Buenas a todos. Hace unas semanas que empecé a jugar a este juego y sentí la necesidad de escribir mi propio fanfic. Todos los personajes pertenecen a ChinoMiko. No sé qué clasificación le daré, ya que aún no tengo muy claro como quiero desarrollar la historia. El que continúe o no depende de vuestro apoyo, así que si queréis seguir viendo cómo avanza, dadle a Favorito, seguidla y dejad una review dándome vuestra opinión.

Capítulo 1: Día de Presentación

"Buenas tardes señorita. Por favor, antes de tomar asiento, preséntese ante sus compañeros."

Abrí los ojos de par en par mientras sujetaba el respaldo de la silla. No me sorprendía que tuviera que presentarme, aunque una parte de mí confiaba en que eso había quedado en el pasado y que hoy en día los profesores preferían evitar entrar en esos temas. Me dirigí hacia la parte que me indicaba mi nuevo profesor mientras tomaba aire. Uno, dos, tres cuatro y cinco. Aguanto. Uno, dos y tres. Exhalo. Uno, dos, tres, cuatro y cinco. Miré a mis compañeros y sonreí.

"Soy Didi Esvel. Vengo del sur de Francia, de un pueblo cerca de los Pirineos. Hace un mes que me mudé aquí con mi tía mientras mis padres siguen viviendo en mi pueblo natal." Miré a mi público. No sé qué más decir. Tampoco es que quiera desvelar todos mis datos. Mi mirada se desvía a mi joven profesor. Sus ojos oscuros esperan que continúe mi presentación, pero mi mirada le indica que es el final.

"Muchísimas gracias señorita. Por favor, tome asiento."

Vuelvo a dirigirme hacia mi silla. No me atrevía a mirar a ninguno de mis compañeros a la cara. Al lado mía, una chica con una larga y blanca melena me sonríe mientras mastica un chicle. Le devolví la sonrisa educadamente acompañado de un hola.

"Me llamo Rosalya."

"Soy Didi." No entiendo por qué he vuelto a repetirlo. Evidentemente la chica ha estado en clase junto a los demás.

Nuestro profesor nos llama la atención y comenzamos la clase de literatura. La lección primera trataba de repasar conceptos asimilados el año pasado. No tenía por qué prestarle demasiada atención. Normalmente esos temas no suelen ser importantes. Me dediqué a observar a mis nuevos compañeros. La verdad es que no era un grupo numeroso. Había un grupo de chicas hablando entre ellas al lado mía. Parecen simpáticas. Me miraron muy serias y yo les respondí con una sonrisa. Sus muecas me hicieron pensar que no les había agradado mucho. Pasé a observar a un chico rubio, que tomaba varias notas. Detrás de él había una muchacha de ojos claros que no le quitaba ojo de encima. Su cara demostraba sus sentimientos hacia el muchacho. A su lado, una pelirroja atendía a nuestro profesor. Parece simpática, pero ya no me fío de mi criterio con esta gente. Mi profesor era un hombre moreno y bastante joven. Diría que recién terminado su máster. Creo recordar que se llamaba Farrés. Me lo encontré antes de entrar en clase y me ofreció su ayuda si necesitaba ponerme al día con la asignatura.

Alguien me tocó el hombro y me giré a la defensiva. Mi compañera Rosalya me observaba con sus preciosos ojos color miel y una sonrisa.

"¿Me has escuchado?"

"Lo siento, estaba un poco distraída." Reconozco sonrojándome.

"No te preocupes. Te estaba preguntando cuál era tu próxima clase." Saqué de mi carpeta un folio con mi horario.

"Matemáticas en el aula B."

"Está al fondo del pasillo. No tiene pérdida." Me levanté y cojí mi bandolera dispuesta a irme corriendo. "Pero tranquila mujer. Entre clase y clase hacemos un descanso de quince minutos. Tienes tiempo de sobra para llegar allí." Me dijo sonriendo mientras me acompaña al pasillo.

Junto a nosotras salió un montón de gente más. Ví salir al chico rubio seguido de la chica de los ojos claros hablando animadamente. A continuación, salieron las tres chicas que estaban a mi lado. No dudaron en repasarme de arriba abajo descaradamente mientras lo único que yo podía hacer era observar su reacción. Una mano se apoyó en mi hombro.

"Son Ámber y sus secuaces. Intenta no estar con ella más tiempo del necesario." Me informó Rosalya.

"Eres muy amable." Respondí con total sinceridad y recibí de Rosalya una gran sonrisa. "Lo agradezco de verdad."

"¡Hola!" Era la chica pelirroja. "Soy Iris."

