"Inversa."

B.B. Asmodeus.

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Fandom: Gotham (2014).

Parejas: Jim Gordon/Bruce Wayne.

Rating: S de Sabroso.

Resumen: Aun con un doble homicidio que nunca sucedió, Jim y Bruce encuentran una forma de cruzar caminos. A.K.A. el fic donde los padres de Bruce no murieron, y aun así, la historia parece repetirse.

Continuidad: Este fic comienza en un punto difuso de la Temporada 3, sólo porque quiero a Bruce más maduro, y crecidito. Grrr. Este fic es una realidad alterna de las dos temporadas pasadas de Gotham, y tomaré en cuenta la mayoría de los hechos y las tramas del canon, sólo con ligeras modificaciones. El centro de esta idea, que me atacó ayer por la noche, es principalmente explorar a Bruce no siendo un huérfano, y aun teniendo los mismos conflictos personales y tendencias obsesivas que lo guían en el presente canon. Agréguenle a eso la incertidumbre "¿Alfa!Jim y Beta!Bruce se hubieran conocido, aun sin el asesinato de los Wayne de por medio?" AKA Te Encontré, a la Inversa.

Este fic es el resultado.

Nota importante 1: Mi Martha Wayne no es la misma de la serie, sino la versión de "Batman vs Superman." Simplemente, porque desde que vi una fotografía de David Mazouz con Lauren Cohan, me quedé impactada con su increíble parentesco físico.

(¡) DEDICATORIA (¡): Precisamente estábamos platicando sobre cómo Alfred no sabe cómo criar adecuadamente a Bruce, mi querida Violette Moore, cuando yo ya había tenido esta idea en mi cabeza. ¡Fangirlear contigo sólo hizo la idea crecer y terminar de explotar en mi cabeza! ¿Qué tal un fic donde, de hecho, Bruce tiene una madre que NO le deja hacer lo que le pega en gana? ¡Por eso te dedico este fic! ¡Gracias por tu maravillosa disposición! Siempre es genial platicar sobre los personajes de este loco fandom contigo. ;)


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1.

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"No hay otra salida,

más que atravesar el humo."

-Zayde Wolf. "Walk through the fire."

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Jim tomó una copa de champaña de la ofrenda del mesero. Continuó caminando entre los invitados de la gala, sin estar particularmente interesado en el evento.

El champaña, por lo menos, era de mejor calidad, a lo que estaba acostumbrado.

Encontró a Lee charlando en la barra con una pareja. Lucía hermosa con su vestido olivo, y la mujer que estaba con ella le daba buena competencia. Por lo menos, desde el ángulo que Jim tenía. El hombre era mayor que ambas acompañantes, cubierto en canas, aunque su apariencia era impecable. Precisamente, mientras Jim se escabulló de la línea de visión del grupo, escuchó las carcajadas de los tres resonar hasta sus oídos.

¡Ah, por ahí! Un balcón. Perfecto.

Suspiró, al tener aire fresco sobre su rostro. Jaló del cuello del tuxedo. Dios, como los odiaba.

"Tampoco fanático de trucos de magia, asumo."

Jim brincó. Al buscar la fuente de la voz, la encontró en el espacio de su derecha, en el extremo final del balcón.

Era un joven.

"Lo siento, no sabía que estaba ocupado."

"Difícilmente puedo ocupar todo el espacio yo solo." La silueta, en similar atuendo, caminó una porción de camino, hasta que la luz del salón revelara sus facciones. Definitivamente, era un joven adolescente.

Jim aspiró.

Y Beta.

No estaba lloviendo, pero aun así, el aroma a yerba húmeda llenó sus fosas nasales. Jim volvió a jalar de su cuello—ahora, por razones distintas.

"Aunque, si requiere de un momento a solas, puedo irme."

Jim negó con su cabeza. "Nah. Sólo necesitaba aire fresco." El cabello castaño hacia contraste con la piel pálida del muchacho. Su complexión era delgada, más delgada que la de Jim. El Beta estaba en esa etapa donde tu cuerpo no sabía para donde estirarse, exactamente. Sus ojos eran oscuros, pero era difícil definir un tono desde esta distancia. "Y estás en lo correcto. No le tengo mucha fe a la magia."

