Allie.

- Autora: Janix. Jani, da lo mismo.

- Categoría: Puede decirse que general.

- Disclaimer: La historia de Roswell no me pertenece ni tampoco los personajes que conocimos en la serie. Los hijos de ellos y sus historias son de mi autoría.

- Ubicación cronológica: La historia ocurre muchos años después de "Heart of mine". Todos tienen una vida normal, Max nunca se involucró con Tess. Las parejas son las tradicionales o sea M&M, M&L, I&A, K&T. No hubo lío con el FBI. Siguen viviendo en Roswell.

- Nota:Mi cariño y agradecimiento a Cinthia, por su paciencia !!

Capitulo 1.

"A veces eres toda una Guerin"- Mamá siempre me dice esoy tiene razón. Me enorgullece, aunque me gustaría tener algo más de Deluca, porque habría crecido con menos problemas.

Soy Allie, tengo 24 años y estoy ciega. No noto lo evidente aunque ello me de un puñetazo en la cara. Ese es mi problema. Nunca me di cuenta, hasta ¿cuanto tiempo paso?, mucho mas que el necesario, pero mas vale tarde que nunca¿no?

Crisis, a pesar de todo lo que implica, es lo mejor que puede ocurrirnos, porque nos abren los ojos, y las personas como yo, necesitan de una o dos de las buenas para ver realmente y ésta, que es la peor que he tenido, me dejo con los ojos bien abiertos. ¡Gracias a Dios!

Acababa de comenzar el trabajo de mis sueños. Soy periodista y siempre quise quedarme en Roswell, que es donde he vivido toda mi vida junto a mi familia. Por eso crecí con la idea de trabajar en uno de los periódicos locales. No podía quejarme, mi vida era todo lo que yo quería. Tenía a mi familia, a mis amigos, y lo tenía a él, a Liam, que era el tipo de hombre que toda mujer sueña tener, como dijo Jerry Maguire "el me completaba". Siempre escuché a hablar a mamá y papá sobre ello, pero nunca lo había experimentado.

Las cosas no podían ir mejor, hasta que un día me sale con un "me voy". ¿Dónde? Cuando lo dijo pensé que iría de paseo o algo así. Pero no. El se estaba yendo de mi vida, así, sin anestésicos ni señales que me sirvieran de paracaídas. Me estrellé contra un muro y no sabía como despegarme de él. Entonces ellos reaparecieron, mis amigos de toda la vida, a quienes había postergado por Liam.

"La Pandilla" vino a mi rescate, me sacaron de ese muro a costa de mi propia sangre, pero no estuvieron satisfechos hasta que pude volver a respirar por mi misma.

La Pandilla ¿Cómo hablar de ellos y ser justa? Porque todo lo que diga es insuficiente.

Voy a partir diciendo que estábamos destinados a estar juntos. Cómo no, si somos al parecer los únicos descendientes de aliens de este planeta. Cada vez que nos llamo así me da risa, es como ver fotos tuyas de bebé, te gustan, pero a la vez de dan una pizca de vergüenza. No puedo evitarlo, así como tampoco puedo evitar quererlos.

Siempre hemos estado juntos, desde antes de nacer. No fue fácil. Nuestros padres tuvieron que aprender a conocerse y entregarse. La primera imagen que tengo de ellos como un todo, es una fotografía que está en la sala de mis padres. Fue tomada la noche de su baile de graduación del 2001. Se ven tan jóvenes. Ahí están los tíos Max y Liz, Kyle y Tess, Isabel y Alex y mis papás María y Michael que por una de sus rarezas todavía está vestido de cocinero. Mamá dice que en ese tiempo las cosas aun no estaban claras entre ellos, pero todos y especialmente mis padres supieron que confiar estaba bien y fue el comienzo de todo.

Y las cosas salieron bien. El resultado somos nosotros, sus hijos. Los Guerin: Paul, Allie y Jake, Los Evans: Lex, Lucy y Noah, Los Valenti: Daniel, Tom y Emily y por los Whitman Karen.

Ahora dicen que todo esfuerzo y sacrificio valió la pena. Somos una gran familia. ¿Podía haber sido de otra forma? Mis padres dicen que no, porque todos son el uno para el otro, y sus hijos también. Somos encantadores, porque heredamos las "características especiales" de nuestros padres.