"Iris." Intervino Rosalya. "Tu también tienes matemáticas, ¿verdad?"

Miré a Rosalya con asombro. Realmente me sorprendía que alguien fuera tan amable conmigo sin buscar algo a cambio. Iris, efectivamente, tiene matemáticas, pero yo estaba en un nivel más avanzado que ella así que tenía que apañármelas yo sola.

Siguiendo las indicaciones de Rosalya llegué al final del pasillo y me encontré con unas escaleras y un montón de taquillas. Dudosa, miré por las escaleras. Dudo que sea en la planta superior, ya que solo me han dicho que está al final del pasillo. Tal vez tenga que bajar. Mientras lo hacía, un olor desagradable se iba intensificando. Tabaco… Me di media vuelta antes si quiera de llegar a la puerta.

"Disculpa Didi." Era el chico rubio. "Soy Nathaniel, el delegado principal." Lo miré extrañada. Creo que se dio cuenta porque se acarició la parte trasera de la cabeza. "Necesito que me acompañes a la sala de delegados."

"¿Sucede algo?" Pregunté extrañada. "Porque tengo justo ahora una clase y…" No me dejó terminar y me interrumpió. No me gustó eso.

"Hay un problema con tu inscripción. Acompáñame, por favor."

Seguí a Nathaniel por el pasillo. Muy amablemente me indicó el aula B. Mientras caminaba a su lado, tuve la oportunidad de observarlo. Sus ojos color miel miraban con serenidad todo a su alrededor. Era un muchacho alto muy bien vestido con su camisa y corbata, así como unos pantalones claros. No creo que eso sea cómodo para ir por el instituto todo el día.

Llegamos a una habitación en la que había una gran mesa con numerosas sillas a su alrededor. Nathaniel se dirigió a un montón de papeles que estaban a un lado y comenzó a buscar entre ellos. Mientras, miré con curiosidad la habitación.

"Es la sala de delegados." Me informó Nathaniel. Se debió de dar cuenta de mi curiosidad. "Aquí es donde nos reunimos todos los delegados de los cursos y debatimos acerca de temas escolares." Asentí mientras seguía mirando la habitación. "Efectivamente." La voz de Nathaniel hizo que volviera a centrar en él mi atención. "No has cumplimentado tu inscripción. Te falta una foto carnet y un formulario, así como pagar la tasa."

Tras un momento de discusión en el que tuve que insistir en que buscara mi formulario, salí de la sala de delegados dispuesta a mirar en mi taquilla por si acaso se había traspapelado. Sin embargo, en lugar de ir directamente, decidí observar el instituto en ese momento. Estaría más tranquilo ya que todos estaban en clases, y si algún profesor preguntaba, simplemente podía decir que estaba arreglando papeleo.

Salí al patio del instituto. Era muy diferente al de mi antiguo instituto. Este tenía bancos en los que sentarse, una fuente central, árboles y jardines en los que sentarse a pasar el rato. Paseándome, observé una figura solitaria sentada en un banco. Decidí acercarme con paso decidido, aunque al ver de cerca a la persona me arrepentí. No podía salir corriendo porque clavó sus ojos grises en mí.

"Hola." Saludé con voz dudosa. "Soy Didi." Dije más decididamente. Mi compañero me observaba en silencio mientras yo esperaba una respuesta. Me empecé a balancear hacia delante y atrás con nerviosismo.

"Castiel." Respondió finalmente. Mientras esperaba a que la conversación siguiera, lo observé con detenimiento. Era un muchacho pelirrojo con unos ojos que te embelesaban. Vestía bastante discreto, con unos vaqueros negros y una camiseta de, espera un momento.

"¿Son los Winged Skull?" Pregunté sorprendida. No pensaba encontrarme con alguien que también fuera fan de este grupo.

"¿Los conoces?" Por una fracción de segundo, Castiel parecía sorprendido.

"Si. Bueno." Decidí rectificar. "Conozco algunas de sus canciones más populares." Miré al chico esperando contestación alguna. Su semblante era serio. Creo que no está de buen humor.

"Es bueno saber que hay alguien que sabe apreciar la buena música." Contestó finalmente con una sonrisa en sus labios. "Creo que andan buscándote." Dijo mientras señalaba con su barbilla al instituto. A lo lejos pude observar a Nathaniel con una carpeta en la mano mirándonos. "Buena suerte, novata."

Di por terminada la conversación y me dirigí hacia Nathaniel. Había encontrado todo lo que me estaba pidiendo, incluida la fotografía. Solo me faltaba pagar las tasas. Mientras me informaba, lo notaba más seco y cortante que antes. A su vez, no podía dejar de sentirme observada por el chico del patio.