De eso se trataba el evento de caridad de esta noche. Trucos de Magia para recaudar fondos para tratamientos de niños con cáncer… o algo así. Jim admitía que no había prestado mucha atención, ante los chantajes emocionales que su amiga había aplicado para obligarlo a acompañarla. Recordaba que era un evento involucrando a la Fundación Wayne.

Los Wayne.

Hasta ahora, Jim no les había visto ni la sombra.

"Puedo decir que yo tampoco." El joven murmuró. "Son ilusiones ópticas, más que nada."

"Déjame adivinar. ¿Científico de corazón?" Debía de tratarse de uno de esos niños aplicados, más interesados en los libros que en los videojuegos.

El Beta se encogió de hombros. Jim notó que el cuerpo del chico se había estado aproximando a él con sutilidad, mientras conversaban. "Soy hijo de doctores."

"Bueno… Prefiero la ciencia precisa, que a charlatanerías. Tengo que, con mi trabajo." Jim tomó el resto del champaña.

De repente, el aroma a ozono se acercó a pocos centímetros. Los brazos del Beta se recargaron en el vidrio elegante del balcón. "¿Cuál es su trabajo?"

Vaya. Jim admiró la falta de pena. "Um. Soy un Detective de la Policía de Gotham." Jim se recargó en dirección opuesta, dándole la espalda al balcón. Mantuvo contacto visual con el chico, sin embargo, y por ello fue testigo del brillo asombrado en la mirada del Beta, cuando escuchó su respuesta.

"Es un trabajo verdaderamente admirable, entonces."

Hacía mucho tiempo que Jim había escuchado algo así, en aire sincero y no sarcástico. Le sacó una sonrisa de su boca.

"No lo recomendaría." Murmuró.

"Doy gracias por sus servicios, de todas maneras." El Beta le imitó la curvatura de una pequeña sonrisa. "Lo reconozco ahora de los artículos de periódico que ha protagonizado, Detective Gordon. Mi padre y yo hemos seguido sus intentos por limpiar la policía."

"¡Jim! ¡Ahí estás!"

Entre la revelación del chico, y el llamado repentino de Leslie, la cabeza de Jim se atascó queriendo atender a ambos. Leslie se les unió en el balcón. No estaba sola.

"Hay alguien a quien quiero presentarte."

La mujer que acompañaba a Leslie, sonrió con labios anchos, dulces en disposición. "Parece que Bruce se nos ha adelantado."

Jim se sintió como tonto, entonces. Miró el rostro de la mujer, y se sintió como un verdadero tonto, por no haberla reconocido antes. "Buenas noches, Madame."

La dama en cuestión alzó una oronda ceja castaña. Lució impresionada. "Buenos modelos. Me gusta esa parte."

"El Detective Gordon estaba contándome sobre sus procedimientos de investigación que utiliza en la Fuerza Policiaca."

"Bruce, no interrumpas, cariño." Martha Wayne—¿Ex-Wayne? ¿Viuda de Wayne? El estatus de la mujer todavía flotaba incierto desde la desaparición de su esposo—le mandó una mirada breve a su hijo—Oh, mierda.

Bruce.

Jim volteó a ver al Beta, quijada apretada.

Bruce Wayne. Todo este rato, había estado platicando con Bruce Wayne. Porque así era su suerte.

"Jim es el amigo, del que te he estado hablando, Martha." Leslie jaló del brazo de su amiga para acercarla a Gordon, y que así, los dos pudieran saludarse de mano.

"Jim Gordon."

"Martha Kane. Un placer. Por lo que he veo, ha conocido a mi hijo."

Ahora, juntos. El parecido entre madre e hijo fue inconfundible. Bruce estaba a la altura de su madre. Ambos tenían la misma sonrisa, los mismos ojos y el mismo cabello. Jim asintió, atolondrado. Al igual, que acorralado.

¿Conque esta era la famosa amiga, que Lee había estado queriendo presentarle, todo este tiempo?

La pregunta era, ¿cuándo había perdido Lee, la cabeza?

El vibrar de su teléfono móvil fue un llamado de los ángeles. Jim buscó por el aparato al instante. Ignoró el puchero de los labios de Lee. Pidió alejarse para responder.

