DISCLAIMER: Yuri On Ice no me pertenece.
ADVERTENCIAS: OCC(?), Errores ortográficos, drama y Lemon 16+
Creditos a Omu por la hermosa portada *Corazón que FF no me deja poner aqui :c*
Actualizo Jueves.
Al fic.
Malva.
Te veré después ,señal de un adiós en medio del vaivén, tu sombra se perdió.
.
Los gemidos que inundaban la sala eran tan erráticos y largos que cuando se dio cuenta de los sonidos que salían de su boca, se cubrió los labios avergonzado. Viktor lo miro desde abajo guardando una sonrisa blanca entre sus labios rojizos y abrazo su delgada cintura sintiendo la suave vibración de sus muslos sobre sus piernas desnudas.
—¡Ngh~!
Nikiforov se lamio los labios deleitándose con los quejidos que burbujeaban de la boca de su esposo y contemplo como la saliva se le pegaba en el paladar cada que una embestida lo hacía abrir la boca. Los chorros de saliva corrían de sus labios a borbones, mientras que sus manos alrededor de su cara lo hacía ver realmente lascivo.
— ¡Ah~! ¡Mnh!
Se mordió un labio confirmando que estaba siendo muy ruidoso pero el albino se balanceo hacia adelante y callo su lengua adueñándose de ella. Le acaricio el labio y lo impulso hacia abajo. Bebió de sus ojos contemplándolo atentamente y se embriago al beber de sus labios, mojándolos sobre miel caliente, dulce.
Yuuri gimió suave y se agarró de sus manos entrelazando los dedos. Su cuerpo cimbreante a la luz de la lámpara, y las sombras que danzaban por las paredes en una velada nocturna, eran dóciles al bocado que se tomaba el albino. Mordiendo, chupando y bebiendo, el cuerpo moreno, de un joven de cabellera oscura y obsidiana.
Bebía del pozo que se encontraba en su pecho, sus pezones rojizos, henchidos de placer, y pegaba sus labios calientes mientras que el cuerpo moreno, se estremecía y se agarraba de las sabanas conteniendo el placer que recorría su espalda. Aquella que lo hacia arquear la columna, abrir los ojos presurosos, jadear de improvisto, con fuerza y avidez.
El placer del descoco, carcomía a Viktor, que sin vergüenza, tomaba sus cinceladas nalgas y las apretaba con saña. Infame placer que les atacaba a los dos, mientras que los labios de Yuuri, de su amado Yuuri, se pegaban a los suyos con ternura, sintiéndose en la gloria, como besando el oro, tomando del vino rojizo a media luna.
Su beso, prologándose hasta que el aire faltara, los hizo separarse, mientras que los puentes de saliva, del agua clara de sus bocas, se caía a pedazos, caliente, como magma pura, tocando sus pieles juntas, que se rozaban con pasión y ferocidad.
—¡Ah~ ¡V-V-Viktor!
El aroma brutal, el almizcle de su cuerpo, el sudor del que burbujeaba perfume, lo mareo por un momento mientras que la sonrisa mielada de Yuuri, lo llevaba a acercarse lentamente cuando se impulsaba hacia abajo. El sonido de sus pieles, la vibración de su lozana piel. Viktor tomo las delicias de sus labios de nuevo, lo empujó hacia abajo con avidez, y sintio los dedos de su amante, encarnados en su espalda, con fuerza, abrazándose a él, con sus caderas hacia arriba, y sus labios brillosos de saliva.
Su cabello despeinado, y su parpados bañados en perlas blancas de sudor, le miraban con amor, mentiroso amor disfrazado de tristeza, de pesadumbre o desazón. Sus ojos nublados del dulce placer soltaban lagrimas saladas que rodaban por sus mejillas febriles con lentitud. La iris cobriza de sus ojos, era tan brillante y pura, que sus luceros índigos ser perdían al verlo, hundiéndose en un mar rojizo, y unas manchas marrones, obscuras, lejanas e interminables.
Respiro su aire, bebió de su cuerpo, su boca, sus ojos. Con repetidas embestidas y apretando sus nalgas, hundió la cabeza en su hombro mientras que el miembro de su amante, se pegaba a su vientre vigoroso, caliente e urgido.
