Oh, que es esto? Kira otra vez faltando a sus responsabilidades con otras historias para publicar otra?

Oh, bueno, al menos esta vez ya viene terminada

Quería darle a la guerra Revolucionaria estadounidense otra mirada. Y al mismo tiempo, quería trabajar un poco con Matthew como el hermano mayor :)


Revolution

¿Que no es el fin del mundo? Así se siente.

Parte I

Matthew se estaba tomando su tiempo para cenar. Frente a él, su hermano menor hablaba y hablaba, pero él no se molestaba ni en decirle que no hablara con la boca llena. Temía que si decía mucho, se notara su estado. No quería preocupar al niño de unos 10 años de apariencia, así que prefería limitarse a asentir y hacer pequeños comentarios aquí y haya.

Y si el niño era feliz comiendo con la boca atiborrada de comida, pues que lo hiciera por lo mucho que le importaba en esos momentos.

Cuando el otro no estaba mirando, se mordió el labio sintiendo que tenía dejar un poco de su preocupación salir. Se odiaba por no ser capaz de tener al menos una cena tranquila con su hermano, y aunque realmente estaba intentando pelear contra sus nervios, ya llevaba demasiadas semanas sosteniendo su máscara, y a esas horas, con lo poco que venía durmiendo, estaba demasiado cansado. Pensar en lo que pasaría en unos momentos y en los próximos días tampoco le ayudaba.

Se escucharon pasos bajando las escaleras y el murmullo del niño frenó para girarse a la puerta al mismo instante que él. Sin embargo, nadie entró, y pronto el niño volvió a seguir con lo que fuera que estaba hablando.
Arthur estaba parado en la habitación de al lado. Había estado en camino al comedor cuando decidió frenar un segundo. Y luego se hicieron dos, tres, ocho, y cuando se dió cuenta llevaba unos quince minutos allí parado, simplemente escuchando la conversación (unilateral) de los hermanos. Deseaba con todas sus fuerzas no tener que irse aún, no tener que dejar a sus niños (no importaba que Matthew ya aparentara unos 15 años, podría tener 40 y para él siempre sería su niño). Deseaba no tener que dejar al mayor a la deriba cargando con tremenda responsabilidad. Deseaba no saber que cuando cruzara esa puerta, iba a querer abrazar al menor como si fuera la última vez que lo fuera a ver.

Respiró y se puso en camino. Las colonias le daban la espalda y no notaron su aparición.

-Entonces, le dije-decía el menor gesticulando con su tenedor-que la próxima vez que perdiera su perro, podía decírmelo, porque bueno, técnicamente era una damisela en peligros, !y un héroe siempre ayuda a una damisela en peligro!

-Oh, eso es muy dulce de tu parte, Al.-respondió Matthew con una pequeña sonrisa, aunque sus ojos parecían estar en otro lado.

Alfred cerró la boca, se giró a mirar a su hermano y luego bajó la mirada, una pequeña sonrisa que parecía ser reprimida nació en la comisura de sus labios. El movimiento permitió a Arthur observar que el niño estaba sonrojado, y le hizo sonreír a él también. Era evidente a leguas que el pequeño Alfred tenía una especie de flechazo con Matthew. Para Arthur, era lo más adorable que nunca vio.

-Pero no son solo damiselas en peligro que los héroes tienen que ayudar, Alfred-comentó Arthur sorprendiendo a los hermanos.

-¡Por supuesto! ¡Un héroe está al servicio de su pueblo!

A pesar de su efusividad, Matthew observó como cuando Arthur se distrajo bajando su bolso al suelo, su hermano miró al piso con cierta tristeza.

-Oh, vamos, Alfred, no te pongas así, sabes que siempre vuelvo-dijo Arthur captando la escena-y no estarás solo, Matthew se quedará contigo en todo momento. Te agrada Matthew, ¿verdad?

-¡Si-i! ¡Claro que sí!-respondió el niño levantando la mirada de inmediato

-Perfecto. Estoy seguro que se la pasarán de maravilla juntos. No habrá profesores ni maestros de ningún tipo, solo tú y Matthew. Ha sido bastante desde que pasaron un buen tiempo como hermanos, les hará bien.

-¿Qué pasó con mis maestros?

-Oh, no me digas que los extrañas

-¡Eww, no! En especial no a Mr. Cribble, no sé ni que se supone debía aprender con él.

-Astronomía. Pero no vamos a discutir sobre tus inadecuados actitudes con Mr. Cribble ni ningún otro. No en este momento. Tus maestros y yo hemos decidido que te mereces un pequeño descanso, por eso haremos una pequeña pausa en tus estudios. No creo que eso suponga un problema para tí.

-¡Para nada!

-Muy bien. Ahora, Alfred, quiero que me prometas dos cosas-le dijo mientras se acercaba.