Era Bullock. "Jimbo. Tengo una pista en el asalto al banco."

"Pasa por mí."

"Ya estoy afuera, Cenicienta. No olvides tu zapatilla de cristal."

Rolando sus ojos, Jim volvió a guardar su móvil en su bolsillo. Retornó su atención a su compañía.

Usó la excusa más cliché. "El deber llama."

Martha nunca perdió su clase. "Cuídese las espaldas, Detective. Tendremos otra oportunidad para conocernos mejor, estoy segura."

Jim asintió. Conectó su mirada brevemente con el más joven de los Wayne—no lo pudo evitar. Quiso una última olfateada de su aroma. Bruce, pareció tomar la conexión por algo más, porque el joven avanzó un paso en su dirección—

-Date la vuelta. Ahora. No hagas el ridículo.

Jim se forzó a salir del salón.


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Al siguiente día, Jim estaba desvelado, pero en su escritorio a las 8:00 AM. Fue allí donde Lee lo encontró.

"Buena salvada la de anoche, tramposo."

Jim bajó su periódico. "¿En verdad intentas arreglarme en una cita con Martha Wayne?"

"Martha Kean. Está divorciada, ¿sabes?"

"No." Jim frunció el ceño. "No lo sabía, de hecho. ¿En serio?" Era difícil de digerir. ¿Cuándo había tenido oportunidad la mujer? Thomas Wayne había desaparecido apenas seis meses atrás.

"Pocos lo saben, pero Martha y Thomas ya estaban separados desde antes… de lo sucedido. El divorcio había estado en proceso."

A Jim no le sentó bien. "Pobre chico." Fue raro pensar en Bruce. Le sorprendió. Y por su cara, a Lee también.

"Créeme, Bruce es un muchacho bastante maduro."

Jim resopló por sus narices. "Por favor. Es un adolescente, no un robot, Lee."

"¡En fin!" Lee se sentó en la orilla del escritorio. "No desvíes el tema, Jim. Martha mencionó que le gustaría ir al cine esta semana. ¿Qué dices?"

"Estás loca." Jim volvió a levantar el periódico. "No voy a salir con Martha Kane—Wayne—Lo que sea. No va a suceder."

"Pero, le gustaste, Jim. ¡No seas bebé! ¿Tanto se incomoda una mujer con influencia?"

"Pues, sí." Jim se encogió de hombros.

"Vamos, hasta pareciste dar una buena impresión con Bruce. Ya tienes puntos a favor."

"¿Por qué la terquedad?" Jim suspiró "¿Por qué no sales tú con ella, si es tan genial?"

Lee le quitó el periódico y le dio con él en la cabeza. "Tengo novia, tonto. Ya lo sabes."

Que si no.

"No tienen que ir solos, ¡podemos hacer doble cita!"

"Dios, no." Escalofríos lo cubrieron. "Sé que te sientes culpable por andar con mi ex, Lee. Pero esta no es la manera de ganar mi perdón."

"Eres imposible." Lee se levantó, justo a tiempo para la llegada de Bullock. "Entonces el martes, a las siete en el Gotham Cinema, ¿verdad? Ya lo acordé con Martha."

"¿Qué?" Lee ya estaba huyendo en risillas, dejando a Jim con la boca abriéndose y cerrándose. "¡Esa maldita mujer!"

"¿Sigue con las citas a ciegas?"

Jim sobó sus sienes. "Dime que tienes algo sobre el escape de Arkham."


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"Bruce, pies abajo de la mesa." Su madre entró al comedor vestida para matar. Bruce rodó sus ojos, pero atendió a la petición. "Alfred se quedará contigo esta noche."

"Extraño la Mansión."

Observó la espalda de su madre endurecerse mientras las mujer recaudaba un vaso con agua. "Hemos hablando al respecto, Bruce."

"Dijiste que regresaríamos una vez que la prensa se calmara. Cuando eso sucedió, dijiste que regresaríamos cuando terminaran las reparaciones del lugar. Pues, ya se acabaron. Quiero ir a casa."

