Magia, hechizos y Wargs.-

Disclaimer: Lo que reconozcáis pertenece a George Martin y lo que no... a Tolkien.

N/A: En éste no tengo excusas, es un chorrada lo que he escrito y les vengo a presentar, de ya podéis ir preparando los tomates. Dicho eso: Éste fic participa en el reto #37 ''drabbles de casas mayores'' del foro ''Alas negras, palabras negras''.

Casa sorteada: Stark

Dicen que al inicio de los tiempos, cuando los primeros hombres poblaban la tierra y la creación del muro no era más que un pensamiento en la mente de Brandon el constructor, los Stark ya recorrían el norte en comunidades aisladas de una misma tribu, vivían y morían en la blanca nieve que les veía nacer, enfrentándose a innumerables peligros, al igual que otros hombres, pues en nada se diferenciaban de éstos, salvo que por azares del destino El viejo Huargo los había escogido, viera en ellos alguna cualidad especial… O no viera nada.

Lo cierto es que la lectura de los días en el norte suelen contarse desde que los Stark y los Huargos se hicieran uno, desde que la lengua antigua contara en runas, a orillas del fuego, que los Wargs protegían el norte, que Invernalia se construía con magia, hechizos y promesas inquebrantables en cada ladrillo.

Verdades que los Ándalos transformaron en leyenda local, que los salvajes cantan en las noches de los siglos y que los hombres al otro lado del muro, los Ponienti, tú, en algún punto indeterminado de la historia: Olvidaron… Así como todo lo olvidan.

Son ellos, desde luego: Starks. Los reyes en el norte, los guardianes de un reino ahora perdido, señores de un castillo quemado, y polvo en tierras lejanas. Son Starks, los que vigilan desde sus criptas con espadas roídas, lobos de piedra y susurros bajos, son Starks los que deberían seguir vigilando. Los que no debieran olvidar lo que son. Es magia lo que corre por sus venas, Bran, sangre de los primeros hombres, Wargs por naturaleza.

—¿Por qué crees que siempre debe haber un Stark en Invernalia? ¿Por qué es el lobo Huargo el emblema de tu casa? ¿Qué significa el campo de plata en vuestro blasón? Hay preguntas a las que no encontraras respuestas en estos tiempos, verdades que no conoció tu padre, o el padre de tú padre, verdades que fueron cuentos y cenizas en los labios de alguna vieja.

Son los huargos los que se hicieron hombres, Brandon Stark, no los hombres los que se convirtieron en huargos.

Así que dime, —la voz del último verdevidente era apenas un susurro imperceptible resonando en la oscuridad, Bran bajó la vista hacia el cuenco de doce caras y miró la pasta con desconfianza— ¿Qué es lo que harás ahora, heredero de ruinas?

Tomó la cuchara y comió.