Disclaimer: los personajes de Orgullo y Prejuicio pertenecen a Jane Austen


Este fic participa en el reto "Familia Bingley" del foro "Las sombras de Pemberley".Que consistía en escribir un fic sobre un miembro de la familia Bingley. Yo elegí a Caroline Bingley.


Reencuentro


La vida había tratado muy bien a Caroline Bingley, o al menos hasta que toda su empresa, que consistía fundamentalmente en casarse con Fitzwilliam Darcy, había fracasado a causa de Elizabeth Bennet. Tras eso, Caroline se había marchado lo más lejos posible de su familia ya que, para realizar su deseo, había recurrido a engaños y a tácticas que no eran dignas de una dama de alta alcurnia.

Pero, aunque nunca lo aceptará frente a otras personas, Caroline se encuentra a gusto. Consiguió una pequeña casa en el campo, desde donde va al pueblo cada día a comprar las cosas necesarias para su alimentación.

Nunca se había planteado volver a ver a su familia, es más, tenía pánico a enfrentarse a ella. Sabía que su hermano Charles no le tendría rencor, su esposa era otro tema. Jane Bennet, quien se había casado con su hermano, había aprendido a no confiar en ella. Eso era un problema, el otro residía en el matrimonio amigo de su hermano, Elizabeth y el señor Darcy.

Estaba segura de que ninguno de los dos quería verla, ni en pintura. Aunque no les faltaba razón Caroline estaba segura de que ni se les había pasado el perdonarla por la cabeza.

Pero claro, ahora su perspectiva había cambiado. James, un apuesto caballero que vivía en el pueblo, había quedado prendado de ella y, después de varios intentos, Caroline había caído rendida a sus encantos aceptando la proposición. El problema era que James le había pedido conocer a su familia con tanta insistencia que la mujer había aceptado a sabiendas de que había una opción de que su familia no la aceptase en su casa.

Caroline había intentado advertir a James de la relación con sus familiares, pero su prometido había hecho oídos sordos a todas sus advertencias insistiéndole en que su familia la recibiría con los brazos abiertos y se alegraría por ella. La mujer dudaba ambas cosas, pero James era demasiado optimista y tenía demasiada buena opinión de ella como para que Caroline se la destrozase contándole lo que le hizo a su hermano y a su amigo.

De todas maneras le quedaban aún varias jornadas de viaje para decidir lo que haría cuando llegase a la casa de su hermano. Obviamente no podía avisar de su llegada, ya que corría el riesgo de que se fuesen o de que estuviesen preparados para echarla, así que era mejor llegar de sorpresa. Tampoco debía hacerle ninguna puya a la esposa de su hermano ya que podría abrir viejas heridas que aún no habían terminado de cicatrizar.

El día que llegaron hacía un sol abrasador, lo que hizo que le sobrase ropa por todos lados, pero aun así debía mantener la compostura, así que subió los escalones de uno en uno, cogida del brazo de James. Cuando llamó a la puerta, le sorprendió ver que ninguna criada abrió la puerta, si no que fue la propia señora de la casa, Jane Bingley, quien la abrió la puerta con una sonrisa. Pero cuando la vio, la sonrisa se convirtió en una mueca seria.

—Buenas tardes, señora Bingley.