"Estar en casa no depende del lugar." Vehemente, y apasionada, siempre era Martha, cuando se trataba del tema en cuestión. Desde la desaparición de su padre, Bruce no había pisado el suelo de su viejo hogar a órdenes estrictas de su madre. Al principio, por respeto más que nada, Bruce había cedido a la necesidad de su madre por tenerlo bajo su completa vigilancia. No obstante, hasta el respeto no tenía lugar para obediencia ciega. "Bruce. El penthouse está mejor adaptado para llevar una vida acorde a ti, que esa vieja casa llena de fantasmas."

"¡Quiero regresar!" Bruce se levantó de la mesa.

"¿Para qué?" Los ojos se hacían más verdes cuando se sentía indignada. Sujetaron los de su hijo en intenso duelo. "¿Para qué te infectes con la misma obsesión que estuvo guiando a tu padre, todos estos años?"

"Esa casa es mía por derecho de nacimiento. Si no me permites regresar, tomaré otras vías para lograrlo."

La boca rosácea de Martha se abrió en sorpresa. Su bello ceño se torció con toque amargo. "No intentes chantajearme, hijo mío. No ganarás."

Permanecieron en perpetuo enfrentamiento hasta que Alfred apareció por el borde de su ojo. El hombre desaprobaba de la constante riña entre los dos. No había rato donde no reprimiera a Bruce al respecto, aunque al final, solía salir a la defensa del Beta ante Martha.

"Ma'am. Su chofer está aquí."

Bruce no preguntó a donde iba. Su madre no ofreció la información, tampoco. Probablemente en otro intento de cita con el Detective Gordon… Bruce no quiso pensar mucho en ello. Martha le dio un beso en la frente, porque odiaba irse del penthouse sin tratar de hacer las paces. Bruce fue recíproco en el abrazo de despedida, aunque su mente ya estaba en otros planes.

"Yo también saldré, Alfred." Anunció, en cuanto estuvo seguro que su madre ya se había marchado.

"Iré a preparar el automóvil, entonces."

"No te molestes." Bruce ya estaba dirigiéndose al elevador del lobby. "Quiero estar a solas. Iré a la biblioteca."

Alfred detuvo el cierre de las puertas del elevador con su mano. "De ninguna manera irás a solas, chiquillo. Recuerda nuestro trato."

"Sólo será por un rato, lo prometo."

"¿Irá a buscar a la Srta. Kyle, otra vez? Sabe que a su madre no le agrada."

Bruce produjo un gruñido. "Regresare en un par de horas. Tengo mi móvil. Te llamaré en caso de cualquier cosa."

Alfred terminó suspirando. "Si no está aquí a las 9:00, llamaré a su madre."

No, no lo haría. Pero Bruce asintió, aliviado cuando las puerta finalmente se cerraron.

Se dirigió a Los Estrechos. Al llegar a la guarrilla de Selina, la chica no estaba por ninguna parte, pero, Ivy Pepper, sí.

No tenía buena noticias.

"La arrestaron esta mañana. Estábamos en el sótano con los hongos, cuando llego una manada de policías." La pelirroja estaba buscando entre las pocas pertenencias de Selina, por algo de valor para vender. "La tienen en la estación por ahora, pero si no se paga la fianza antes de las 24 horas—"

"Yo me encargo." Bruce no tenía mucho dinero consigo, pero tendría que pensar en una alternativa una vez que llegara al lugar. Podría negociar, por lo menos. Podía hacer algo para ayudarla, eso lo sabía.

Ivy lo acompañó al viaje hasta el precinto. Bruce había entrado en una sola ocasión en compañía de su madre, para reportar a su padre como perdido. Había permanecido sentado todo el rato, viendo a su madre alegar con la oficial encargada de la recepción.

Había gente, había movimiento, habían gritos, sonidos de máquinas de escribir, teléfonos sonando—el precinto fue un caos para sus sentidos. Hipnotizado, Bruce se introdujo con cautela. Buscó por las celdas. Al localizarlas, se apresuró a llamar la atención de alguno de los oficiales.

"Disculpe. Quiero información—"

"Habla con la oficial Marshall." Y el gordo policía lo dejó en pleno enunciado, sin mirar atrás.

"Saco de patatas inservible." Ivy murmuró entre dientes. Bruce tenía que admitir que el oficial sí lucía como tal. "Iré a buscarla."

