:P Los personajes no me pertenecen!
Al fin todo había terminado.
Ginjo estaba muerto, los fullbringers se habían ido cada uno por su lado y tenía sus poderes de vuelta.
Durante los últimos diecisiete meses Ichigo había extrañado en demasía el sentirse capaz de proteger a todos tan solo siendo él mismo. Aun con lo que implicaba, ser un shinigami sustituto era parte de su vida y lograba hacerlo sentir completo. Con una misión fija en su vida de nuevo.
Ahora en su casa, con su familia en un estado normal de nuevo después de dos agitados días arreglando las cosas, se podía decir que las cosas volvían a la normalidad como si nada hubiera pasado en un inicio.
-Ichi nii, Rukia-chan se va a quedar en nuestro cuarto?
Si… todo estaba volviendo a la normalidad.
Ichigo se pasó su mano por su cabellera regresando a ver a la única shinigami que se había quedado y no regresado con el resto. A Byakuya no le había encantado la idea, pero no pudo hacer nada para evitarlo.
Unos ojos color violeta azulado lo vieron de vuelta.
La enana había cambiado en esos meses, su cabello corto que acentuaba las finas facciones de su rostro, había crecido unos… bueno tal vez un centímetro y medio pero Ichigo notaba la diferencia. Y sobre todo, ahora era una teniente. Sin embargo seguía siendo ella, seguía siendo la misma Rukia de siempre.
-Supongo… no creo que un armario sea lugar para una teniente ah? – hacía tiempo que no peleaba con ella y la repentina necesidad de molestarla volvió como si esos meses no hubieran pasado. Y al parecer ella estaba más que dispuesta.
-Oh? Acaso te sientes intimidado por mi ahora Kurosaki-kun?
Ichigo bufó – Sí, claro! Como si eso fuera a ocurrir en esta vida enana – una fuerte patada a su rodilla hizo que siseara – Sigues igual de brusca maldita!
-Y tú sigues siendo un tonto!
-Bruja!
-Fresa!
-Zorra!
-Estúpido!
-Enana!
-Llorón!
-Masaki! Nuestra tercera hija regresó al fin! Y está reviviendo a nuestro inepto hijo de nuevo! – la voz del antiguo shinigami captó la atención de ambos mientras sus rostros que habían comenzado a acercarse para insultarse "cara a cara" se separaban.
-Cállate viejo!
-Como sea Ichi-nii dónde va a dormir Rukia-chan? – aunque le divertía ver a su familia volver a una costumbre que no veía hace más de un año Karin estaba un poco cansada e iba a exigir una respuesta… ahora.
-Pues en la habitación de Ichigo por supuesto!
-Qué? – ambos shinigamis miraron con incredulidad al padre de familia cuando respondió de una manera que lo hizo sonar tan obvio…
-Cómo que en mi cuarto? – Ichigo regresó a ver a la pequeña noble – piensas dormir de nuevo en el armario?
-Claro que no! – la idea no le desagradaba del todo pero no iba a decirlo ni muerta!
-En tu armario? Yo decía en tu cama hijo!
-Mi cama? Y dónde dormiría yo?
-Con ella! Dios Ichigo te has vuelto bastante lento! –sabiendo que su hijo atacaría sin piedad, rápidamente se colocó tras Rukia usándola como escudo humano. Ichigo maldijo por lo bajo.
-Eres un pervertido viejo! Y un cobarde! – su padre le sacó la lengua de respuesta.
-Pero Ichi nii no entiendo el escándalo, quiero decir Inoue-san ya durmió en tu habitación no?
El silencio que inundó la habitación se podía cortar con un cuchillo en ese momento. El mencionado pestañeó varias veces ante su hermana tratando de encontrar sentido a sus palabras.
-Uh?
Entonces como si un foco se hubiera encendido su cabeza se volvió a mirar a la shinigami quien tenía los ojos ligeramente abiertos. Cuando sus miradas se encontraron Ichigo sintió un escalofrío en su espalda y contra su voluntad comenzó a hablar con un tono desesperado.
-No! No, no, no fue así Rukia! Verás yo…
-Inoue durmió en tu habitación? – la voz de la chica sonaba tranquila. Demonios todo en ella denotaba tranquilidad y un poco de curiosidad! Entonces por qué Ichigo seguía negando cada vez con más énfasis?
Pues porque la conocía bastante bien.
-No!... quiero decir sí! Pero no… es decir… - la shinigami levantó una ceja – Mira, ella… ese día todos salimos a tomar algo y pues… Inoue no terminó del todo bien entonces vino acá y…
-Durmió contigo – completó Rukia con una voz calmada y sus manos se posaron en su cintura.