Desde niños jugábamos juntos, planeábamos travesuras usando nuestras "habilidades especiales", estudiábamos, nos cuidábamos, nos convertimos en hermanos y grandes amigos y sin darnos cuenta algunos se enamoraron. Fue natural, nuestros caracteres mostraron su compatibilidad desde siempre. Paul y Lex fueron la primera pareja. Mi mamá estaba feliz de que mi hermano mayor, se enamorara de la hija de los tíos Liz y Max. Ella describía esa relación como "un sueño convertido en realidad". Cada vez que decía eso yo movía la cabeza de un lado a otro y buscaba ayuda en papá, quien me decía "Paciencia, paciencia. Tú también serás así. Ese gen se hereda por línea materna". Haciendo alusión a mi abuela Amy. Luego comenzaron Karen, la única hija de Isabel y Alex y Jake mi hermano menor. Para que decir la alegría de todos, son una pareja muy linda. Y por supuesto estaba el detalle de que si nos relacionábamos entre nosotros se evitaba el problema de decirle a alguien mas la verdad sobre nuestro origen.

A la Pandilla le costó sacarme del estado en que estaba, además yo tampoco quería hacerles fácil el trabajo.

La noche siguiente a la que el innombrable (entiendan que me refiero al cuyo nombre comienza con L) me dejó, fue la peor de todas. Me senté en la cama y agradecí que fuera fin de semana, porque así no tendría que soportar a todos preguntando - "¡Allie! Que cara traes¿qué pasó?" – No, no estaba para esas cosas, en realidad no estaba para nada, sólo para compadecerme de mi misma. ¡Maldito innombrable! Me había arruinado la semana, el mes, todo.

Después de unos minutos reprimiendo el llanto seguía sentada en mi cama mirando un punto fijo, que finalmente resultó ser una mancha en la pared, pero ni siquiera se me ocurrió limpiarla. Recorrí con la mirada mi habitación. Estaba desastrosa, había ropa tirada en el suelo, revistas, zapatos, y lo peor, estaba tapizada de restos de pañuelos de mi ataque de llanto del dia anterior.

Estaba por volver a meterme bajos las cobijas cuando sonó el teléfono. Contesté por inercia.

"¿Si?"

"¿Por qué no estás aquí?"

"¿Aquí dónde?"

"No puedo creer que hayas olvidado el cumpleaños de mi hermano. ¿Lo olvidaste?"

"Si sabes que así es, para que preguntas" – No tenía ganas de seguir hablando ni de ser agradable.

"Allie, hoy es la fiesta de Tom"

"Oh" - ¡Trágame tierra¡Soy la peor amiga del mundo!. Hoy es su cumpleaños y Yo organizaría la fiesta, bueno no toda, pero debería estar por lo menos ayudando.

"¿Estás bien?" - ¡Rayos! Ni siquiera por teléfono Daniel dejaba de adivinar que algo me pasaba.

"Si, es que me quedé dormida" – El sabe que le estoy mintiendo, pero no tengo la ni la mas mínima intención de hacer de la "pobrecita niña" esta noche.

"¿Quieres que vaya a buscarte?"

"No" – Mentira, pero no quería que viera el desastre que era mi casa. – "Prefiero verte allá, así tengo tiempo de comprar algo"

"Como quieras. Todos te esperamos. Si necesitas ayuda o algo como una segunda opinión para elegirle regalo, sólo llámame"

Colgué el teléfono avergonzada y fui directo a la ducha, porque de verdad necesitaba una, en parte para deshincharme los ojos y porque si iba a una fiesta debía ir al menos presentable, por supuesto que esa era una regla inculcada por mamá.

Daniel Valenti¿qué puedo decirles de él? Que desde que tengo uso de razón esta revoloteando a mi alrededor, es mi mejor amigo, hasta se puede decir que es mi conciencia. El nos bautizó como "La pandilla", no se como se le ocurrió ese ridículo nombre, pero empezó a llamarnos así poco antes de entrar a secundaria, y a nadie se le ocurrió protestar ni cambiarlo.

Me duché en tiempo record, pasé por la farmacia, que era lo mas cercano abierto, y compré el regalo de Tom, porque no podía llegar con las manos vacías. Durante el camino a su casa no hacía más que suspirar y pensar en el innombrable. Era inútil, seguía tan mal como el día anterior, pero al menos, esta vez era capaz de disimularlo.