Bruce rodó sus ojos al ser dejado solo. Exploró la multitud. No quería una repetición. Sería mejor evadir oficiales de bajo rango. Tenía que hablar con la cabeza del juego. El Capitán, o un Sargento. Comenzó a subir las escaleras, no muy seguro a donde lo llevarían. Admitió no estar tomando atención por donde iba, torciendo su cuello entre querer encontrar la cabeza de Selina en las celdas, y ver cuál era la oficina del—

"¡Uf!"

Bruce sintió su cuerpo colapsar con otro, y en consecuencia perder el balance. Intentó sujetarse, pero el barandal estuvo muy lejos. Sus talones lo empujaron hacia atrás, avisándole de lo doloroso que sería la caída.

"Demonios—¡Te tengo!"

Bruce parpadeó. La imagen frente a sus ojos, no cambió.

Jim Gordon lo tenía rodeado con sus brazos.

"Detective."

"¿Bruce?"

Bruce apretó sus dedos sobre los hombros del Alfa. Cielos, su olor. Bruce respiró hondo. "Pensé…" -que estarías con mi madre. Carraspeó su garganta. "Gracias."

"¿Qué haces aquí?" Los brazos del detective lo habían rescatado al apoderarse de su espalda. Bruce no había tenido a un extraño a tan cercano contacto. "¿Estás bien? ¿Está, tu mamá, bien?"

"Si, sí." Bruce rio en nervios. Sintió los brazos de Gordon deslizarse de su cuerpo. "Lo siento, no estaba viendo por donde iba."

"Lo noté." Una breve sonrisa, se manifestó. "¿Qué haces aquí?"

"Cuatro preguntas en menos de treinta segundos. Usted, es definitivamente, un detective."

Gordon recogió el fólder que había estado cargando, antes de éste salir volando. "Sólo pregunto, para saber si puedo serte de ayuda."

Un caballero, su madre diría. "Selina Kyle es un amiga mía, estoy buscándola."

"¿Otra vez?" Oh. Sonaba a que Jim la conocía. "¿Qué hizo Cat ahora?" El hombre entonces, pareció recordar las palabras del Beta. "¿Selina es tu amiga?"

"Así es." Bruce levantó su mentón. "Vine a encargarme de su fianza."

Jim lo miró analíticamente, por un instante. "Ven acá."

Bruce fue llevado a lo que pareció ser el escritorio donde el Detective trabajaba. Lo invitó a tomar asiento en su silla, mientras él mismo se encargaba de buscar por Selina. La espera no fue larga. Primero escuchó la voz quejumbrosa de la Alfa, antes de verla.

"¡No sabía que tenían esa mercancía en su estúpido sótano, lo juro! ¡Sólo fui a cobrar dinero que me debían! ¿También es eso, un crimen? ¿Querer tener dinero para comer?"

"Depende si tu dieta incluye hongos alucinógenos." Jim la tenía esposada, pero no fue duro en su trato. La guio hasta donde Bruce se encontraba. "En todo caso, no te preocupes. Estás libre."

"¿Pagaste la fianza?" Selina miró a Bruce con incredulidad. Cuando Gordon le removió las esposas, la chica comenzó a sobarse sus muñecos. "Genial. Ahora te deberé un favor."

"De nada." Bruce refunfuñó.

"No seas malcriada." Fue lo que Jim agregó. "Tu amigo estaba preocupado por ti."

"¿Cuánto le… debo, Detective?" Bruce se puso de pie. Selina estaba sonriendo de manera maliciosa. Demonios. ¿Estaba sonrojado, o algo así?

"No será necesario."

Ante eso, hasta Selina giró su cara en la dirección del Alfa. "Whoa. ¿Habla en serio?"

Jim colocó sus manos en sus caderas. "Te arrestaron por estar en el lugar equivocado. Pero sí sucede de nuevo—"

"¡No sucederá!" Selina se apresuró a prometer. "Bueno, me gustaría decir que fue un placer, pero… no lo fue. Te huelo luego, Gordon." Selina no esperó a que el Detective se arrepintiera, para pegar fuga. Bruce no fue tan rápido en descender por las escaleras.

"No tenía que hacer eso."

Jim caminó hacia Bruce, hasta que poca distancia fuera la que los separara. "Selina se mete en problemas por los más estúpidos de los motivos. Pero, la conozco desde hace un par de años. No es una mala chica."