Cuando terminé con Nathaniel, pensaba dirigirme a mi clase, pero volvió a sonar el timbre y todo el pasillo se llenó de gente. Desconcertada, busqué a Rosalya, pero la vi correr en dirección a la calle. ¿Ya había terminado todo?

"Didi, ¿vienes?" Era Iris. Me estaba esperando junto a tres chicas más. Entre ellas estaba la muchacha de los ojos claros, que se llamaba Melody. También había una chica de color, cuyo nombre era Kim, y otra muy modosita con el pelo violeta que, casualmente, se llamaba Violeta. Juntas fuimos a comer al comedor del instituto.

"¿Dónde está Rosalya?" Pregunté.

"Ha ido a ver a su novio." Me contestó Kim. Por lo visto, Rosalya salía con un chico mayor que ella que no iba al instituto, por eso aprovechaban estos momentos para verse.

Con la mirada revisé todo el comedor. En una mesa estaba Ámber y, como Rosalya las había llamado, sus secuaces. Se unió una muchacha más pequeña y bastante mona. Sin embargo, en todo el comedor consigo ver a Castiel o a Nathaniel.

"¿Buscas a alguien?" Me preguntó Melody curiosa.

"No." Respondí rápidamente. Melody me miraba extrañada, pero decidió no indagar más en la conversación.

"¿Y dinos, Didi, qué tal matemáticas?" Preguntó Iris por cambiar de conversación.

"La verdad es que no sabría decirte. Al principio me he perdido siguiendo las indicaciones de Rosalya." Reí junto a mis compañeras. "Y luego he tenido que ir con Nathaniel a solucionar ciertos problemas con mi inscripción." Observé como Melody se quedaba callada mirándome con unos ojos brillantes. Efectivamente, esta chica tenía algo con Nathaniel.

"¿Y qué te parece?" Melody me preguntaba a mí, pero no me miraba a la cara.

"¿Nathaniel? No sé, es pronto para hablar." Contesté. Tenía que ser cautelosa. Melody me miraba de refilón seria.

Seguimos hablando mientras almorzábamos. Varios compañeros pasaban por mi lado y me miraban descaradamente.

"Iris." Llamé a mi compañera. "¿Por qué me miran todos?"

"Oh, porque eres la novedad. Además, llamas la atención con tu estilo." Me confesó Iris sonriendo.

En un momento antes de entrar a clase, me dirigí a los lavabos. Observé en un espejo mi imagen. Tampoco es que sea tan notoria. Mi pelo está bien peinado, corto por detrás y un poco más largo por delante. Dudo que sea eso lo que llame la atención. En cuanto a mi ropa, llevo unos vaqueros y una camiseta amarilla con el hombro caído. Son tonterías mías.

Me dispuse a salir cuando alguien tiró de mi brazo y me encierró en un cubículo del baño.

"¿Pero qué?" Grité extrañada.

"¡Aquí estás cariño!" Mi tía me sonrió. "¡Te he estado buscando todo el día!"

"¿Qué haces tú aquí?" Mi tía, con sus pintas excéntricas, había conseguido burlar la seguridad del instituto y se había colado aquí.

"He estado de compras y he visto este magnífico collar. No podía esperar a que llegaras a casa para dártelo, así que he decidido traértelo aquí." Miré a mi tía estupefacta. "Tranquila cielo, ya me voy." Sonrió mientras salía del baño. Intenté seguirla para que me de una explicación seria, pero había desaparecido. Jamás sabré cómo lo hace.


El final del día. Por fin. Salí del instituto y empiecé a caminar hacia mi casa. Llegué en poco tiempo tras cruzar el parque. Mi tía no estaba por casa. Me tumbé en mi cama y respiré. Uno, dos, tres, cuatro y cinco. Aguanto. Uno, dos y tres. Exhalo. Uno, dos, tres, cuatro y cinco. En mi cabeza repasé mi primer día en el instituto. El Sweet Amoris. Mi hogar durante los próximos dos años.

Repasé los nombres y las caras de cada uno de mis compañeros. Me detuve en Castiel. Me llamaba la atención. No en sentido romántico, pero me había resultado extraño verlo hoy cuando todos debían estar en clase.

Quiero remarcar que los primeros capítulos realmente no suelen ser muy sustanciosos, pero me sirve para saber si tenéis o no interés en que siga escribiendo la historia. Por ello, vuelvo a repetir, marcadla por favor como favorito, seguidla y dejad una review.