Suspiré profundamente por última vez y llamé a la puerta de la casa que Daniel compartía con Tom. Cerré los ojos y me di valor mentalmente. Lo que venía sería duro. Su hermana Emily me abrió. Me abrazó y sonrió al instante. Luego Daniel vino a mi encuentro, me abrazó y me invitó a caminar hacia el grupo. De camino me encontré con la mirada de Lex. Era evidente, mi querida amiga había recurrido a su antigua y según ella infalible técnica de sanación. Lex creía que mientras más personas cercanas a ti supieran tus más terribles desgracias – como ser dejada por el hombre de tu vida – más fácil sería para la persona afectada – o sea yo - superar la crisis. En resumen, Lex había contado mi desgracia a todos. ¡Yay!

¿Podía haber algo peor? Si, claro, la mirada de todos. Seguramente debían estar pensando "Allie no se ve tan mal", "Parece estar llevándolo bien" y mi favorita "Pobre, Allie, ella lo quería tanto." Suspiré por enésima vez y les di mi mas radiante sonrisa, pero todos en la sala sabíamos que no engañaba a nadie, pero no lo dijeron, sólo me devolvieron la sonrisa, y no se porque, pero les dio por acariciarme las mejillas, como si ese fuera el remedio a todos mis males.

Mamá apareció entre la pequeña multitud. Traía un vaso de jugo de naranja. ¡Te amo mamá! Ella sabe que un buen jugo siempre me levanta el ánimo. Me dio un sonoro beso en la mejilla derecha y me susurró al oído: "Ningún hombre que se cree demasiado sexy es de fiar. Y yo no confiaba para nada en Liam", luego levantó su copa y brindó por mi, "Tranquila, Pequeña, lo mejor está por venir, ya verás." A pesar de que me había prometido no llorar, al menos en lo que quedaba del día y de que era un desafío personal, no pude evitar que los ojos se me llenaran de lágrimas. Estaba por escaparse una cuando Daniel que conversaba con el tío Kyle en un rinconcito se me acercó.

"¿Qué pasa¿Tienes una basura en el ojo?" – me dijo dándome un pequeño codazo.

"¡Tonto!" - ¿Como lo hacía? Daniel ya me había sacado una sonrisita, una chiquita, pero igual contaba.

"¡El pastel¡Vengan!" – Dijo tía Tess invitándonos al centro de la fiesta.

Ahí estaba papá. Mamá fue directamente a él, se paró a su lado. En ese instante para ellos el pastel y todo lo demás pasó a segundo, cuarto, más bien quinto plano, ambos se olvidaron del mundo y comenzaron besarse lentamente como hacían a veces. Siempre pensé que lo hacían así porque era la única forma más decorosa de hacerlo, pero con el tiempo me di cuenta que era porque así se disfrutaban más el uno al otro.

Me quedé a unos metros observándolos. Los admiraba, pero también los envidiaba. ¿Cuántas posibilidades habían de repetir un amor como el de ellos? Muy pocas. Sentía que no era justo tener menos que ellos. ¿Cómo conformarme con menos, habiendo sido concebida y crecido rodeada por semejante amor? Ese era mi mayor temor, no saber amar ni recibir lo suficiente.

Finalmente logré pasarlo bien. Luego del pastel comenzamos a bailar y ahí me tocó a mí olvidarme del mundo. Bailé con Daniel, mi pareja habitual, hasta que se me hincharon los pies. Y con eso me sentí mejor, la pena estaba ahí, pero creo que ya podía empezar a convivir con ella.

Lex me llevó a casa, nuestra casa, aunque desde que estaba con Paul prácticamente vivía en el departamento de él, pero para fines prácticos seguía compartiendo casa conmigo. Ella quería conversar con tranquilidad, porque la noche anterior le pedí que me dejara sola. Le conté mi noche de llanto y que ya estaba mejor, pero no pareció quedar muy convencida. Sin duda me tendría vigilada.