Bruce sintió ligereza al escucharlo. Era la primera vez que alguien compartía su opinión sobre su amiga. "No lo es. En verdad que no." No supo que lo poseyó, pero su boca siguió trabajando sin conectarse a su cerebro. "Mi madre la odia."

Las cejas del Detective se levantaron. "Puedo ver por qué. No creo que Selina sea lo que tu madre tenga en mente para novia de su hijo."

"¿Qué? ¡Oh, no! No somos—Sólo somos amigos."

"Oh." Jim siguió observándolo con detenimiento.

"Y si mi madre se tomara cinco minutos para preguntarme, estaría en paz con saber que nunca tendría interés en Selina… o por otra chica, de hecho." ¿Por qué seguía hablando? Esta vez, el calor de su rostro fue verdadero y nefasto. "Gra-gracias, Detective Gordon."

Una mano ajena sobre su hombro lo detuvo. "Oye." Ante el llamado de su nombre, el Beta intercaló miradas. "Está bien. Deberías decirle. Es tu madre."

Habían muchas cosas que Bruce debería decirle a su madre. Comenzaba y terminaba con su investigación privada de la desaparición de su padre. Pero, Martha Kean no quería saber nada de lo que había causado la desaparición de Thomas Wayne. "Pensé que estarías con ella." El susurro se manifestó con tinte de reproche. "Salió a una cita, y pensé… que estarías con ella."

"Ah." Una mueca torció la mitad de las facciones del oficial. "No lo tomes a mal, pero no estoy interesado en ella. Además, no sería bueno para alguien como tu madre, Bruce."

Fue el turno de Bruce de inspeccionar al Detective. Decidió tomar una hoja del libro de Selina y ser aventurero. "No entiendo por qué dice eso. Sólo veo perfección, desde aquí."

Los ojos del Detective se engrandecieron. Bruce sonrió.

"No se preocupe. No me convertiré en un acosador, o algo así."

"No… Yo… Em." Gruesas feromonas se desataron, en inversa a lo que las palabras no pudieron comunicar. Bruce inhaló Alfa-Alfa-Alfa. "Mierda."

"¿Usted cree que…?" Fue un mensaje penetrado en la esencia del Alfa lo que le impactó. Sus propias feromonas despertaron, alertas, emocionadas, como lo había estado en el baile de gala. "¿…que seamos—?"

El Alfa despegó su cuerpo en entero de Bruce. La ausencia fue una bofetada. Bruce lo siguió, porque fue su instinto.

"No." Gordon gruñó. "Deberías irte."

"Somos Compatibles."

Jim emitió un gemido conmocionado. "Que me parta un rayo."

Bruce se congeló. "No debe preocuparse. No lo molestaré, si eso es lo que le preocupa. Es sólo que… nunca he sentido una Compatibilidad tan fuerte." Al principio, Selina había activado ciertos instintos en su persona, y luego, había conocido a Alexander Luthor en su incompleto semestre en Princeton. Pero, esto, este sentimiento ardiente en su esqueleto, fue novedoso. Encontraba a Jim Gordon, sin duda alguna, el hombre más apuesto en el que había posado sus ojos. "Me disculpo. Lo dejaré en paz."

Retrocedió, fiel a su promesa.

Encontró las escaleras.

El Detective Gordon, en ningún momento, intentó detenerlo.


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La Mansión estaba oscura.

"¿Por qué no está sucia, si está abandonada?" Selina quitó sabanas al azar revelando los muebles de la sala que Bruce consideraba su verdadero hogar.

"Porque no está abandonada. Regresaremos." Bruce, sin duda, regresaría. Ya estaba harto de esperar. "Ivy, y tú, pueden quedarse aquí por unos días. Es más cálido que tu choza." Empezó el fuego en la chimenea con la madera que no habida sido usada en seis meses. Había electricidad, agua, y gas. Compartió la contraseña de la alarma sólo con Selina, y el trato a cambio era, no robar nada.

"Tengo hambre."

"Debe haber comida enlatada en las alacenas."

Ivy los dejó a solas en la sala para ir en búsqueda de la cocina. Selina se estiró sobre un sofá, aplaudiendo cuando la chimenea comenzó a prender. "Así que, ¿me vas a contar que te traes con Detective Blondie?"

