Hola!!!
Yo aquí con una nueva historia. Sera algo así como Konoha Health. Es un conjunto de one-shots, no tienen relación entre sí, solo como el titulo dice, son diferentes problemas por los que las achicas pasamos en ocasiones.
Incluso habrá veces en que repita personajes, pero en fin. Este primer one-shot es sobre un ya conocido problema entre las chicas, la bulimia. En los hombres también puede darse, pero es más común en mujeres.
Advertencias: Palabras obscenas, personas sensibles, absténgase de leer.
En sus marcas, listos… A LEER!!!
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Bulimia
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Tsk.
¡68 todavía!
Las lágrimas amenazaban con salir de mis orbes.
Maldije por lo bajo.
Tenía solo quince años y ya pesaba 68 kilos. Estaba perdida. Ningún chico se fijaría en mí si seguía de marrana como hasta ahora. Baje de la bascula de mi baño y me senté en el frio suelo, abrace mis rodillas y escondí mi cara entre ellas. Llore tanto y tan fuerte como necesitaba hacerlo. No me preocupaba el ruido, mis padres no estaban, nunca estaban. Después de me media hora de desahogo, salí de ahí.
Apenas entre a mi cuarto, un gran espejo de tamaño corporal, me devolvió mi reflejo. Tenía los ojos azul celeste, mi piel era clara y tersa, era alta y rubia. Tenía todos los aspectos para ser la mujer deseada por cualquiera. Bueno, casi todos…
Estaba gorda.
Estaba hecha una cerda, me daba asco a mi misma y a los demás. Esa mañana Karin me lo había dicho. Ella es la mejor amiga de Gaara, el chico de mis sueños. Desde pequeña he estado enamorada de él. Un día me entere de que Karin era su mejor amiga, por lo que decidí juntarme con ella, para así poder acercarme más a Gaara.
Aunque Karin no era de mi total agrado, me juntaba con ella todos los días, almorzábamos juntas, hacíamos proyectos juntas, platicábamos juntas y otras cosas. Siempre le decía que ella era muy linda, que ella era la razón por la que los chicos de nuestra clase estuvieran locos, aunque nada de eso fuera cierto. Soy una mentirosa. Pero yo le decía todo esto, para ganarme su confianza, para que así me hablara sobre Gaara. Fue así que después de muchos halagos y comentarios, me volví su mejor amiga. Las mejores amigas. Ino y Karin.
Que hipócrita.
Yo me desvivía por recordarle sus virtudes y ella llega y me dice-"estas gorda, Ino"-su comentario no me molesto en lo absoluto, yo sabía que no estaba gorda, por eso no me afectaba.
-Gaara piensa que estas gorda-
Mis ojos se abrieron enormemente y la mire incrédula. Ella sonrió socarrona, mientras asentía.
-¿El te dijo eso?-pregunte a duras penas.
Asintió-Si, el me dijo que no quería salir contigo por que estabas muy gorda para su gusto.
Mi corazón empezó a latir desbocadamente. Puse el pretexto de que iría al baño y me escape de la escuela en medio de clases. Llegue a mi casa después de una apresurada carrera por las calles de Tokio. Subí a mi cuarto y entre a mi baño particular. Al fondo del cajón de mi tocador, estaba guardada mi báscula. La saque y la coloque en el piso, lentamente, casi con miedo, me subí a ella, esperando que la aguja se ajustara y me indicara mi peso.
Un chillido salió de mi boca cuando esta marco 68 kilos. Baje de ella.
¿68 kilos?
¿De verdad pesaba tanto?
Recordé que en una ocasión, Karin me había comentado que ella solo pesaba 45 kilos y yo 68. Baje mi vista hacia mi cuerpo y escandalizada, empecé a quitarme el uniforme, quedando desnuda. Tal vez tanto peso se debía a mi pesado uniforme.
Subí de nuevo.
Tsk.
¡68 todavía!