-No maldita sea! No paso nada! Yo ni siquiera quería que ella viniera! – era cierto, Ichigo había insistido en llevarla a su casa, pero la chica había caído inconsciente y él tenía sueño a causa del alcohol. Su primera intención había sido dejarla en el sofá de abajo pero no se sintió del todo bien con esa acción entonces la recostó en su cama un poco indeciso y él durmió en el piso con una almohada sin siquiera cambiarse de ropa.
-Tú cama? – él tan solo asintió y tragó audiblemente – Y cuándo fue todo eso?
-Como hace un par de semanas Rukia-chan - contestó Yuzu sintiéndose un poco incómoda con la tensión que comenzaba a crecer en el ambiente.
-Cielos Ichigo! Espero que hayas cambiado las sábanas por lo menos! – el cuerpo del sustituto se tensó e inconscientemente se acercó a ella.
-Te digo que no pasó nada enana! Yo dormí en el piso! – la mirada de Rukia denotaba furia aunque su cuerpo se mantenía impasible, él la conocía demasiado bien para saber eso. Notaba como sus pequeñas manos comenzaban a cerrarse con ira y su respiración quería acelerarse sin su consentimiento.
Podía sentir su enojo en su reiatsu. El reiatsu que no había sentido hace más de un año.
-Waaa Masaki! Nuestro hijo es gay! – el grito de su padre hacia la gigantografía de su madre lo trajo de vuelta.
-Qué? – vociferó.
-Oh vamos Ichigo qué otra explicación habría para que hayas desaprovechado una oportunidad así con Inoue! – la voz de la peli negra era gélida y por Kami que Ichigo sabía que ella quería patearlo con fuerza una y otra vez.
-Desaprovechado qué? – sus palabras parecieron detonar algo en ella al fin y logró hacerla estallar.
-Tuviste a una hermosa chica que está loca por ti en tú cama gran estúpido y no hiciste nada! Cómo explicas eso? – muy bien ahora él también explotó olvidando por completo que su familia seguía allí.
-Pues tal vez porque estaba furioso con ella! Además yo nunca me aprovecharía de alguien así! Demonios Rukia me conoces mejor que eso!
-Furioso con ella? – era evidente que no se esperaba esa respuesta.
-Sí!
-Por qué?
-Porque la única con el consentimiento de dormir en mi cama conmigo eres tú! – cuando la última palabra salió de su boca el rostro del chico comenzó a volverse rojo a una velocidad vertiginosa y otro silencio inundó el lugar.
Mierda…
Ni siquiera su padre dijo nada por unos minutos.
-Aww eso es tan tierno y… un poco desagradable – Yuzu no pudo evitar comentar sacando a todos del primer shock.
-Espera! Quieres decir que durante todo ese tiempo... desde que Rukia-chan dormía en el armario...ustedes…en esta casa...? – el rostro de Karin era de puro desagrado – Yuk! y pensar que... ahh demasiada información!
-Masakiiii nuestro hijo ha sido hombre desde hace tiempo y recién me entero! - Ishiin corrió a llorar al cuadro lamentándose las oportunidades perdidas de captar en cámara los momentos de intimidad de su hijo.
Haciendo caso omiso a su familia los ojos avellanas del chico seguían clavados en los de Rukia comenzando una conversación como solo con ella podía. A travez de sus miradas. Cuando vio que una leve sonrisa comenzaba a aparecer en sus labios salió de el encantamiento en el que se encontraba y decidió actuar y no perder más tiempo con tonterías. Ya había esperado demasiado maldito tiempo.
Con una velocidad acelerada agarro uno de sus brazos y mandando al demonio a todo y todos la arrastró hasta su cuarto cerrando la puerta. Con llave.
-Esto… no crees que vayan a pelear no? – la gemela de cabello castaño estaba honestamente preocupada.
-No te preocupes hija mía, te aseguro que no van a pelear más esta noche – Ishiin tenía lágrimas en sus ojos orgulloso de su hijo.
-Ag! Que depravados! Yo me voy a dormir y si no puedo descansar por su culpa Ichi nii se las va a ver conmigo en la mañana! – la deportista se lanzó a ver la tele.
-Ahora… tu… familia…sabe – Rukia estaba haciendo un gran esfuerzo para hablar mientras Ichigo asaltaba su boca con bastante desenfreno y la tenía pegada por completo entre la puerta cerrada y él. No que se quejara.
-Me vale – contestó mientras su lengua revisaba y recordaba cada rincón de la cavidad de la shinigami que no había tenido a su alcanze por demasiado tiempo. Sus manos cogían el ahora poco pero sedoso cabello negro evitando cualquier movimiento de parte de su rostro.
Había sido demasiado tiempo sin… bueno, sin ella. Diecisiete agobiantes meses en su vida en los que ,aunque no lo admitiría la había extrañado en todos los sentidos. Esta era la chica con quien había compartido demasiadas cosas desde sus cortos quince años y la principal causante de sus jaquecas alegrías y todo lo demás que consistía el vivir con Rukia Kuchiki.