El apodo lo hizo sonreír. "¿Lo haz llamado así en su cara, alguna vez?"

"¡Claro! Sabe que es de cariño."

"No lo sé. Supongo que no es nada."

"Oh vamos, estabas temblando de las rodillas frente a él."

Bruce sintió enrojecerse. ¿En verdad había sido tan obvio? "Lo conocí la semana pasada. En una gala de mi madre. Platicamos un rato. Es… gracioso."

"Es un Alfa."

"¿Y?"

"¿Y? Oh, bien. Déjame iluminarte. Gordon es terco, tiene un humor negro si le buscas, y no tiene vida aparte de su trabajo. Ah, ¿y ya mencioné sus tendencias suicidas? Dios, si supieras cuantas veces he visto al hombre ser disparado, por tratar de ser noble y heroico. Todos los demás policías lo odian."

"Si tratabas de darme una mala impresión de él, no creo que lo estés haciendo bien."

Selina se levantó del sofá, para hincarse a su lado frente a la chimenea. "Gordon está un poco loco, Bruce. Es lo que te quiero dejar claro. Hay rumores de que mató a Galavan él mismo, en lugar del Pingüino."

Bruce la miró en asombro. "¿Qué?"

Selina pausó. Luego, rodó sus ojos. "Él fue quien ayudó a tu padre a escapar del secuestro de Galavan. O por lo menos, estaba en el escuadrón que se encargó del asunto. Al parecer, Galavan amenazó con matar al entonces-novio de Gordon, y tenía vendetta personal con él."

"¿Cómo sabes todo esto?"

"Porque… Puede que le haya ayudado a infiltrar la torre donde se escondía Galavan."

"Nunca me lo dijiste. ¿Ayudaste a rescatar a mi padre?"

"No es para tanto. Le debía un favor a Gordon. Nada más." Típico de Selina, tratar de minimizar su participación en algo considerado.

"Con razón mi padre siempre procuraba seguir su trabajo. Me pregunto… Me pregunto sí llegaron a conocerse."

"Ése no es el punto." Selina gimió con impaciencia. "Bruce, Jim Gordon significa problemas. No te recomendaría que te metieras en su órbita."

"¡Te ayudó! Y sólo por lo que me has contado, puedo adivinar que te ha ayudado en previas ocasiones. Eso, difícilmente, lo hace una mala persona—"

"¡Es demasiado intenso, hombre! ¡Todo lo toma en serio! Arranca cabezas primero, y hace preguntas después. ¿En verdad quieres enredarte con un Alfa tan arraigado en su bestia interna? Pensé que esos no eran tu tipo."

Bruce hizo una mueca. "No tengo un tipo."

"Por favor, te gustan los nerds igual que tú."

"Encuentro atracción en intelectualismo, pero no es el mismo a tener un tipo." El Beta se puso de pie para dirigirse al escritorio del fondo. Lo despojó de las sabanas en un parpadeo. Las notas, y los planos hechos por su padre, permanecían intactos. "De todas formas, como si importara. El Detective dejó claro que no… No importa."

Selina resopló por su nariz. "Ajá. Déjame decirte algo. Desde donde yo estaba parada… tú no eras el único temblando de las rodillas."

"Deberías prepararte para dormir. Tengo que irme, o Alfred vendrá a buscarme." No sería la primera ocasión. Bruce escapaba a la Mansión cuando se sentía en sus peores momentos, y Alfred lo había mantenido en secreto, todo este tiempo. Sin embargo, Bruce no quería meterlo en problemas con su madre. "Vendré mañana por la tarde."

Selina lo siguió hasta la puerta. En despedida, le susurró.

"Problemas, Bruce. Él, es problemas."

Bruce, todavía, no se consideró ahuyentado del concepto que hacía de Jim Gordon una realidad. Al contrario, con lo que había aprendido, estaba intrigado. Gordon había salvado a su padre. Le llenó de calor el pecho, el saberlo.

Tenía que ver al Detective, de nuevo.


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Fin de Parte 1.

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(¡) NdA (¡): Sí. Otra vez, yo. Con otro nuevo monstruo. Aquí vamos…