Los 3 meses siguientes mi vida social fue agitada, incluso más que en mis mejores tiempos con Liam. Sí, ahora ya puedo decir su nombre. La Pandilla se dividió en grupos destinados a distraerme. Un día cine, otro teatro, luego compras, noches en casa, paseos, y todo lo que se les ocurría para lograr su objetivo: sacar la nube negra que llevaba sobre mí. No fue instantáneo, pero se puede decir que lo lograron. Liam, Liam, Liam, Liam ya podía decir su nombre sin sentir que caía al vacío. Pocos me creían, ni siquiera Lex con su característico optimismo. Tenía que demostrarlo, y esta noche era la ideal. Me sentía fuerte, especial, renovada, con ánimo para atravesar el mundo y ya era hora de que el resto se diera cuenta. Ya no mas "Pobre, Allie", "No la dejemos sola". No es que sea mal agradecida, pero después de un tiempo, el ser tratada como una chica de cristal aburre y mucho.

Los viernes era nuestro día de reunión oficial, así que agradecí que coincidiera con mi repentino ataque de fuerza interior. O sea no creo que fuera al azar, mas bien creo que elegí ese día para hacer el definitivo borrón y cuenta nueva.

Acababa del periódico, tenía tiempo de sobra para prepararme, elegí la ropa que me pondría y me metí a la ducha. Recurrí a una de mis tradiciones más antiguas, una ducha fría, pese a que era casi de noche y otoño. No fue lo que alguien normal llamaría placentero, pero nunca he sido normal y por eso siempre he utilizado las duchas frías como rito. Las usaba cuando quería recordarme la sensación de estar viva tras recuperar la respiración luego sentir el agua helada. Me despertaba, me daba claridad y mas hacía sentir libre. Raro¿no?, bueno, sea como sea, prefiero mi ducha helada a la terapia, es más rápido y barato.

Me envolví en mi toalla favorita y me aplique la nueva mascarilla hidratante que anunciaban en televisión, esa que prometía mantener tu piel igual a la de los bebes por siempre. Me miré en el espejo y sonreí. ¿Qué diría papá si me viera con esta cosa verde en el rostro? Seguramente movería la cabeza de un lado a otro, levantaría las cejas y me daría una de esas sonrisas que usaba cuando afloraba mi lado Deluca. Salí del baño y mientras esperaba los sagrados 15 minutos en que debía actuar la mascarilla fui al salón a revisar mi mail. Casi me da un infarto ahí mismo. Encontré a Daniel Valenti frente a mí con su amplia sonrisa.

"¿Qué diablos haces aquí?"

"Vine a buscarte, para que no llegues tarde nuevamente"

"No recuerdo habértelo pedido. Daniel¿cuándo vas a dejar de entrar así a mi casa¿No te dice algo el que no te haya dado las llaves?"

"Allie, querida, no las necesito. Para eso tengo éstas" – Dijo con la sonrisa mas amplia que alguien pudiera tener, enseñándome ambas manos. Si, obvio que las llaves eran innecesarias, pero un poco de formalidad no hacía mal. Se acercó a mí y me besó en la cabeza. Soltó una pequeña carcajada y tomó con un dedo un poco de mi mascarilla y preguntó. – "¿Qué tienes en la cara?"

"Nada, lo que pasa es que me poseyó mi lado Checoslovaco" – Le respondí de mala gana, haciéndole una mueca.

"Me alegro que aun tengas tu especial sentido del humor."

"No cambies el tema. No quiero que sigas entrando así. Al menos toca el timbre. ¿Y si no hubiera llevado toalla? Tienes que pensar en eso."

"Bueno ni no hubieras llevado toalla, podrías cobrar mi seguro de vida, por muerte traumática." – Me dijo mirándome de una forma especial, que si hubiera sido cualquier otro hombre habría dicho que había sido algo coqueta, pero Daniel era Daniel mi amigo, así que eso estaba totalmente descartado.– "Apúrate, que esta vez nos toca a nosotros elegir las películas."

"Todavía me quedan 10 minutos con esta máscara."

"No veo la necesidad de usarla y menos ahora."

"No veo la necesidad de usarla y menos ahora." – Le respondí remedándolo y gesticulando exageradamente mientras hablaba.- "Deberías usarla tú también. Dicen que además hace milagros. Tal vez después de usarla ya no sea tan duro verte." - Me miró con cara de poca, pero a la vez mucha paciencia, se llevó las manos al rostro fingiendo agotamiento siguiéndome el juego.