Desde ese momento decidí que haría una dieta rigurosa. Esa tarde no comí, ni cene, me fui a dormir con el estomago gruñendo, sin embargo, lo ignore. Al día siguiente desperté y corrí hacia mi baño, desnudándome en el camino. No me preocupaba que alguien entrara, nunca estaban mis padres en casa. Me subí a la bascula y la desilusión me pego de lleno, cuando la aguja marco de nuevo el 68. Cabizbaja entre a la ducha y empecé a bañarme. Enjabone la esponja y la pase por todo mi cuerpo. La lleve a mi estomago y baje la vista hacia él. Lo mire por largo rato, las gotas de agua corrían por el perdiéndose en mi feminidad.
Estaba confundida, realmente yo veía mi vientre plano. No sabía por qué Gaara creía que estaba gorda, no me veía gorda. Pero el día anterior la bascula me había demostrado lo contario. Casi con rabia, empecé a tallarme el estomago con la esponja, con tanta fuerza que deje mi piel roja e irritada. Salí del baño enfurecida, me molestaba estar gorda, porque yo era la única gorda. Mis compañeras de clase eran hermosas y tenían cuerpos esculturales.
¿Por qué yo no?
Me vestí con mi uniforme y baje a la cocina, había tratado de ignorar el llamado de mis intestinos, pero ya no podía más. Me estaba muriendo de hambre. Rápidamente me prepare un huevo estrellado. Antes de empezar a comer, recordé mi dieta.
-Rigurosa-me recordé a mí misma.
-Solo por hoy-me conteste y empecé a comer.
Minutos después mire mi plato, vacio. Me levante de la mesa retrocediendo unos cuantos pasos. Sentía la culpa en todo mi paladar.
¡Me lo había comido todo!
Incluso parecía que había comido más de lo que había preparado al principio. Intente alejarme de la cocina, corrí directamente hacia la puerta, dispuesta a irme a la escuela, donde al menos no tendría comida cerca.
Cuando llegue a la escuela, no pare a platicar con nadie, no estaba de ánimo. Me senté en mi lugar sumiendo la panza. Deje que las clases pasaran sin escuchar nada de lo que los maestros decían, como si un binomio me interesara.
¡Estaba gorda!
¡Solo en eso podía pensar!
-… es una principal causa de obesidad…-
Repentinamente sentí un gran interés por lo que mi tutor decía. Estaba hablando sobre obesidad y algo de problemas alimenticios. Fije mi vista en el libro de la compañera de al lado.
"Bulimia"
Dacia el titulo de la pagina, saque mi libro y con cautela empecé a leer el tema. Ahí decía que las chicas que padecían la bulimia, tenían tanto una enfermedad física como psicológica. "La bulimia es más que nada por baja autoestima y nula confianza en sí mismo" Estaba sorprendida por lo que decía, las chicas con esa enfermedad vomitaban sus alimentos inmediatamente después de consumirlos, eso era asqueroso.
Las clases siguieron su curso y yo no podía sacarme de la cabeza lo que había leído en ese libro. Por mi cabeza había pasado el intentarlo, inmediatamente me recrimine mentalmente. ¡Yo no tenía la autoestima baja y confiaba en mi misma!
Cuando llegue a mi casa el espejo del recibidor aumento mi tormento, empecé a mirarme detenidamente en el, de frente no me veía gorda. Me puse de perfil y note mi vientre mas hinchado. Mis ojos se inundaron y me di cuenta que Karin tenía razón, estaba gorda.
Era una cerda.
Una obesa.
Me tire en el suelo y llore, llore y llore. Me sentía de lo peor, como si solo por el simple hecho de ser gorda fuera una especie de alíen o ser raro. Fui a mi baño y me subí a la báscula. 68 de nuevo. Con ira empecé a arrancar las ropas de mi cuerpo, quedando desnuda de nuevo. Y seguía en 68. Revise que la báscula estuviera bien nivelada. 68 otra vez. Patee el aparato y enfurecida empecé a aventar todo lo que a mi mano estaba. Dentro de mi arrebato de furia y con vista borrosa, logre visualizar el excusado. Mi cuerpo se tenso ante la idea que se me vino a la mente, suspire y me aleje un poco. Voltee decidida a salir de ahí y me encontré con el espejo a mi paso. Esta vez me devolvía el reflejo de una joven gordísima, las lonjas le colgaban por doquier y su cara estaba hecha un globo. Cuando le encontré los ojos a esa chica, me di cuenta de que era yo. Trastabille un poco mientras mis manos se dirigían a mi boca, tratando de acallar un grito. En mi retrocedimiento, choque con el excusado. Lo mire fijamente sin saber qué hacer.