Alfred sentado de costado en la silla y con los pies colgando, se enderezó al instante demostrando que tenía toda la atención del inglés. Arthur apoyó una rodilla en el piso quedando a la altura del niño, puso una mano abierta cerca de su boca como si fuera a decir un secreto y se acercó a su oído. Le dio una pequeña mirada a Matthew antes de susurrar:

-Primero, que pase lo que pase, cuidarás de Matthew.

Alfred, cuyo sonrojo de antes aún no había terminado de disiparse, se puso rojo al instante, pero aún así asintió firmemente, el pequeño mechón que sobresalía de su cabellera meciéndose con el movimiento.

-Segundo-continuó Arthur alejándose y hablando con voz normal-que serás un buen niño y harás todo lo que tu hermano te diga. ¿Tengo tu palabra para esas dos cosas?

Alfred asintió dos veces. Matthew sonrió viendo el intercambio.

-Bueno, creo que puedo viajar tranquilo ahora-dijo Arthur levantándose-Oh, no, hay algo que me falta aún.

Los hermanos lo miraron expectantes.

-Ah, sí. Un abrazo. ¿Quien va a darme uno?

Alfred rió y de un salto fue a él con los brazos abiertos.

-Wow, cada días estás más fuerte, Alfred. No crezcas nada mientras yo no estoy, ¿sí? No quiero volver y encontrarme que ya eres más alto que yo.

-¡Lo intentaré!

Le dio un cálido apretón y lo dejó ir. Se giró a su otra colonial con una clara mirada que indicaba que esperaba un abrazo de él también. No tardó en recibirlo. El muchacho era de su misma altura, pero estaba seguro que cuando se diera cuenta ya lo habría pasado, igual que lo haría Alfred. Los dos parecían ser inagotables fuentes de crecimiento. Su preocupación de volver y ver a un Alfred más crecido era más real de lo que debería. Y con Matthew lo mismo.
El mayor de los hermanos tomó el bolso y dijo que lo llevaría a la puerta mientras él terminaba de despedirse. Arthur le dio un beso en la frente a el niño, le volvió a decir que fuera obediente, le recordó que pronto sería su hora de dormir y que no opusiera ni una resistencia a su hermano, le revolvió el pelo y lo mandó a levantar la mesa. La puerta de la casa estaba abierta, y Matthew lo esperaba allí con el bolso a un costado y la preocupación marcada en el rostro.

-Vamos, darling, no te pongas triste tú también.-dijo cerrando la puerta tras de él.

-Oh, lo siento-se sobresaltó Matthew cambiando su expresión a una neutra.-no es como si te estuvieras yendo a la guerra o algo así.

-Lo haces ver como si fuera el fin del mundo, Matthew.

-Desearía poder ir a ayudar. Quiero decir, por supuesto que me importa Alfred, pero bueno, aqui me quedo yo en la seguridad mientras el resto va a la guerra. Tan típico de mí.

-Eres tan duro contigo mismo, lad. De ninguna manera vas a ir a la guerra. Te necesito aquí, con Alfred. Él confía en tí, y sé que podrás manejarlo. Además no quiero que esté con algún extraño mientras todo este lío se desarrolla, necesita estar contenido, aún si no tiene idea de lo que está pasando. Desearía poder dejarles aunque sea algunos soldados para cuidarlos, pero bueno, al parecer soy el único que piensa así.

-Estamos en guerra. Todos los recursos tienen que estar en el campo de batalla, no en cuidar a dos niños.

-Los dos niños más importantes de todo el imperio en esta guerra, dear. Es imperante que bajo ningún concepto Alfred caiga en manos enemigas, quién sabe que podrían hacerle.

-Lo sé, lo sé. Puedes confiar que haré lo que sea por mantenerlo seguro, y tampoco creo que haya mucho de qué preocuparse. Estamos demasiado al norte y demasiado en medio de la nada como para temer que lo encuentren aquí.

Arthur apoyó una mano en el hombro del joven.

-Confío. Y tú tampoco tienes que caer en manos enemigas, Matthew. Si, Dios no lo permita pase, pero si llegara a pasar que los encuentran, que...esa bestia los encuentra, no quiero ninguna locura, ¿de acuerdo?

Matthew palideció más, si eso era posible.

-Los dos sabemos que puede pasar si nos atrapan. En especial si él lo hace. Va-a a matar a A-afred a-aquí mismo.

-No creo que desperdicie su trofeo de guerra tan fácilmente. Así que ninguna locura.

-Yes, sir.-respondió con desgano.

-Te veré cuando toda este pandemonium termine. Cuida a tu hermano, y cuídate.

-Estaremos bien.


Parte dos siendo cocinada en este momento!

Review, s'il vous plaît? :)