"Los tíos Michael y María merecen un monumento"

"¿Por?"

"Por el sacrificio de hacerte crecer lo mas normal posible. ¡Allie vístete!" - Me dijo fingiendo perder la paciencia y dándome una palmada en trasero y encaminándome a la habitación, sin darme tiempo para defenderme de semejante acusación. –"No podemos llegar tarde nuevamente. Nos esperan. "

Era cierto, últimamente estaba mas impuntual que de costumbre. Mal hábito, lo sé y mas cuando la reunión de esta semana era en casa de Lucy, para quien la impuntualidad es una de las formas mas sutiles de faltar el respeto, por eso la detestaba. Por temor a ser recibida con uno de sus tiernos, pero sermones al fin, me vestí lo más rápido posible y volví al salón junto a Daniel, que estaba sentado junto a la mesa tomándose un café.

"Tiempo récord¿no? Creo que rompí mi marca personal." – Me senté junto a él, tomé mi cartera y saqué un espejo. Me vi en el, satisfecha con el resultado de la mascarilla, aunque mas bien creo que los beneficios eran mas psicológicos que reales, pero no quise pensar en ello. Pasé mi mano sobre mi rostro y quedé sutilmente maquillada.

"¿Te gusta maquillarte?"

"Si, me divierte. Generalmente lo hago a mano, bueno cuando no tengo alguien capaz de demandarme por el atraso. ¿Por qué lo preguntas?"

"No sé, es que verte haciéndolo me recordó a Gwen. Unos de mis momentos favoritos del día era verla maquillándose, no porque ella lo necesitara, sino que me encantaba la dedicación y suavidad con que lo hacía."

Gwen Sanders era la ex novia de Daniel. Digamos que ella era su versión de Liam. Estuvieron juntos por casi 2 años. Todos apostaban a que terminarían casados. Pero una tarde Daniel nos dio la noticia. Gwen había conseguido un mejor trabajo en Dallas y se mudaba. Sola. Creo que El aun no lo supera, porque pocas veces habla de ello. A pesar de que yo soy buena para sincerar a las personas, no tuve mucho éxito. Cuando le pregunté, tiempo atrás, por qué habían roto él me miró fijamente y me preguntó:

"¿Crees que todos tenemos a alguien especial, destinado sólo para nosotros?

"Sí" - le respondí, pensando en Liam.

"La tarde en que Gwen me contó de su nuevo trabajo me preguntó lo mismo. Nos dimos cuenta de que nosotros no estábamos ni cerca de ese ideal, eso es todo. Ya sabes que pasó después."

No me dio mas detalles. Supe que a pesar de nuestra cercanía, no era la persona idónea para escucharlo en ese momento, así que le dejé ese trabajo a Tom y Paul, porque entre hombres se entienden mejor. Yo sólo me dedicaría a seguir molestándolo y entreteniéndolo.

"¿Todavía la extrañas?"

"No, Allie. Extraño lo que Gwen representaba, extraño la sensación de amar, de ser amado, de tener y pertenecer a alguien. ¿Entiendes?" - ¡Claro que lo entendía! Yo misma extrañaba esa sensación cada minuto y cada segundo del día.

"Si" – Tomé su mano y comencé a acariciársela.- "Puede sonarte cliché, pero me han dicho esto tantas veces este último tiempo, que ya me lo creo. Dan, cuando menos lo esperes la mujer para ti aparecerá. No tengo dudas. Ella será muy afortunada."

"¿Si? – Me dijo sonriendo, asombrado. Al menos había logrado eso, había sonreído. – "No me lo creo. ¡Lo admitiste¿No se supone que yo soy una tortura para cualquier mujer? – Me preguntó haciendo alusión a lo que siempre le decía para fastidiarlo.

"¡Esta bien, está bien! Por esta noche serás el príncipe ideal y perfecto. ¡Pero no te acostumbres, porque hoy a medianoche vuelves a ser el mismo sapo de siempre!"

"Eres un sol" – Me dijo parándose, guiñándome un ojo y ofreciéndome su mano para seguirlo, tomó la mía y la beso. Y ya que estábamos reconociendo cosas, debo decir que ese gesto de Daniel me gustaba particularmente, pero el por supuesto no lo sabía y yo tampoco se lo diría. Puedo tener secretos¿no?