Las piernas entrelazadas, entre las mantas purpuras, el calor de la noche, las sombras amatorias del momento, las lágrimas que brotaron de sus ojos, mientras que los gemidos en el lugar aumentaban, el momento justo para terminar con un tierno beso, el roce ingenuo de sus labios, uno contra el otro, intensificándose, como el sello asfixiante del hierro al fuego, derritiéndose con soltura y lentamente.
—¡Nhg! ¡A-Ah!
Unas manos cálidas se adueñaron de su cintura y lo hicieron moverse con rapidez encima de su entrepierna, mientras que sus testículos henchidos de placer, chocaban con ligereza cada que caían. Eróticamente, aplastados con suavidad cada que lo envolvía en brazos, bebiendo de su hombro y de su cuello, su manzana de adán, dejando un pequeño beso, una marca.
El climax llego con estrellas de por medio, un espasmo bestial por su espalda, y un ligero encogimiento de sus hombros y dedos. Su cuerpo se crispo y tembló, entre los acogedores brazos de su amante, que cuidando sus parpados somnolientos, bebía de sus jadeos de nuevo, con un hambre insaciable.
Se dejó hacer, encima de su cuerpo hecho un desastre, uno bonito, de esos que provocan excitación. Él, débil al orgasmo, mostraba su naturaleza. Almizcle, olores mezclados, besos. Yuuri y su cuerpo febril y tierno, se moldeo al pecho de Viktor, y cerro sus luceros, temiendo ver el mañana, y el nuevo horizonte que aparecería ante sus ojos.
Adiós, Adios amor mío.
Yuuri se sentó en la mesa solitaria de su casa y aspiro el silencio del lugar con melancolía acariciando su anillo de bodas y una foto de su matrimonio. Viktor trago saliva mirándolo desde un costado y bajo la mirada enterrando los dedos en sus manos. Yuuri, Yuuri y sus lágrimas, Yuuri y su sonrisa, Yuuri y sus voz, Yuuri y sus ojos…extrañaría todo eso
—Yuuri…
El nipón alzo la mirada sobresaltándose como un pequeño agarrado en su travesura. Miro sus manos y guardo las fotos en el bolsillo de su delantal limpiándose las lágrimas con sus palmas. No quiso mirar al albino, pero por el rabillo del ojo pudo destacar su uniforme y se tragó el nudo de su garganta sintiendo las lágrimas calientes rodar por sus mejillas con delicadeza.
— Yuuri…
Barrió las lágrimas con las manga de su camisa y trago saliva escapándose de sus brazos mientras que divisaba la maleta en la entrada.
—Es…es hora de irse.
Esperar…esperar a que el hombre obstinado vaya a la guerra, mientras que canta su nombre y se muerde los labios para no llorar, sentado en una banca viendo por la ventana el mar, la colina, las flores al caer ¿Cuántos años pasarían?
—No deseo ir…¡No deseo dejarte aquí….!
Desvió la mirada sin tener el valor de mirarlo. El barco llegaría pronto, y a más tardar tendrían que bajar la colina para llegar al muelle. Así Viktor se subiría al barco, le diría adiós con un beso, y partiría sin más.
— Pero…
—Pero es tu deber. — Completo apretando la manija de la maleta— Y también es el mío…si no fuera porque fue asignado al campo de las mujeres… — Su voz y sus matices de rencor quebraron el corazón del ruso.
Lo admitía, y estaba feliz de que fuera así. Que Yuuri, que su esposo, fuera a la guerra con él pagando el servicio militar, le había provocado un vuelco en su corazón. En la cruel y despiadada guerra fría no cabía un cuerpo cimbreante, ni una melena azabache, o unos ojos cobrizos; no cabía el olor a olivos y a vainilla, en la guerra no podía estar un alma como Yuuri, una sonrisa como el horizonte no cabía en la oscuridad de las gélidas noches sin pegar un ojo por miedo a morir.