-Gaara piensa que estas gorda-
Las palabras de Karin volvieron a mi mente.
-Gaara piensa que estas gorda-
No.
-Gaara piensa que estas gorda-
¡Cállate!
-…Estas gorda-
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Sentí un sabor amargo en la boca y mire hacia abajo, el agua del baño me devolvió mi reflejo entre restos de vomito. Quise apartar un mechón de pelo que colgaba peligrosamente hacia el agua y me di cuenta de que mi mano también estaba llena de vomito.
Me pare espantada, realmente lo había hecho, realmente me había convertido en una trastornada. Negué con la cabeza rápidamente. No era así, solo había pasado en una ocasión, no volvería a pasar, nunca más.
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Desde hace una semana que me siento muy feliz, ahora ya estoy delgada, ya no soy la puerca que solía ser, incluso Gaara me invito a salir. Saldré con el mañana. ¡Estoy tan feliz!
Llegue a mi casa tarareando una canción, entre en mi cuarto y sobre mi cama descansaba una pequeña caja roja, al lado tenía un sobre blanco. Me acerque y tome el sobre, lo abrí y saque la hoja que contenía, era una carta.
Hola princesa.
Perdona que no haya llamado antes, pero no he tenido tiempo. He pasado a casa para recoger algunas cosas y también con ganas de verte, sin embargo seguías en la escuela. He tenido que retirarme rápidamente, sin embargo te deje un regalito… tus favoritos cariño.
Te quiere, papa.
-Así que se ha aparecido por la casa, lástima que no lo vi, pero en fin, dijo que me tenía un regalo, veamos de que se trata-
Abrí la caja y un delicioso olor inundo mis fosas nasales, en la caja habían por lo menos unos veinte chocolates con relleno de frambuesa, mis favoritos. Tome uno y me lo lleve a la boca. Detuve mi mano al recordar que no había roto mi dieta toda la semana.
Me encogí de hombros.
-Solo uno-
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Los envoltorios de los chocolates estaban tirados alrededor de mi cama, había pequeños restos de los dulces sobre mi cama y al pasar mi lengua por mis labios, sentí su dulce sabor de nuevo. Reaccione después de unos segundos de haberlo visto. Observe la caja vacía de chocolates y la lance lejos de mi cama. Corrí hacia el baño y mire mi cara, llena de chocolate, en especial mi boca. Y el empalagante sabor del chocolate desapareció, dejando en toda mi boca el sabor de la culpa.
Sin dudarlo ni un segundo me aproxime a la taza de baño, me acuclille y asomando mi cabeza hacia ella, introduje un dedo en mi boca, dándole alcance a mi campanilla. Después de unas cuantas arcadas, el vomito llego a mí, desahogándome de todo tipo de culpa o remordimiento.
Y aunque había prometido no volverlo a hacer, esos días había entendido que podía ser muy útil.
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Acabo de cumplir un mes con Gaara, es un chico lindísimo, lo amo y el a mí. Acabo de llegar de una cafetería, el me invito a modo de celebración por el tiempo juntos. Como ya me era costumbre, entre a mi baño y vomitando, me deshice de cualquier cosa que acababa de consumir. Unos días antes, había leído en una revista sobre unos laxantes muy buenos, por lo que los compre y ahora también los tomo.
¡Ahora estoy muy contenta!
Ya peso solo 50 kilos.
Aunque no quiero quedarme ahí, quiero bajar más, quiero estar delgada, quiero estar linda para Gaara, solo para él. Con ese pensamiento, me llevo dos pastillas más de lo normal a la boca. Así será más rápido.
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Maldita estúpida entrometida.
Esa tarada de la Hyuuga, solo porque es una teta se cree con derecho de meterse en mi vida. La muy estúpida se acerca a mí diciéndome que no luzco muy bien.