"Lo sé" – Le sonreí, tomé mi cartera y salimos hacia la tienda de video y luego a la casa de Lucy, donde toda la Pandilla nos esperaba.

El recorrido por la tienda de video fue más fácil de lo que pensé. Nos llevamos tres películas, así nos evitamos la pelea y posterior negociación para elegir la ganadora. Daniel quería volver a ver "Querida encogí a los niños" y yo "Dirty Dancing" y para ver uno de los estrenos nos llevamos una de terror, ni siquiera me fijé en el título, porque para mi son todas iguales, sangre, muerte, fantasmas y demonios.

"¿No te cansas de ver la misma película todo el tiempo?" – Me preguntó apenas puse la carátula de "Dirty Dancing" en mis manos.

"¿Y tú no te cansas de preguntar lo mismo cada vez?"

"¿Cuántas veces la has visto?, mejor dicho¿Cuántas veces me has hecho verla?"

"No sé, no llevo la cuenta, pero todavía no me cansa."

"¡Que consuelo!, Al menos esta vez dejaste descansar a "Cuando Harry conoció a Sally". Debes ser la única persona que la arrienda."

"No importa. La gente de hoy no sabe reconocer una buena película. Además no te hagas el tonto, te he pillado cantando la canción final y moviendo los pies al ritmo de la música. Se que te gusta. Eso demuestra que es buen cine. "

"¿Buen cine?, explícate. Una película no es sólo su soundtrack."

"Es fácil. Para mi el buen cine no tiene que sólo ver con grandes guiones, directores y todo eso. Es más importante que me haga sentir. No pido mas." – Le dije. Cuando vi que se quedaba conforme y hasta pensativo con mi respuesta, me sentí orgullosa y lo mire de reojo casi altaneramente. – "Ahora por favor explícame¿por qué te gusta tanto esa película? – Pregunté tomando la carátula de "Querida encogí a los niños".

"No sé. Creo que con el tiempo el porqué ha cambiado. Cuando era niño siempre me gustó por lo fantástica, por la aventura de atravesar tu jardín convertido en selva, por luchar por tu vida, por luchar por quien amas. No sé, Allie, para mí es una especie de Indiana Jones para niños." – Sonreí. Tenía razón.

"Es linda. Nunca dejas de sorprenderme, querido Dan. Vámonos, antes de que me ponga sentimental y me ponga a llorar aquí mismo."

Una vez en casa de Lucy la noche se nos pasó volando, nos reímos recordando viejos tiempos y planeando nuestras futuras reuniones. Si, había logrado mi objetivo. Me sentía liviana, ligera, libre del efecto de Liam. Me detuve a ver a mis amigos y le sonreí a cada uno llena de agradecimiento.

Lucy bostezaba en el sofá. Mas apartados estaban Paul y Lex besándose. Tom y Karen ordenaban la cocina. Era hora de irse. Busqué a Daniel con la mirada y le hice señas para salir. Esperé que terminara de jugar con Jake,nos despedimos y me llevó a casa. No tenía sentido esperar a Lex, porque seguramente pasaría la noche en el departamento de Paul.

Durante el camino de regreso casi no hablamos. Me sentía cansada y prefería oír la música que Daniel había puesto. Con él no necesitaba buscar tema de conversación. Me sentía cómoda sólo con estar a su lado.

Llegamos y como siempre él se bajó de su auto y me dejó en la puerta de la casa.

"¿Nos vemos mañana?"

"Si, Allie. Necesito alguien que lave mi ropa. La he juntado toda la semana para ti."

"Muy gracioso, Daniel. Mañana te llamo. Que duermas bien." – Le dije a modo de despedida, aunque en el fondo no quería quedarme sola, mejor dicho, no quería que él se fuera.

"Tú también. " – Respondió, dándose vuelta, dirigiéndose al auto. Estaba entrando a casa cuando su voz me hizo darme vuelta.- ¿Allie?

"¿Uh?"

"Me gusta verte bien. Estás mejor así"

"¿Así como?"

"Sin Liam" – No supe que decir. Nada que venía a la mente. ¿A qué se debía ese comentario? – "Siempre fuiste demasiado para él."

Continuará ...