente, que todos los presentes

pueden escucharla, Katniss era su única amiga, y tal vez la perdería.

En el escenario el alcalde Undersee, aguanta las lágrimas por la valiente joven

delante de él, que no solo aprecia por sacar adelante a su familia ella sola con doce

años, sino también porque es la única amiga que su hija había tenido en toda su vida.

Peeta no llora, solo tiene el ceño fruncido, maquinando en su cerebro mil y una

formas de salvar a Katniss, por más sorprendente que sea el que halla tnatas.

Effie Trinket decide que es mejor terminar todo rápido antes de que se descontrole.

_Bueno, que esperan, salúdense.

Da un paso hacía atrás y los tributos se saludan indiferentes, tratando de no llorar.

Effie vuelve a acercarse al micrófono para decir algo que no repetirá hasta dentro de

un año.

_¡Felices Juegos Del Hambre!. Y que la suerte... este siempre de su lado.

Se retira al edificio de justicia junto con los últimos tres tributos seleccionados para

los juegos, que son escoltados hasta una habitación, cada uno por separado, para que

puedan despedirse de sus respectivas familias y amigos.