No luzco bien, luzco genial.
-¿Tienes algún problema?-me pregunto ella. ¿Qué problema voy a tener? Tengo grandes amigos, el mejor novio del mundo y además estoy delgada.
Celos, son puros celos.
Todas me tienen celos, porque simplemente soy la chica perfecta, no como toda esa bola de cerdas. Me dan pena, envidiosas. Idiotas celosas, envidian mi cuerpo escultural.
-¿Estás enferma?-pregunto escondiendo su envidia tras falsa preocupación.
Rio y me llevo tres pastillas de laxantes diferentes a la boca.
-Yo no estoy enferma-
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Tome más y más pastillas.
Laxantes, pastillas para adelgazar, lo que fuera.
Todo había sido culpa de mi gordura, por mi obesidad, Gaara había preferido irse con Karin. Esa tarde los había visto besándose en el parque. Justo hoy que cumplíamos tres meses. La tristeza se convirtió en furia al recordar a la perra que se decía ser mi amiga.
Un alarido de rabia sale de mi garganta.
-¡ZORRA!-
Esa maldita golfa de Karin, me lo había robado, me lo había quitado. Fui hacia el baño y me subí en la báscula. Marcaba 35 kilos, grite de miedo. Mi mente estaba hecha un revoltijo, al igual que mi estomago, no era posible que pesara 35 kilos, tal vez la bascula estaba mal. Me cerciore de que estuviera bien nivelada. Otra vez 35. Me arranque la ropa como si quemara. ¡Aun 35! La desesperación gano terreno en mi mente. Busque en mi cuerpo desnudo, algo que pudiera agregarme peso, encontré mi larga y rubia cabellera. Corrí hacia mi cuarto y saque unas tijeras de mi cajón, de un solo corte mi mata cayó al suelo. Otra vez en la bascula y seguía en 35.
-Gorda-recordaba las palabras de Karin.
-¡ESA PUTA!-
Seguí tomando las pastillas que a mi paso encontraba. Una vez que se me terminaron la ira se apodero de mí, obligándome a patear y aventar cosas. Tome un cuadro, que tenía una foto de Gaara y lo lance con furia al aire.
Un estruendo y pedazos de vidrio en el suelo. Mi espejo con una gran grieta debido al impacto. Deje de prestarle atención a los daños y vi mi figura.
Grite de nuevo, pero no de rabia, no de dolor… de miedo.
Por primera vez en mucho tiempo me estaba viendo a mí misma.
Raquítica.
Mis piernas eran tan delgadas como mis brazos, mi cara era adornada por ojeras y un tono amarillento remplazaba mi color natural y mi cabellera era malhecha y corta. Corrí de nuevo al retrete e inclinándome, vomite.
Pero esta vez de asco, de asco de mí misma.
Mi cuerpo me daba asco, mis frágiles piernas, mis brazos sin vida, mi pequeña cara, todo de mi temblaba, de frio, de miedo tal vez o simplemente de razonamiento.
En ese momento lo razone, lo entendí, en el momento en que el aire entraba con mucha dificultad a mi cuerpo, en que mi visión era borrosa y casi nula, en el momento en que el agua del retrete se pinto del rojo de la sangre que salía de mi boca, en ese momento me di cuenta de que tenía un problema.
Intente levantarme, intente gritar, intente pedir ayuda. Lo intente de verdad, pero no pude. Y deje caer mi cabeza en el excusado y deje que las fuerzas se fueran de mi cuerpo y con mi último aliento, desee haberle hecho caso a Hinata.
Si estaba mal.
Si tenía un problema.
Tenía bulimia.
Lamentablemente… no me di cuenta antes.
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Y ahí acaba el primero, pobre Ino. La finalidad de este proyecto es que todos los lectores, especialmente del sexo femenino, estén informados sobre este tipo de problemas.
Chicas, cuídense.
Ustedes son maravillosas tal cual, no intenten cambiar, no intenten ser como sus actrices o modelos favoritas, no imiten nunca a nadie, ustedes son tan especiales por lo que son, no por lo que aparentan.
Bueno, me voy. Cuídense mucho y gracias por leer.
REVIEWS?