Cuando supo la noticia de que sería el único que iría, se sintió dichoso, y le oro a Dios pidiéndole las gracias. Las gracias por hacer que su tesoro no se perdiera en la mugre. En el carbol, en la sangre o los gritos. Yuuri merecía estar aquí, en casa pero ¿A qué precio?
Quiso decir algo, pero a la lejanía el estupor reciente fue quebrantado por el motor de un barco que venía recogiendo almas en pena.
Yuuri abrió grande los ojos al escuchar como llegaba el barco y Viktor abrió la puerta agarrando su mano.
—Bajemos la colina.
—¿E-Eh?
Bajemos la colina, el que llegue de ultimo tendrá que darle un beso al otro
El recuerdo incandescente de hace algunos años atravesó su mente como una ráfaga de viento antes de que saliera de casas a pies descalzos. El pastizal a sus pies fue tan nostálgico que las lágrimas volvieron a bajar de sus mejillas mientras que una ola de viento meneaba sus cabellos. Siendo llevado de la mano por su esposo y sosteniendo la maleta, del emparrado de amapolas, lloviendo flores que cayeron a sus pies mientras que corrían sin control cuesta abajo
— ¡A-Ah! ¡V-V-Vamos muy rápido…!
Sin darle crédito a replicar, el albino se rio a carcajadas, su voz grave, su risa que salía desde lo más profundo de su garganta, fuerte y varonil, le saco un sonrojo de bochorno combinado con pena. Las miradas de sus vecinos, los que vivian cerca del muelle, y le regalaban en ocasiones hilo y aguja para tejer la ropa de Viktor, se quedaron asombrados al ver su escena infantil.
Corriendo por la espesura, como locos enamorados, como si no fueran a despedirse, como si apenas se conocieran…
Esto le recordaba al cortejo, a sus intentos. A como el albino tuvo que aguantarse el sermón de su padre cuando le pidió matrimonio, a como en las noches se escapaban y rodaban por las colinas, besándose a las luz de las estrellas….Cuando cayó en cuenta, sus piernas se volvieran ligeras y sonrió dejando las lágrimas hacia atrás.
—Puede que sea hora de irme, pero no hay nada que nosotros dos no podamos lograr juntos Yuuri
No te alejes de mi lado, fue unas de las palabras de hace algunos años, hoy era, Espera por mí.
Cuando llegaron al final, y un sargento comenzó a llamar por lista a sus reclutados, en la colina, sosteniendo una maleta de cuero, Yuuri recibió un beso en sus labios que más que avergonzarlo, le atravesó el alma y le desnudo el cuerpo sin piedad mientras que su mejillas febriles se enfriaban con las dulces palmas de su esposo, y en donde la miel se recargaba entre sus lenguas con pasión y frenesí.
—Viktor Nikiforov
Apretó los parpados, y dos suaves dedos le limpiaron las últimas dos lagrimas antes de que se separan con un jadeo de por medio. La saliva se escurrió por sus labios, y Viktor abrazo su cuerpo moreno con fuerza, antes de separarse, dándole un último apretón.
Cuando subió por la plataforma y entro, Yuuri saco un pañuelo de su bolsillo, se limpió las lágrimas con la nariz rojiza, y la agito meneándole un dulce adiós que más que no oírse, fue el que le dio esperanza al albino, que montado en barco de guerra, se esfumo entre los matices dorados del medio día.
En tiempos de crisis, se reclutan a los hombres de hogar para que le den frente a la guerra, dejando a su amante en casa, en vela, llorando en las noches, esperando su llegada.
¡VENGO CON EL FIC QUE PROVOCARA MAREMOTOS DE LAGRIMAS! XD okno xD JAJAJ muchas gracias por leer hasta aqui. Antes de irme queria preguntarle si desean que no suba las 3 partes si no que más. Me explico, este fic ya estaba acabado y consta de 3 capítulos, sin embargo, el segundo capitulo, son sucesos que pasan en diferentes fechas. Por esa razón pensaba en cortarlas y hacerlo para cada capitulo, así el capitulo no quedaría tan largo, y puedan disfrutar mas del bocado de este lindo fic. Por favor denme su opinión en la cajita de comentarios.
¿Merezco un review? ¡Me encantaría saber que te pareció! OwO
Gateway To Infinite~
