Otro fic hecho en la madrugada y con un montón de asuntos pendientes. Llevo semanas tratando de continuar mis fics empezados, o intentando crear nuevos pero con temáticas diferentes. Éste en particular surgió mientras pensaba en cómo escribir un fic Tokka, aunque el argumento iba a ser muy diferente. Probablemente (Si tengo tiempo e inspiración) se convierta en una serie de oneshoots conectados entre sí. Por lo pronto es solo un fic, Sokka POV, sobre la primera noche que pasan con Toph como parte del equipo. Lamento si encuentran a Toph algo OoC, pues para mí sigue siendo una niña de 12 años (Ruda, genial, inteligente y sarcástica. Pero de 12 años).

Las pertenencias son sólo anclajes al mundo material. No poseo "Avatar: The Last Airbender" ni cualquier cosa relacionada a ello. Lo que escribo es con la única finalidad de liberar lo que hay en mi mente.



"Quizá el hogar sea, por definición, el lugar donde nunca te perdondan,

de modo que perteneces para siempre a ese lugar, al que te ata la culpa."

-Elphaba, 'Wicked'



Lo último en que pensé cuando iniciamos nuestra búsqueda por un maestro Tierra fue que terminaríamos incluyendo en nuestro grupo a una niña rica, mimada… y ciega. Lo sé… es fuerte, y muy independiente… pero no deja de ser raro. Apenas la conocíamos hacía algunas horas y por lo visto tendríamos que pasar con ella laaaargo tiempo hasta que Aang aprendiese lo suyo.

Pensé que le gustaría ser tratada con respeto. O por lo menos tener lo básico al alcance. Supuse (¿Qué voy a saber yo de ésas cosas?) que después de toda una vida encerrada y mantenida, se desesperaría con facilidad al ver que aquí no hay sirvientes ni comodidades ni dinero. Sólo el bosque en el que acampamos, unas cuantas pertenencias y nosotros mismos.

Intenté por todos los medios ser amable con ella, pero cada intento de caballerosidad lo tomaba como compasión. Traté de ayudarla a bajar de Appa y simplemente saltó de la montura y aterrizó en un montículo de tierra que ella misma había levantado; intenté servirle la cena y se molestó y cuando le ofrecí mi tienda y mis mantas para que pasara la noche, alegó algo acerca de mi olor corporal (¡Pero si me baño a diario!) y simplemente se recostó sobre el pasto con sus propios brazos como almohada.

Pasé el resto de la noche observándola, pensando en qué tan difícil sería acostumbrarnos a vivir con ella. Y pensando en lo difícil que sería para ella acostumbrarse a nosotros. Cuando iniciamos el viaje con Aang, Katara y yo no teníamos mucho que perder. Claro, estaba Gran-Gran… y los chicos de la tribu. Pero nuestra madre había muerto, nuestro padre estaba en la lucha y en el Polo Sur no existe más que hielo, nieve y piel de animales. Nada a lo cual aferrarse. Pero ella… Ella lo tenía todo. Un par de padres que la amaban (aunque fuese un amor algo… restrictivo) una casa enorme, riquezas y poder. Ella podía controlar un elemento, y es algo de lo que nunca podría presumir yo. ¡Incluso su propio maestro admitía que ella era la mejor! (¡Esa malcriada derrotó a mi ídolo! ¡A La Roca!). Ella nunca ha sabido lo que es tener hambre, lo que es tener frío o tener que dormir bajo la lluvia. Nunca ha experimentado el dolor de ver morir a un ser querido. Me preocupaba pensar cuán difícil será para ella vivir con nosotros.

Suspiré cuando recordé unas palabras cruciales que ella mencionó en su casa… "Tengo 12 años y nunca he tenido un verdadero amigo". No es como si yo tuviese muchos amigos, pero tenía a mi hermana, que es la mejor amiga que alguien pudiese desear. Y ahora que viajábamos con Aang, el pequeño calvito se había convertido en un hermano más para mí. Y cuando intenté, por un instante, imaginar mi vida sin ellos sentí un escalofrío. Simplemente valía la pena sacrificar ciertas comodidades de la vida con tal de permanecer a su lado. Otro comentario de ella hizo eco en mi memoria en ese instante, el hecho que sus padres la habían mantenido oculta del mundo, y que ella difícilmente conocía otros lugares aparte de su casa y el escenario de sus luchas como "La Bandida Ciega".