La chica con quien había perdido su virginidad una noche de lluvia cuando todavía era un joven de quince años, y cuya experiencia resultó ser tan satisfactoria para ambos que siempre volvían por más aprendiendo mas y mas del otro. Nunca habían formalizado su relación, ya sea por falta de tiempo o porque simplemente no era necesario. Sin necesidad de decirlo en voz alta Ichigo sabía que pertenecía a la shinigami tanto como ella a él. Y, tal vez, tratar de ponerse serios al respecto hubiera resultado demasiado doloroso en la situación en la que estaban.
Agarrando sus glúteos Ichigo la levantó sobre su cuerpo y comenzó a tambalearse hasta su cama donde la dejó caer con poco cuidado. Se deshizo de su camiseta lanzándola a quien sabe dónde y volvió a posicionarse sobre ella juntando sus labios de nuevo.
-Hablaba en serio…. Lo de las sábanas - comentó seriamente la shinigami sujetando firmemente las hebras naranjas que ya no eran tan alborotadas como hace un año.
Con un gruñido el sustituto se separó de ella lo suficiente para cuestionarla con sus ojos – Todavía no crees que no paso nada Rukia?
-No es eso… sino que sería… raro volver a dormir aquí sabiendo que otra…es decir - se incorporó en sus codos e Ichigo se alejó levemente dándole espacio - No quiero pasar la noche aquí después de tanto tiempo y sentir algo de ella idiota – suspiró avergonzada de lo que acababa de decir pero siempre habían sido sinceros el uno con el otro así que debía decirlo. No desconfiaba de la fidelidad del chico, aunque nunca se la había pedido, sabía que durante todo ese tiempo él la había esperado, así como ella a él.
Escuchó al joven resoplar con un aire más divertido antes de que una de sus manos jalara su cabello hacia atrás bruscamente dejando al descubierto su cuello. Un estrangulado gemido salió de su boca cuando Ichigo clavó sus dientes en su punto débil sin tener que buscarlo en absoluto. Con fuerza, y comenzó a succionar con su boca. Luego comenzó a lamer la parte mordida con ternura tan solo para un poco después subir un poco y volver a morder.
Repitió la acción al menos tres veces y aunque Rukia estaba segura que había logrado sacarle un poco de sangre por sus brusquedad, el placer que recibía de sus actos superaba con creces al dolor. La estaba marcando como suya de la misma manera que solía hacerlo antes. Desde más de un año que no se dejaba llevar por los instintos carnales con el peli naranja y vaya que le hacía falta. El chico se había instruido con ella sobre ese tema desde su corta edad y ambos se conocían enteros en cuerpo y alma.
Cuando el volvió a clamar sus labios ella sonrió complacida. Eran expertos en no hacer más que el ruido suficiente y disimular cualquier mirada fuera de su alcohoba pero se comunicaban bastante bien a su manera y la brusquedad del chico gritaba su deseo comprimido por ella durante su ausencia.
-Diecisiete jodidos meses – murmuró el shinigami sin poder ocultar una sonrisa de satisfacción en su rostro mientras succionaba su labio inferior y sus fuertes manos buscaban safar la ropa que se interponía.
-Haz que valgan la pena - con ese susurro ambos sabían que la noche iba a durar lo que sus corazones necesitaran para calmarse de estar juntos de nuevo. Y como su familia ya sabía Ichigo pensó que los gemidos callados y gritos ahogados no serían necesarios y esa idea simplemente le encanto.
Al día siguiente Ichigo sintió una paz que había añorado por algún tiempo.
Abrió sus ojos pesadamente y se encontró con cabello negro lo que le obligó a sonreír con pereza. Sus brazos se enrollaron de manera conocida a la desnuda cintura de la shinigami y con suavidad una de sus piernas enrollo las de ella mientras procedía a respirar sobre su cabellera.
El irresistible olor de Rukia ahora estaba mezcladoo con sexo, él, fresas probablemente por su shampoo y era acogedor y sexy en niveles alarmantes. E Ichigo sabía que ahora sus sábanas olían igual y una risa brotó de su garganta.
-Me alegro que regresaras enana - aunque se volviera a ir el recuerdo de tenerla así incontables veces lograban hacerlo sentir mejor y con algo que esperar siempre. Sus brazos y pierna la apretaron ligeramente más hacia su cuerpo. Repitió las palabras que había pronunciado en voz alta una sola vez, justo antes de la guerra y que no tuvo tiempo de repetir después al perder sus poderes.
- Te amo - el susurro fué casi inaudible o eso pensó.
-Yo también - susurró de vuelta la shinigami sin moverse pero era suficiente y ambos se dejaron caer en los brazos del otro disfrutando el momento que tenían.