La noche seguía su curso y yo no podía dejar de observarla. Cada minuto que reflexionaba sobre su vida me daba más y más curiosidad. Cómo es que teniendo todo lo que alguien puede desear, desde otro punto de vista no tenía nada. Cómo es que dejó todo lo que conocía atrás para buscar eso que aún no conocía. Definitivamente la chica me causaba curiosidad… y admiración.

Cerca de la madrugada, y justo cuando estaba por rendirme ante el sueño, la chica repentinamente comenzó a moverse. Parecía que estaba teniendo una pesadilla. Me estaba preguntando cómo sería soñar para alguien que no puede imaginarse las cosas cuando escuché un pequeño sonido proveniente de ella. Me acerqué lo más lenta y silenciosamente que me fue posible y me puse en cuclillas a su lado, mirándola. Dormía de costado, con los ojos ligeramente abiertos y con los brazos y las piernas recogidas en su pecho. Temblaba ligeramente, y el sonido que me había atraído antes no era más que un ligero sollozo. Pero fuera de eso, ella no daba más indicios de estar despierta.

-¿Toph?- La llamé suavemente. Me sentía culpable por despertarla, pero consideré que era mejor eso a que ella continuara su pesadilla. Se estremeció un poco por el sonido, sin despertar completamente, y cerró los ojos fuertemente, con lo cual se derramaron un par de lágrimas que recorrieron su rostro hasta llegar al suelo. –Toph…- Volví a llamar y ésta vez el sollozo terminó abruptamente y ella abrió los ojos. –Soy yo, Sokka…- le recordé en caso de que no me reconociese. Ella simplemente giró su cuerpo, dándome la espalda y se acurrucó aún más sobre sí misma. -¿Estás bien?- Pregunté y mi única respuesta fue ver cómo ella sacudía la cabeza en un silencioso (y mentiroso) "si".

Era difícil creer que ésta pequeña había pateado a los más poderosos maestros Tierra, y sería ella misma quien le enseñaría a Aang dicho elemento. Verla ahí, acurrucada y sollozando me recordó cuando Katara, varios años antes, despertaba llorando en medio de la noche, y por más que le preguntara el por qué, ella seguía llorando hasta que caía rendida en el sueño. Entonces se me ocurrió la razón por la que nuestra nueva amiguita podría estar así.

-¿Extrañas a tus padres?- La chica simplemente sacudió su cabeza, ésta vez en forma negativa. Suspiré. –En realidad no cambió de opinión tu padre… Te escapaste ¿No es cierto?- Ella no se movió. -¿Sabes? El padre de Katara y mío también está lejos. Nos dejó para poder unirse a la guerra, y mi hermana y yo lo extrañamos todo el tiempo- Acerqué mi mano a su hombro y lo acaricié suavemente. Al principió sentí su incomodidad, pero después se relajó un poco. –Sé que no somos ricos e importantes como tus padres, pero espero que con el tiempo nos veas como buenos amigos. Aún no te conocemos muy bien, pero ya eres parte de nuestra pequeña familia.- Pude escuchar un nuevo sollozo y de pronto se giró nuevamente, quedando de frente a mí. Era difícil creer que fuera ciega, pues parecía como si me estuviese mirando directamente a los ojos. Aún tenía algunas lágrimas corriendo por su rostro y su nariz y sus labios estaban sonrosados por el llanto. Sonreí. Definitivamente me recordaba a la pequeña Katara. –Intenta dormir- Toph asintió y se acurrucó cerrando los ojos. –No te preocupes, no le diré a nadie- Al escuchar esto último, ella suspiró lo que me pareció un "Gracias" y sonrió ligeramente.

Casi amanecía cuando por fin ella se quedó dormida y yo me preparé para hacer lo mismo. Definitivamente las cosas iban a cambiar mucho en nuestro grupo con la adición de un nuevo miembro. Y algo me decía que el cambio sería para bien.


Espero que les haya gustado. Agradecería enormemente cualquier comentario/crítica/sugerencia. Sobre todo por que terminé de escribir esto a las 5:20 am y necesito saber si es coherente XD.

Dedicado a todos los fans del Tokka, aunque nuestra esperanza haya muerto con los nuevos capítulos. Gracias nuevamente por leer.